Tuesday, February 25, 2025

Romanos 8:12-18 Por el Espíritu de Dios

 

Por el Espíritu de Dios

Romanos 8:12-18

 

Objetivo: Tomar como hijos la mano del ESPÍRITU de Dios para ser guiados sin temor a nuestra herencia de gloria.

Versículo a memorizar: “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.” Romanos 8:18

 

Introducción: Pablo nos enseñó que en Cristo no hay condenación, pues hemos sido justificados y llamados a vivir según el Espíritu. Pablo describió la lucha entre la carne y el deseo de obedecer a Dios, pero afirmó que la victoria no viene de nuestros esfuerzos, sino de la obra de Cristo. La Ley de Moisés no podía salvarnos, por lo que Dios envió a Su Hijo para vencer el pecado y darnos libertad. Ahora, quienes hemos recibido el Espíritu Santo ya no somos esclavos de la carne, sino que pertenecemos a Cristo.

 

Vivir en el Espíritu implica dirigir nuestra mente y acciones hacia Dios, lo que trae vida y paz. La presencia del Espíritu no solo nos capacita para vencer el pecado, sino que nos garantiza la futura resurrección. Para ello, debemos renovar nuestra mente con la Palabra, depender del Espíritu y vivir en comunión con la iglesia.

 

Desarrollo:

Vs. 12-13. Deudores

12 Así que, hermanos, deudores somos (tenemos una obligación), no a la carne (naturaleza pecadora), para que vivamos conforme a la carne (sus propios deseos);

Así que, hermanos, deudores somos. La palabra "deudores" viene de la palabra griega Strong 3781 <opheilétes>, que significa alguien que está obligado a pagar una deuda, un deudor moral o espiritual.

 

No a la carne. Pero no somos deudores a nuestra naturaleza pecadora, antes de conocer a Cristo, éramos deudores del pecado, esclavizados por la carne como dice Romanos 6:20-21 20Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia. 21¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte.

 

Para que vivamos conforme a la carne. Ahora, en Cristo, no debemos nada a la carne, porque hemos sido liberados de esa esclavitud y comprados a precio de la sangre de Jesucristo como dice 1 Corintios 6:20 Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios, por lo que hemos sido llamados a vivir para Dios, para tener una vida que refleje Su obra en nosotros como dice 2 Corintios 5:15 y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.

 

Aplicación práctica. No le debemos nada a la carne, no estamos obligados a seguir pecando, porque hemos sido liberados como Jesús mismo dijo en Juan 8:36 Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres. Estamos solo en deuda solo con Aquel que nos rescató del pecado y nos dio vida eterna. Nuestra responsabilidad es vivir para Dios y reflejar Su gloria en nuestra vida diaria.

 

13 porque si vivís conforme a la carne (naturaleza pecadora), moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras (acciones, inclinaciones) de la carne (naturaleza pecadora), viviréis.  Pablo muestra la seriedad del pecado y la necesidad de depender del Espíritu Santo, con una advertencia y una promesa presentando dos maneras de vivir:

Vivir conforme a la carne lleva a muerte (separación de Dios).

Vivir por el Espíritu trae vida y victoria sobre el pecado.

 

Porque si vivís conforme a la carne, moriréis. La palabra "carne" que ha estado usando Pablo viene de la palabra en griego Strong 4561 <sarx>, que en este contexto no se refiere al cuerpo físico, sino a la naturaleza pecaminosa y rebelde contra Dios. Una vida según la carne, cuyo fin es muerte (separación de Dios) se caracteriza por lo siguiente:

 

·       Está controlada por los deseos pecaminosos (Gál. 5:19-21).

·       Rechaza la dirección de Dios (Rom. 8:7).

·       Se enfoca en lo terrenal y pasajero (Fil. 3:18-19).

·       No puede agradar a Dios (Rom. 8:8).

