Objetivo: Ayudar al jóven a observar que la
aflicción tiene el propósito de mostrar el gran poder del SEÑOR en su vida.
Versículo a memorizar: “Pero cuanto más los oprimían, tanto más se multiplicaban y crecían,
de manera que los egipcios temían a los hijos de Israel” Éxodo 1:12
Introducción:
Bosquejo:
Vs. 1-7. La multiplicación de Israel.
1 Estos son los nombres de los hijos de Israel que entraron
en Egipto con Jacob; cada uno entró con su familia:
2 Rubén, Simeón, Leví, Judá,
3 Isacar, Zabulón, Benjamín,
4 Dan, Neftalí, Gad y Aser.
5 Todas las personas que le nacieron a Jacob fueron setenta.
Y José estaba en Egipto.
6 Y murió José, y todos sus hermanos, y toda aquella
generación.
Éxodo continúa la
historia del pueblo de Dios donde Génesis terminó, retomando el recuento de los
70 descendientes de Jacob que entraron a la tierra de Gosén en Egipto, pasaron
varios años y tanto José como todos sus hermando muerieron.
7 Y los hijos de Israel fructificaron y se multiplicaron, y fueron
aumentados y fortalecidos en extremo, y se llenó de ellos la tierra.
Los descendientes de los
hijos de Jacob se multiplicaron y crecieron en esa prospera tierra de la ciudad
de Ramasés.
Vs. 8-14. El primer decreto contra Israel.
8 Entretanto, se levantó sobre Egipto un nuevo rey que no
conocía a José; y dijo a su pueblo:
El Faraón que tantas
consideraciones había tenido con José y con sus hermanos, había muerto y quizá
algunos después también, y llegó uno que no conocía a historia de José y como
él habia sido el intrumento por lo que la hamburna no termino con el pueblo
egipcio.
9 He aquí, el pueblo de los hijos de Israel es mayor y más
fuerte que nosotros.
10 Ahora, pues, seamos sabios para con él, para que no se
multiplique, y acontezca que viniendo guerra, él también se una a nuestros
enemigos y pelee contra nosotros, y se vaya de la tierra.
Este Rey tuvo temor de
ese crecimiento que tenía el pueblo de Israel, que vivían en sus tierras qpero
que no se habían mezclado con ellos, ni en sus familias ni en sus costumbres, y
sus dos grandes temores eran que pelerarán en contra de ellos y de que se
fueran de la tierra, es decir; les tenían temor pero al mismo tiempo no querían
que se fueran, quizá por lo que producían de ganado y quizá solo por que veían en
ellos una fuerza laboral que pudieran usar
11 Entonces pusieron sobre ellos comisarios de tributos que
los molestasen con sus cargas; y edificaron para Faraón las ciudades de
almacenaje, Pitón y Ramesés.
El Faraón emitió un
decreto poniéndoles a los Isaelitas muchos impuestos y comisarios, es decir;
personas a cargo que se asegurarán que por medio se muchas cargas se llevara a
cabo los trabajos de edificación de esas ciudades de almacenaje, que no eran
otra cosa que ciudades fortificadas con privisión de alimento dentro, para que
en tiempo de guerra pudieran la gente resguardarse allí y tener suficiente
comida para sobrevivir pro largo tiempo.
12 Pero cuanto más los oprimían, tanto más se multiplicaban y
crecían, de manera que los egipcios temían a los hijos de Israel.
Con los hijos de Israel,
sin embargo, pasaba lo contrario a lo que el Faraón había planeado, ya que
entre mas los molestaban, ellos mas se multiplicaban y crecían.
13 Y los egipcios hicieron servir a los hijos de Israel con
dureza,
14 y amargaron su vida con dura servidumbre, en hacer barro y
ladrillo, y en toda labor del campo y en todo su servicio, al cual los
obligaban con rigor.
Los Egipcios
intensificaron su opresión a Israel con dura servidumbre, quizá con peridos muy
largos de trabajo y sin dias de descanso y los ponían a fabricar los ladrillos
con los que los egipcios estaban edificando esas ciudades de fortaleza.
Vs. 15:21. El segundo decreto contra Israel.
15 Y habló el rey de Egipto a las parteras de las hebreas,
una de las cuales se llamaba Sifra, y otra Fúa, y les dijo:
16 Cuando asistáis a las hebreas en sus partos, y veáis el
sexo, si es hijo, matadlo; y si es hija, entonces viva.
Como el primer edicto
del Rey no tuvo el resultado que esperaba, sino el contrario, determinó sacar
un segundo edicto, ahora mas directo y perverso, además de tratar de hacerlo a
escondidas y era matar por medio de las parteras a todos los bebes varones de
los Israelitas, eso haría en poco tiempo que hubiera muchas mujeres y pocos
hombres y obligaría a las mujeres de Israel a casarse con hobres egipcios y así
en poco tiempo su identidad se hubiera perdido.
17 Pero las parteras temieron a Dios, y no hicieron como les
mandó el rey de Egipto, sino que preservaron la vida a los niños.
18 Y el rey de Egipto hizo llamar a las parteras y les dijo:
¿Por qué habéis hecho esto, que habéis preservado la vida a los niños?
19 Y las parteras respondieron a Faraón: Porque las mujeres
hebreas no son como las egipcias; pues son robustas, y dan a luz antes que la
partera venga a ellas.
Las parteras temieron
más a Dios que al mismo Faraón que podía haberlas mandado matar a ellas también
por no haberle obedecido, pero quizá ellas entendieron que el juicio de Dios
tendría repercusiones eternas.
20 Y Dios hizo bien a las parteras; y el pueblo se multiplicó
y se fortaleció en gran manera.
21 Y por haber las parteras temido a Dios, él prosperó sus
familias.
Debido al temor a Dios
que mostaron esas parteras, Dios las prospero y junto con ellas al pueblo de
Israel. Nótese que ellas ciertamente mintieron al Faraón pero era por la razón
de preservar la vida de esos pequeños, lo que nos recuerda que siempre debemos
sujetarnos a las autoridades puestas por Dios, excepto cuando estas autoridades
quieran que hagamos algo contrario a lo que Dios muestra en la Escritura sobre
su voluntad, en este caso, ciertamente matar a esos niños no era la voluntad de
Dios.
Ese segundo decreto no
funcionó tampoco y el pueblo de Israel siguió creciendo y multiplicándose.
Vs. 22. El tercer decreto contra Israel.
22 Entonces Faraón mandó a todo su pueblo, diciendo: Echad al
río a todo hijo que nazca, y a toda hija preservad la vida.
El Faraón probablemente
ya muy frustrado, emitió un tercer decreto ahora público y dirigido a reforzar
la matanza de los niños varones del pueblo de Israel, mandándo a todo su pueblo
a echar a los niños al rio.
Esta parece ser una
instrucción extraña, ya que no manda solo matarlos a espada, o ahogarlos o
asfixiarlos, ya que aún para los paganos egipcios matar a un niño sería algo
que no quisieran hacer, por lo que aparentemente el Faraón sabiendo que el rio
Nilo era considerado como un dios para el pueblo egipcio, quizá mandó echar a
los niños en el como una clase de sacrificio a ese dios y eso haría que el
pueblo lo viera con buenos ojos y lo llevará acabo.
Aplicación Práctica:
1)
Observar que la aflicción en los hijos de Dios tiene el
propósito de mostrar el gran poder del SEÑOR en su vida que producirá crecimiento y multiplicación.
No comments:
Post a Comment