Viviendo en el Espíritu Romanos 8:1-11
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Versículo a memorizar: “Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.” Romanos 8:6
Introducción: Pablo expresó la lucha interna del creyente entre su vieja naturaleza pecaminosa y su deseo de obedecer a Dios. Pablo, aun siendo un cristiano maduro, reconoce que sigue batallando contra el pecado. Explica que la Ley de Dios es santa, pero nuestra carne es débil y está inclinada al pecado. Aunque queremos hacer el bien, muchas veces terminamos haciendo lo que aborrecemos (Rom. 7:15).
La lucha contra el pecado no es señal de fracaso, sino evidencia del Espíritu Santo en nosotros. La clave para vencer no está en nuestra fuerza, sino en depender de Cristo (Juan 15:5). La victoria se logra fortaleciendo el espíritu con oración, la Palabra y el apoyo de otros creyentes. Pablo clama: “¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?” (Rom. 7:24), y la respuesta es Jesucristo, quien nos da la victoria sobre el pecado (1 Cor. 15:57).
Desarrollo:
Vs. 1-4. Andando conforme al Espíritu
1 Ahora, pues (Por lo tanto), ninguna condenación (castigo), hay para los que están en (unidos a) Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús. Con el ahora pues, Pablo engloba todo lo que ha enseñado hasta ahora, que el hombre está condenado, que la ley lo acusa de pecado, pero que Dios manifestó su justicia por medio de Jesucristo (Rom. 3:21), no que nos permite ser justificados por fe (Rom. 5:1), y tener como fruto, como evidencia de la salvación recibida por gracia, la santificación (Rom. 6:22), dicha santificación es un avance progresivo, ya que a pesar de la lucha entre la nueva y la vieja naturaleza (Rom. 7:23), Dios nos da la victoria por medio de Jesucristo (Rom. 7:25), por lo que ahora, Pablo presenta una verdad gloriosa: en Cristo, ya no hay condenación para los creyentes.
La palabra condenación viene de la palabra griega Strong #2631<katákrima>, que significa “sentencia de culpabilidad”. Antes de Cristo, estábamos bajo juicio y condenados al castigo eterno como dice Juan 3:18 El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios, pero en Cristo, Dios ha declarado a los creyentes justificados, como dice Romanos 5:1 Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, por lo que hemos quedado libres del castigo que merecíamos.
Los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Los que están en Cristo, no tienen confianza en la carne como dice Filipenses 3:3 Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne, sino que le sirven a Dios en el nuevo régimen del Espíritu como dice Romanos 7:6 Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra.
2 Porque la ley (poder) del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de (que lleva a) la muerte.
Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús. Se refiere a la obra del Espíritu Santo en el creyente que nos da vida y nos capacita para vivir en santidad.
Me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Se refiere a la condición de esclavitud al pecado y la condenación antes de conocer a Cristo, de la cual la ley del Espíritu nos ha librado.
Ejemplo: Es como la ley de la gravedad (que nos arrastra hacia abajo) y la ley de la aerodinámica (que permite a un avión volar). El Espíritu nos da la capacidad de vivir en victoria sobre el pecado.
Aplicación práctica: Para vivir en libertad, debemos andar en el Espíritu, como dice Gálatas 5:16 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.
¿Cómo vivimos según la ley del Espíritu?
1. Renovar nuestra mente (Rom. 12:2).
a. Filtrando lo que entra en nuestra vida (música, películas, redes sociales).
b. Reemplazando pensamientos negativos con la verdad de Dios (Fil. 4:8).
c. Recordando quiénes somos en Cristo: hijos de Dios, perdonados y libres.
2. Obedecer la Palabra de Dios (Sal. 119:11).
a. Debemos leer y meditar en la Biblia diariamente (Jos. 1:8).
b. Aplicar sus enseñanzas a nuestras decisiones (Stgo. 1:22).
c. Usarla como arma contra la tentación, como hizo Jesús (Mt. 4:4).
3. Depender del Espíritu Santo (Ef. 5:18).
a. Orando continuamente y pidiendo Su guía (1 Tes. 5:17).
b. Siendo sensibles a Su voz (Jn. 16:13).
c. Dejando que transforme nuestra manera de pensar (Rom. 12:2).
4. Vivir en comunión con Dios y su Iglesia (Heb. 10:25).
a. Oración diaria – Jesús tenía tiempos de oración (Mr. 1:35).
b. Congregarnos – Dios usa la Iglesia para edificarnos (Ef. 4:11-13).
c. Confesar nuestras luchas con hermanos maduros y estar dispuestos a recibir ayuda (Stgo. 5:16).