 

Mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. Cuando decidimos vivir en el Espíritu, experimentamos una vida plena y eterna con Dios como dice Gálatas 6:8 Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna, por lo tanto, es necesario hacer morir las obras de la carne, la expresión “hacer morir”, es una sola palabra en griego, la Strong 2289 <thanatoó>, que significa dar muerte, ejecutar, extinguir completamente, por lo que nos toca a nosotros tomar acción para hacerla morir, pero ¿cómo hacemos morir el pecado en nuestras vidas?

 

·       Renovando nuestra mente con la Palabra (Rom. 12:2).

·       Orando y sometiéndonos a Dios (Stgo. 4:7).

·       Rechazando tentaciones y apartándonos del pecado (Mt. 5:29-30).

·       Confesando nuestros pecados y buscando ayuda de hermanos maduros (Stgo. 5:16).

 

Vs. 14-16. Guiados

14 Porque todos los que son guiados por el (viven en obediencia al) Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios.

Los verdaderos hijos de Dios son guiados por Su Espíritu, no basta con decir que creemos en Dios, sino que nuestra vida debe reflejar una dirección clara bajo el gobierno del Espíritu Santo. La palabra "guiados" en viene de la palabra griega Strong 71 <agó>, que significa ser llevado, conducido, dirigido. Jesús dijo en Juan 16:13 Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. Ser guiados por el Espíritu de Dios implica:

 

·       Obediencia a Su dirección en la vida cotidiana (Gal. 5:16).

·       Sumisión a la voluntad de Dios, en lugar de seguir nuestros propios deseos (Rom. 12:2).

·       Discernimiento espiritual, para distinguir lo que es de Dios y lo que no lo es (1 Cor. 2:14).

·       Transformación constante, dejando atrás la carne y creciendo en santidad (2 Cor. 3:18).

 

15 Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción (un espíritu de adopción como hijos), por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!

Pablo nos recuerda que ya no somos esclavos del pecado y del temor, sino que hemos sido adoptados como hijos de Dios y ahora tenemos una relación íntima con Él, mostrándonos la transformación radical que ocurre cuando somos salvos y resaltando dos estados espirituales que contrastan entre sí:

Espíritu de esclavitud Miedo y sometimiento al pecado.

Espíritu de adopción Libertad y confianza como hijos de Dios.

 

Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor. La palabra "esclavitud" viene de la palabra griega Strong 1397 <douleía>, que significa ser un siervo bajo dominio y temor, antes de Cristo, estábamos en esclavitud espiritual al pecado (Jn. 8:34), al temor (Heb. 2:15) y a la ley sin poder cumplirla (Gál. 4:3-5).

 

Sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! La palabra "adopción" viene de la palabra griega Strong 5206 <huiothesía>, que significa ser colocado como hijo legítimo con todos los derechos y privilegios. Dios no solo nos perdonó, sino que nos hizo Sus hijos y eso nos permite tener los beneficios de la adopción en Cristo:

 

·       Tenemos acceso directo a Dios como nuestro Padre (Ef. 2:18).

·       Somos coherederos con Cristo (Rom. 8:17).

·       El Espíritu Santo nos confirma nuestra identidad (Gal. 4:6).

·       No vivimos en miedo, sino en seguridad y amor (1 Jn. 4:18).

 

Aplicación práctica. No vivamos como huérfanos espirituales, cuando tenemos un Padre celestial que nos ama. Rechacemos la mentalidad de esclavitud y abracemos nuestra identidad como hijos de Dios, como aquellos que pueden tener una intimidad con Dios (no un Dios lejano, sino un Padre amoroso), hasta el grado de llamarle “Abba”, que es un término arameo que significa "papá" o "padre querido", que habla de la confianza total que tenemos en nuestro Dios (como un niño confía en su padre), y tenemos seguridad en Su amor y provisión (ya no vivimos con miedo).

 

16 El Espíritu mismo da testimonio (confirma, nos asegura) a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.

Uno de los mayores privilegios que tenemos como cristianos es saber con certeza que somos hijos de Dios, como dice Juan 1:12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad (derecho legal) de ser hechos hijos de Dios, esto no es un sentimiento pasajero ni algo que depende de nuestras emociones, sino una certeza dada por el Espíritu Santo quien da testimonio de nuestra identidad como hijos de Dios. La palabra "testimonio" viene de la palabra griega Strong 4828 <symmartyreó>, que significa dar testimonio con otro, confirmar, ser testigo juntamente, como dice 1 Juan 5:10a El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo… ¿Cómo nos da testimonio el Espíritu a nuestro espíritu que somos hijos de Dios?

