Tuesday, December 31, 2024

Romanos 5:1-11 Dios muestra Su amor

 

Dios muestra Su amor

Romanos 5:1-11

 

Objetivo: Gloriarnos (alegrarnos, regocijarnos) en el AMOR de aquel que murió para reconciliarnos, y vive para salvarnos de la ira.

 

Versículo a memorizar: Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Romanos 5:8

 

Introducción: Pablo enseño sobre la justificación por fe, ejemplificada en Abraham, quien fue declarado justo antes de la circuncisión. La fe de Abraham, basada en la promesa divina y no en la Ley, eso demuestra que la justificación es un regalo de gracia accesible a todos, judíos y gentiles. Abraham es considerado el "padre de la fe" porque creyó en la promesa de Dios, confiando en Su poder para cumplirla, a pesar de las circunstancias imposibles.

 

Pablo establece que la promesa de Dios no se basa en obras o en la Ley, sino en la fe, lo que asegura que sea universal y firme. La Ley revela el pecado y muestra la necesidad de un Salvador, pero no justifica. En cambio, la fe en Cristo lleva a la justicia, reconciliando a los pecadores con Dios y garantizando vida eterna. Abraham creyó "en esperanza contra esperanza", mostrando una fe inquebrantable que dio gloria a Dios.

 

La enseñanza de Pablo concluye con el Evangelio: Jesús fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación. Este sacrificio satisface la justicia de Dios y asegura nuestra reconciliación y salvación. La fe de Abraham sirve como modelo para los creyentes actuales, quienes son justificados al confiar en Dios y en la obra redentora de Cristo.

 

El llamado final para nosotros es seguir las pisadas de fe de Abraham, creyendo en el poder de Dios para salvar y justificar a través de Su Hijo.

 

Desarrollo:

1 Justificados (declarados justos por Dios), pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;

Justificados, pues, por la fe. La justificación es el acto judicial de Dios por el cual declara justo al pecador, no por obras, sino por la fe en Jesucristo como dice Romanos 3:28 Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley, esta justicia no es propia, sino imputada por Cristo como dice 2 Corintios 5:2 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.

 

Tenemos paz para con Dios. Pablo no se refiere aquí a una sensación de tranquilidad emocional, sino a la reconciliación entre Dios y la raza humana. antes de la justificación, éramos enemigos de Dios debido al pecado (Rom. 5:10). La paz con Dios es el resultado de la obra de Cristo en la cruz quien nos reconcilió con Dios como dice Colosenses 1:20 y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.

 

Por medio de nuestro Señor Jesucristo. La paz con Dios es únicamente por medio de nuestro Señor Jesucristo, quien con Su sacrificio aseguró nuestra reconciliación y quien es el mediador entre Dios y los hombres como dice 1 Timoteo 2:5 Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre.

 

2 por quien (por Cristo) también tenemos entrada por la fe a esta gracia (favor inmerecido) en la cual estamos firmes, y nos gloriamos (alegramos) en la esperanza de la gloria de Dios.

Por quien también tenemos entrada. El beneficio de esa justificación por medio de Jesucristo es que tenemos entrada por la fe a esta gracia, la palabra “entrada” viene de la palabra griega Strong 4318 <prosagōgē> que significa ser guiado, en el primer siglo, esa palabra se usaba para describir el privilegio de acercarse a un rey o a una figura de autoridad, lo que muestra que los creyentes tenemos acceso a Dios mismo, un privilegio que antes estaba restringido y que es obtenido gracias al sacrificio de Cristo

 

Por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes. Nuestra posición en la gracia es estable (estamos firmes) en la gracia de Dios, o depende de circunstancias externas. Esta firmeza proviene de Dios, quien asegura nuestra salvación y de donde no podemos ser separados como dice Romanos 8:38-39 38Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

                                              

Y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. La esperanza cristiana es la expectativa de participar en la gloria futura de Dios, de la cual estamos firmes y alegres, esperando el tiempo cuando seamos transformados completamente la imagen de Cristo como dice 1 Juan 3:2 Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.

 

3 Y no solo esto, sino que también nos gloriamos (alegramos) en las tribulaciones (pruebas/dificultades), sabiendo que la tribulación (prueba/sufrimiento) produce paciencia (resistencia);

4 y la paciencia (resistencia), prueba (firmeza de carácter, salir aprobados); y la prueba (firmeza de carácter), esperanza (confianza en la salvación);

5 y la esperanza (confianza en la salvación) no avergüenza (no defrauda, no desilusiona); porque el amor de Dios ha sido derramado (llenado) en nuestros corazones por (por medio) el Espíritu Santo que nos fue dado.

