Monday, December 2, 2024

Romanos 3:9-20 No hay justo, ni aun uno

 

No hay justo, ni aun uno

Romanos 3:9-20

 

 
Objetivo: Reconocer la incapacidad humana debido al pecado y la necesidad de Cristo.

 

Versículo a memorizar: Como está escrito: No hay justo, ni aun uno.” Romanos 3:10

 

Introducción: Pablo viene de responder a cuatro objeciones relacionadas con la justicia de Dios, la incredulidad humana y el propósito del pecado. Pablo destacó que, aunque los judíos tienen la ventaja de haber recibido la Palabra de Dios, esta no garantiza salvación. La verdadera justicia proviene únicamente a través de Cristo y no de ritos externos como la circuncisión. La incredulidad de algunos judíos no anula la fidelidad de Dios, pues esta es inmutable y no depende de la fidelidad humana.

 

El apóstol también aborda la idea de que el pecado humano pueda resaltar la justicia divina, argumentando que, aunque Dios utiliza incluso el pecado para revelar Su gloria, esto no justifica el pecado ni elimina la necesidad de arrepentimiento. Pablo rechaza categóricamente la lógica de "hacer el mal para que venga el bien", calificándola como contraria a la santidad de Dios. Los que promueven esta idea están bajo condenación.

 

Pablo resaltó que la fidelidad de Dios se manifiesta en Su capacidad de perdonar a los arrepentidos y que Su justicia es perfecta, lo que refuerza Su autoridad para juzgar al mundo. Lo que nos lleva a confiar en la fidelidad de Dios y a buscar Su gracia a través del arrepentimiento y la fe en Cristo.

 

Desarrollo:

Pablo concluye es esta sección que tanto judíos como gentiles están igualmente bajo pecado, y por tanto, para la ira de Dios como dijo en Romanos 1:18 Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad. A lo largo de los capítulos 1 y 2, Pablo ha mostrado cómo los gentiles han rechazado la revelación natural de Dios, los hipócritas moralistas, solo aparentan tener una vida piadosa, pero no la viven y cómo los judíos, con su falsa confianza en las cosas religiosas, han detenido con injusticia la verdad. En estos versículos, Pablo refuerza la universalidad del pecado, preparando el terreno para explicar la necesidad de la salvación mediante la gracia de Dios en Cristo (Rom. 3:21-31).

 

V. 9. La universalidad del pecado

9 ¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que (tenemos ventaja sobre) ellos? En ninguna manera (¡Claro que no!); pues ya hemos acusado a (demostrado que) judíos y a gentiles, que todos están bajo (el poder del) pecado.

¿Qué, pues? Pablo enlaza lo anterior tratando de hacer una conclusión, como si dijere “¿a qué conclusión llegamos?”

 

¿Somos nosotros mejores que ellos? Pablo ahora se incluye en esta pregunta, que el mismo contestará, refiriéndose a la iglesia de Cristo, como si dijera “¿Somos nosotros los creyentes mejores que el resto de la gente?, ¿Somos mejores que los paganos, los hipócritas moralistas, o los judíos religiosos?

 

En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado. La respuesta de Pablo es contundente, y muy a su estilo dice; “en ninguna manera”, todos, en la condición humana natural están bajo pecado. Incluso los creyentes, aunque salvados por gracia, no somos mejores, ya que somos parte de la raza humana caída.

 

La frase "Bajo pecado", implica estar dominado por el pecado, sin la capacidad de liberarse por sí mismo; y por consiguiente, destituidos de la gloria de Dios como dice Romanos 3:23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, por lo que podemos concluir que el pecado afectó a toda la humanidad, sin distinción, y nadie puede cambiar su condición pecaminosa por sus propios esfuerzos, ni los gentiles con la ley escrita en sus corazones, ni los falsos moralistas con su comportamiento, ni los judíos con la ley escrita que poseían, nadie puede liberarse del poder del pecado, todos estamos igualmente en necesidad de la gracia y misericordia de Dios.

