El gran dilema (Justicia para Fe o Fe para Justicia) Romanos 4:1-12
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Introducción: La justicia de Dios se revela y se otorga a través de Jesucristo. Pablo viene de contrastar la incapacidad humana para alcanzar la justicia divina por méritos propios con la provisión de Dios en Cristo. Todos los seres humanos, judíos y gentiles, han pecado y están separados de la gloria de Dios. Sin embargo, son justificados gratuitamente por Su gracia a través de la redención en Cristo, quien cumplió perfectamente la Ley y se ofreció como sacrificio expiatorio.
La justicia de Dios, testificada por la Ley y los profetas, no depende de obras humanas, sino de la fe en Jesús. Esta justicia es universal, disponible para todos los que creen, sin distinción de origen, cultura o condición social. Pablo enfatizó que la salvación no es motivo de jactancia, pues no se basa en obras, sino en la gracia de Dios.
Pablo concluyó que la fe no invalida la Ley, sino que la confirma, mostrando su propósito de revelar el pecado y llevar a la humanidad a Cristo.
Desarrollo:
Vs. 1-5. Abraham y la fe
1 ¿Qué, pues, diremos que halló (descubrió) Abraham, nuestro padre según la carne (antepasado)?
Pablo va a presentar al patriarca Abraham como el ejemplo principal de la justificación por la fe. y comienza preguntando ¿Qué descubrió Abraham con respecto a la justificación y su relación con Dios?
1. El llamado (promesas iniciales). Dios llamó a Abraham desde Ur de los Caldeos (Gén. 11:31) y le prometió bendecirlo y hacer de él una gran nación como dice Génesis 12:1-3 1Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. 2Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. 3Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.
Pablo identifica claramente que esta promesa de que en Abraham serían benditas (bendecidas) todas las familias de la tierra, como la promesa de bendición a la justificación por la fe en Cristo en Gálatas 3:8-9 8Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones. 9De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham.
2. La justicia (por fe). Abraham obedeció, saliendo de Harán hacia Canaán (Gn. 12:4-5). Durante su travesía, enfrentó desafíos como la hambruna (Gn. 12:10) y conflictos familiares (Gn. 13:5-9). Estando en Canaán, Dios reafirmó su promesa que es cuando Abraham creyó a Dios, y su fe le fue contada por justicia como dice Génesis 15:1-7 1Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram en visión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande. 2Y respondió Abram: Señor Jehová, ¿qué me darás, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer? 3Dijo también Abram: Mira que no me has dado prole, y he aquí que será mi heredero un esclavo nacido en mi casa. 4Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te heredará este, sino un hijo tuyo será el que te heredará. 5Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia. 6Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia. 7Y le dijo: Yo soy Jehová, que te saqué de Ur de los caldeos, para darte a heredar esta tierra. Abraham creyó en la promesa de Dios, anticipando la obra redentora de Cristo.
3. La promesa (la “simiente”). En Génesis 22:17-18, Dios promete que la descendencia de Abraham sería una bendición para todas las naciones. Génesis 22:17-18 17de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos. 18En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz, y Pablo aclara que esta “simiente” se refiere específicamente a Cristo en Gálatas 3:16 Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo.
4. La visión (espiritual). Abraham creyó en las promesas de Dios que culminarían en la redención de la humanidad. Jesús habló de Abraham indicando que tenía una comprensión espiritual del plan de Dios, anticipando el cumplimiento de su venida como lo dijo en Juan 8:56 Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó. Aunque no vio el cumplimiento total, tuvo fe en las promesas de Dios como dice Hebreos 11:13 Conforme a la fe murieron todos estos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra.
Conclusión. La fe de Abraham en las promesas de Dios incluyó la confianza en el Mesías venidero. Aunque no conocía todos los detalles, su fe apuntaba a Cristo, quien sería la bendición para todas las naciones y el único medio de la justificación por la fe. Así, Abraham se convierte en el ejemplo perfecto de cómo la fe en la promesa de Dios en el Mesías, resultó que le fuera contada su fe por justicia.
2 Porque si Abraham fue (declarado justo) justificado por las obras (buenas acciones), tiene de qué gloriarse (jactarse, enorgullecerse), pero no para con Dios.
Pablo plantea una hipótesis, que si Abraham hubiera sido declarado justo por sus obras, habría tenido derecho a jactarse de su propia justicia, pero solo delante de lo hombres, pero sus obras no podrían impresionar a Dios; ya que para Dios, las obras de justicia humana, son como trapos de inmundicia como dice Isaías 64:6a Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia (sucios, impuros)… , las obras humanas no son suficientes para cumplir con los estándares de justicia de Dios, por eso mencionó en Romanos 3:27-28 27¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe. 28Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley.
3 Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó (confió) Abraham a Dios, y le fue contado (acreditado, se le tomó en cuenta) por justicia (como justo).
