Justo y Soberano Dios que tiene misericordia Romanos 9:14-18 |
Versículo a memorizar: Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia. Romanos 9:16
Introducción: Pablo expresa su dolor por la incredulidad de Israel, asegurando que la Palabra de Dios no ha fallado (Rom. 9:6). La verdadera descendencia no se define por la sangre, sino por la fe: “no todos los que descienden de Israel son israelitas”. Dios distingue entre descendencia física y espiritual, como lo demuestra en la elección de Isaac sobre Ismael (Gn. 21:12) y posteriormente de Jacob sobre Esaú, antes de que nacieran o hicieran bien o mal (Gn. 25:23).
La elección divina no se basa en obras humanas ni en el libre albedrío, sino en el propósito soberano de Dios para la alabanza de Su gloria (Ef. 1:4-5, 11-12). Dios eligió a Isaac como heredero de la promesa, no a Ismael, aunque ambos eran hijos de Abraham. De la misma manera, Dios amó a Jacob y rechazó a Esaú, no por méritos personales, sino por Su voluntad soberana (Mal. 1:2-3).
Pablo enfatizó que la salvación no depende del esfuerzo humano, sino del llamado eficaz de Dios (Rom. 8:30). Así, la promesa de salvación es para los verdaderos hijos de Dios, nacidos por el Espíritu y no por la carne (Jn. 1:12-13; 6:63). Comprender esta doctrina fortalece nuestra fe en la fidelidad de Dios, quien cumple sus promesas por Su gracia y poder, no por los méritos humanos.
Desarrollo:
14 ¿Qué, pues, diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna manera (¡Claro que no!).
Después de explicar la elección incondicional (Rom. 9:6-13), Pablo anticipa una posible objeción, quizá de las que ya había escuchado antes cuando estuvo predicando el Evangelio en las sinagogas y a los gentiles; ¿Acaso no sería injusto que Dios elija a unos y no a otros?
¿Qué pues diremos? Pablo utiliza esta pregunta retórica para introducir una defensa apasionada de la justicia divina.
¿Que hay injusticia en Dios? La palabra "injusticia" viene de la palabra griega Strong 93 <adikia>, que significa “injusticia moral, acto equivocado o corrupción”, por lo que cuestionar la justicia de Dios es, en esencia, acusarlo de actuar en corrupción, de lo cual la Escritura declara lo contrario que Dios es siempre justo, como en Deuteronomio 32:4 Él es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud; Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en él; Es justo y recto.
En ninguna manera. La mente humana, limitada y pecaminosa, tiende a medir la justicia de Dios por estándares humanos. Pero Pablo rechaza esta objeción con fuerza: “En ninguna manera”, usando una expresión griega que significa “¡De ninguna forma!, ¡Jamás ocurra!”. No debemos someter el carácter de Dios a nuestro juicio humano como dice Isaías 55:8-9 8Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. 9Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.
Dios no le debe salvación a nadie, todos merecemos condenación como enseño Pablo en Romanos 3:10-12 10Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; 11No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios. 12Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; y esa desviación nos lleva a todos a la muerte, a la separación de Dios como también enseño en Romanos 3:23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, por lo que todos aquellos que no son salvos, reciben la justicia de Dios, justicia debida a su extravío, pero aquellos a los que Dios elige salvar, ellos reciben la misericordia de Dios, a la cual Dios no está obligado a darla, pero claramente ninguno de los dos grupos recibió injusticia, uno justicia, el otro misericordia, pero ninguno injusticia.
15 Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca.
Pablo respalda su afirmación de que no hay injusticia en Dios, y no lo hace Pablo con un razonamiento humano; sino que apela a la autoridad de la Escritura, para que su respaldo sea una revelación divina y cita Éxodo 33:19 Y le respondió: Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente, donde Dios mismo proclamó que Su misericordia no es una obligación, sino una expresión soberana de Su voluntad como lo indican las frases que dijo, en el sentido de “yo tendré misericordia de quien yo quiera tener misericordia”, y “yo seré clemente para con el que yo quiera ser clemente”, las repeticiones en esas frases, refuerzan que la misericordia y la compasión es exclusivamente una prerrogativa de Dios, quien decide libremente a quién las concede y sin ningún mérito humano, sino por Su propósito soberano.
