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Versículo a memorizar: Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor. Lucas 1:37
Introducción:
Lucas narró el anuncio que el ángel Gabriel hizo sobre Juan el Bautista y sobre Jesús, ambas madres era familiares, por lo que ahora procede a relatarnos el encuentro que ambas tuvieron y como glorificaron a Dios.
Desarrollo:
Vs.39-45. Bienaventurada
39 En aquellos días, levantándose María, fue de prisa a la montaña, a una ciudad de Judá;
40 y entró en casa de Zacarías, y saludó a Elisabet.
Lucas relata que la visita de María a Elisabet fue en aquellos días; es decir, que sucedió poco después de que Gabriel le anunciara el nacimiento de Jesús, se nota prontitud en la frase “fue de prisa”, quizá solo tomó el tiempo suficiente para preparar un viaje largo que sería de unos 130 (ciento treinta) kilómetros; y se dirigió a la casa de Zacarías, que no se nos dice con precisión donde se encontraba, pero se menciona que era una zona montañosa de la región de Judá, casi con seguridad el norte de Jerusalén, llegó a su destino y entró a la casa donde saludó a Elisabet, no se nos dice nada sobre la forma o las palabras del saludo.
41 Y aconteció que cuando oyó Elisabet la salutación (el saludo) de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo,
Juan le Bautista que en ese momento se encontraba en el vientre de Elisabet quien tenía 6 (seis) meses de embarazo, saltó de alegría (v. 44) en el momento que Elisabet ella oyó el saludo de María.
Y Elisabet fue llena del Espíritu Santo. Parece ser que Elizabeth que no tenía del embarazo de María, pero como fue llena del Espíritu Santo, recibió la capacidad para entender lo que se estaba cumpliendo de las profecías de la llegada del Mesías, y que María era Su portadora en su vientre.
Este momento parece ser el cumplimiento de lo que el ángel Gabriel le dijo a Zacarias 6 (seis) meses atrás en Lucas 1:15 porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre.
42 y exclamó (dijo con muy fuerte voz) a gran voz, y dijo: Bendita (Dios te ha bendecido) tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre.
Estas palabras vienen de Elisabet en el momento en que está llena del Espíritu Santo, por lo que las grita, o dice a gran voz, eran con inspiración divina.
Bendita tú entre las mujeres. El espíritu conduce a Elisabet a mencionar lo que Dios ha hecho en María, declara que la ha bendecido, de la misma manera que lo hizo en ángel Gabriel cuando la visito como indica Lucas 1:28 Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres. Dios la seleccionó para bendecirla de entre las mujeres, notemos que no dice sobre las mujeres como para darle un lugar de autoridad, pero si la eligió entre las mujeres para llevar a cabo la función única e irrepetible en toda la historia de la humanidad, de cargar en su vientre al Mesías que el pueblo de Israel estaba esperando.
Y bendito el fruto de tu vientre. Continua Elisabet diciendo que Dios ha bendecido ese Hijo que María tiene en su vientre, porque el mismo Verbo se estaba haciendo carne para habitar entre nosotros (Jn 1:14)
43 ¿Por qué se me concede esto a mí (¿Quién son yo), que la madre de mi Señor venga a mí (a verme)?
El Espíritu le reveló a Elisabet que María era la portadora del Mesías que Israel esperaba, a quien Elisabet le llama su Señor, reconociéndolo como su autoridad, como su dueño, título que solo se usaba en el Antiguo testamento para Dios, y sintiéndose indigna, hace la pregunta de que porque a ella se le había concedido que la madre de su Señor la visitara, algo parecido como exclamo David cuando el Arca del Pacto era trasladada a Jerusalén en 2 Samuel 6:9 Y temiendo David a Jehová aquel día, dijo: ¿Cómo ha de venir a mí el arca de Jehová?. Notemos que no dice “madre de Dios”, sino “madre de mi Señor”, ya que hace referencia a María como la madre de humanidad de Jesús que era 100% (cien por ciento) hombre, y que a su debido tiempo mostraría también Su deidad al ser 100% (cien por ciento) Dios también.
44 Porque tan pronto como llegó la voz de tu salutación (saludo) a mis oídos, la criatura (mi hijo) saltó de alegría en mi vientre.