Pablo recurre a la Escritura que es la máxima autoridad para entender la manera que Dios justifica al ser humano, y cita Génesis 15:6 para enseñar la doctrina de la justificación por fe, mostrando con esto que no es una idea nueva, que el plan de salvación de Dios para el hombre siempre fue por medio de la justificación por la fe, incluso antes de los rituales como la circuncisión y de la Ley.
Y le fue contado. La palabra contado, la cual aparecerá 10 veces en este capítulo, viene de la palabra griega Strong 3049 <logízomai> que significa imputar, acreditar o cuantificar algo hacia alguien, Pablo lo usa en el sentido de como Dios transfiere la justicia de Cristo a los creyentes, de la misma manera que les descuenta o les desacredita sus pecados como dice 2 Corintios 5:19 que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta <logízomai> a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.
En la cruz, Dios perdona los pecados de los hombres, anulando su deuda y dejando sus balances en cero. Sin embargo, no basta con estar sin culpa para ser declarados justos delante de un Dios santo. Es entonces cuando, en un acto supremo de gracia, Dios acredita a cada creyente la justicia perfecta de Cristo. Esta justicia, imputada a través de la fe, no solo cancela su pasado, sino que los llena de méritos eternos, permitiendo que Dios los declare justos, los reconcilie consigo mismo y les otorgue la salvación.
Esta gloriosa transacción es posible porque la muerte de Cristo en la cruz es una muerte vicaria, una sustitución divina. Jesús toma nuestro lugar, cargando con las consecuencias de nuestro pecado, pagando en su totalidad la deuda que nosotros no podíamos saldar. Así, nuestra deuda es anulada, y al mismo tiempo, nosotros tomamos Su lugar. La vida justa y perfecta de Cristo nos es imputada, lo que nos hace justos delante de Dios, completando el acto de redención y asegurando nuestra reconciliación con el Creador.
4 Pero al que obra (trabaja), no se le cuenta el salario como gracia (regalo), sino como deuda (merecimiento);
La justificación no es un "pago" por alguna obra humana, sino un regalo inmerecido de la gracia de Dios. Si alguien pudiera ser justificado por sus méritos, esto haría que Dios le debiera justicia como salario, y eso anulando la gracia, o es por fe o es por obras; no puede ser una combinación de ambas, ya que son caminos contrarios como dice Romanos 3:24 siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús y en Romanos 3:28 Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley.
5 mas al que no obra (que no ha hecho nada), sino cree (confía) en aquel que justifica (declara justo) al impío (pecador), su fe le es contada (tomada en cuenta) por justicia.
Al que no obra; es decir, al que renuncia a depender de las propias obras para alcanzar la justicia, y más bien pone su confianza en Dios, quien no justifica al "justo" (según estándares humanos), sino al "impío"; es decir, al pecador, esa fe es el medio por el cual Dios imputa (transfiere) la justicia de Cristo al creyente como dice 2 Corintios 5:21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.
Vs. 6-8. David y la bienaventuranza
6 Como también David habla de la bienaventuranza (felicidad, dicha) del hombre a quien Dios atribuye justicia (declara justo) sin obras (sin esfuerzos, sin hechos),
Pablo, después de hablar de Abraham como ejemplo de la justificación por Fe, ahora trae un segundo ejemplo, al rey David se expresó como bienaventurado al experimentar la gracia de Dios, y a quien Dios le atribuyó justicia son obras. La palabra atribuyó, es la misma palabra griega Strong 3049 <logízomai>, que Pablo ha estado usando como “contado”, para decir que le fue contado por Justicia. Esto confirma que la salvación no depende del esfuerzo humano, sino del acto soberano de Dios de otorgar justicia a quienes creen.
7 diciendo: Bienaventurados (felices, dichosos) aquellos cuyas iniquidades (maldades) son perdonadas, Y cuyos pecados son cubiertos (olvidados).
8 Bienaventurado (feliz, dichoso) el varón a quien el Señor no inculpa de (no le toma en cuenta su) pecado.
Pablo cita a David en el Salmo 32:1-2a 1Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. 2Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad…
Se cree que el Salmo 32 fue escrito por David después de haber cometido adulterio con Betsabé y de haber orquestado la muerte de Urías para encubrir el embarazo de Betsabé. (2 Sam. 11), David había ocultado su pecado por un tiempo, experimentando una gran carga espiritual y emocional, como describe él mismo en el Salmo 32:3-4 NTV 3Mientras me negué a confesar mi pecado, mi cuerpo se consumió, y gemía todo el día. 4Día y noche tu mano de disciplina pesaba sobre mí; mi fuerza se evaporó como agua al calor del verano. Tras la confrontación de profeta Natán (2 Sam. 12:1-14), David confesó su pecado diciendo: "Pequé contra Jehová" (2 Sam. 12:13), y aunque enfrentó las consecuencias, recibió el perdón de Dios, lo que lo llevó a reflexionar sobre la bienaventuranza (felicidad) y libertad que trae la misericordia de Dios en ese salmo en tres espectros principales:
· Perdón de las iniquidades (transgresiones). Iniquidad viene de la palabra griega strong 458 <anomia>, que significa “sin ley” o “violación a la ley” y se refiere a la violación deliberada a la ley de Dios. Y es que a diferencia de Abraham que vivió antes de la Ley de Moisés, David vivió después de la Ley de Moisés, y de hecho Dios le había pedido a los reyes que transcribieran la Ley (Dt. 17:18), por lo que había pecado conociendo bien la voluntad de Dios expresada en Su Ley, y había ahora recibido el perdón de Dios.