Y no solo esto, sino que también nos gloriamos. Pablo presenta una perspectiva radical, que los creyentes podemos regocijarse incluso en medio de pruebas y sufrimientos, al saber que que las tribulaciones tienen un propósito divino.

 

Tribulaciones. Del griego Strong 2347 <thilipsis> que significa; aflicción, tribulación, opresión presión, se refiere a una experiencia de angustia, sufrimiento o dificultad que puede ser externa (persecuciones, pruebas) o interna (luchas espirituales, angustias).

 

Paciencia. Del griego Strong 5281 <hypomonē> que significa; perseverancia, constancia, denota la capacidad de mantenerse firme bajo presión, soportando pruebas con fe y esperanza en Dios.

 

Prueba. Del griego Strong 1382 <dokimē> que significa; aprobación o carácter aprobado. Se refiere al estado de alguien o algo que ha sido puesto a prueba y ha demostrado ser genuino, confiable y aprobado.

 

Esperanza. Del griego Strong 1680 <elpis> que significa; confianza. Se refiere a una expectativa confiada y segura, especialmente en relación con las promesas de Dios. Esa esperanza en Dios no avergüenza,  ya que la esperanza en Dios nunca decepciona, porque está respaldada por Su carácter y fidelidad, y no en esperanzas humanas, que son inciertas.

 

Porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. La base de esta esperanza es el amor de Dios, que ha sido impartido por el Espíritu Santo. Este amor asegura que Dios está presente y obrando incluso en medio de las pruebas como dice Efesios 3:17-19 17para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, 18seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, 19y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios, y el Espíritu Santo es la garantía y el sello de nuestra relación con Dios, Su presencia en nuestro corazón es la evidencia del amor de Dios como dice Gálatas 4:6 Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!

 

6 Porque Cristo, cuando aún éramos débiles (incapaces de salvarnos), a su tiempo (en el momento preciso) murió por los impíos (pecadores).

Porque Cristo, cuando aún éramos débiles. La palabra “débiles” viene de la palabra griega Strong 772 <asebēs> que significa irreverente. Se refiere a alguien que no honra a Dios, vive en oposición a Sus mandamientos y carece de respeto hacia Su santidad, por lo que describe la incapacidad espiritual total de la humanidad, ya que, antes de Cristo, los seres humanos estaban imposibilitados para salvarse o cumplir con los estándares de justicia de Dios.

 

A su tiempo. Es decir, que Jesús murió en el momento exacto que Dios había determinado desde antes de la fundación del mundo como dice Gálatas 4:4 Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley,

 

Murió por los impíos. Dios no esperó a que la humanidad mejorara; cuando estábamos en nuestra peor condición, llegó la provisión divina, Cristo murió por los impíos, que viene de la misma palabra griega Strong 772 <asebēs>, pecador, como dice 1 Pedro 3:18 Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu, y también Efesios 2:1 Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados.

 

7 Ciertamente (Ahora bien), apenas (difícilmente) morirá alguno por un justo (persona honrada); con todo, pudiera ser que alguno osara (estuviera dispuesto a) morir por el bueno (que le haya hecho un bien).

8 Mas (pero) Dios muestra (demostró) su amor para con nosotros, en que siendo aún (cuando todavía éramos) pecadores, Cristo murió por nosotros.

Pablo ya escribió citando el Antiguo Testamento en Romanos 3:10 Como está escrito: No hay justo, ni aun uno, hablándonos de la incapacidad del hombre para justificarse delante de Dios, por lo que el término “justo” aquí, se refiere a alguien moralmente recto, humanamente hablando, como un juez imparcial puede ser justo en su trabajo, pero no justo en el estándar de Dios. De la misma forma la palabra “bueno” aquí, simplemente describe a alguien amable, generoso y con cualidades que provocan cariño en otro.

 

Lo que Pablo quiere destacar lo raro que es que alguien dé su vida por otro, incluso por un justo o alguien bueno, y lo hace para contrastar con el amor de Dios en Cristo, quien murió no por personas dignas, sino por pecadores e impíos, que se encontraban en rebelión contra Dios, lejos de merecer Su favor, demostrando así un amor incomparable e incondicional hacia la humanidad que no está condicionado a su justicia o bondad, sino que se extiende a los que no lo merecen como dice Juan 3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

 

Cristo murió por nosotros. Nos habla de una muerte vicaria (sustitutiva); es decir, que Jesús tomó nuestro lugar, cargando en Él, castigo que merecíamos por nuestro pecado, lo que el mismo dijo que haría en Juan 15:13 Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.