 

Vs. 10-18. El profundo alcance del pecado

10 Como está escrito: No hay justo, ni aun (siquiera) uno;

Como está escrito. Pablo, en los siguientes versículos, utiliza una serie de pasajes del Antiguo Testamento como testimonio de Dios contra el pecado, con lo que va a demostrar como el pecado penetró y corrompió cada área de la vida humana: en su naturaleza (vs. 10-12), en su lenguaje (vs. 13-14), y en sus acciones (vs. 15-18).

 

No hay justo, ni aun uno. Pablo cita el Salmo 14:1 Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, hacen obras abominables; No hay quien haga el bien. (También está en el Sal 53:1-3).

 

Hay una diferencia entre justicia humana y justicia divina. La justicia humana, se refiere al comportamiento de una persona en comparación con otros hombres. Por ejemplo, Job es descrito como "perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal" (Job 1:1), y Zacarías y Elisabet (los padres de Juan el Bautista) "eran justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor" (Lc. 1:6). Sin embargo, esta justicia no significa perfección absoluta o justicia en el sentido pleno que Dios requiere. Dios dice en Isaías 64:6 Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento, dejando claro que ninguna obra humana alcanza el estándar de Dios. Que es lo mismo que confirma Eclesiastés 7:20 Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque.

 

Por otro lado, la justicia divina se refiere a que Dios es perfectamente santo y justo, y Su estándar es igualmente perfecto. Para estar completamente reconciliados con Él, debemos ser completamente justos, lo cual ningún ser humano puede lograr por sí mismo. Jesús es el único que cumplió perfectamente la justicia de Dios como dice 2 Corintios 5:21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él, por dos cosas, ya que vivió una vida sin pecado (He. 4:15), y cumplió perfectamente la Ley (Mt. 5:17), por lo que Él es el único justo ante los ojos de Dios, Su justicia puede ser transferida a nosotros mediante la fe para cumplir ese estándar divino.

 

11 No hay quien entienda, No hay quien busque (quiera buscar) a Dios.

No hay quien entienda. Pablo hace referencia al Salmo 14:2 Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, Para ver si había algún entendido, Que buscara a Dios. La mente humana está corrompida (incapacitada) por el pecado, lo que impide comprender intelectualmente la voluntad, el carácter y los caminos de Dios, por lo que es insensible espiritualmente hacia las cosas de Dios. Sin la gracia de Dios, las personas no pueden discernir lo espiritual como dice 1 Corintios 2:14 Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente, y esto es debido a que tienen cegado su entendimiento como dice 2 Corintios 4:4 en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.

 

No hay quien busque a Dios. Debido a la profundidad del pecado en el hombre, su inclinación natural es alejarse de Dios en lugar de buscarlo. El ser humano no tiene el deseo innato de buscar a Dios, sino que prefiere seguir sus propios caminos. Debido a esto es que Dios tiene que tomar la iniciativa en la salvación, transformando el corazón humano para que el hombre pueda volverse hacia Él, como dijo Jesús en Juan 6:44 Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero, el hombre natural sin Dios, no solo no quiere acercarse a Dios, ni quisiera puede hacerlo como dice Romanos 8:7-8 7Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; 8y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.

 

12 Todos se desviaron (alejaron), a una se hicieron inútiles (malos); No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.

Todos se desviaron. Pablo hace referencia al Salmo 14:3 Todos se desviaron, a una se han corrompido; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno, que es la misma idea que presenta Isaías 53:6 Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. El efecto del pecado en la humanidad, le ha llevado a elegir alejarse del camino de Dios. Este desvío implica una rebelión deliberada y una inclinación hacia el pecado.

 

A una se hicieron inútiles. La palabra "inútiles" viene del griego Strong 889 < achreíos>, que significa sin provecho, que implica que es moralmente corrupto o ineficaz para cumplir el propósito de Dios. La humanidad, en su estado de pecado, no puede producir frutos agradables a Dios, por eso Jesús dijo en Juan 15:5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.

