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Versículo a memorizar: “Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento …” Lucas 3:8a
Introducción: Lucas relato el comienzo del ministerio público de Juan el Bautista que Dios le dio en el desierto y como su predicación, aunque parecía muy directa y agresiva, estaba siendo bien recibida por la gente que venían a ser bautizado por Juan.
Desarrollo:
Vs. 7-9 Llamado al arrepentimiento
7 Y decía a las multitudes (la gente) que salían para ser bautizadas por él: ¡Oh generación (raza, camada) de víboras! ¿Quién os enseñó a huir (castigo) de la ira venidera?
Juan confrontaba a las multitudes que venían a ser bautizadas dejando en claro que el pecador no puede escapar del juicio de Dios por medio de rituales externos, sino únicamente a través del arrepentimiento para perdón de pecados.
8 Haced (produzcan), pues, frutos dignos de arrepentimiento (de que se han vuelto al Señor), y no comencéis a decir dentro de vosotros mismos: Tenemos a Abraham por padre; porque os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras.
Esa predicación de Juan, era un llamado a un verdadero arrepentimiento, la palabra arrepentimiento viene de la palabra griega Strong 3341 <Metanoia> que significa, cambio de mente o propósito, lo que implicaba no solo un dolor por el pecado, sino, además, un alejamiento del pecado y un regreso a Dios, eso sin duda produciría un cambio evidente en la persona arrepentida, a lo que Juan le llamaba “Frutos dignos de arrepentimiento”, por lo que son una evidencia del arrepentimiento y no una condición para arrepentirse.
Los judíos en general, pero sobre todos los religiosos como los fariseos y los saduceos, confiaban en su ascendencia, creían que por el solo hecho de ser hijos de Abraham, Dios se complacía en ellos, además también confiaban en sus obras para justificarse delante de Dios, por eso Juan, se sabiendo lo que están pensando, les dice “y no comencéis a decir dentro de vosotros mismos: Tenemos a Abraham por padre”, ya que el solo hecho de descender de una etnia, no los excluía de este llamado a arrepentirse y bautizarse en agua, aunque ellos pensaran que eso esa solo para los gentiles y no para ellos.
Porque os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. Es muy probable que Juan estuviera sosteniendo unas piedras en su mano o señalando algunas cuando dijo esta frase, sin embargo, espiritualmente también pudiera referirse a que Dios podía hacer hijos de Abraham a los hombres y mujeres con corazones de piedra que venían a bautizarse y convertirlos en corazones de carne, como dijo el profeta Zacarías 36:26 Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.
Cuando Jesús entro a Jerusalén sentado sobre un burrito, la gente gritaba “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”, los religiosos de esa época le dijeron a Jesús que los callara, a lo que Jesús contesto lo que duce Lucas 19:40 Él, respondiendo, les dijo: Os digo que si estos callaran, las piedras clamarían.
9 Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da (produzca) buen fruto se corta y se echa en el fuego.
Juan pasa ahora a una advertencia solemne, y usa una figura muy gráfica, la de un hacha puesta a la raíz de los árboles, Jesús lo pone de la siguiente manera en Mateo 7:18-20 18No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. 19Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. 20Así que, por sus frutos los conoceréis, si el reino de Dios ya se había acercado, el juicio de Dios también, de allí la premura que se nota en las palabras de Juan, ya que leñador no va a ir por el hacha y traerla, sino que ya está puesta en el árbol, solo falta que tome vuelo y comience a cortar, habla de aquellos árboles que no dan buen fruto, los mismos que serán cortados y echados en el fuego. Algo para notar es que regularmente los árboles se cortan de la parte más baja del tronco, pero no de las raíces, y el ejemplo que pone Juan dice que estos serán cortados desde la raíz, al parecer, para enfatizarle a los judíos que confiaban en sus raíces con Abraham, que, a la hora de cortar ese árbol infructuoso, de nada valdrán sus raíces hebreas.
Vs. 10-14 Frutos dignos de arrepentimiento “Evidencias”
10 Y la gente le preguntaba, diciendo: Entonces, ¿qué haremos? (¿Qué debemos hacer?)
Al parecer, varios entendieron claramente lo que Juan les dijo de dar frutos dignos de arrepentimiento, por lo que le preguntaron directamente que debían de hacer, notemos que seguían con el concepto de “hacer”, y no habían comprendido en su totalidad, que esos frutos, vendrían como resultado de su arrepentimiento, de su cambio de manera de pensar, de su cambio de propósito.