 

9 Pues mucho más (con mayor razón), estando ya justificados (siendo declarados justos) en su sangre, por él seremos salvos de la ira (castigo final).

Pablo enseña que, al ser declarados justos por Dios por la sangre de Cristo derramada en la cruz, somos salvos de la ira de Dios, que es la justa retribución contra el pecado, Pablo se refiere a el día de la ira de Dios en el juicio final como dice Romanos 8:1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Somos librados de ese día, ya que ese sacrificio de Jesús, cumplió con las demandas de la justicia de Dios, y dónde se pagó el total de los pecados de aquellos que hemos creído en Cristo como Salvador, como dice Efesios 1:7 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia.

 

10 Porque si siendo (cuando todavía éramos) enemigos, fuimos reconciliados con Dios por (mediante) la muerte de su Hijo (Cristo), mucho más (con mayor razón), estando reconciliados, seremos salvos por su vida (ahora que su hijo vive).

Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo. Pablo describe la relación entre los pecadores y Dios como enemistad, no solo de parte de la actitud humana, una actitud de rechazo hacia Dios, sino también de parte de Dios, ya que Su santidad está en oposición al pecado. Como enemigos, no teníamos forma de restaurar nuestra relación con Dios, fuimos reconciliados mediante el sacrificio perfecto y sustitutivo de Jesús en la cruz; es decir, la barrera del pecado que nos separaba de Dios fue eliminada por la muerte de Cristo.

 

Mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida. Pablo argumenta que si Dios fue capaz de reconciliarnos mientras éramos enemigos, cuánto más podemos confiar en Su poder para salvarnos ahora que somos sus hijos como dice Romanos 8:32 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?

 

11 Y no solo esto (Además), sino que también nos gloriamos (alegramos) en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación.

Y no solo esto. Pablo concluye esta idea, haciendo un énfasis adicional.

 

Sino que también nos gloriamos en Dios. Si nos gloriamos (alegramos) en la esperanza futura de la gloria de Dios (Rom. 5:2), y en las tribulaciones presentes (Rom. 5:3) que Dios permite para formarnos resistencia y carácter; Pablo afirma que hay un motivo de gozo aún mayor para gloriamos (alegramos), que es en Dios mismo, quien es el origen y el objetivo de nuestra reconciliación, nos gloriamos en el carácter fiel y amoroso de Dios para con los pecadores.

 

Por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación. Ese gozo y reconciliación fueron posibles por el Señor nuestro Jesucristo, quien es el único camino para llegar a Dios como él mismo dijo en Juan 14:6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.

 

Conclusión: Gloriarnos (alegrarnos, regocijarnos) en el AMOR de aquel que murió para reconciliarnos, y vive para salvarnos de la ira.

Wednesday, December 25, 2024

Romanos 4:13-25 Herederos de la promesa

 

Herederos de la promesa

Romanos 4:13-25

 

Objetivo: Seguir las pisadas de fe de Abraham, creyendo en el que levantó de los muertos a Jesús, el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.

 

Versículo a memorizar: Por tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia; no solamente para la que es de la ley, sino también para la que es de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros. Romanos 4:16

 

Introducción: El apóstol Pablo presenta a Abraham como el ejemplo principal de justificación por la fe, destacando que fue declarado justo antes de la circuncisión. Abraham creyó en la promesa de Dios y su fe le fue contada por justicia (Gn. 15:6). Este acto demuestra que la justificación no depende de obras ni de rituales, sino únicamente de la fe. La promesa de bendición dada a Abraham se cumplió en Cristo, la "simiente" que redime a la humanidad (Gal. 3:16).

 

Pablo también usa el ejemplo de David, quien experimentó la bienaventuranza del perdón de Dios a pesar de sus pecados. David describe la felicidad de aquellos cuyos pecados son perdonados y cubiertos, mostrando que la gracia divina no depende del mérito humano. El argumento central de Pablo es que la justificación por fe es universal, accesible tanto para judíos como para gentiles. Abraham es llamado "padre de todos los creyentes", independientemente de su linaje físico, porque su fe trasciende las barreras culturales y religiosas.

 

La justicia de Dios es un regalo inmerecido, no un salario ganado por obras. Este don gratuito de gracia elimina la jactancia humana, enfatizando la dependencia total de la obra redentora de Cristo en la cruz, quien imputa (acredita) Su perfecta justicia a los creyentes. Así, la fe, no las obras, es el medio por el cual Dios reconcilia a los pecadores consigo mismo, ofreciendo salvación eterna y la hermosa bienaventuranza de la justicia en Cristo Jesús.