Elisabet le dice a María el momento cuando tuvo esta revelación espiritual, que fue cuando escucho su saludo y Juan el Bautista saltó de alegría en el vientre de Elisabet, y no parece ser que fur por la presencia de María, sino por el fruto de su vientre (v.42); es decir, por la presencia de Jesús, el Salvador del mundo.
45 Y bienaventurada (dichosa) la que creyó, porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor.
Elisabet bendice a María con estas palabras, llamándola bienaventurada, esta palabra viene del griego Strong 3107 <Makários> que significa sumamente bendecido, muy feliz o dichoso, y esta bienaventuranza venía como resultado de que Dios le dio la capacidad a María para creer completamente las palabras que Dios le mando decir con Gabriel y someterse voluntaria y gustosamente a la decisión de Dios sobre ella, y termina Elisabeth esta profecía diciendo la razón de dicha bienaventuranza, que era porque Dios cumpliría en ella lo que le había sido dicho por el ángel de parte del Señor.
Vs.46-56. Entendimiento Espiritual
46 Entonces María dijo: Engrandece mi alma al Señor (Mi alma alaba la grandeza del Señor);
47 Y mi espíritu se regocija (alegra) en Dios mi Salvador.
María reacciona a las palabras de Elisabeth inspiradas por el Espíritu Santo con una alabanza, un himno, una canción a Dios.
Engrandece mi alma al Señor. María comienza exaltando la grandeza del Señor, esas palabras vienen de lo más profundo de su corazón, de su alma, ya que sabe que fue favorecida por Dios sin ningún mérito personal o por ninguna obra humana, sino únicamente por la gracia de Dios, que ahora le permite ser portadora del Hijo del Altísimo.
Y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. María no solo reconoce a Dios como su Señor, sino se alegra en su espíritu y lo reconoce también como su Salvador, esa frase es muy importante, ya que un salvador es aquel que salva a otra persona de algo, y el nombre de Jesús significa Dios es Salvador, y de que la estaba salvando, de su pecado como dice Mateo 1:21 Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados, así que María se reconoce como pecadora con la necesidad de un salvador, de la misma manera que todos nosotros.
Palabras muy parecidas a las que, también como una alabanza, elevó Ana a Dios cuando le concedió ser madre del profeta Samuel y que quedaron registradas en 1 Samuel 2:1 Y Ana oró y dijo: Mi corazón se regocija en Jehová, Mi poder se exalta en Jehová; Mi boca se ensanchó sobre mis enemigos, Por cuanto me alegré en tu salvación.
48 Porque ha mirado (ha puesto Sus ojos en) la bajeza de su sierva (esclava); Pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada (dichosa) todas las generaciones (por siempre).
Porque ha mirado la bajeza de su sierva. María menciona la primera razón por la que su alma engrandece a Dios y su espíritu se regocija en su Salvador, y es porque el Señor puso Sus ojos en ella, a pesar de saberse que ella tiene una condición indigna, por eso dice “la bajeza de su sierva”, esa palabra viene de la palabra griega Strong 1399 <doúle> que significa esclava, alguien que está a la voluntad de su amo.
María declara que Dios es grande y ella pequeña, mostrando un carácter de humildad, mismo que debe de existir como una característica en los hijos de Dios, ya que la Escritura nos advierte sobre eso en Santiago 4:6 Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.
Pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones. María que estaba desposada con José que era un carpintero de baja condición económica, no estaba vinculada a la realeza o a los prominentes sacerdotes de Jerusalén; sin embargo, debido a que Dios le había favorecido con esta función de llevar en su vientre al Salvador del mundo, a partir de ese momento, la considerarían como bienaventurada o dichosa por todos los tiempos.
49 Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; Santo es su nombre,
La segunda razón que movió a María para expresar esta alabanza a Dios fueron las grandes cosas que el Poderoso Dios había hecho en ella, no solamente salvarla, sino elegirla entre las mujeres para la función de concebir la llegada del Mesías esperado por Israel.
Santo es su nombre. La tercera causa de su adoración a Dios es simplemente que el atributo de Santidad de Dios como lo menciona también el profeta Isaías en Isaías 57:15 Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados. Santo significa que Dios es separado o apartado de todo, especialmente del pecado.
