Monday, September 9, 2019

Hebreos 11:23-31 La Fe (3ª Parte) La Nación de Fe


Objetivo: Enseñar al joven a Ser fortalecidos en tiempos difíciles y en todo tiempo, recordando la fe que ha sostenido a nuestro pueblo durante toda su peregrinación.

Introducción: Hemos visto la fe de Dios en hombres como Abel, Enoc y Noé, la hemos visto en la familia de Abraham, Isaac, Jacob y José, ahora la vemos en la nación de Israel como Moisés como su representante.

Versículo a memorizar:
“Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón.” Hebreos 11:24-26.

Desarrollo: 
23 Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses, porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey.
Los padres de Moisés mostraron fe cuando percibieron que él pequeño era favorecido de una forma especial por Dios como dice Hechos 7:13 En aquel mismo tiempo nació Moisés, y fue agradable a Dios; y fue criado tres meses en casa de su padre, y tomaron medidas de fe para salvar su vida a pesar del peligro.

24 Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón,
Moisés mostró fe cuando dejó que Dios trazara su destino en vez de dejar que faraón lo hiciera.

25 escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales (efímeros) del pecado,
Escogiendo antes ser maltratado. Esta decisión tuvo consecuencias. Moisés sabía que hacer las cosas a la manera de Dios significaba ser maltratado, como los hebreos estaban siendo maltratados en ese momento por los egipcios, pero por la fe puesta en Moisés; prefirió ese maltrato, pero identificarse con el pueblo que Dios había escogido.

Los deleites temporales del pecado. El pecado sí tiene sus deleites; pero Moisés los vio como algo pasajero, incluso si estos duraran toda nuestra vida terrenal, seguirían siendo efímeros y temporales comparados con la vida eterna.

26 teniendo por mayores riquezas el vituperio (sufrimiento) de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón (premio, recompensa).
El vituperio de Cristo. Moisés probablemente no lo dimensionaba completamente ese momento, pero por la fe tomó la decisión de servir a Dios y a al pueblo, de donde vendría el Jesús el Mesías, quien sufrió para dar libertad a los hombres que es nuestro galardón.

27 Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira (enojo) del rey; porque se sostuvo (mantuvo firme, no se rindió) como viendo al Invisible.
Los ojos naturales de Moisés podían ver el peligro del Faraón, y entendió el peligro de quedarse en cualquier lugar cerca de Egipto. Sin embargo; con los ojos de fe que le fueron dados, pudo ver al Dios invisible, y entendió que era mejor servir a Dios que un Faraón enojado.

28 Por la fe celebró la pascua y la aspersión (rociamiento) de la sangre, para que el que destruía a los primogénitos (hijo mayor) no los tocase a ellos.
Se requirió fe para creer que la sangre de un cordero en el marco de la puerta salvaría a una familia del terror del Ángel de la Muerte. Pero Moisés tenía fe dada por Dios, y condujo a su nación a cumplir con la pascua y a ser librados de la muerte de los hijos mayores como si sucedió con los primogénitos de los egipcios.

29 Por la fe pasaron el Mar Rojo como por tierra seca; e intentando los egipcios hacer lo mismo, fueron ahogados.
La diferencia entre los Israelitas que cruzaron el mar rojo y los egipcios que los siguieron no fue el valor, sino la fe. Todo indica que los egipcios tenían más valor que los Israelitas, estaban mucho mas equipados, con carros de guerra y un gran ejercito, pero no tenía la misma fe, y ambos tuvieron diferentes destinos. Los Israelitas pasaron sin mojarse los pies, y los egipcios fueron ahogados.

30 Por la fe cayeron los muros de Jericó después de rodearlos (marchar alrededor) siete días.
Este relato bíblico de los muros de Jericó, lo encontramos en Josué Capítulo 6, donde Josué y el pueblo de Israel tuvo una fe audaz. Habían recientemente cruzado el rio Jordán en seco viendo el poder de Dios, y ahora tenían que conquistar la primera ciudad de la tierra prometida y esta estaba amurallada, Dios les dijo que rodearan 6 días en silencio la ciudad y el séptimo día la rodearan también pero con sonido de trompeta y con gritos y que las murallas de la ciudad caerían para que ellos pudieran entrar y conquistarla

En Jericó, el pueblo de Israel tuvo una fe obediente. No entendían realmente lo que Dios estaba haciendo; sin embargo, obedecieron de todas formas.

En Jericó, el pueblo de Israel tuvo una fe paciente. Los muros no cayeron durante los primeros seis días; sin embargo, siguieron marchando tal y como Dios lo había ordenado.

En Jericó, el pueblo de Israel tuvo una fe anticipada. Ellos sabían que Dios actuaria en el séptimo día cuando gritaron.

31 Por la fe Rahab la ramera (prostituta) no pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz.
En el mismo libro de Josué, pero en el capítulo 2 nos relata que 2 espías de Israel había ido a reconocer la ciudad de Jericó que más adelante conquistarían, y que una mujer que se dedicaba a la prostitución, los escondió en el techo de su casa par proteger su vida de los habitantes de Jericó que los andaban buscando y eso le valió que cuando los Hebreos conquistaron la ciudad ella y todo su familia se salvo poniendo como señal un cordón rojo colgada en su ventana como un símbolo de la sangre de Jesús.

Rahab pudiera parecer un ejemplo inusual de fe, pero su confianza en Dios y su disposición a identificarse con el pueblo de Dios y no con los Jericoanos, sin importar el costo, es digno de admirarse.

Habiendo recibido a los espías en paz. Cuando los espías Hebreos llegaron con Rahab, ella declaró lo que encontramos en Josué 2:11 … porque Jehová vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra. Esta fue la prueba de que su fe había sido dada por Dios, Rahab se convertiría mas adelante en la parte de la genealogía del Rey David y de Jesús mismo.

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