Siervos de la Justicia Romanos 6:15-23
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Versículo para atesorar: Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. Romanos 6:23
Introducción: Pablo destacó la transformación que ocurre en la vida de los creyentes mediante la gracia de Dios, explicando que la gracia no puede usarse como excusa para continuar pecando, afirmando que aquellos que hemos muerto al pecado, ya no podemos en seguir viviendo en él. Explicó cómo los cristianos estamos unidos a Cristo en Su muerte y resurrección, simbolizado a través del bautismo; eso implica que nuestra antigua naturaleza pecaminosa ha sido crucificada con Cristo, permitiéndonos a los creyentes vivir una nueva vida dirigida por el Espíritu Santo.
Pablo utilizó analogías como la sepultura y la resurrección para ilustrar que los creyentes hemos dejado atrás nuestra antigua vida y ahora estamos llamados a caminar en justicia. Aunque el pecado ya no tiene dominio absoluto sobre los cristianos, debemos resistir sus influencias y entregar nuestros cuerpos como instrumentos de justicia para glorificar a Dios.
Pablo también mostró la responsabilidad activa de los creyentes de considerar nuestra nueva identidad en Cristo, viviendo para agradar a Dios en lugar de ceder a los deseos pecaminosos; la gracia de Dios no solo nos libera del pecado, sino que nos capacita para vivir en santidad. Bajo esta gracia, los creyentes ya no estamos sujetos a la condenación de la ley, sino que disfrutamos de una comunión restaurada con Dios.
En conclusión, fuimos llamados a disfrutar de esta nueva vida en Cristo, reflejando Su carácter y sirviendo a la justicia, en lugar de al pecado.
Pablo ahora pasará a enfatizar su enseñanza con dos ilustraciones, la de la esclavitud (Rom. 6:15-23), y la del matrimonio (Rom. 7:1-6)
Desarrollo:
Vs. 15-16. No somos autónomos
15 ¿Qué, pues (significa)? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo (sujeto a) la ley, sino bajo (sujeto a) la gracia? En ninguna manera (¡Claro que no!).
Pablo se vuelve a anticipar con una pregunta retórica a una posible malinterpretación que sus lectores le pudieran dar a la doctrina de la gracia, ya que acaba de escribir que los creyentes ya no están bajo la ley, sino bajo la gracia (Rom. 6:14), y quizá alguien se preguntaría algo como ¿si no estamos ya bajo la ley, podemos pecar libremente? Pregunta que el mismo contesta de una manera negativa y contundente. La gracia no debe ser malinterpretada como permiso para pecar, sino que la gracia es la que transforma al creyente, liberándolo del dominio del pecado y capacitándolo para vivir en obediencia.
16 ¿No sabéis (se dan cuenta) que si os sometéis (entregan) a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para (llevarlos a la) muerte, o sea de la obediencia para (vivir en la) justicia?
Pablo enfatiza la relación entre la obediencia y la esclavitud espiritual. Cada ser humano está sometido voluntariamente, ya sea al pecado o a Dios; no existe una posición neutral.
En el contexto romano del primer siglo había diferentes formas de esclavitud, existía la esclavitud forzada que era la más común, aquella que provenía de tomar prisioneros de las guerras ganadas y convertirlos en esclavos, no tenían derechos y eran propiedad absoluta de sus dueños. Pero también estaba la esclavitud voluntaria (llamada por deuda o por contrato, que es a la que se refiere Pablo en su analogía, que era cuando algunas personas debido a la pobreza extrema, o a deudas que habían adquirido, se ofrecían voluntariamente como esclavos a cambio de sustento y protección. Era una especie de contrato de servidumbre, donde un individuo se entregaba completamente a un amo para obedecerle en todo en total sumisión, perdía su libertad a cambio de recibir provisión y estabilidad económica, en algunos casos, incluso ser liberados después de un tiempo).
