Thursday, December 1, 2022

Lucas 5:1-11 La Palabra de Dios

La Palabra de Dios

Lucas 5:1-11

 

 

 
Objetivo: Descubrir el maravilloso efecto transformador que la Bendita Palabra de Dios y solamente ella, tiene sobre el corazón del ser humano.

 

Versículo a memorizar: “No temas; desde ahora serás pescador de hombres.” Lucas 5:10b

 

Introducción: Nos encontramos en el primer año de ministerio del Señor Jesús, quien llevaba a cabo su ministerio principal enseñando en las sinagogas de la región (Lc 4:44), venía de predicar en la sinagoga de Nazaret donde quisieron matarle y de la sinagoga de Capernaum donde liberó a una persona de un espíritu inmundo, y saliendo sano a mucha gente, incluyendo la suegra de Pedro.

 

Desarrollo:

V. 1. El atractivo de Su Palabra. (Jn. 6:68)

1 Aconteció (En una ocasión) que estando Jesús junto al lago de Genesaret (mar de Galilea), el gentío (la multitud) se agolpaba (apretujaba) sobre él para oír la palabra de Dios.

Lucas ubica el siguiente relato en la ribera del lago de Genesaret, conocido también como mar de galilea, a una distancia muy cercana de Capernaum.

 

Donde Jesús estaba siempre había multitudes, ya fuera en la sinagoga, en la casa de Pedro o en la Riviera del lago, la gente se amontonaba para oír la palabra de Dios, ya que Jesús enseñaba con autoridad, que no tenía ningún otro maestro.

 

Observamos que la enseñanza de la palabra de Dios, atraía a las multitudes, que se agolpaban a Jesús para escucharlo, el algún momento muchos de los que seguían a Jesús dejaron de hacerlo, y Jesús les pregunto a los dice que, si ellos también se irían, y la respuesta de Pedro refleja lo atractivo de la Palabra al contestar de la siguiente manera en Juan 6:68 Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.

 

Vs. 2-3. El poder y el reto general de la Palabra

2 Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla (playa) del lago; y los pescadores, habiendo descendido (bajado) de ellas, lavaban sus redes.

Dos barcas que se habían usado para salir de pesca por la noche, habían sido arrastradas a tierra, y se encontraban a la orilla del lago, los pecadores que al parecer serán Pedro, Juan y Jacobo se encontraban lavando las redes, ya que, aunque no pescaran nada, las redes arrastran basura que es necesario quitar para dejar listas las redes para la siguiente jornada de pesca, esas redes en ocasiones hay que repararlas si se hubieran roto o simplemente quitarle los nudos que se les haya hecho por el uso como en Marcos 1:19 Pasando de allí un poco más adelante, vio a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan su hermano, también ellos en la barca, que remendaban las redes.

 

Algo para notar es que las multitudes de agolpaban para escuchar a Jesús, mientras los pescadores dedicaban su atención a alistar sus instrumentos de trabajo.

 

3 Y entrando (subiendo) en una de aquellas barcas, la cual era de Simón (Pedro), le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud.

Jesús aprovecho una de esas barcas, la cual era de Simón, la que más delante Jesús le cambiará el nombre a Pedro, y le pidió que la acomodara de tal forma que una parte quedo en tierra y un aparte en agua, de esa manera la multitud no estaría tan cerca de Jesús, todos podrían verlo y podía enseñarles para que todos pudieran escuchar, usando también el viento que viene del mar hacia la tierra y aprovecharlo para que su voz llegara más lejos, y así se sentó a enseñar, que era la posición regular que usaban los maestros en la sinagogas, leían de pie y enseñaban sentados.

 

No sabemos que enseñó Jesús aquel día, algunos creen que pudiera haber sido la parábola del sembrador de Mateo 13, donde se dice que se subió a una barca a enseñar (Mt 13:2), pero lo que si observarnos, es que palabra enseñada por Jesús tenía el poder para retar en forma general a todos los oyentes, con Pedro será en forma específica, pero aquí la vemos actuar en forma general.

 

V. 4. El reto individual de la Palabra

4 Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro (lleva la barca lo más hondo), y echad vuestras redes para pescar.

No se nos dice cuanto duró la enseñanza de Jesús, pero recién terminada, se dirigió a Pedro en forma específica, y le pidió que llevara la barca a lo más profundo del lago para ir a pescar, mientras la enseñanza había sido general a la multitud, ahora las palabras de Jesús son dirigidas exclusivamente a Simón Pedro invitándolo a mover el banco a lo hondo y disponerse a pescar. “vuestras redes” implica que había alguien más con Pedro en ese momento, algunos creen que pudiera es su hermano Andrés que aparecen juntos en los otros relatos parecidos.

 

V. 5. La obediencia a la Palabra. (Lc. 1:38)

5 Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra (ya que tú lo mandas) echaré la red.

