Objetivo: Ayudar al jóven a observar cual es el resultado de
servir a nuestro Dios.
Versículo a memorizar: “Tenemos que ir con
nuestros niños y nuestros ancianos, con nuestros hijos y nuestras hijas, y con
nuestras ovejas y nuestras vacas. Se
trata de nuestra fiesta solemne para el Señor”. Éxodo 10:9 (RVC)
Desarrollo:
Vs.1-20 Octava Plaga (de las Langostas)
1 Jehová dijo a Moisés: Entra a la presencia de Faraón;
porque yo he endurecido su corazón, y el corazón de sus siervos, para mostrar
entre ellos estas mis señales,
2 y para que cuentes a tus hijos y a tus nietos las cosas que
yo hice en Egipto, y mis señales que hice entre ellos; para que sepáis que yo
soy Jehová.
En
estos versículos encontramos 3 razónes por las que Dios mandó las plagas a
Egipto: a) para mostrar en ellos Sus señales, b) para que Moisés y los
israelitas les contaran a sus hijos y nietos las cosas que Dios hizo en Egipto
y sus señlaes que hizo entre ellos y c) para que supierian quien era Dios
(Jehová).
3 Entonces vinieron Moisés y Aarón a Faraón, y le dijeron:
Jehová el Dios de los hebreos ha dicho así: ¿Hasta cuándo no querrás humillarte
delante de mí? Deja ir a mi pueblo, para que me sirva.
El
problema la soberbia del Faraón, que se manisfetaba en celos, enojos y en desobediencia
a Dios, tenía una solución; que era humillarse delante de Dios, este es el gran
problema del hombre sin Dios y la gran solución de Dios para el hombre.
4 Y si aún rehúsas dejarlo ir, he aquí que mañana yo traeré
sobre tu territorio la langosta,
5 la cual cubrirá la faz de la tierra, de modo que no pueda
verse la tierra; y ella comerá lo que escapó, lo que os quedó del granizo;
comerá asimismo todo árbol que os fructifica en el campo.
Las
langostas son insectos ortópteros (de la familia de los saltamontes o
chapulines) caracterizados por su gran facilidad para migrar de un sitio a otro
y reproducirse muy rápidamente llegando a formar devastadoras plagas capaces de
acabar con la vegetación de grandes extensiones de terreno.
6 Y llenará tus casas, y las casas de todos tus siervos, y
las casas de todos los egipcios, cual nunca vieron tus padres ni tus abuelos,
desde que ellos fueron sobre la tierra hasta hoy. Y se volvió y salió de
delante de Faraón.
Si los
egipcios habían visto esta plaga anteriormente, Dios les advierte que esta vez
sería de proporciones nunca antes vistas por sus ancestros
7 Entonces los siervos de Faraón le dijeron: ¿Hasta cuándo
será este hombre un lazo para nosotros? Deja ir a estos hombres, para que
sirvan a Jehová su Dios. ¿Acaso no sabes todavía que Egipto está ya destruido?
Los
funcionarios (consejeros) del Faraón culpaban a Moisés de lo que estaba pasando
y le piden al Faraón que deje ir a Israel, recordándole o dejándole ver que
Egipto ya las siete plagas que han tenido hasta este momento han ya destruido
la tierra de Egipto.
8 Y Moisés y Aarón volvieron a ser llamados ante Faraón, el
cual les dijo: Andad, servid a Jehová vuestro Dios. ¿Quiénes son los que han de
ir?
9 Moisés respondió: Hemos de ir con nuestros niños y con
nuestros viejos, con nuestros hijos y con nuestras hijas; con nuestras ovejas y
con nuestras vacas hemos de ir; porque es nuestra fiesta solemne para Jehová.
10 Y él les dijo: !!Así sea Jehová con vosotros! ¿Cómo os voy
a dejar ir a vosotros y a vuestros niños? !!Mirad cómo el mal está delante de
vuestro rostro!
11 No será así; id ahora vosotros los varones, y servid a
Jehová, pues esto es lo que vosotros pedisteis. Y los echaron de la presencia
de Faraón.
Faraón
intenta dejar ir a los Israelitas, pero que solo fueran los varones y dejaran a
todos los demás, pero Moisés no acepta y que no fue así como Dios lo había
pedido.
12 Entonces Jehová dijo a Moisés: Extiende tu mano sobre la
tierra de Egipto para traer la langosta, a fin de que suba sobre el país de
Egipto, y consuma todo lo que el granizo dejó.
13 Y extendió Moisés su vara sobre la tierra de Egipto, y
Jehová trajo un viento oriental sobre el país todo aquel día y toda aquella
noche; y al venir la mañana el viento oriental trajo la langosta.
