lunes, 12 de mayo de 2025

Romanos 10:11-15 Hermosos pies que anuncian buenas nuevas

 

Hermosos pies que anuncian buenas nuevas

Romanos 10:11-15

Objetivo: Valorar los hermosos pies que Dios ha dado a Su pueblo, para anunciar las buenas nuevas.

 

Versículos a memorizar: “porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.” Romanos 10:13

 

Introducción: Pablo viene de revelar su profundo anhelo por la salvación de Israel. Aunque reconoce que sus compatriotas tienen “celo de Dios”, este no está fundamentado en el verdadero conocimiento, sino en un esfuerzo humano por alcanzar justicia a través de la ley y tradiciones. Pablo contrasta la justicia basada en las obras con la que proviene de la fe en Cristo. Israel ignoró la justicia de Dios y buscó establecer la suya, sin someterse a la justicia provista por gracia mediante Cristo.

 

Pablo explica que el propósito de la ley es conducirnos a Cristo, quien es su cumplimiento. La ley no puede justificar al hombre caído; solo Cristo puede. El mensaje de salvación no requiere obras extraordinarias, pues la “palabra de fe” está cerca, en el corazón y en la boca. Esta palabra es el evangelio: confesar que Jesús es el Señor y creer en el corazón que Dios lo resucitó trae salvación.

 

La verdadera fe no es solo intelectual, sino una confianza sincera que produce confesión pública y una vida transformada. La fe justifica, y la confesión evidencia esa fe. Así, la salvación no es resultado de méritos humanos, sino del don soberano de Dios.

 

Desarrollo:

11 Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él (Cristo) creyere (confíe), no será avergonzado (defraudado).

Pablo vuelve a citar una promesa bíblica del Antiguo Testamento (ya lo hizo en Rom 9.33) que se encuentra en Isaías 28:16 por tanto, Jehová el Señor dice así: He aquí que yo he puesto en Sion por fundamento una piedra, piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable; el que creyere, no se apresure, la palabra ‘apresure’ viene de la palabra hebrea Strong 2363 <yāḥîsh>, que significa apresurarse, actuar precipitadamente, moverse con prisa, lo que está diciendo el profeta es que, quien ha creído en la piedra, no debe moverse impulsivamente, sin confianza ni reposo, como quien no tiene seguridad en lo que ha creído.

 

Pablo vuelve a hacer énfasis en creer, la palabra ‘creyere’ viene de la palabra griega Strong 4100 <pisteuō>, que significa confiar, depender, entregarse por completo.

 

Pablo está en el centro de su argumento sobre la justificación por la fe y no por obras (vv. 1–10). Presentó a Cristo como el cumplimiento de la Ley para justicia (v. 4) y se muestra que la salvación es mediante: creer de corazón (v. 10), confesar con la boca (v. 9) y confiar en Cristo (v. 11). Quienes depositan su fe en la obra de salvación de Cristo, no serán expuestos decepción en el día de juicio final. Es la misma cita que Pedro usa en 1 Pedro 2:6 Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; Y el que creyere en él, no será avergonzado.

 

12 Porque no hay diferencia (distinción) entre judío y griego (no judíos), pues el mismo que es Señor de todos, es rico (bueno, bendice abundantemente) para con todos los que le invocan (claman con fe, piden ayuda);

Porque no hay diferencia entre judío y griego. Pablo repite lo que ya había declarado en Romanos 3:22-23 22la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, 23por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, ya que la justificación no se basa en etnia, cultura, ni en historia religiosa, porque todos tienen la misma necesidad.

 

Pues el mismo que es Señor de todos. La palabra ‘Señor’ viene de la palabra griega Strong 2962 <Kyrios> [se pronuncia Kúrios] que significa, Señor, dueño, amo, soberano. La fe en Jesús como Señor es necesaria tanto para judíos como para gentiles. La salvación es común a todos los pueblos, porque Cristo es Señor no de una sola nación, sino de todo el mundo.

 

Es rico para con todos los que le invocan. La palabra ‘rico’ viene de la palabra griega Strong 4145 <plousios>, que significa abundante, generoso, lleno de recursos. Cristo no hace acepción de personas (Hech. 10:34), es rico para con todos los que le invocan. Es rico en gracia (Ef. 1:7), misericordia (Ef. 2:4), sabiduría (Rom. 11:33), y tiene todo el poder para salvar, como dice Hebreos 7:25 por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.