Esa instrucción le pareció a Simón Pedro muy extraña, ya que él era un experto pescador, y sabía muy bien esa función se hacía de noche, además ya habían ido y regresado sin éxito, quizá sea esa la razón por la que Pedro llama a Jesús “Maestro”, como recordándole que Jesús era un maestro experto, y quizá un carpintero experto, pero que no era marinero.

 

A pesar de que lo que Jesús le estaba pidiendo a Pedro era contrario a lo que su lógica, su experiencia, a su frustración pro no haber pescado nada y quizá hasta su ánimo, ya que venía de una jornada de trabajo nocturna y no había dormido, decidió obedecer, de la misma manera que le dijo María al ángel en Lucas 1:28 Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia, Pedro le dijo a Jesús que iba llevar la embarcación a lo más profundo y a echar la red, solo debido a que Jesús se lo había pedido, sin ninguna convicción, pero por obediencia.

 

V. 6. El milagro de la Palabra

6 Y habiéndolo hecho, encerraron (recogieron) gran cantidad de peces, y su red se rompía.

Después de la obediencia vino el milagro, capturaron una gran cantidad de peces, fuera de lo que normalmente sería una buena pesca, era de tal dimensión, que la red no podía soportar el peso de la pesca, cuando querían sacar la red, crujía de tal forma que fácilmente podría romperse, quizá incluso comenzó a rasgarse.

 

V. 7. La unidad en la Palabra

7 Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían.

Debido a que la red se rompía, Pedro y su compañero hicieron señales de ayuda a los pescadores de la otra barca que Jesús vio en la rivera del lago, estos serían Juan y Jacobo (Lc 5:10) que vinieron a ayudarles, llenando las dos barcas de peces, y eran tantos se casi se hundían, casi con seguridad podemos afirmar que ni en su mejor noche de pesca, habían obtenido tal cantidad de peces como en esta ocasión.

 

Observamos como la obediencia a la palabra de Dios, produjo, además del milagro, que esos pescadores trabajaran en unidad y ayudándose unos a otros.

 

Vs. 8-10a. La seriedad de la Palabra

8 Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador.

La respuesta de Pedro ante este hecho es de extrañarse, no se puso contento con la pesca, no gritó de júbilo, no invitó a Jesús a regresar al día siguiente para hacer lo mismo, sino que cayó de rodillas ante Jesús, algunas traducciones lo ponen como “cayó a las rodillas de Jesús” que sin duda estaba sentado en la barca, en ambos casos, Pedro muestra un acto de adoración, pero le hace una petición muy peculiar, pidiéndole que se apartara de él, ya que era un hombre pecador, Pedro no le está diciendo que se baje de la barca, más bien, parece que Pedro, se acaba de dar cuenta que la deidad de Jesús, por eso le llama “Señor” y se confiesa como un pecador, como diciéndole, Señor tu eres santo y yo soy un hombre pecador, no deberías asociarte conmigo.

 

9 Porque por la pesca que habían hecho, el temor (susto, asombro) se había apoderado de él, y de todos los que estaban con él,

10a y asimismo de Jacobo (Santiago) y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón …

Pedro, y el resto de sus compañeros que estaban en la barca, quizá Andrés y/o algunos jornaleros que estuvieran con él, de la misma manera, Jacobo y Juan, que llegaron a ayudarle con la segunda banca, y que serían también parte de los 12 discípulos de Jesús, todos se llenaron de temor por lo que había pasado, la pesca de tan grande cantidad de peces los tenía a todos asustados y asombrados.

 

V. 10b-11. El llamamiento de la Palabra

10b … Pero Jesús dijo a Simón: No temas (No tengas miedo); desde ahora serás pescador de hombres.

Jesús se dirige al atemorizado Pedro, quien quizá todavía se encuentra tirado a los pies de Jesús, dándole una instrucción en imperativo, que dejara de temer, y le dice cuál es su nueva función e identidad, dejara de ser pescador de peces para ser pescador de hombres, Jesús usa esta figura ilustrativa muy sencilla, para que Pedro entienda que, desde ese momento, su tarea sería la de proclamar el reino de Dios a las personas e introducirlos a ese reino.

 

Jesús le hace un llamado muy claro a Pedro de servirle anunciando las buenas nuevas de salvación que hay en Cristo Jesús.

 

11 Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, le siguieron.

Esas dos barcas llevas de peces las trajeron a tierra, y aunque Lucas relata ese llamado a Pedro, Marcos (Mr 1:16-20) y Mateo (Mt 4:18-22) detallan el llamado a los cuatro pescadores, Pedro y Andrés su hermano, y a Jacobo y Juan su hermano, estos cuatro dejándolo todo le siguieron, no solo dejaron las barcas llenas de peces, dejaron su oficio, su casa, su familia, y comenzaron a caminar con Jesús

 

Aplicación Práctica: Descubrir el maravilloso efecto transformador que la Bendita Palabra de Dios tiene sobre el corazón del ser humano.

 

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