La Roca de los Gentiles Romanos 9:25-33 |
Versículo a memorizar: “Como está escrito: He aquí pongo en Sion piedra de tropiezo y roca de caída; Y el que creyere en él, no será avergonzado.” Romanos 9:33
Introducción: Pablo viene de enseñar la soberanía absoluta de Dios en la salvación, mostrando que Él elige a quienes quiere salvar y endurece a quienes deja en su pecado, sin ser injusto. Todo ser humano merece condenación (Rom. 3:10-12, 3:23), pero Dios muestra misericordia soberanamente (Éx. 33:19). La salvación no depende del deseo ni del esfuerzo humano, sino exclusivamente de Dios (Rom. 9:16).
Anticipando objeciones, Pablo pregunta: “¿Por qué inculpa Dios?” (Rom. 9:19). Esta pregunta refleja una actitud rebelde que ignora que el hombre peca voluntariamente y es responsable. Nadie puede resistir la voluntad de Dios, pero esto no exime al hombre de su culpa (Rom. 1:18-20).
Pablo ilustra esta verdad con la metáfora del alfarero y el barro: el Creador tiene autoridad absoluta sobre Su creación (Is. 29:16, Jer. 18:6). Dios forma vasos de honra (para propósitos santos) y vasos de deshonra (para usos comunes), mostrando Su justicia y Su misericordia (Rom. 9:21).
Dios soporta con paciencia a los vasos de ira preparados para destrucción, para mostrar Su ira y poder, y para resaltar las riquezas de Su gloria en los vasos de misericordia, que Él preparó de antemano para gloria (Rom. 9:22-23). Finalmente, Pablo identificó a los creyentes, tanto judíos como gentiles, como estos vasos de misericordia llamados eficazmente por Dios (Rom. 9:24).
Ahora Pablo, con la misma idea de que la salvación no está limitada solo a los judíos, sino que Dios, soberanamente, también ha llamado a los gentiles a formar parte de Su pueblo, gente que los judíos pensaban que estaban fuera del pacto. Para probar su punto, Pablo cita cuatro pasajes del Antiguo Testamento, dos del profeta Oseas y dos del profeta Isaías.
Desarrollo:
Vv. 25-26. Profecía de Oseas
25 Como también en Oseas dice: Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo, Y a la no amada, amada.
Pablo cita Oseas 2:23 y Oseas 1:10.
Contexto del Antiguo Testamento: Después del rey Salomón, el pueblo de Israel se dividió: diez tribus quedaron al norte (conocida como la casa de Israel) y dos tribus al sur (conocida como la casa de Judá). Ninguno de los reyes del norte consideró a Dios, por lo que el Señor envió profetas como Oseas. Amós, Elías y Eliseo para advertirles que, si no se arrepentían, permitiría que el Imperio Asirio los conquistara.
Esa conquista ocurrió en el año 722 a.C. (2 Rey. 17-5-6). Las diez tribus fueron dispersadas a diferentes regiones el imperio Asirio, y no regresaron como nación organizada, por lo que son conocidas históricamente como "las diez tribus perdidas de Israel". Muchos de ellos fueron asimilados (mezclados) entre las naciones paganas (Asiria aplicaba una política de deportación y repoblación para destruir identidades nacionales). Otros descendientes mezclados fueron los que más tarde en parte dieron origen a los samaritanos, quienes eran despreciados por los judíos en tiempos de Jesús (Jn. 4:9).
Dios, para mostrarle al pueblo su extravío, manda al profeta Oseas casarse con una mujer infiel (Gomer), como símbolo de la infidelidad espiritual de Israel, haciendo que Oseas viva en carne propia la humillación de un esposo traicionado.
Gomer tiene un hijo al que llaman Jezreel (Os. 1:14), quien era hijo de Oseas, pero después Gomer tiene una hija y un hijo que probablemente no fueran hijos de Oseas, sino de su adulterio; estos hijos reciben de parte de Dios nombres simbólicos:
Lo-ruhama (לא רוחמה, hebreo, Strong H3819) = "No compadecida", "No amada".
Lo-ammi (לא עמי, hebreo, Strong H3818) = "No es mi pueblo".
Estos nombres declaraban juicio: Israel (las 10 tribus del norte) había quebrado el pacto y, por lo tanto, había perdido su estatus de pueblo especial de Dios.