 

·       Por la paz y la seguridad en nuestro corazón (Jn. 14:26-27).

·       A través de la transformación de nuestra vida (2 Co. 5:17).

·       Por medio de la Palabra de Dios que nos confirma nuestra identidad (Jn. 1:12).

·       Por el fruto del Espíritu en nosotros (Gal. 5:22-23).

 

Aplicación práctica. Uno de los mayores ataques del enemigo es sembrar dudas sobre nuestra salvación; sin embargo, la Escritura nos da seguridad de que la salvación es un regalo de Dios (Ef. 2:8-9), el Espíritu Santo nos sella como hijos de Dios (Ef. 1:13), nada nos puede separar del amor de Dios (Rom. 8:38-39), además de que nos ha dado el Espíritu como dice 1 Juan 3:24 Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.

 

Vs. 17-18. Coherederos

17 Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados (si vamos a participar de su gloria, también debemos participar de su sufrimiento).

 

Y si hijos, también herederos; herederos de Dios. No solo somos hijos de Dios, sino también herederos con Cristo. La palabra "herederos" viene de la palabra griega Strong 2818 <klēronómos>, que significa aquel que recibe una herencia o es beneficiario de una promesa legal.

 

Somos herederos de la promesa como dice Gálatas 3:29 Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa, y esa promesa es Cristo como dice Gálatas 3:16 Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo, el cual recibimos por fe como dice Romanos 4:13 Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe, y por medio del cual Dios no ha adoptado como Sus hijos, como también confirma Gálatas 4:4-7 4Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, 5para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. 6Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! 7Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo, y el beneficio de esa herencia es la vida eterna como dice Tito 3:7 para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.

 

Y coherederos con Cristo. Cristo es el Hijo por excelencia y nosotros al ser hijos adoptados, compartimos Su herencia. La palabra coherederos viene de la palabra griega Strong 4789 <sugklēronómos>, que significa compartir una herencia con alguien más, por lo que Jesús nos compartirá de su herencia:

 

·       Reinaremos con Él (2 Tim. 2:12).

·       Somos partícipes de Su victoria sobre el pecado y la muerte (1 Cor. 15:57).

·       Tendremos un cuerpo glorificado como el de Él (Fil. 3:21).

 

Si es que padecemos juntamente con él. La coherencia con Cristo está condicionada a padecer juntamente con Él; es decir, sufrir por causa de nuestra fe en Cristo como le dice Pablo a la iglesia de Filipo en Filipenses 1:29 Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no solo que creáis en él, sino también que padezcáis por él, y eso en realidad se vuelve una bienaventuranza como Jesús enseño en el sermón del monte en Mateo 5:11-12 11Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. 12Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros, ese padecimiento o aflicción, viene como consecuencia de vivir de acuerdo a la voluntad de Dios en un mundo que es hostil a Dios como dice 2 Timoteo 3:12 Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución.

 

Para que juntamente con él seamos glorificados. Jesús fue glorificado después de Su sufrimiento, ya que primero padeció en la cruz y luego fue exaltado (glorificado) a la diestra del Padre (Fil. 2:8-9). Nosotros, como Sus hijos, también seremos glorificados junto con Él como dice Colosenses 3:4 Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria, esa glorificación ocurrirá cuando Cristo regrese y transforme nuestros cuerpos mortales en cuerpos glorificados como el Suyo como dice 1 Corintios 15:54 Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.

 

18 Pues tengo por cierto (considero, estoy seguro) que las aflicciones (sufrimientos) del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse (que veremos después).

Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente. No temamos el sufrimiento por causa de Cristo; es parte de nuestro llamado, Jesús mismo nos lo advirtió en Juan 16:33 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo. Estas aflicciones se refieren a las pruebas y sufrimientos que enfrentamos, primordialmente a causa de nuestra fe como:

 

·       Persecuciones por ser cristianos (Mt. 5:10-12)

·       Tentaciones y luchas espirituales (Gal. 5:16-17).