50 Y su misericordia es de generación en generación a los que le temen (reverencian, adoran).
La misericordia de Dios es la cuarta razón de esta expresión poética de María, misericordia significa que Dios no le da al hombre y a la mujer lo que merece a la hora de hacer un juicio, detiene su mano para evitar que sean consumidos como dice Lamentaciones 3:22-23 22Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. 23Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad, Dios envió a Su Hijo para hacer misericordia con la humanidad de generación en generación a los que le temen, no significa tenerle miedo a Dios, sino un profundo respeto porque Él es Santo como dice el Salmo 103:17 Mas la misericordia de Jehová es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen, Y su justicia sobre los hijos de los hijos.
51 Hizo proezas con su brazo (Actuó con su poder); Esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones (deshizo los planes de los orgullosos).
María después de exaltar los atributos de Dios, ahora para a mencionar Sus obras, Sus proezas con su brazo, esa frase implica acciones con poder. Esa superioridad la aplicó a los soberbios, a los arrogantes, a quienes se consideraban superiores y los esparció en el pensamiento de sus corazones; es decir, que les deshizo sus arrogantes planes.
52 Quitó de los tronos a los poderosos, Y exaltó (puso en alto) a los humildes.
53 A los hambrientos colmó (llenó) de bienes, Y a los ricos envió vacíos (con las manos vacías).
Los contrastes en estas expresiones son muy claros, por un lado, los tronos de los que se creen poderosos, los que se apoyan en su propia prudencia, los que confían en sus capacidades, pero a quienes Dios pone y quita cuando y como Él quiere; y por otro lado, están los humildes, siendo a estos a los que Dios exalta. Y una vez más, por un lado, los hambrientos que recurrieron a Dios en busca de alivió y a quienes Dios los colmó de bienes, y por otro lado, los ricos, que con bienes materiales en abundancia, y poniendo su confianza en ellos o en sus capacidades o talentos, Dios los envía con las manos vacías.
Este contraste tiene su origen en el corazón del hombre, de allí lo que dice en Proverbios 27:7 El hombre saciado desprecia el panal de miel; Pero al hambriento todo lo amargo es dulce.
54 Socorrió (Ayudó) a Israel su siervo, Acordándose de la misericordia
55 De la cual habló (prometió) a nuestros padres (antepasados), Para con Abraham y su descendencia para siempre.
Con la llegada de Jesús como el Mesías esperado, Dios socorrió a Israel, a quien Dios escogió como Su pueblo y lo llamó Su siervo como dice Isaías 41:8-9 8Pero tú, Israel, siervo mío eres; tú, Jacob, a quien yo escogí, descendencia de Abraham mi amigo. 9Porque te tomé de los confines de la tierra, y de tierras lejanas te llamé, y te dije: Mi siervo eres tú; te escogí, y no te deseché, y ayudó a Israel acordándose de la misericordia que le había prometido a los padres o patriarcas, comenzando de desde Abraham y siguiendo por toda su descendencia para siempre como lo había profetizado en Miqueas 7:20 Cumplirás la verdad a Jacob, y a Abraham la misericordia, que juraste a nuestros padres desde tiempos antiguos.
La verdad a Jacob (Israel) y la misericordia a Abraham no era otra que la promesa hecha de que de su descendencia vendría el Mesías, como Dios se lo dijo en Génesis 12:13b … y serán benditas en ti todas las familias de la tierra, y esa bendición ya estaba en ese momento en el vientre de María.
56 Y se quedó María con ella (Elisabet) como tres meses; después se volvió a su casa.
El relato de Lucas termina con el regreso de María a su casa en Nazaret, después de estar 3 (tres) meses con Elisabet, si cuando llegó, Elisabeth tenía 6 (seis) meses de embarazo, a la partida de María ya tendría nueve meses, lo que implica que María se fue a poco tiempo antes del alumbramiento de Juan el bautista, o que quizá estuvo presente en ese nacimiento y después de eso se fue, el texto no lo aclara.
Aplicación Práctica: Comprobar el entendimiento espiritual que produce el CREERLE a Dios, como lo hizo María, que le creyó a Dios y proclamo una alabanza a Dios con mucho entendimiento espiritual.
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