La palabra Misericordia, viene de la palabra griega Strong 1653 <eleeō>, que significa tener compasión, actuar movido por la piedad, mostrar gracia inmerecida, y por consiguiente, no darle a la persona la justicia que merece, mientras que la palabra compasión, viene de la palabra griega Strong 3627 <oikteirō>, que significa sentir profunda misericordia, piedad que lleva a actuar en favor de otro.
El contexto de Éxodo 33:19, de donde Pablo toma la cita, es cuando Israel había pecado gravemente (el becerro de oro) y Dios, a pesar de la traición del pueblo, no eliminó a todo el pueblo, eligió mostrar Su misericordia según Su voluntad con la inmensa mayoría de ellos. Cuando Dios muestra misericordia, no es injusto, porque la misericordia, por definición, no es un derecho, ya que, si fuera obligatoria, ya no sería misericordia, sería justicia. En otras palabras; la misericordia no es un derecho que se exige, sino un regalo que se recibe
16 Así que no depende del que quiere (del deseo), ni del que corre (del esfuerzo humano), sino de Dios que tiene misericordia.
Pablo concluye la elección de Dios no se basa en el libre albedrío humano ni en obras meritorias, sino en Su gracia soberana. Explicando lo siguiente:
1. “El que quiere”; es decir, del deseo humano, la palabra “quiere” viene de la palabra griega Strong 2309 <thelō>, que significa desear, anhelar, proponerse.
2. “Ni del que corre”, implicando el esfuerzo humano, , la palabra “corre” viene de la palabra griega Strong 5143 <trechō>, que significa correr, esforzarse intensamente.
La salvación y la misericordia de Dios dependen exclusivamente de Dios que tiene misericordia; es decir, una compasión activa hacia alguien que no lo merece.
Como el ser humano está muerto en delitos y pecados (Ef. 2:1), no puede, por sí mismo, buscar a Dios (Rom. 3:11), por lo que Dios tiene primero que producir vida en los que va a salvar para que tengan el deseo de buscar a Dios, debido a eso es que Pablo le dice a la Iglesia de Filipos lo que dice Filipenses 2:13 porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad, la salvación es un derecho exclusivo que solo Dios tiene, como dice Apocalipsis 7:10 Y clamaban a gran voz diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero.
17 Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado (te hice rey), para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado (proclamado, para darme a conocer) por toda la tierra.
Para enfatizar el tema de la soberanía absoluta de Dios en la elección, Pablo muestra que Dios que no sólo elige a quienes salvará, sino también usa a quienes endurece para cumplir Su propósito, poniendo como ejemplo a Faraón cuando Israel Salió de Egipto, citando Éxodo 9:16 Y a la verdad yo te he puesto para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado en toda la tierra, mostrando que aún los enemigos de Dios cumplen Su plan, en este caso, Dios levantó a Faraón, le dio poder y posición soberanamente, no para salvarlo, sino para mostrar Su poder a través de él. ¿Cómo lo hizo?, pues Dios manifestó Su poder sobre Egipto con las diez plagas, el endurecimiento del corazón de Faraón, y su destrucción final en el Mar Rojo. El propósito final era que toda la tierra supiera quién es Dios justo y soberano.
18 De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer (el corazón), endurece.
Pablo resume la enseñanza que ha venido desarrollando;
1. Dios muestra misericordia a quien quiere (como a Moisés).
2. Y endurece a quien quiere (como a Faraón).
La elección divina y el endurecimiento son actos soberanos de Dios, y ambos cumplen su propósito perfecto para Su gloria.
El endurecimiento no implica que Dios haga a alguien malvado, sino que deja al pecador en su maldad, retirando Su gracia que podría ablandarlo. El hombre endurecido cosecha las consecuencias de su propio pecado (Rom. 1:24-28).
Aplicación Práctica: Mejorar nuestro entendimiento de la soberanía de Dios, para servirle y adorarle con plenitud.
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