 

Desarrollo:

Vs. 13-17. La promesa

13 Porque no por la (obediencia a la) ley fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia de (por ser declarado justo por) la fe.

Pablo establece que la promesa de Dios a Abraham no se basó en la Ley, que llegó 430 años después, sino en la fe de Abraham (Gn. 15:6). Esto demuestra que, ser declarado justo ante Dios,  nunca dependió del cumplimiento de obras o leyes, sino de la confianza en Su gracia y fidelidad como dice Gálatas 3:18 Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa; pero Dios la concedió a Abraham mediante la promesa.

 

El término "heredero del mundo" no solo se refiere a una posesión física, sino al reino espiritual que se alcanza a través de la fe en Cristo. Esto incluye la redención, la comunión con Dios y la promesa de la vida eterna, como Jesús mismo enseño en el sermón del monte en  Mateo 5:5 Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad, o Pablo en Romanos 14:17 porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.

 

14 Porque si los que son de (los que obedecen) la ley son los herederos, vana resulta (no hace falta) la fe, y anulada (sería sin valor) la promesa.

 

La herencia de la promesa de Dios no puede basarse en la Ley, ya que esto invalidaría tanto la fe como la promesa misma. Si la promesa de Dios fuera otorgada a través del cumplimiento de la Ley, esto implicaría que la fe es innecesaria y que la promesa dependería de méritos humanos y no de la fidelidad de Dios. Sin embargo, la Ley no justifica, sino que, fue dada para revelar el pecado de los hombres y llevarlos a buscar un salvador, que es Cristo (Gal. 3:24).

 

Es como si un padre promete a su hijo regalarle una bicicleta como muestra de su amor. El padre le dice al hijo: "Esta bicicleta es un regalo porque te amo, y siempre cumplo mis promesas." Sin embargo, luego de hacer la promesa, el hijo comienza a pensar que necesita "ganarse" la bicicleta y decide hacer muchas tareas, esforzándose para demostrar que merece el regalo, y con eso estaría desvirtuando el acto de amor del padre.

 

15 Pues la ley produce ira (castigo); pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión (pecado).

Pablo explica que la Ley no justifica ni trae salvación; más bien, revela el pecado y produce ira, al evidenciar que los seres humanos no pueden cumplir con los estándares perfectos de Dios, como dijo en Romanos 3:20 Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado. Sin embargo, donde no hay Ley, como consecuencia, tampoco hay transgresión de la ley, Pablo con esto enfatiza que la fe y la gracia son el camino para la justicia como dice en Efesios 2:8-9 8Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9no por obras, para que nadie se gloríe.

 

16 Por tanto, (la promesa) es por (basado en) fe, para que sea por gracia (un regalo inmerecido), a fin de que la promesa sea firme (mantenga su valor) para toda su descendencia; no solamente para la que es de (se basan) la ley, sino también para la que es de (se basan) la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros

Pablo concluye que la justicia de Dios y la herencia de Sus promesas no se obtienen por obras ni por la Ley, sino por la fe como ya había concluido en Romanos 3:28 Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley.

 

Esto asegura que la promesa de salvación y justificación sea universal, inmutable y accesible a todos los que creen, tanto judíos, que se basan en la ley y que también siguen las pisadas de la fe que Abraham (Rom. 4:12), como gentiles que se basa en la misma fe de Abraham, por eso se considera a Abraham como "padre de la fe" de todos los creyentes.

 

17 (como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes (naciones)) delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen (y crea las cosas que aún no existen).

Pablo recuerda la promesa que Dios le hizo a Abraham de ser padre de muchas naciones, cuando incluso le cambió el nombre antes de que Abraham tuviera descendencia, llamando las cosas que no son, como si fuesen, como dice Génesis 17:5 Y no se llamará más tu nombre Abram (padre enaltecido), sino que será tu nombre Abraham (padre de multitudes), porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes.

 

Pablo destaca dos características esenciales de Dios: Su poder para dar vida a los muertos y Su capacidad de llamar a la existencia lo que no existe. Estos atributos son la base de la fe de Abraham y, como consecuencia, de la confianza de los creyentes que siguen las pisadas de fe de Abraham.

 

Vs. 18-21. La esperanza

18 Él creyó en esperanza contra esperanza (aun cuando no había motivos para tener esperanza), para llegar a ser padre de muchas gentes (naciones), conforme a lo que se le había dicho: Así (de numerosa) será tu descendencia.

