Objetivo: Ayudar al jóven a dar gracias a Dios eternamente
por su misericordia que evita que se muestren las intenciones de nuestro
perverso corazón.
Versículo a memorizar: “Yo te he puesto para
mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea proclamado en toda la tierra” Éxodo 9:16
Desarrollo:
Vs.1-7 Quinta Plaga (en el Ganado)
1 Entonces Jehová dijo a Moisés: Entra a la presencia de
Faraón, y dile: Jehová, el Dios de los hebreos, dice así: Deja ir a mi pueblo,
para que me sirva.
El
mensaje de Dios ha sido el mismo, ya que la libertad de Su pueblo tiene un
propósito, el cual es servirle.
2 Porque si no lo quieres dejar ir, y lo detienes aún,
3 he aquí la mano de Jehová estará sobre tus ganados que
están en el campo, caballos, asnos, camellos, vacas y ovejas, con plaga
gravísima.
Esta
plaga mataría a los ganados de todo tipo, mismos que les servian para comer,
para trabajar, para trasnsportarse, etc, lo que ocasionaría una gran crisis en
el país de Egipto.
4 Y Jehová hará separación entre los ganados de Israel y los
de Egipto, de modo que nada muera de todo lo de los hijos de Israel.
5 Y Jehová fijó plazo, diciendo: Mañana hará Jehová esta cosa
en la tierra.
Una
vez más, como desde la cuarta plaga de las moscas, Dios haría una distinción
entre los Egipcios y los Israelitas, no permitiendo que ningun ganado de los
hebreos muriera, mostrando así el gran poder de Dios.
6 Al día siguiente Jehová hizo aquello, y murió todo el
ganado de Egipto; mas del ganado de los hijos de Israel no murió uno.
Al día
siguiente, cuando Dios había dicho; sucedió lo que Dios había dicho, la Palabra
de Dios siempre se cumplirá en la fecha indicada.
7 Entonces Faraón envió, y he aquí que del ganado de los
hijos de Israel no había muerto uno. Mas el corazón de Faraón se endureció, y
no dejó ir al pueblo.
Faraón
vió lo que Dios había hecho en Egipto, y mando a alguien a verificar si lo que
Moisés había dicho de parte de Dios era verda, y así fue, ningun ganado de los
hebreos se había afectado y eso probablemente produjo celos y molestia en su
corazón que lo llevaron a enducererlo y no dejó ir al pueblo de Israel.
Vs.8-12 Sexta Plaga (de Ulceras)
8 Y Jehová dijo a Moisés y a Aarón: Tomad puñados de ceniza
de un horno, y la esparcirá Moisés hacia el cielo delante de Faraón;
9 y vendrá a ser polvo sobre toda la tierra de Egipto, y
producirá sarpullido con úlceras en los hombres y en las bestias, por todo el
país de Egipto.
Dios
manda a Moisés a que se presente de nuevo con el Faraón y le muestre
gráficamente aventando polvo al aire lo que Dios tenía pensado para esta Sexta
plaga.
10 Y tomaron ceniza del horno, y se pusieron delante de
Faraón, y la esparció Moisés hacia el cielo; y hubo sarpullido que produjo
úlceras tanto en los hombres como en las bestias.
Todo
este tiempo Moisés y Aarón han estado obedeciendo lo que Dios les ha dicho,
poniendo mas contraste con la terquedad de Faraón de no querer obedecer a Dios.
11 Y los hechiceros no podían estar delante de Moisés a causa
del sarpullido, porque hubo sarpullido en los hechiceros y en todos los
egipcios.
Estos
hechiceros que casi con seguridad también eran como los “medicos” en ese
entonces, son los mismos que con sus encantamientos habían imitado las 3
primeras plagas y había facilitado que el corazónd e Faraón se endureciera,
ahora ellos mismos estan sufriendo de esta plaga y ni siquiera tienen el poder
para curarse ellos mismos, por lo que no pudieron presentarse delante de
Moisés.
12 Pero Jehová endureció el corazón de Faraón, y no los oyó,
como Jehová lo había dicho a Moisés.
En
esta ocasión es Dios mismo quien endurece el corazón de Faraón ya que aún no ha
terminado de mostrar Su poder.
Vs.13-35 Séptima Plaga (de Granizo)
13 Entonces Jehová dijo a Moisés: Levántate de mañana, y
ponte delante de Faraón, y dile: Jehová, el Dios de los hebreos, dice así: Deja
ir a mi pueblo, para que me sirva.
Esta
vez, Dios le da incluso el horario a Moisés donde debe presentarse delante del
Faraón para que le de el mismo mensaje que le ha dado desde el principio.
14 Porque yo enviaré esta vez todas mis plagas a tu corazón,
sobre tus siervos y sobre tu pueblo, para que entiendas que no hay otro como yo
en toda la tierra.
15 Porque ahora yo extenderé mi mano para herirte a ti y a tu
pueblo de plaga, y serás quitado de la tierra.
16 Y a la verdad yo te he puesto para mostrar en ti mi poder,
y para que mi nombre sea anunciado en toda la tierra.
Dios
revela otra razón del envió de estas plagas;
1)
Para mostrar en Faraón Su poder y
2)
Para que Su nombre fuera anunciado en toda la tierra.
17 ¿Todavía te ensoberbeces contra mi pueblo, para no
dejarlos ir?