Como también en Oseas dice: Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo, Y a la no amada, amada. Sin embargo, Dios promete restauración en Oseas 2:23 Y la sembraré para mí en la tierra, y tendré misericordia de Lo-ruhama; y diré a Lo-ammi: Tú eres pueblo mío, y él dirá: Dios mío, aquí vemos que la misericordia de Dios triunfa sobre el juicio, no por mérito humano, sino por Su compasión soberana.
26 Y en el lugar donde se les dijo: Vosotros no sois pueblo mío, Allí serán llamados hijos del Dios viviente.
Como Israel había sido declarado por su apostasía como “no pueblo”. Pablo, para demostrar que la salvación no está basada en el linaje físico, sino en el llamado soberano de Dios, cita Oseas 1:10 Con todo, será el número de los hijos de Israel como la arena del mar, que no se puede medir ni contar. Y en el lugar en donde les fue dicho: Vosotros no sois pueblo mío, les será dicho: Sois hijos del Dios viviente, los gentiles (y en su contexto original, las tribus rebeldes de Israel) eran “no pueblo”, pero por la misericordia de Dios serían hechos hijos suyos.
Así como Dios restauraría a los que no eran su pueblo (Israel rebelde), ahora restaura a los verdaderos creyentes de entre todas las naciones sin importar su genealogía, así como Israel fue restaurado por la misericordia de Dios y no por su justicia, así también los gentiles son injertados como parte de Su pueblo por gracia.
Lo que inicialmente fue una restauración de Israel, se amplía a la inclusión de todos los creyentes en Cristo, como enseña claramente 1 Pedro 2:10 Vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.
Aplicación Práctica: Nuestra verdadera identidad no está en el pasado, ni en nuestro apellido, ni en nuestra nación, sino en ser hijos de Dios, ya que Dios no sólo restaura, sino que adopta (Rom. 8:15-16). Los creyentes no solamente somos “perdonados” sino adoptados como hijos herederos.
Vv. 27-29 Profecía de Isaías
27 También Isaías clama tocante (proclama respecto) a Israel: Si fuere el número de (tan numerosos) los hijos de Israel como la arena del mar, tan solo el remanente (resto de ellos) será salvo;
28 porque el Señor ejecutará su sentencia (palabra) sobre la tierra en justicia y con prontitud (sin demora).
Pablo cita dos pasajes de Isaías para reforzar la difícil pero esencial enseñanza de que no todo Israel será salvo, sino solamente un remanente escogido por gracia, para enfatizar nuevamente que la salvación es por elección soberana de Dios, no por herencia nacional.
El primer pasaje es Isaías 10:22-23 22Porque si tu pueblo, oh Israel, fuere como las arenas del mar, el remanente de él volverá; la destrucción acordada rebosará justicia. 23Pues el Señor, Jehová de los ejércitos, hará consumación ya determinada en medio de la tierra.
Contexto del Antiguo Testamento: Isaías profetiza que la casa de Judá (las dos tribus del sur) que, si no se arrepentía, sería juzgada y destruido por Asiria (antes de ser cautivos por Babilonia), pero un remanente fiel sería preservado.
También Isaías clama tocante a Israel: Si fuere el número de los hijos de Israel como la arena del mar, tan solo el remanente será salvo. Isaías 10:22 declara la existencia del remanente, señalando que solo unos pocos serán salvados, a pesar de la gran cantidad de israelitas, de la misma manera que ya había dicho en Romanos 9:6 No que la palabra de Dios haya fallado; porque no todos los que descienden de Israel son israelitas, Pablo retomará esta profecía para mostrar que esa misma lógica aplica espiritualmente: No todos los israelitas serán salvos, solo el remanente elegido por Dios como dirá en Romanos 11:5 Así también aun en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia.
Porque el Señor ejecutará su sentencia sobre la tierra en justicia y con prontitud. Isaías 10:23 enseña que cuando Dios decide juzgar o salvar, lo hace con total justicia y a su tiempo, ni antes, ni después. Dios es paciente, pero no pasivo. Vivimos en tiempos de gracia, pero su juicio vendrá sin retraso en el día señalado.
29 Y como antes dijo Isaías: Si el Señor de los ejércitos no nos hubiera dejado descendencia, Como Sodoma habríamos venido a ser, y a Gomorra seríamos semejantes (parecidos).
La segunda cita al profeta Isaías de Pablo es Isaías 1:9 Si Jehová de los ejércitos no nos hubiese dejado un resto pequeño, como Sodoma fuéramos, y semejantes a Gomorra.