Esa es la figura que Pablo usa para describir la relación entre el creyente y la obediencia. Quien se entrega voluntariamente en la condición de esclavo a un dueño, está obligado a servirle desde esa condición a quien eligió como amo, y no puede obedecer a otro amo, por eso no se puede obedecer a Dios y al pecado al mismo tiempo.
Nuestras decisiones diarias reflejan a quién estamos obedeciendo, y por consiguiente reflejan nuestra verdadera condición espiritual: si estamos obedeciendo al pecado como nuestro dueño, cuyo fin es la muerte (separación de Dios), o estamos obedeciendo a Dios, cuyo propósito es la justicia.
Este mismo principio también lo enseñó Jesús en Juan 8:34 Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado.
Vs. 17-18. Obedecemos de corazón la “forma de doctrina a la que fuimos entregados
17 Pero gracias a Dios, que aunque (antes) erais esclavos del pecado, habéis (ya han) obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados (a la enseñanza que han recibido);
Pablo da gracias a Dios, atribuyendo completamente a Él y no a ningún mérito humano, la transformación espiritual que los creyentes hemos experimentado al pasar de la esclavitud al pecado, que nos tenía separados de Dios y con una vida en ruinas, a la obediencia de corazón; es decir, de una forma genuina, a la doctrina (enseñanza) del evangelio, a la obra redentora de Dios, refiriéndose a la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo como dice 1 Corintios 15:3-4 3Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; 4y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras, doctrina a la cual “fuimos entregados”, esa frase viene de una sola palabra en griego, la Strong 3860 <paredothēte> que significa "entregar", "confiar" o "poner en manos de", y que implica para los creyentes fue un acto pasivo; es decir, que no fueron ellos quienes se entregaron, sino que Dios toma la iniciativa y, en Su gracia, los "entregó" o los confió a una nueva manera de vivir, moldeada por la enseñanza de Cristo.
18 y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos (esclavos) de la justicia (vida justa).
Antes de Cristo, los creyentes estamos "entregados" al pecado como sus esclavos (Rom. 6:6), dominados por nuestros deseos pecaminosos, pero ahora, Dios nos ha trasladado de ese dominio al reino de Cristo (Col. 1:13), confiándonos (entregándonos) a la doctrina (enseñanza) que transforma nuestras vidas y que nos da libertad del pecado como Jesús dijo en Juan 8:36 Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres, pero esa libertad no es para vivir según la carne, sino para convertirnos en siervos (esclavos) de la justicia; es decir, someter la vida, las decisiones y los deseos a lo que es recto y agradable a Dios, es la misma idea que enseño Pablo a la Iglesia de Galacia en Gálatas 5:13 Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros.
V. 19. Presentamos nuestros miembros para servir a la justicia
19 Hablo como humano (en términos humanos), por vuestra humana debilidad (naturaleza humana); que así como para iniquidad (maldad) presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia (impureza, desenfreno) y a la iniquidad (maldad), así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia (vida santa).
Hablo como humano, por vuestra humana debilidad. Pablo reconoce que creyentes tenemos dificultad para comprender conceptos espirituales profundos, y fue debido a eso que uso la ilustración basada en la esclavitud, que era un concepto familiar en Roma.
Que así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia.
Pablo describe la vida anterior de todos creyentes, cuando vivíamos en pecado y presentábamos (poníamos a disposición en forma voluntaria) nuestros cuerpos para servir a la iniquidad e inmundicia, que representan la degradación moral que caracterizaba muestra vida sin Dios, y dice que ahora, de la misma manera, pongamos voluntariamente a disposición nuestros cuerpos pero ahora para servir en santidad a la justicia; es decir, a nuestra nueva vida en Cristo, que debe estar caracterizada por una obediencia activa a Dios, como dirá más adelante en Romanos 12:1 Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.
Vs. 20-23. Tenemos como fruto la santificación
20 Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia (de hacer lo correcto).