· Los pecados cubiertos. David usa lenguaje del Antiguo Testamento sobre la expiación, donde los pecados del pueblo eran cubiertos a través de sacrificios establecidos por Dios, donde animales inocentes morían en sustitución por los pecados de las personas, satisfaciendo temporalmente la justicia de Dios.
La sangre de los sacrificios "cubría" los pecados, pero no los eliminaba completamente, eran sacrificios provisionales y requerían repetición constante, ya que eran una sombra o figura del verdadero sacrificio que hizo Cristo, quien, con su sacrifico, si eliminó completamente el pecado como dice Colosenses 2:13-14 13Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, 14anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y como los pecados fueron completamente borrados, su sacrificio se tuvo que hacer solo una vez y dura para siempre como dice Hebreos 9:12 y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.
· No inculpar de pecado (iniquidad). Esto significa que Dios en Su misericordia, aunque somos culpables, no nos trata conforme a nuestros pecados. David sabía que era pecador y culpable, pero experimentó el perdón de Dios y la liberación de la carga de su pecado.
A través de esta referencia, Pablo enfatiza que la justicia de Dios por la fe es para aquellos que, como David, se confiesan pecadores, y reconocen la justificación de Dios sobre el impío por la fe, como Abraham.
Vs. 9-12. Conclusión
9 ¿Es, pues, esta bienaventuranza (bendición, felicidad, dicha) solamente para los de la circuncisión (judíos), o también para los de la incircuncisión (gentiles)? Porque decimos (Como hemos dicho) que a Abraham le fue contada la fe por justicia (Dios tuvo en cuenta la fe de Abraham para reconocerlo como justo).
10 ¿Cómo, pues, le fue contada (Cuándo se le tuvo en cuenta)? ¿Estando en la circuncisión, o en la incircuncisión (antes o después de la circuncisión)? No en la circuncisión, sino en la incircuncisión (No después, sino antes).
11 Y recibió la circuncisión como señal, como sello de la justicia (de que Dios ya lo había declarado justo) de la fe que tuvo estando aún incircunciso; para que fuese padre de todos los creyentes no circuncidados, a fin de que también a ellos la fe (confianza) les sea contada por justicia;
12 y padre de la circuncisión, para los que no solamente son de la circuncisión (que además de estar circuncidados), sino que también siguen las pisadas (ejemplo) de la fe que tuvo nuestro padre Abraham antes de ser circuncidado.
La bienaventuranza a la que hace referencia Pablo, basándose a los ejemplos que puso de David y de Abraham, es la dicha del perdón de pecados y felicidad de los creyentes de tener acreditada la justicia de Dios. Pablo haciendo algunas preguntas retóricas, y otras que el mismo contesta, enseñando que la fe de Abraham fue antes de la circuncisión, ya que fue declarado justo por Dios en Génesis 15:6 y la circuncisión fue instituida en Génesis 17, cuando habían pasado por lo menos 14 años.
Esto tiene tres implicaciones claras:
· La circuncisión, la señal del pacto de Dios con Abraham, fue el sello de la justicia de la fe que tuvo estando aún incircunciso, por lo que no es un requisito para la justificación.
· Abraham fue justificado mientras era "gentil", mostrando que la justificación por fe, y es por tanto, accesible para todos los hombres.
· Abraham es padre espiritual de todos los creyentes:
o De los gentiles (incircuncisos), ya que fue justificado antes de la circuncisión.
o De los judíos (circuncidados), pero solo si ponen su fe en Cristo Jesús, quien es en único camino para llegar al Padre (Jn. 14:6). No todos los descendientes físicos de Abraham son sus verdaderos hijos espirituales. Jesús mismo les dijo a algunos judíos religiosos de su época que no eran hijos de Abraham en Juan 8:39-40 39Respondieron y le dijeron: Nuestro padre es Abraham. Jesús les dijo: Si fueseis hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais. 40Pero ahora procuráis matarme a mí, hombre que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios; no hizo esto Abraham. La relación como “padre” depende de compartir su fe, no solo su linaje. Para que los judíos sean contados como verdaderos hijos de Abraham, deben de creer en Jesús, quien es la “simiente” prometida a Abraham (Gal. 3:16), ya que es la única manera en que puede ser reconciliados con Dios y tener vida eterna.
Conclusión: Recibir la hermosa bienaventuranza de la justicia por EL REGALO de la fe en Jesucristo.
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