Contexto del Antiguo Testamento: El profeta Isaías predicaba a la casa de Judá, el reino del sur, en tiempos de apostasía, hipocresía religiosa y corrupción y aunque el pueblo aún ofrecía sacrificios, sus corazones estaban lejos de Dios, por lo que lamenta la corrupción espiritual de Judá y dice que, si no fuera por la misericordia de Dios, todos habrían sido destruidos como Sodoma y Gomorra, ciudades que representan el juicio total, el castigo por el pecado extremo. Pablo usa esta comparación para decir: sin la intervención de Dios, Israel habría sido completamente destruido.
Pablo está demostrando que la incredulidad de la mayoría de Israel no es una falla en el plan de Dios, sino una manifestación de su juicio justo y su misericordia soberana. Ni siquiera Israel merecía ser preservado.
Dios dejó un remanente, una descendencia, para cumplir Su promesa. Esto demuestra que la fidelidad de Dios nunca depende del hombre, sino de Su gracia soberana.
Vv. 30-32. Conclusión
30 ¿Qué, pues, diremos? Que los gentiles (no judíos, paganos), que no iban tras la justicia, han alcanzado la justicia, es decir, la justicia que es por (procede de la) fe;
31 mas (mientras que) Israel, que iba tras una ley de justicia (buscaba la justicia a través de la Ley), no la alcanzó.
Pablo viene de establecer que Dios soberanamente elige (Rom. 9:6-29), y ahora aborda la responsabilidad de Israel: ¿Por qué no alcanzaron la justicia, si eran tan celosos de la ley? Y ¿Cómo es que los gentiles si la alcanzaron?
32 ¿Por qué? Porque iban tras ella no por fe, sino como por obras de la ley, pues tropezaron en la piedra de tropiezo,
La respuesta es que los Gentiles que no buscaban la justicia, de hecho, vivían ajenos al pacto de Dios, pero cuando escucharon el evangelio de Jesucristo, respondieron en fe, y Dios los justificó como dice Romanos 3:22 la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él, de la misma manera que estaba profetizado en Isaías 65:1 Fui buscado por los que no preguntaban por mí; fui hallado por los que no me buscaban. Dije a gente que no invocaba mi nombre: Heme aquí, heme aquí.
Mientras que Israel que sí buscaba la justicia, y que tenían el privilegio de la Ley, no la alcanzó, porque la buscaban mal, la buscaban por medio de obras pensando que podían ganarse la justicia por su propio cumplimiento y no la buscaron por medio de la fe.
Conclusión: Dios llamó a los que no lo buscaban (gentiles) y endureció a los que lo buscaban mal (Israel), mostrando así que la salvación no es por esfuerzo humano, sino por fe en la justicia de Cristo. Esto no anula la responsabilidad de Israel, sino que la expone, ya que tuvieron la luz, pero la rechazaron, tropezando con Cristo, quien debió ser su salvación, pero se convirtió en piedra de tropiezo.
V. 33
33 como está escrito: He aquí pongo en Sion piedra de tropiezo y roca de caída (que hace caer); Y el que creyere en él, no será avergonzado (defraudado).
Pablo fusiona dos pasajes proféticos de Isaías 8:14 Entonces él será por santuario; pero a las dos casas de Israel, por piedra para tropezar, y por roca para caer, y por lazo y por red al morador de Jerusalén, e Isaías 28:16 por tanto, Jehová el Señor dice así: He aquí que yo he puesto en Sion por fundamento una piedra, piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable; el que creyere, no se apresure.
Estas dos profecías se cumplen en Cristo, quien es la piedra colocada por Dios en Sion:
Para los creyentes: piedra viva, preciosa y piedra de fundamento como dice 1 Pedro 2:1-10 1Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones, 2desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación, 3si es que habéis gustado la benignidad del Señor. 4Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa, 5vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. 6Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; Y el que creyere en él, no será avergonzado. 7Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen, La piedra que los edificadores desecharon, Ha venido a ser la cabeza del ángulo; 8y:Piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados. 9Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; 10vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.
Para los incrédulos (que confían en sí mismos): piedra de tropiezo y roca de caída como dice Hechos 4:11-12 11Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. 12Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.
Cristo es la piedra que divide a la humanidad.
Aplicación Práctica: Vivir agradecidos encontrando nuestra identidad en la Escritura gloriándonos en la Roca de nuestra salvación (1 Co. 1:31).