11 Y respondiendo, les dijo: El que tiene dos túnicas (mantos camisas largas), dé (comparta) al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo.
Esta respuesta está dirigida a la gente en general, la túnica era el vestido interior que la gente usaba, entre su cuerpo y el vestido exterior, la mayoría de las personas tendrían más de una, pero sin duda, habría personas que no tuvieran, y es a ellos que Juan les dice que les mostraran amor compartiendo de lo que tienen de más, con el que no tenía ninguna, ni posibilidad de comprarla.
Juan les dice que el mismo principio aplica para la comida, quien tuviera comida más que suficiente, debía compartirla con los que no tenían ni lo indispensable.
12 Vinieron también unos publicanos (cobradores de impuestos) para ser bautizados, y le dijeron: Maestro, ¿qué haremos?
En la multitud de los que habían venido al bautismo de arrepentimiento de Juan, estaban unos publicanos, quienes eran los cobradores de impuestos, eran muy despreciado, no solo por llevar a cabo la recolecta de los impuestos, sino que eran considerados por los judíos como traidores a Israel, ya que eran judíos también, pero recolectaban impuestos para el imperio romano que los había conquistado y los oprimía.
En la mayoría de los casos, cobraban más de lo que correspondía, haciendo de eso una forma de enriquecimiento ilícito, como fue el caso de Zaqueo (Lc 19:8), ellos habían recibido el mensaje de Juan de arrepentimiento para perdón de pecados, e hicieron a Juan la misma pregunta, ¿qué haremos?
13 Él les dijo: No exijáis (cobren) más de lo que os está ordenado.
La respuesta de Juan para los publicanos es de sorprender, no les dijo que dejaran de trabajar en ese desagradable oficio, solo les dice que se limiten a cobrar lo establecido, esto incluía sus comisiones para beneficio de ellos, que llevarán a cabo su trabajo con honradez.
14 También le preguntaron unos soldados, diciendo: Y nosotros, ¿qué haremos? Y les dijo: No hagáis extorsión (no amenacen) a nadie, ni calumniéis (ni acusen falsamente); y contentaos (estén conformes) con vuestro salario (sueldo).
El tercer grupo es de soldados, no se nos dice si eran soldados romanos (lo que implicaría que fueran gentiles) o si eran soldados de las fuerzas de Hedores (lo que haría que fueran judíos), que se enrolaban para recibir un salario, a ellos también les hizo efecto el mensaje de Juan, y preguntaron lo mismo que los otros dos grupos, ¿Qué haremos?, la pregunta estaba dirigida a como debían ellos en su profesión mostrar aquellos frutos dignos de arrepentimiento.
La respuesta de Juan a ellos fue triple, 1) como su función implicaba usar la fuerza, y además estaban entrenados militarmente, y eso hacía que muchas veces usaban la violencia, haciendo extorción; es decir, amenazando o aterrorizando a las personas para generar miedo en ellas, y es a lo que Juan les dice que dejen de hacerlo, 2) debían de dejar de calumniar; es decir, de acusar falsamente a personas inocentes, lo que regularmente hacían buscando un beneficio financiero, y 3) que tuvieran contentamiento con el sueldo que habían acordado, eso implicaba dejar de buscar otras fuentes de ingreso ilícitas que hacían como las mencionadas con anterioridad.
Podemos notar que las 3 (tres respuestas) se asemejan mucho, como si fuera la misma respuesta dicha de diferente forma, el fruto digno de arrepentimiento estaba en el desapego a las cosas materiales, y en mostrar amor y misericordia a los demás.
Vs. 15-17 Bautismo en Espíritu Santo y fuego
15 Como el pueblo estaba en expectativa, preguntándose todos en sus corazones si acaso Juan sería el Cristo (Mesías, Ungido),
La persona de Juan, la forma en que vestía, las cosas que comía, el lugar donde vivía y llevaba a cabo su ministerio, la autoridad con la que llamaba a la gente al arrepentimiento, y como no estaban acostumbrados a tener un profeta entre ellos, ya que los últimos 400 (cuatrocientos) años, Dios no les mando profeta; todo eso producía asombro en muchas personas, de allí que el pueblo tenía expectativa y se preguntaban en sus corazones, si Juan era el Mesías que el pueblo de Israel estaba esperando.