14 Y subió la langosta sobre toda la tierra de Egipto, y se
asentó en todo el país de Egipto en tan gran cantidad como no la hubo antes ni
la habrá después;
15 y cubrió la faz de todo el país, y oscureció la tierra; y
consumió toda la hierba de la tierra, y todo el fruto de los árboles que había
dejado el granizo; no quedó cosa verde en árboles ni en hierba del campo, en
toda la tierra de Egipto.
Se
volvió una verdadera plaga que de un momento llenó toda la tierra de Egipto y
se consumió toda la hieba y los frutos de los árboles, no dejando nada
comestible para los egipcios, el trigo y el centeno que había dejado el granizo
(Éx 9:32), sirvió de comida para la langosta.
16 Entonces Faraón se apresuró a llamar a Moisés y a Aarón, y
dijo: He pecado contra Jehová vuestro Dios, y contra vosotros.
17 Mas os ruego ahora que perdonéis mi pecado solamente esta
vez, y que oréis a Jehová vuestro Dios que quite de mí al menos esta plaga
mortal.
Faraón
vuelve a pedir la ayuda de Moisés, con un arrepentimiento que no es genuino, ya
que dice “esta vez” además de que al final no cambiara su actitud con respecto
al pueblo de Israel.
18 Y salió Moisés de delante de Faraón, y oró a Jehová.
19 Entonces Jehová trajo un fortísimo viento occidental, y
quitó la langosta y la arrojó en el Mar Rojo; ni una langosta quedó en todo el
país de Egipto.
20 Pero Jehová endureció el corazón de Faraón, y éste no dejó
ir a los hijos de Israel.
Dios
escuho la oración de Moisés y de la misma manera milagrosa que Dios llevó a las
Langostas, así mismo se las quitó, mostrándo una vez mas su gran poder.
Vs.1-20 Novena Plaga (de las Tinieblas)
21 Jehová dijo a Moisés: Extiende tu mano hacia el cielo,
para que haya tinieblas sobre la tierra de Egipto, tanto que cualquiera las
palpe.
22 Y extendió Moisés su mano hacia el cielo, y hubo densas
tinieblas sobre toda la tierra de Egipto, por tres días.
23 Ninguno vio a su prójimo, ni nadie se levantó de su lugar
en tres días; mas todos los hijos de Israel tenían luz en sus habitaciones.
Esta
calamidad de las tinieblas, vino sin advertencia a Faraón, y estas eran dan
densas que se podían tocar y durante tres días sin duca causo miedo y
devastación en egipto.
24 Entonces Faraón hizo llamar a Moisés, y dijo: Id, servid a
Jehová; solamente queden vuestras ovejas y vuestras vacas; vayan también
vuestros niños con vosotros.
Ahora
Faraón trae a Moisés para decirle que se vayan pero sin las ovejas y vacas, es
decir; que se fueran todos pero no llevaran nada para sacrificar a su Dios
25 Y Moisés respondió: Tú también nos darás sacrificios y
holocaustos que sacrifiquemos para Jehová nuestro Dios.
26 Nuestros ganados irán también con nosotros; no quedará ni
una pezuña; porque de ellos hemos de tomar para servir a Jehová nuestro Dios, y
no sabemos con qué hemos de servir a Jehová hasta que lleguemos allá.
Moisés
no aceptó la propuesta ya que llegarían con las manos vacias para presentarse
delante de Dios, y más aún, Moisés le dice a Faraón que incluso él les dara
sacrificios para su Dios.
27 Pero Jehová endureció el corazón de Faraón, y no quiso
dejarlos ir.
Dios
mismo enducere el corazón de Faraón ya que aún falta a decima y última plaga
para Egipto
28 Y le dijo Faraón: Retírate de mí; guárdate que no veas más
mi rostro, porque en cualquier día que vieres mi rostro, morirás.
29 Y Moisés respondió: Bien has dicho; no veré más tu rostro.
Faraón
pretende amenazar a Moisés, pero Moisés le advierte, que esto no es una
amenaza, sino una profecía.
Aplicación Práctica:
1) El
enemigo representado en Faraón quiere negociar con nosotros que vayanos solos a
adorar a nuestro Dios y que nos olvidemos de nuestra familia, cuando Dios
quiere que vayamos y le sirvamos toda nuestra casa, no olvidemos de compartir e
instruir a todos los de nuestra casa para que todos junto le sirvamos a nuestro
Dios.
2)
El enemigo representado en Faraón quiere hacer
otra propuesta que vayanos pues con nuestra familia a adorar a Dios, pero que no
llevemos ningun sacrificio, esto sería como ir a la Iglesia y a la célula, pero
no participar en nada, no incolucrarse en ningun servicio, asistir a la Iglesia
pero no compartir tu fe con nadie, es decir; venir delante de Dios todo el
tiempo con las manos vacias.
3)
Humillarse delante de Dios es indispensable y la
única medicina que el corazón soberbio de los hombre tiene para poder
presentarse delante de Dios.