 

No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Pablo afirma que ningún ser humano puede hacer el bien absoluto, es decir, acciones que cumplan perfectamente con los estándares de Dios. Incluso las buenas obras están contaminadas por motivaciones egoístas, por ejemplo:

 

1.    Alguien ayuda a una persona que no conoce, pero lo hace únicamente para recibir elogios, o mejorar su imagen.

2.    Alguien ayuda a un amigo en un momento de necesidad, pero con la expectativa oculta de recibir un favor mayor en el futuro.

3.    Alguien "perdona" a otra persona públicamente para mostrar una imagen de espiritualidad, pero en su corazón no ha dejado ir la ofensa.

4.    Alguien señala los errores de otros, no para ayudarlos a mejorar, sino para mostrarse moralmente superior.

 

 

 

Dios evalúa no solo las acciones externas, sino también las motivaciones internas como dice Hebreos 4:12 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.

 

13 Sepulcro (tumba) abierto es su garganta; Con su lengua engañan (está llena de mentira). Veneno de áspides (víbora) hay debajo de sus labios;

Sepulcro abierto es su garganta. Pablo hace referencia al Salmo 5:9 Porque en la boca de ellos no hay sinceridad; sus entrañas son maldad, sepulcro abierto es su garganta, con su lengua hablan lisonjas (adulaciones). Este versículo muestra la profundidad del pecado humano, incluso en algo tan cotidiano como el habla. La comparación con un sepulcro abierto indica que las palabras humanas, sin la transformación de Dios, están llenas de corrupción, destrucción y muerte. Así como un sepulcro abierto emana descomposición, la garganta del pecador revela lo que hay en su corazón como dice Mateo 12:34 ¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. El habla del hombre refleja el estado de su corazón, que está espiritualmente muerto y lleno de pecado.

 

Con su lengua engañan. El uso de la lengua para engañar refleja la deshonestidad y la hipocresía que son un reflejo de la condición del pecado humano. Las palabras engañosas son una herramienta del pecado para distorsionar la verdad y promover la maldad como dice Proverbios 18:8 Las palabras del chismoso son como bocados suaves, y penetran hasta las entrañas.

 

Veneno de áspides hay debajo de sus labios. Pablo hace referencia al Salmo 140:3 Aguzaron su lengua como la serpiente; veneno de áspid hay debajo de sus labios. Selah. Los labios humanos son comparados con el veneno mortal de una víbora, ya el habla pecaminosa puede ser extremadamente dañina, causando mucho dolor como dice Santiago 3:6 Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno.

 

14 Su boca está llena de maldición y de amargura.

Pablo hace referencia al Salmo 10:7 Llena está su boca de maldición, y de engaños y fraude; debajo de su lengua hay vejación (opresión) y maldad. La boca llena de maldición implica un lenguaje ofensivo, palabras destructivas o deseos de daño hacia otros, que manifiesta la corrupción interna de su naturaleza caída causada por el pecado.

 

Por otro lado, la boca llena da amargura, es una actitud interna de resentimiento, enojo o frustración,  hacia Dios, hacia los demás y hacia la vida misma, que se manifiesta a través de palabras hirientes. Es una señal de un corazón que no ha experimentado la gracia transformadora de Dios.

 

Aplicación Práctica. Seamos conscientes del daño del habla pecaminosa y de cómo nuestras palabras pueden afectar a otros, y esforcémonos por usarlas para traer vida y no destrucción, sigamos el consejo de Pablo de Efesios 4:31 Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia (insultos), y toda malicia, y no dejemos que crezca en nosotros ninguna raíz de amargura que nos impida alcanzar la gracia de Dios como nos advierte Hebreos 12:15 Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados.

 

15 Sus pies se apresuran (corren ágiles) para derramar sangre;

16 Quebranto (destrucción) y desventura (sufrimiento) hay en sus caminos;

Pablo hace referencia al Isaías 59:7 Sus pies corren al mal, se apresuran para derramar la sangre inocente; sus pensamientos, pensamientos de iniquidad; destrucción y quebrantamiento hay en sus caminos.