·       Dificultades en la vida cotidiana (2 Cor. 4:8-9).

·       Enfermedades, pérdidas y sufrimiento físico (Job 1:21).

 

No son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. Las aflicciones en esta vida, son limitadas y temporales, por eso no se comparan con la gloria que Dios tiene preparada para nosotros, cuando estemos en la presencia de Dios en plenitud, con un cuerpo glorificado y sin la presencia del pecado como dice 2 Corintios 4:17-18 17Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; 18no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.

 

Conclusión: Tomar como hijos la mano del ESPÍRITU de Dios para ser guiados sin temor a nuestra herencia de gloria.

Tuesday, February 18, 2025

Romanos 8:1-11 Viviendo en el Espíritu

 

Viviendo en el Espíritu

Romanos 8:1-11

 

Objetivo: Aprender a vivir cada día bajo el régimen nuevo del Espíritu (Rom. 7:6): andando, pensando, ocupándonos y viviendo en el Espíritu, que Dios ha hecho morar en nosotros en Cristo.

 

Versículo a memorizar: “Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.” Romanos 8:6

 

Introducción: Pablo expresó la lucha interna del creyente entre su vieja naturaleza pecaminosa y su deseo de obedecer a Dios. Pablo, aun siendo un cristiano maduro, reconoce que sigue batallando contra el pecado. Explica que la Ley de Dios es santa, pero nuestra carne es débil y está inclinada al pecado. Aunque queremos hacer el bien, muchas veces terminamos haciendo lo que aborrecemos (Rom. 7:15).

 

La lucha contra el pecado no es señal de fracaso, sino evidencia del Espíritu Santo en nosotros. La clave para vencer no está en nuestra fuerza, sino en depender de Cristo (Juan 15:5). La victoria se logra fortaleciendo el espíritu con oración, la Palabra y el apoyo de otros creyentes. Pablo clama: “¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?” (Rom. 7:24), y la respuesta es Jesucristo, quien nos da la victoria sobre el pecado (1 Cor. 15:57).

 

Desarrollo:

Vs. 1-4. Andando conforme al Espíritu

1 Ahora, pues (Por lo tanto), ninguna condenación (castigo), hay para los que están en (unidos a) Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.

Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús. Con el ahora pues, Pablo engloba todo lo que ha enseñado hasta ahora, que el hombre está condenado, que la ley lo acusa de pecado, pero que Dios manifestó su justicia por medio de Jesucristo (Rom. 3:21), no que nos permite ser justificados por fe (Rom. 5:1), y tener como fruto, como evidencia de la salvación recibida por gracia, la santificación (Rom. 6:22), dicha santificación es un avance progresivo, ya que a pesar de la lucha entre la nueva y la vieja naturaleza (Rom. 7:23), Dios nos da la victoria por medio de Jesucristo (Rom. 7:25), por lo que ahora, Pablo presenta una verdad gloriosa: en Cristo, ya no hay condenación para los creyentes.

 

 La palabra condenación viene de la palabra griega Strong #2631<katákrima>, que significa “sentencia de culpabilidad”. Antes de Cristo, estábamos bajo juicio y condenados al castigo eterno como dice Juan 3:18 El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios, pero en Cristo, Dios ha declarado a los creyentes justificados, como dice Romanos 5:1 Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, por lo que hemos quedado libres del castigo que merecíamos.

 

Los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Los que están en Cristo, no tienen confianza en la carne como dice Filipenses 3:3 Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne, sino que le sirven a Dios en el nuevo régimen del Espíritu como dice Romanos 7:6 Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra.

 

2 Porque la ley (poder) del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de (que lleva a) la muerte.

Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús. Se refiere a la obra del Espíritu Santo en el creyente que nos da vida y nos capacita para vivir en santidad.

 

Me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Se refiere a la condición de esclavitud al pecado y la condenación antes de conocer a Cristo, de la cual la ley del Espíritu nos ha librado.