16 respondió Juan, diciendo a todos: Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene (está por llegar) uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de (no merezco) desatar la correa de su calzado; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.
Juan supo lo que había en sus corazones, ya que no le hicieron la pregunta directa como las anteriores, pero Juan prefirió contestárselas para que no quedaran confundidos, y les aclaro que él no era el Mesías, que por ahora, él les bautizaba en agua, invitándoles a arrepentirse de sus pecados, pero para que sus pecados fueran perdonados, tendría que venir el Mesías esperado.
Juan hace una descripción del Mesías, que resultará ser Jesús, un pariente de Juan, pero que hasta ese momento Juan desconocía que era el Mesías de Dios, sobre el cual dice 3 (tres cosas); 1) que era mayor, que era más poderoso que Juan, alguien más poderoso, que el más grande de los profetas (Mt 11:11), 2) La dignidad del Mesías era tan grande, que Juan no se sentía digno de hacerle la función del esclavo de más baja categoría de la época, que era la de desatar la correo del calzado y 3) que el bautismo del Mesías también sería mucho más grande y trascendente, ya que bautizaría en Espíritu Santo, así como sucedió en pentecostés (Hech 2:4-5), mismo Espíritu que Dios le daría a todos los que creyeran en Jesús como Salvador; termina Juan diciendo que el Mesías también bautizaría en fuego, como aquellas lenguas de fuego que se vieron en pentecostés, pero quizá Juan lo menciona, ya que el fuego es iluminador como una antorcha que brilla en la oscuridad (2 Pe 1:19) y tiene un efecto purificador también (1 Pe 1:7).
17 Su aventador (de granos) está en su mano, y limpiará su era (terreno para trillar granos), y recogerá (guardará) el trigo en su granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.
Juan vuelve a hacer una solemne advertencia para los que no se arrepientan o para aquellos que no tenían un arrepentimiento genuino que no daba frutos. Lo expresa con una alegoría, diciendo que el Mesías ya tiene un aventador en su mano, el aventador era un instrumento parecido a un tenedor muy grande, que era utilizado para levantar el trigo ya trillado del suelo en una era, que es un terreno hecho para esta función, con ese aventador se aventaba al aire el trigo con su cascara, eso permitía que los granos de trigo limpios cayeran al suelo, mientras que la paja suelta, se la llevaba el viento a otra parte donde después, como ya no tenía ningún uso, era tomada y quemada, mientras que los granos de trigo, eran recogidos y guardados en el granero.
La interpretación parece muy clara, personas que verdaderamente se habían arrepentido, estaban mezcladas con las que no lo habían hecho, estaban juntas y parecían lo mismo; sin embargo, al momento que aparece el Mesías, habrá una separación, los que creen, serán separados de los que no creen, y el resultado de unos será la salvación, estar con el Señor y la de los otros será ser echados al fuego que nunca se apagará.
Vs. 18-20 Rechazo del evangelio
18 Con estas y otras muchas exhortaciones anunciaba las buenas nuevas (noticias) al pueblo.
Aunque las palabras y formas que usaba Juan parecían fuertes, eran para anunciar las buenas noticias de salvación que Dios le dio, que anunciara el arrepentimiento de sus pecados y que esperaran al Mesías que estaba por aparecer, y poner su confianza en Él, para que sus pecados fueran perdonados
19 Entonces Herodes el tetrarca (gobernante), siendo reprendido por Juan a causa de Herodías, mujer (esposa) de Felipe su hermano, y de todas las maldades que Herodes había hecho,
20 sobre todas ellas, añadió además esta: encerró a Juan en la cárcel.
Lucas concluye su relato indicándonos porque Juan no continuó con su ministerio en el desierto, el cual se calcula que duró alrededor de un año, debido a que Herodes Antipas, el tetrarca, lo había encerrado en la cárcel, y el motivo fue que Juan había reprendido al tetrarca acerca de su comportamiento inmoral, ya que Herodes se había casado con Herodías quien previamente había sido esposa de Felipe, otro tetrarca y medio hermano de Herodes.
Juan no terminó en la cárcel por algún problema que hubiera tenido con las leyes locales, sino por denunciar el pecado en el que se encontraba el rey y las muchas maldades que hacía.
Aplicación Práctica: Proclamar que la gracia de Dios nos permite arrepentirnos y recibir la revelación Jesucristo como Salvador.
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