 

13 porque todo aquel que invocare (clame con fe) el nombre del Señor, será salvo.

Pablo cita Joel 2:32 Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová, y entre el remanente al cual él habrá llamado, este remanente es el grupo de creyentes de entre judíos y gentiles, a los cuales Dios les ha hecho un llamado eficaz, como dijo Pablo en Romanos 8:30  Y a los que predestinó, a estos también llamó; y a los que llamó, a estos también justificó; y a los que justificó, a estos también glorificó.

Porque todo aquel. Joel ya profetizaba 800 años antes de Cristo que la salvación sería ofrecida a todo aquel que invoque Su nombre, no solo a Israel, sino a judíos y a gentiles; hombres, mujeres, ricos, pobres a todos.

 

Que invocare. La palabra ‘invocare’ viene de la palabra griega Strong 1941 <epikaleó>, que significa llamar con urgencia, clamar pidiendo ayuda, lo que implica que no es un acto superficial, sino una expresión de fe y desesperación genuina.

 

El nombre del Señor, será salvo. Pablo aplica esta promesa del AT a Cristo, reconociendo que Jesús es el Señor (Kurios), equivalente a Yahveh del Antiguo Testamento.

 

La palabra ‘nombre’, viene de la palabra griega Strong 3686 <onoma>, que implica carácter, autoridad y persona, por lo que invocar Su nombre significa reconocer Su señorío, autoridad y poder para salvar, de la misma manera que Pedro lo mencionó en su predicación en Pentecostés citando el mismo pasaje de Joel 2:32, como se muestra en Hechos 2:21 Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.

 

14 ¿Cómo, pues, invocarán (reconocer) a aquel en el cual no han creído (confiado)? ¿Y cómo creerán (confiarán) en aquel de quien no han oído (oído hablar)? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique (anuncie el mensaje)?

Pablo procede a mostrar el proceso necesario paso a paso para que una persona pueda invocar al Señor para salvación.

 

¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? Para invocar el nombre del Señor, se necesita fe (confianza absoluta en Cristo), como dice Hebreos 11:6 Sin fe es imposible agradar a Dios, pero esta fe no surge espontáneamente del corazón humano; es un regalo de Dios, dado por gracia para podamos creer en Cristo, así lo afirma Efesios 2:8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios.

 

La lógica es clara: quien no cree en Jesús permanece bajo condenación, como dice Juan 3:18b …El que no cree en el Hijo ya ha sido condenado, y para creer en Jesús como Salvador, es necesario primero verse como pecador, y luego reconocer que Jesucristo es el único que puede quitar el pecado; de no ser así, la persona está incapacitada para clamar (invocar) a Jesús como su Salvador.

 

¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? Para creer, es necesario escuchar con claridad el evangelio de Cristo; no acerca de una religión, o de una iglesia, o de un pastor, o un sistema moral, sino sobre la persona y la obra de Jesucristo. Como dijo Pedro en Hechos 4:12 No hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.

 

La lógica es clara: no se puede poner la confianza en Aquel a quien no se conoce.

 

¿Y cómo oirán sin haber quién les predique? Para oír el evangelio de Cristo, es necesario que alguien lo anuncie. La palabra ‘predique’ viene de la palabra griega Strong 2782 <kérussó>, que significa proclamar como un heraldo. El heraldo o predicador no es el autor del mensaje, sino el mensajero fiel de las palabras del Rey. No se trata de dar opiniones personales ni de presentar filosofías humanas, incluso aquellas que se disfrazan de cristianismo, sino de anunciar con fidelidad el evangelio de Cristo, como declara 1 Corintios 1:21b … agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación.

 

Resumen: Para invocar al Señor, es necesario creer en Él; para creer, es necesario oír de Él; y para oír, es necesario que alguien proclame el mensaje.

 

15 ¿Y cómo predicarán (anunciarán el mensaje) si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies (la llegada) de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas (noticias)!

Pablo hora agrega un último eslabón; el de ser enviados, lo que implica que la predicación fiel del evangelio requiere de un envío divino, no se trata simplemente de hablar por hablar, sino de una comisión con autoridad del cielo.