 

Ejemplo: Es como la ley de la gravedad (que nos arrastra hacia abajo) y la ley de la aerodinámica (que permite a un avión volar). El Espíritu nos da la capacidad de vivir en victoria sobre el pecado.

 

Aplicación práctica: Para vivir en libertad, debemos andar en el Espíritu, como dice Gálatas 5:16 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.

 

¿Cómo vivimos según la ley del Espíritu?

1.    Renovar nuestra mente (Rom. 12:2).

a.    Filtrando lo que entra en nuestra vida (música, películas, redes sociales).

b.    Reemplazando pensamientos negativos con la verdad de Dios (Fil. 4:8).

c.     Recordando quiénes somos en Cristo: hijos de Dios, perdonados y libres.

2.    Obedecer la Palabra de Dios (Sal. 119:11).

a.    Debemos leer y meditar en la Biblia diariamente (Jos. 1:8).

b.    Aplicar sus enseñanzas a nuestras decisiones (Stgo. 1:22).

c.     Usarla como arma contra la tentación, como hizo Jesús (Mt. 4:4).

3.    Depender del Espíritu Santo (Ef. 5:18).

a.    Orando continuamente y pidiendo Su guía (1 Tes. 5:17).

b.    Siendo sensibles a Su voz (Jn. 16:13).

c.     Dejando que transforme nuestra manera de pensar (Rom. 12:2).

4.    Vivir en comunión con Dios y su Iglesia (Heb. 10:25).

a.    Oración diaria – Jesús tenía tiempos de oración (Mr. 1:35).

b.    Congregarnos – Dios usa la Iglesia para edificarnos (Ef. 4:11-13).

c.     Confesar nuestras luchas con hermanos maduros y estar dispuestos a recibir ayuda (Stgo. 5:16).

 

3 Porque lo que era imposible para la ley (de Moisés), por cuanto era débil por la carne (humanidad, naturaleza pecaminosa), Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado (condición débil como la de hombre pecador) y a causa (como sacrificio) del pecado, condenó al (destruyó, terminó el dominio del) pecado en la carne;

Porque lo que era imposible para la ley. La Ley de Dios es perfecta, justa y buena (Rom, 7:12), pero no puede salvarnos ni cambiar nuestra naturaleza pecaminosa. Su propósito era señalar el pecado y mostrarnos nuestra necesidad de un Salvador como dice Gálatas 3:24 De manera que la ley ha sido nuestro ayo (guía), para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. La Ley es como un espejo que nos muestra la suciedad en nuestro rostro, pero no puede limpiarnos. Solo Cristo puede purificarnos.

 

Por cuanto era débil por la carne. La ley no podía salvarnos porque nuestra naturaleza pecadora no podía cumplirla, y porque sin Cristo, éramos esclavos del pecado como dice Juan 8:34 Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado.

 

Dios, enviando a su Hijo. Debido a que el ser humano no podía salvarse a sí mismo, Dios intervino enviando a Jesús como la única solución.

 

En semejanza de carne de pecado. Significa que Jesús habitó entre nosotros (Jn. 1:14), que vino en una condición débil, como la de hombre pecador (Fil. 2:7-8); sin embargo, fue tentado en todo, pero sin pecado (Heb. 4:15).

 

Y a causa del pecado. Significa que tomó nuestro lugar en la cruz como el sacrificio perfecto para pagar la deuda del pecado como dice 2 Corintios 5:21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.

 

Condenó al pecado en la carne. Cristo derrotó el poder del pecado en su muerte en la cruz como dice 1 Pedro 1:24 quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados, quitando toda condenación como dice Colosenses 2:14 anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz.

 

4 (Lo hizo) para que la justicia (exigencia justa) de la ley se cumpliese en nosotros, que (ya) no andamos conforme a la carne (a nuestra naturaleza pecaminosa), sino conforme al (que seguimos, con la ayuda del) Espíritu.