La
soberbía era el problema en el corazón de Faraón que le impedía obedecer al
Dios de los hebreos a pesar de haber recibido ya tantas plagas.
18 He aquí que mañana a estas horas yo haré llover granizo muy
pesado, cual nunca hubo en Egipto, desde el día que se fundó hasta ahora.
19 Envía, pues, a recoger tu ganado, y todo lo que tienes en
el campo; porque todo hombre o animal que se halle en el campo, y no sea
recogido a casa, el granizo caerá sobre él, y morirá.
Dios
le advierte a Faraón por medio de Moisés a cerca de este juicio de granizo y le
menciona que no es un granizo normal, que de este tipo ran grave no había
pasado en Egipto desde que se fundó.
20 De los siervos de Faraón, el que tuvo temor de la palabra de Jehová hizo huir sus criados y su ganado a casa;
21 mas el que no puso en su corazón la palabra de Jehová,
dejó sus criados y sus ganados en el campo.
Dios
en Su misericordia les avisó que vendría esa plaga de granizo y les dio tiempo
para que aquellos que temieron las palabras de Dios y las pusieron en sus
corazones, guardarán los animales y los siervos y no tuvieran perdida ese día,
pero aquellos que no consideraron las palabras de Dios como verdaderas,
sufrieron las consecuencias.
22 Y Jehová dijo a Moisés: Extiende tu mano hacia el cielo,
para que venga granizo en toda la tierra de Egipto sobre los hombres, y sobre
las bestias, y sobre toda la hierba del campo en el país de Egipto.
23 Y Moisés extendió su vara hacia el cielo, y Jehová hizo
tronar y granizar, y el fuego se descargó sobre la tierra; y Jehová hizo llover
granizo sobre la tierra de Egipto.
24 Hubo, pues, granizo, y fuego mezclado con el granizo, tan
grande, cual nunca hubo en toda la tierra de Egipto desde que fue habitada.
Parece
que ese fuego era producto de los rayos que caían con el granizo y producían
que los lugares donde caían se quemaran, eso además de tan grande granizo, sin
duda causo una norme devastación en Egipto.
25 Y aquel granizo hirió en toda la tierra de Egipto todo lo
que estaba en el campo, así hombres como bestias; asimismo destrozó el granizo
toda la hierba del campo, y desgajó todos los árboles del país.
26 Solamente en la tierra de Gosén, donde estaban los hijos
de Israel, no hubo granizo.
Dios
continuó mostrando distinción entre Su pueblo de Israel y el pueblo de Egipto,
ya que en Gosén donde habitaban los hebreos no hubo granizo.
27 Entonces Faraón envió a llamar a Moisés y a Aarón, y les
dijo: He pecado esta vez; Jehová es justo, y yo y mi pueblo impíos.
28 Orad a Jehová para que cesen los truenos de Dios y el
granizo, y yo os dejaré ir, y no os detendréis más.
Aunque
parece una declaración de arrepentimiento de parte de Faraón no es así, ya que
confiesa que solo esa vez es que ha pecado, cuando en realidad ha desobedecido
la Palabra de Dios muchas veces anteriormente, por lo que no parece ser un
verdadero arrepentimiento, y de hecho lo manifestará al no dejar ir al pueblo
de Israel, a pesar de haberlo prometido.
29 Y le respondió Moisés: Tan pronto salga yo de la ciudad,
extenderé mis manos a Jehová, y los truenos cesarán, y no habrá más granizo;
para que sepas que de Jehová es la tierra.
30 Pero yo sé que ni tú ni tus siervos temeréis todavía la
presencia de Jehová Dios.
Moisés
ha ido conociendo más a Dios y a Faraón, de Dios sabe que le orará y cesará la
devastación como lo ha hecho Dios anteriormente cuando Moisés oraba, pero
Moisés también ha aprendido a cerca del Faraón y sabe que no los dejará ir como
ha dicho ya que ni Faraón ni sus siervos temen al Dios de israel.
31 El lino, pues, y la cebada fueron destrozados, porque la
cebada estaba ya espigada, y el lino en caña.
32 Mas el trigo y el centeno no fueron destrozados, porque
eran tardíos.
El
granizo y el fuego consumieron todo lo que estaba maduro, pero lo que aún no
maduraba quedo sin ser destuido.
33 Y salido Moisés de la presencia de Faraón, fuera de la
ciudad, extendió sus manos a Jehová, y cesaron los truenos y el granizo, y la
lluvia no cayó más sobre la tierra.
34 Y viendo Faraón que la lluvia había cesado, y el granizo y
los truenos, se obstinó en pecar, y endurecieron su corazón él y sus siervos.
35 Y el corazón de Faraón se endureció, y no dejó ir a los
hijos de Israel, como Jehová lo había dicho por medio de Moisés.
Una
vez que el Faraón ya no tenía el problema del granizo, su corazón se volvió a
endurecer y no dejó ir a los hijos de Israel.
Aplicación Práctica:
1) Saber
que todos nuestros corazónes son duros y pecadores como el de Faraón, que si han
sido transformados es por la intervención de Dios a nuestras vidas que con Su
misericordia nos ha cambiado el corazón de pieda que teníamos por uno de carne.
2)
Ser diligentes como Moisés y Aarón en obedecer lo que
Dios nos mande como El diga y cuando El diga.
3)
Temer a Dios y guardar Su Palabra en nuestros
corazones para ponerla por obra y no sufrir perdida.
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