 

Sus pies se apresuran para derramar sangre. La frase implica una prontitud o disposición para realizar actos de violencia, particularmente hacia acciones que causan daño a otros, las acciones del hombre sin Dios tienden hacia la destrucción en lugar de la edificación.

 

Quebranto y desventura hay en sus caminos. Indica el daño que el pecado lleva inevitablemente, primeramente, al quebranto, que se refiere a la ruina o devastación que deja,  el pecado lo lleva a la autodestrucción y a la destrucción de relaciones con los demás. Pero también a la desventura; es decir, al sufrimiento, a la miseria o calamidad. Termina teniendo una vida llena de frustración y desesperanza.

 

El pecado promete satisfacción, pero conduce al sufrimiento y siempre deja un rastro de destrucción como dice Proverbios 14:12 Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte.; que termina con el costo más alto que es la separación de Dios, si Dios no interviene como dice Romanos 6:23 Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.

 

17 Y no conocieron camino de paz.

Pablo hace referencia a Isaías 59:8 No conocieron camino de paz, ni hay justicia en sus caminos; sus veredas son torcidas; cualquiera que por ellas fuere, no conocerá paz. La humanidad, en su estado natural de pecado, carece de conocimiento del camino que lleva a la verdadera paz, que es la paz con Dios, y esa paz solo se obtiene cuando somos reconciliados con Dios por medio de Jesucristo como dice Romanos 5:1 Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. El pecado interrumpe la paz en todas sus formas: paz con Dios, paz interior y paz con los demás, sin reconciliación con Dios, la verdadera paz es inalcanzable.

 

18 No hay temor de Dios delante de sus ojos.

Pablo hace referencia al Salmo 36:1 La iniquidad del impío me dice al corazón: no hay temor de Dios delante de sus ojos. El verdadero temor de Dios, no solo es miedo al juicio, sino que habla de un temor reverente, un respeto como el creador de todas las cosas, respeto a Su santidad, lo que produce y un deseo sometemos voluntariamente a su autoridad, que es el principio de la sabiduría como dice Proverbios 9:10 El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia, esa falta de temor de Dios hace que las personas, en su vida cotidiana, no toman en cuenta a Dios y viven según sus propios deseos y valores, ignorando las consecuencias morales y espirituales de sus acciones.

 

La falta de temor de Dios conduce a la depravación total hombre. El pecado afecta todas las áreas de la vida humana —su naturaleza (emociones y voluntad), su lenguaje y sus acciones, (lo que piensa, lo que dice y lo que hace)— , debido a ello, ningún ser humano puede alcanzar la justicia divina por sí mismo. La depravación total no significa que las personas sean tan malas como podrían ser, sino que el pecado ha corrompido cada aspecto de la naturaleza humana, otra forma de decirlo es que el hombre ha sido corrompido (imposibilitado) en todas sus facultades, para ser moralmente bueno a los ojos de Dios.

 

Completamente contraria a la idea humanista que confía en la capacidad humana para redimirse y que dice que el hombre es "fundamentalmente bueno", sosteniendo que las personas nacen con una inclinación natural hacia el bien y que, aunque puedan cometer errores, las influencias externas, como el entorno o la educación, son las principales responsables del mal comportamiento. Según esta perspectiva, el ser humano tiene la capacidad innata de actuar moralmente y mejorar a través del esfuerzo propio, la cultura o la educación adecuada.

 

Lo que revela la Escritura que es el hombre es totalmente corrupto en todas sus facultades, por lo que solo la gracia de Dios y la justicia imputada (transferida) de Cristo puede salvar a un hombre moralmente incapaz de buscar a Dios por sí mismo.

 

Aplicación Práctica. Viendo el profundo efecto del pecado en la raza humana, confía en la obra de Dios para atraer a las personas. Tu solo predica el Evangelio de la gracia en Cristo Jesús y reconoce que no depende de ti convencer a otros de buscar a Dios, sino de la transformadora obra del Espíritu Santo.