3 Porque lo que era imposible para la ley (de Moisés), por cuanto era débil por la carne (humanidad, naturaleza pecaminosa), Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado (condición débil como la de hombre pecador) y a causa (como sacrificio) del pecado, condenó al (destruyó, terminó el dominio del) pecado en la carne;
Porque lo que era imposible para la ley. La Ley de Dios es perfecta, justa y buena (Rom, 7:12), pero no puede salvarnos ni cambiar nuestra naturaleza pecaminosa. Su propósito era señalar el pecado y mostrarnos nuestra necesidad de un Salvador como dice Gálatas 3:24 De manera que la ley ha sido nuestro ayo (guía), para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. La Ley es como un espejo que nos muestra la suciedad en nuestro rostro, pero no puede limpiarnos. Solo Cristo puede purificarnos.
Por cuanto era débil por la carne. La ley no podía salvarnos porque nuestra naturaleza pecadora no podía cumplirla, y porque sin Cristo, éramos esclavos del pecado como dice Juan 8:34 Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado.
Dios, enviando a su Hijo. Debido a que el ser humano no podía salvarse a sí mismo, Dios intervino enviando a Jesús como la única solución.
En semejanza de carne de pecado. Significa que Jesús habitó entre nosotros (Jn. 1:14), que vino en una condición débil, como la de hombre pecador (Fil. 2:7-8); sin embargo, fue tentado en todo, pero sin pecado (Heb. 4:15).
Y a causa del pecado. Significa que tomó nuestro lugar en la cruz como el sacrificio perfecto para pagar la deuda del pecado como dice 2 Corintios 5:21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.
Condenó al pecado en la carne. Cristo derrotó el poder del pecado en su muerte en la cruz como dice 1 Pedro 1:24 quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados, quitando toda condenación como dice Colosenses 2:14 anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz.
4 (Lo hizo) para que la justicia (exigencia justa) de la ley se cumpliese en nosotros, que (ya) no andamos conforme a la carne (a nuestra naturaleza pecaminosa), sino conforme al (que seguimos, con la ayuda del) Espíritu.
Para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros. La Ley de Dios demanda perfección y obediencia total. Sin embargo, nadie podía cumplirla debido a nuestra naturaleza pecaminosa como dice Romanos 3:23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, pero Cristo sí cumplió la justicia de la ley como él mismo dijo en Mateo 5:17 No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir, vivió sin pecado y obedeció perfectamente la Ley (Heb. 4:15), pagó por nuestra culpa en la cruz (2 Cor. 5:21) y nos imputó Su justicia, es decir, nos declaró justos delante de Dios como dice Romanos 5:1 Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Que no andamos conforme a la carne. Jesús nos justificó, para ya no vivir satisfaciendo nuestra naturaleza pecadora y sus deseos que se rebelan contra Dios.
Sino conforme al Espíritu. Jesús nos justificó, para ya vivir bajo la dirección del Espíritu Santo (Gá. 5:16), quien nos ayuda a obedecer la voluntad de Dios y a reflejar en nuestras vidas Su carácter, y por quien así mismo tenemos victoria sobre el pecado como dice Romanos 6:14 Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.
Ejemplo Bíblico: Pedro antes y después de Pentecostés. Antes se observa temeroso y niega a Jesús (Mt. 26:69-75), pero después de la llenura del Espíritu, es cuando predica con valentía (Hech. 2:14-41).
V. 5. Pensando en las cosas del Espíritu
5 Porque los que son de la carne (dominados por la naturaleza pecadora) piensan en las cosas de la carne (pecaminosas); pero los que son del (controlados por el) Espíritu, (piensan) en las cosas del (que agradan al) Espíritu.
Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne. Son aquellos que aún están dominados por su naturaleza pecaminosa, los que no han nacido espiritualmente, por tanto, no han sido regenerados por Cristo, por lo que sus deseos, prioridades y manera de vivir están dirigidos por el pecado y no por Dios.
Pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Son aquellos que han nacido de nuevo, que han sido transformados por Cristo y ahora tienen su mente y su vida dirigida por el Espíritu Santo; es decir, que su mente y corazón están alineados con la voluntad de Dios y ocupan su mente en lo que a Dios le agrada como dice Filipenses 4:8 Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.
Vs. 6-7. Ocupándonos en las cosas del Espíritu
6 Porque el ocuparse de la carne es muerte (en la naturaleza pecaminosa, lleva a la muerte), pero el ocuparse (de las cosas) del Espíritu es vida y paz.
Porque el ocuparse de la carne es muerte. La palabra ocuparse viene de la palabra griega Strong 5427 <phronēma> que significa mentalidad, intención, actitud. cuando una persona vive centrada en los deseos de la carne, el resultado final es muerte espiritual y separación eterna de Dios.
Pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Ocuparse del Espíritu Santo; es decir, de la nueva vida en Cristo, produce vida, que viene de la palabra griega Strong 2222 <zōē> que es vida espiritual, a diferencia de <bio> que sería la vida biológica, <zōē>, representa la vida eterna y la vida abundante en comunión con Dios. Ocuparse del Espíritu también produce paz, no solo la paz con Dios (Rom. 5:1), sino la tranquilidad de saber que en cualquier circunstancia en la que nos encontremos, Dios está en control (Fil. 4:6-7).