 

¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? La palabra ‘enviados’ viene del verbo ‘enviar’ de la palabra griega Strong 649 <apostéllō>, que donde viene la palabra “apóstol”, que significa alguien comisionado con autoridad para representar a otro, uno enviado oficialmente, y eso lo que somos nosotros, somos embajadores, como dice 2 Corintios 5:20 Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios, aquellos que representan oficialmente a un rey o a una autoridad mayor. Jesús es la autoridad que nos envía, como lo dijo en Juan 20:21b Como me envió el Padre, así también yo os envío.

 

Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! Pablo cita Isaías 52:7 ¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas (noticias de victoria), del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: Tu Dios reina! (Tu Dios sigue reinando), es un texto profético que hablaba del mensajero que traía noticias de liberación para Israel. Pablo aplica esa imagen al mensajero del evangelio, que anuncia la paz espiritual y la reconciliación con Dios. Esto significa que cada creyente que proclama el evangelio está cumpliendo esta profecía.

 

Los pies de los enviados son hermosos, no por estética, sino por su valor y propósito, ya que representan el esfuerzo, el movimiento, la obediencia de ir donde Dios nos manda. Aquí no se está exaltando la figura humana del predicador, sino la belleza del mensaje y la obediencia del que lo lleva.

 

Aplicación Práctica: Todos somos responsables de predicar el evangelio, no solo los pastores, ya que esa fue la comisión que Jesús nos dejó en Mateo 28:19a Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, y, además, todos los que hemos recibido al Espíritu Santo nos convertimos en testigos de Cristo, como dice Hechos 1:8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. Por lo tanto, debemos hablar del evangelio con claridad y pasión, sabiendo que Dios ha puesto Su Palabra en nuestras vidas para que otros puedan conocerle a través de nosotros.

 

 

Exhortación final de Hebreos 13:13-16

13 Salgamos, pues, a él, fuera del campamento, llevando su vituperio (vergüenza, deshonra);

Salgamos, pues, a él. El escritor de Hebreos nos invita a identificarnos activamente con Cristo, como Él se identificó con nosotros.

 

Fuera del campamento. El campamento se refiere a al judaísmo institucional, que había rechazado a Jesús y al Cristianismo. A pesar de que estos cristianos con orígenes judíos fueron enseñados a considerar a todo lo que esté fuera del campamento como inmundo, ellos deben seguir a Jesús hasta allí, la misma invitación se puede extender a salir de las 4 paredes de la Iglesia y seguir a Jesús en las calles, en los parques, en las cárceles, en las escuelas, en los trabajos, etc.

 

Llevando su vituperio. Vituperio significa vergüenza, deshonra, burla. El verdadero discípulo está dispuesto a ser excluido y despreciado, si eso significa permanecer fiel a Jesús. Seguirle no es cómodo, pero es glorioso.

 

14 porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos la por venir (futura).

Porque no tenemos aquí ciudad permanente. La difícil tarea de llevar su vituperio es más sencilla cuando recordamos que la ciudad o la sociedad de la que somos rechazados es solamente temporal, es inestable y siempre está insatisfecha. Debemos vivir como peregrinos y extranjeros, no atándonos a las cosas de este mundo

 

Sino que buscamos la por venir. El cristiano no pone raíces en el presente, sino que espera la ciudad celestial, la cual se refiere a la Nueva Jerusalén (Heb. 11:10; Ap. 21:2) donde Dios mora con Su pueblo.

 

15 Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre.

Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza. Debido a que sí tenemos un altar (la cruz) y tenemos un Sumo Sacerdote (Jesús), siempre deberíamos ofrecer sacrificios. Pero no son los sacrificios de sangres de animales del Antiguo Pacto, sino el sacrificio de alabanza, el fruto de labios que confiesen su nombre, cuando con nuestras palabras glorificamos y exaltamos a Dios; cuando cantamos lo hacemos, cuando agradecemos a Dios lo hacemos, pero sobre todo cuando compartimos el evangelio, eso es el fruto de nuestros labios que confiesan Su nombre, y su nombre es Jesús.

 

16 Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios.

La alabanza como fruto de nuestros labios, no es el único sacrificio que agrada a Dios, también ofrecemos sacrificio agradable a Dios cuando nos acordamos de hacer bien y de la ayuda mutua, que es compartir con otros en necesidad, especialmente a los hermanos en la fe como dice Gálatas 6:20 Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe, de lo cual no debemos olvidarnos.

 

Aplicación Práctica: Valorar los hermosos pies que Dios ha dado a Su pueblo, para anunciar las buenas nuevas.

 

 

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