 

Vs. 19-20. El veredicto de la ley sobre el pecado

19 Pero sabemos que todo lo que la ley (de Moisés) dice, lo dice a los que están bajo (sometidos a) la ley, para que toda boca se cierre (se queden sin excusas) y todo el mundo quede (caiga) bajo el juicio de Dios;

El peso de la evidencia presentada por Pablo, sobre la universalidad del pecado humano y la incapacidad del hombre para justificarse delante de Dios; mostrado la ley (los textos del Antiguo testamento como testigos), exige silencio de toda la humanidad ante Dios, quita toda excusa, y solo le queda a la humanidad reconocer su responsabilidad ante el juicio de Dios; es decir, que quedan bajo el veredicto de que todo el mundo es culpable delante de Dios.

 

20 ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado (declarado justo) delante de él (Dios); porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.

Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él. Las obras de la Ley (obediencia a los mandamientos) no pueden justificar al ser humano, por una sencilla razón, porque nadie puede cumplir la Ley perfectamente. Lo que quita cualquier intento de obtener la salvación por méritos propios o cumplimiento legalista de la Ley como dice Gálatas 3:10 Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.

 

Porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado. Aunque la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno (Rom. 7:12), no fue dada como un medio de salvación, sino como una herramienta para exponer la magnitud del pecado del hombre y llevarlo

a buscar la gracia de Dios. Sirve como un espejo que muestra la incapacidad del ser humano para alcanzar la justicia divina y llevar nos como un tutor a Cristo, quien es el único que puede salvarnos como dice Gálatas 3:21-26

 

21¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? En ninguna manera (Claro que no!); porque si la ley dada pudiera vivificar (dar vida), la justicia fuera verdaderamente por la ley.

Si la ley pudiera justificar, así como la promesa puede hacerlo, entonces serían dos caminos opuestos (contrarios) para poder ser salvos, pero como la ley no fue dada para salvación, hace que ambas no sean contrarias.

 

22 Mas la Escritura lo encerró todo (nos aprisionó) bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes.

La ley escrita nunca tuvo la intención de salvar, sino de mostrar todo el pecado, y una vez que el hombre y la mujer se reconocieran como pecadores delante de Dios, entonces suplicaran por un salvador, y ese salvador fue dado también por Dios a los creyentes, Jesucristo.

 

23 Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados (presos) bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada (dada a conocer).

Antes de buscar un salvador, necesitamos que la ley nos revele nuestra condición de pecado, por eso dice Pablo que primero estábamos confinados (encerrados, acorralados) bajo la ley, aquella que les muestra a los hombres que tan pecadores son, y de allí nos lleva a que pongamos la fe en Cristo.

 

Como los rayos X, resonancia magnética, ultrasonido etc, solo tienen la finalidad de mostrar el problema que el paciente tiene, pero no le arregla el problema, solo se lo revela, no es sino hasta que pasa por todo el tratamiento médico que la persona se sana, de la misma manera la Ley solo muestra el problema que tenemos de pecado, pero no es sino hasta que venimos a Cristo (la promesa) que ese problema es quitado.

 

24 De manera que la ley ha sido nuestro ayo (tutor, guía), para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe.

25 Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo (tutor, guía).

Pablo usa una analogía para explicar la función de la ley, que es como un ayo, que nos lleva a Cristo.

La palabra ayo, viene del griego <paidagogós>, de donde viene la palabra en español de pedagogo, que era una persona en esa época que en una casa adinerada se encargaba del cuidado de los niños, darle sus primeras enseñanzas y de llevarlos a la escuela cuando ya estaban más grandes. De la misma manera, la Ley es como ese siervo o un guía, que con mucho cuidado nos lleva a Cristo, pero cuando ya estamos en Cristo, la función de ese ayo, ha terminado.

 

26 pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús;

Pablo termina diciendo a los Gálatas, así como nosotros también, si hemos puesto nuestra confianza en la obra de Cristo Jesús, nos volvemos hijos de Dios, de la misma manera que está expresado en Juan 1:12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.

 

Conclusión: Reconocer la incapacidad humana debido al pecado y la necesidad de Cristo.

 

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