7 Por cuanto los designios de la carne (la naturaleza pecadora) son enemistad contra Dios; porque no se sujetan (obedecen) a la ley de Dios, ni tampoco pueden;
Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios. La naturaleza pecaminosa no solo se aparta de Dios, sino que se opone activamente a Él, no se encuentra en un lugar neutral, sino que es enemiga de Dios como dice Santiago 4:4 ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.
Porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden. La naturaleza rebelde de la carne está incapacitada para a Dios, la obediencia a Su ley no es posible sin la obra del Espíritu Santo.
Vs. 8-11. Viviendo en el Espíritu
8 y los que viven según la carne (bajo el dominio de la naturaleza pecadora) no pueden agradar a Dios. Ningún esfuerzo humano de aquellos que aún no han sido regenerados por Cristo, es decir, los no creyentes, sin la obra del Espíritu Santo, puede ser aceptable delante de Dios. Ninguna obra humana, por más buena que parezca, puede ganar el favor de Dios, la carne no puede producir justicia verdadera ni puede buscar a Dios por sí misma como dice Romanos 3:10-11 10Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; 11No hay quien entienda, no hay quien busque a Dios, porque sin fe es imposible agradar a Dios (Heb. 11:6), Pablo en su carta a la iglesia de Galacia enlistó esas obras de la carne en Gálatas 5:19-21 19Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, 20idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, 21envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
9 Mas vosotros no vivís según la carne (su naturaleza pecadora), sino según el (que son controlados por) Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora (vive) en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de (le pertenecen a) él.
Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu. Si una persona está en Cristo, ya no vive dominada por la carne, ahora, su vida está bajo la dirección del Espíritu Santo, esto no significa que el creyente nunca más pecará, sino que su vida ya no está gobernada por el pecado, sino por el Espíritu de vida, el cual produce en él Su fruto que se describe en Gálatas 5:22-23 22Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
Si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Pablo habla directamente a los creyentes y les recuerda que ellos ya no están en la carne, sino en el Espíritu, siempre y cuando el Espíritu de Dios more en ellos. Morar sígnica habitar permanentemente, Pablo deja claro que todo verdadero creyente tiene el Espíritu Santo morando en él, no como una visita temporal, sino que habita en nosotros permanentemente como dice 1 Corintios 6:19 ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?
Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. La palabra tiene viene de la palabra griega Strong 2192 <echo> que significa poseer, sostener, estar unido a algo. El que no tiene el Espíritu Santo no pertenece a Cristo, no importa su religión, ni cuántas buenas obras haga alguien, sin el Espíritu Santo no es un verdadero cristiano, ya que es el Espíritu Santo el que sella al verdadero creyente como dice Efesios 1:13 En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa.
10 Pero si Cristo está (vive) en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto (tiene que morir) a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia (fueron hechos justos a los ojos de Dios).
Pero si Cristo está en vosotros. Pablo describe dos realidades en aquellos donde Cristo vive, no en aquellos que tienen información de Jesús, sino en los que Él es una realidad presente.
El cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado. Aunque hemos sido salvados espiritualmente, nuestro cuerpo aún sufre las consecuencias del pecado: enfermedad, debilidad y muerte física como dice 2 Corintios 4:16 Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día.
Mas el espíritu vive a causa de la justicia. Nuestro espíritu está vivo y conectado con Dios por la justicia de Cristo. La justicia de Cristo nos ha dado vida espiritual, no es nuestra propia justicia, sino la que Dios nos atribuye por la fe en Jesús.
11 Y si el Espíritu de aquel que levantó (resucitó) de los muertos a Jesús mora (vive) en vosotros, el que levantó (resucitó) de los muertos a Cristo Jesús vivificará (dará vida) también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora (vive) en vosotros.
Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros. Claramente Pablo se refiere a Dios Padre, quien resucitó a Jesús de los muertos (Hech. 2:24).
El que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros. Vivificará viene de la palabra griega Strong 2227 <zōopoieō> que significa dar vida, revivir, hacer vivir eternamente. Pablo está hablando de la resurrección futura de los creyentes, que, así como Cristo resucitó en un cuerpo glorificado, nosotros también seremos resucitados en gloria. No solo tendremos vida espiritual, sino que Dios transformará nuestro cuerpo en uno inmortal como dice Filipenses 3:20-21 20Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; 21el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.
Como hemos observado y seguiremos observando a lo largo de este capítulo, Pablo no solo habla de la justificación y la glorificación como elementos fundamentales de la salvación por gracia mediante la fe en Cristo Jesús, sino también de la santificación, que es el único elemento visible que comprueba la autenticidad de nuestra salvación: andando, pensando, ocupándonos y viviendo en ella.
Conclusión: Aprender a vivir cada día bajo el régimen nuevo del Espíritu (Rom. 7:6): andando, pensando, ocupándonos y viviendo en el Espíritu, que Dios ha hecho morar en nosotros en Cristo.
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