Pablo continúa con la analogía de la esclavitud espiritual para mostrar la condición pasada que teníamos los creyentes antes de conocer a Cristo, explicando que, antes de la salvación, los creyentes éramos esclavos del pecado, estábamos completamente sometidos a él como nuestro amo y, por lo tanto, no podíamos vivir en justicia, la frase “erais libres acerca de la justicia” significa que no teníamos relación con la justicia de Dios; es decir, que en nuestra condición de esclavos del pecado, no podíamos obedecer a Dios ni producir frutos de justicia. En otras palabras, antes de conocer a Cristo, los creyentes no teníamos opción, solo la de pecar, como dice Romanos 8:7 Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden.
21 ¿Pero qué fruto (provecho) teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte (condenación eterna).
Pablo nos exhorta a reflexionar sobre cómo era nuestra vida antes de conocer a Cristo, y como el pecado no produce frutos buenos, sino vergüenza, sufrimiento y, aunque a nosotros nuestra vida nos parecía “buena” en última instancia, solo nos llevaría a la muerte (separación de Dios), como dice Proverbios 16:25 Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte.
Para los que ahora estamos Cristo, vemos nuestra vida pasada con vergüenza por las cosas que hicimos en desobediencia a Dios, pero esa vergüenza no es para condenación, sino para recordar que esa vida ya no nos pertenece, ya que fue de la que nos arrepentimos y de la que el Señor nos rescató.
22 Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos (esclavos) de Dios, tenéis por vuestro fruto (algo provechoso) la santificación, y como fin (resultado), la vida eterna.
Pablo contrasta la vida anterior de esclavitud al pecado que vivíamos con la nueva vida de libertad en Dios que tenemos ahora, y enfatiza que en esta nueva vida hay tres realidades:
Libertad del pecado. La frase "mas ahora" indica el cambio radical de nuestra condición después de la salvación. "Libertados del pecado" no significa que nunca pecaremos, sino que el pecado ya no tiene dominio absoluto sobre nuestra vida. Debemos también recordar que esta libertad viene únicamente por la obra de Cristo en la cruz.
Servicio a Dios. La palabra “siervos” viene de la griega Strong 1401 <doulos>, que significa esclavo o siervo, aquel que es completamente entregado a su amo. En contraste con la esclavitud al pecado, ahora los creyentes somos siervos voluntarios de Dios, lo cual debemos considerarlo como es un honor (un privilegio). Recordemos que todo ser humano es siervo de alguien: del pecado o de Dios.
El fruto de la santificación. El fruto es evidencia de una vida transformada. Así como un árbol da fruto según su naturaleza, los creyentes deben dar frutos de justicia. La palabra "Santificación" viene de la palabra griega Strong38 <hagiasmos> que significa "ser apartado”, y en el contexto se entendiendo que es “ser apartado para Dios" y es un proceso continuo en la vida del cristiano. No olvidemos que la santificación es el resultado de estar en Cristo y caminar en el Espíritu. El fin de la santificación es la vida eterna, “fin” aquí significa "meta o destino final", lo que indica que el camino de la santificación nos lleva a la gloria eterna con nuestro Dios.
23 Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva (regalo) de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
Porque la paga del pecado es muerte. La palabra “paga” viene de la palabra griega Strong 3800 <opsōnion> que significa salario o compensación, lo que indica que la muerte es el pago justo por el pecado, así como un trabajador recibe su salario por su labor, el pecado tiene un costo y su resultado final es la muerte, y no es solo la muerte física, sino sobre todo la espiritual y eterna, separando al pecador de Dios, fue lo que Dios le dijo a Adán desde el principio en Génesis 2:17 mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.
Mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. La palabra "Dádiva" viene del griego String 5486 <charisma>, que significa un regalo gratuito que no se puede ganar; mientras que la muerte es el salario ganado por el pecado, la vida eterna es un regalo inmerecido de parte de nuestro Dios, y que solo se encuentra en Cristo, ya que no hay otro camino para ser salvo, como Él mismo dijo en Juan 14:6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
Conclusión: Conocer la evidencia FUNDAMENTAL de quienes han muerto al pecado y tienen VIDA ETERNA.
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