Para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros. La Ley de Dios demanda perfección y obediencia total. Sin embargo, nadie podía cumplirla debido a nuestra naturaleza pecaminosa como dice Romanos 3:23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, pero Cristo sí cumplió la justicia de la ley como él mismo dijo en Mateo 5:17 No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir, vivió sin pecado y obedeció perfectamente la Ley (Heb. 4:15), pagó por nuestra culpa en la cruz (2 Cor. 5:21) y nos imputó Su justicia, es decir, nos declaró justos delante de Dios como dice Romanos 5:1 Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.

 

Que no andamos conforme a la carne. Jesús nos justificó, para ya no vivir satisfaciendo nuestra naturaleza pecadora y sus deseos que se rebelan contra Dios.

 

Sino conforme al Espíritu. Jesús nos justificó, para ya vivir bajo la dirección del Espíritu Santo (Gá. 5:16), quien nos ayuda a obedecer la voluntad de Dios y a reflejar en nuestras vidas Su carácter, y por quien así mismo tenemos victoria sobre el pecado como dice Romanos 6:14 Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.

 

Ejemplo Bíblico: Pedro antes y después de Pentecostés. Antes se observa temeroso y niega a Jesús (Mt. 26:69-75), pero después de la llenura del Espíritu, es cuando predica con valentía (Hech. 2:14-41).

 

V. 5. Pensando en las cosas del Espíritu

5 Porque los que son de la carne (dominados por la naturaleza pecadora) piensan en las cosas de la carne (pecaminosas); pero los que son del (controlados por el) Espíritu, (piensan) en las cosas del (que agradan al) Espíritu.

Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne. Son aquellos que aún están dominados por su naturaleza pecaminosa, los que no han nacido espiritualmente, por tanto, no han sido regenerados por Cristo, por lo que sus deseos, prioridades y manera de vivir están dirigidos por el pecado y no por Dios.

 

Pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Son aquellos que han nacido de nuevo, que han sido transformados por Cristo y ahora tienen su mente y su vida dirigida por el Espíritu Santo; es decir, que su mente y corazón están alineados con la voluntad de Dios y ocupan su mente en lo que a Dios le agrada como dice Filipenses 4:8 Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.

 

Vs. 6-7. Ocupándonos en las cosas del Espíritu

6 Porque el ocuparse de la carne es muerte (en la naturaleza pecaminosa, lleva a la muerte), pero el ocuparse (de las cosas) del Espíritu es vida y paz.

 

Porque el ocuparse de la carne es muerte. La palabra ocuparse viene de la palabra griega Strong 5427 <phronēma> que significa mentalidad, intención, actitud. cuando una persona vive centrada en los deseos de la carne, el resultado final es muerte espiritual y separación eterna de Dios.

 

Pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Ocuparse del Espíritu Santo; es decir, de la nueva vida en Cristo, produce vida, que viene de la palabra griega Strong 2222 <zōē> que es vida espiritual, a diferencia de <bio> que sería la vida biológica, <zōē>, representa la vida eterna y la vida abundante en comunión con Dios. Ocuparse del Espíritu también produce paz, no solo la paz con Dios (Rom. 5:1), sino la tranquilidad de saber que en cualquier circunstancia en la que nos encontremos, Dios está en control (Fil. 4:6-7).

 

7 Por cuanto los designios de la carne (la naturaleza pecadora) son enemistad contra Dios; porque no se sujetan (obedecen) a la ley de Dios, ni tampoco pueden;

 

Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios. La naturaleza pecaminosa no solo se aparta de Dios, sino que se opone activamente a Él, no se encuentra en un lugar neutral, sino que es enemiga de Dios como dice Santiago 4:4 ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.

 

Porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden. La naturaleza rebelde de la carne está incapacitada para a Dios, la obediencia a Su ley no es posible sin la obra del Espíritu Santo.