Pablo describe la fe de Abraham como una esperanza firme, incluso cuando las circunstancias parecían imposibles. Mantuvo firme su confianza en lo que Dios le había dicho “Así será tu descendencia”, tenía razones humanas para dudar, la lógica y las apariencias apuntaban a que esa promesa no sucedería, pero mantuvo su esperanza, sabiendo lo que dice Lucas 1:37 porque nada hay imposible para Dios.

 

19 Y no se debilitó en la fe (no dejo de confiar) al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (muy anciano) (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz (imposibilidad de tener hijos) de Sara.

Pablo relata las circunstancias de “esperanza contra esperanza” de Abraham, su cuerpo, ya anciano, estaba "como muerto" y Sara había sido estéril toda su vida, desde el punto de vista humano, no había posibilidad de cumplir la promesa de tener descendencia. Sin embargo, en lugar de centrarse en estas limitaciones, Abraham no se debilitó en su fe en Dios, ya que sabía que la promesa no dependía de su fuerza, sino del carácter de Aquel que la había hecho.

 

De la misma manera que el escritor de hebreos nos alienta a lo mismo en Hebreos 10:23 Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.

 

20 Tampoco dudó (desconfió), por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en (afirmó su) fe, dando gloria (alabando) a Dios,

Abraham no dudó de la promesa de Dios a pesar de era humanamente inalcanzable, en lugar de desconfiar. Pero no solo evitó la duda, sino que su fe se fortaleció al enfocarse en la fidelidad y el poder de Dios, lo que resultó en alabanza y adoración aun en el tiempo de espera.

 

Como un agricultor siembra semillas en la tierra, aunque no ve los frutos inmediatamente, pero confía en que la semilla germinará porque cree en el poder de la vida que Dios ha puesto en la naturaleza. De la misma manera, Abraham creyó en el Dios que trae vida de lo que parece muerto (como su anciano cuerpo y la matriz de Sara).

 

21 plenamente convencido (completamente seguro) de que (Dios) era también poderoso para hacer (cumplir) todo lo que había prometido;

Pablo describe la fe de Abraham como que estaba completamente seguro de que Dios tenía el poder para cumplir lo que le había prometido, mostrando una fe madura, que descansa en el carácter y la omnipotencia de Dios, como debe ser la fe, segín Hebreos 11:1 Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.

 

Vs. 22-25. La justicia

22 por lo cual también (debido a eso) su fe le fue contada por justicia (fue declarado como justo).

Pablo culmina de la descripción de la fe de Abraham como el medio por el cual fue justificado ante Dios, enfatizando que la justicia de Dios se imputa (acredita) al creyente a través de la fe, no de las obras. Abraham es presentado como un modelo para todos los creyentes, mostrando que la justificación siempre ha sido un regalo de gracia recibido por fe por medio de Cristo como dice 2 Corintios 5:21: Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.

 

23 Y no solamente con respecto a él (Abraham) se escribió que le fue contada,

24 sino también con respecto a nosotros (para nuestro beneficio) a quienes ha de ser contada, esto es, a los que creemos en el (confiamos en Dios) que levantó de los muertos a Jesús, Señor nuestro,

La justificación por fe no fue un evento exclusivo de Abraham, sino un modelo para todos los que creen en Dios y en la resurrección de Jesús, que es la base fe cristiana y al mismo tiempo, la base de nuestra justificación, por lo que todos los que hems creído en Cristo, somos hijos de la misma fe que tuvo Abraham como dice Gálatas 3:6-7 6Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia. 7Sabed, por tanto, que los que son de fe, estos son hijos de Abraham, así como Gálatas 3:29 Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.

 

25 el cual fue entregado (a la muerte) por nuestras transgresiones (pecados), y resucitado para nuestra justificación (hacernos justos, declararnos justos).

Pablo deja en este versículo la esencia del Evangelio: Jesús fue entregado como sacrificio por llevando nuestros pecados y sufriendo el castigo que merecíamos; sacrificio que satisfizo la justicia de Dios, pero también fue resucitado, lo que valida que Su obra de redención fue aceptada por Dios y garantiza nuestra justificación.

 

La muerte como sustituto de Jesús en la cruz y Su resurrección trabajan juntas para redimirnos, perdonar nuestros pecados, justificarnos, reconciliarnos con Dios y darnos vida eterna, y todo eso por Su misericordia como dice Tito 3:5 Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia.

 

Conclusión: Seguir las pisadas de fe de Abraham, creyendo en el que levantó de los muertos a Jesús, el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.

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