 

Vs. 8-11. Viviendo en el Espíritu

8 y los que viven según la carne (bajo el dominio de la naturaleza pecadora) no pueden agradar a Dios. Ningún esfuerzo humano de aquellos que aún no han sido regenerados por Cristo, es decir, los no creyentes, sin la obra del Espíritu Santo, puede ser aceptable delante de Dios. Ninguna obra humana, por más buena que parezca, puede ganar el favor de Dios, la carne no puede producir justicia verdadera ni puede buscar a Dios por sí misma como dice Romanos 3:10-11 10Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; 11No hay quien entienda, no hay quien busque a Dios, porque sin fe es imposible agradar a Dios (Heb. 11:6), Pablo en su carta a la iglesia de Galacia enlistó esas obras de la carne en Gálatas 5:19-21 19Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, 20idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, 21envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.

 

9 Mas vosotros no vivís según la carne (su naturaleza pecadora), sino según el (que son controlados por) Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora (vive) en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de (le pertenecen a) él.

 

Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu. Si una persona está en Cristo, ya no vive dominada por la carne, ahora, su vida está bajo la dirección del Espíritu Santo, esto no significa que el creyente nunca más pecará, sino que su vida ya no está gobernada por el pecado, sino por el Espíritu de vida, el cual produce en él Su fruto que se describe en Gálatas 5:22-23 22Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.

 

Si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Pablo habla directamente a los creyentes y les recuerda que ellos ya no están en la carne, sino en el Espíritu, siempre y cuando el Espíritu de Dios more en ellos. Morar sígnica habitar permanentemente, Pablo deja claro que todo verdadero creyente tiene el Espíritu Santo morando en él, no como una visita temporal, sino que habita en nosotros permanentemente como dice 1 Corintios 6:19 ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?

 

Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. La palabra tiene viene de la palabra griega Strong 2192 <echo> que significa poseer, sostener, estar unido a algo. El que no tiene el Espíritu Santo no pertenece a Cristo, no importa su religión, ni cuántas buenas obras haga alguien, sin el Espíritu Santo no es un verdadero cristiano, ya que es el Espíritu Santo el que sella al verdadero creyente como dice Efesios 1:13 En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa.

 

10 Pero si Cristo está (vive) en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto (tiene que morir) a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia (fueron hechos justos a los ojos de Dios).

Pero si Cristo está en vosotros. Pablo describe dos realidades en aquellos donde Cristo vive, no en aquellos que tienen información de Jesús, sino en los que Él es una realidad presente.

 

El cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado. Aunque hemos sido salvados espiritualmente, nuestro cuerpo aún sufre las consecuencias del pecado: enfermedad, debilidad y muerte física como dice 2 Corintios 4:16 Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día.

 

Mas el espíritu vive a causa de la justicia. Nuestro espíritu está vivo y conectado con Dios por la justicia de Cristo. La justicia de Cristo nos ha dado vida espiritual, no es nuestra propia justicia, sino la que Dios nos atribuye por la fe en Jesús.

 

11 Y si el Espíritu de aquel que levantó (resucitó) de los muertos a Jesús mora (vive) en vosotros, el que levantó (resucitó) de los muertos a Cristo Jesús vivificará (dará vida) también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora (vive) en vosotros.

Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros. Claramente Pablo se refiere a Dios Padre, quien resucitó a Jesús de los muertos (Hech. 2:24).

 

El que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros. Vivificará viene de la palabra griega Strong 2227 <zōopoieō> que significa dar vida, revivir, hacer vivir eternamente. Pablo está hablando de la resurrección futura de los creyentes, que, así como Cristo resucitó en un cuerpo glorificado, nosotros también seremos resucitados en gloria. No solo tendremos vida espiritual, sino que Dios transformará nuestro cuerpo en uno inmortal como dice Filipenses 3:20-21 20Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; 21el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.

 

Como hemos observado y seguiremos observando a lo largo de este capítulo, Pablo no solo habla de la justificación y la glorificación como elementos fundamentales de la salvación por gracia mediante la fe en Cristo Jesús, sino también de la santificación, que es el único elemento visible que comprueba la autenticidad de nuestra salvación: andando, pensando, ocupándonos y viviendo en ella.

 

Conclusión: Aprender a vivir cada día bajo el régimen nuevo del Espíritu (Rom. 7:6): andando, pensando, ocupándonos y viviendo en el Espíritu, que Dios ha hecho morar en nosotros en Cristo.

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