Wednesday, July 19, 2023

Lucas 10:5-16 Mensajes de paz

 

Mensajes de paz

Lucas 10:5-16


Objetivo: Comprender bien la importancia y la repercusión del mensaje que se nos ha encomendado.

 

Versículo a memorizar:

En cualquier casa donde entréis, primeramente decid: Paz sea a esta casa. Lucas 10:5

 

Introducción:

Jesús designó a 70 (setenta) de sus discípulos, y los envió de dos en dos a toda ciudad donde Él iría, para que le prepararan el camino, sanando a las personas y anunciando el evangelio, no sin antes recordarles que la cosecha de almas eran muchas y los obreros para llevar a cabo esa tarea eran pocos, por lo que era necesario orar a Dios para que enviara más obreros para esa cosecha.

 

A esos 70 (setenta) les dio instrucciones muy precisas para que mantuvieran interés, integridad y fueran enfocados, los enviaba como corderos en medio de lobos, pero saldrían victoriosos porque su seguridad, n dependería de las circunstancias o de los adversarios, sino del Pastor de esas ovejas que tendría cuidado de ellos, y no solo de su integridad física, sino también de sus necesidades materiales, por eso les dijo que fueran sin dinero, sin provisiones y sin repuesto de sandalias, además de pedirles que fueran enfocados en la misión, por lo cual, no deberían perder tiempo en saludar a nadie en el camino.

 

Desarrollo:

Vs. 5-9. El mensaje

5 En cualquier casa donde entréis, primeramente decid (saluden): Paz sea a esta casa.

Jesús les dijo que no saludaran a nadie en el camino, pero al llegar a la ciudad, lo primero que debían hacer era que en cualquier casa; es decir, sin hacer acepción (exclusión) de personas, si saludaran, incluso les dijo como hacerlo, que dijeran “paz sea a esta casa”, que era un deseo que se convertía en una bendición para cada uno de los miembros de esa casa, anhelando que fueran reconciliados con Dios, que hicieran la paz con Dios, dicha paz solo la podemos tener por medio de Jesucristo.

 

6 Y si hubiere allí algún hijo de paz, vuestra paz reposará (se quedará) sobre él; y si no, se volverá (se regresará) a vosotros.

Si en esa casa habitaba un “hijo de paz”; es decir, alguna persona que, por la gracia de Dios, recibiera el evangelio de salvación, ese deseo de paz, o esa reconciliación con Dios, se haría efectiva y esa paz reposaría sobre esa persona, de lo contrario, si aquella persona rechazaba el mensaje y al mensajero, ese deseo de paz no sería efectivo y regresaría al mensajero que ya éste tiene la paz con Dios y la paz de Dios.

 

7 Y posad (quédense) en aquella misma casa, comiendo y bebiendo lo que os den; porque el obrero (trabajador) es digno (tiene el derecho) de su salario (pago). No os paséis (anden) de casa en casa.

Jesús no les puso limitantes de donde predicar, si en las casas en las sinagogas, en el camino, en los campos, como Él lo había hecho, pero si les da instrucciones muy precisas sobre el hospedaje y su conducta en esas casas donde estarían.

 

Cuando llegaban a la ciudad y predicaban el evangelio, alguien los invitaría a quedarse en su casa, y debían de aceptarlo de inmediato, esto evitaría estar eligiendo la mejor casa para hospedarse, pero además, deberían de quedarse en ella todo el tiempo hasta su salida de la ciudad, aun si tuvieran más invitaciones, esto para evitar la tentación de estar buscando comodidad que les desacreditaría su misión.

 

También les indica que no deben de mostrar menosprecio a la comida o bebida que les den, primeramente, porque vendría como provisión de parte de Dios, y en segundo lugar, para evitar poner obstáculos a la hora de anunciar el evangelio.

 

Y por último, les enseña sobre la retribución; es decir, que deberían de considerar el hospedaje y la comida como un salario por su trabajo para el Señor. El apóstol Pablo también escribió sobre esto en 1 Corintios 9:13-14 13¿No sabéis que los que trabajan en las cosas sagradas, comen del templo, y que los que sirven al altar, del altar participan? 14Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio.

 

8 En cualquier ciudad (pueblo) donde entréis, y os reciban, comed lo que os pongan (sirvan) delante;

Esa instrucción de comer lo que les ofrecieran, no se limitaba a las casas donde se hospedarían, sino también a cualquier comida que les ofrecieran estando en la ciudad, de la misma manera porque venía como provisión del Señor, probablemente sería comida considerada como “impura” ceremonialmente, y aún así, no deberían de despreciarla.

 

9 y sanad a los enfermos que en ella haya, y decidles: Se ha acercado a vosotros el reino de Dios.

La encomienda era doble, tenían que sanar a los problemas físicos de hombres y mujeres de esas ciudades, para lo cual, Jesús les tuvo que dar poder para que lo llevaran a cabo como lo hizo con los 12 (doce) que mandó primero (Lc. 9:1), y anunciar que el reino de Dios se había acercado a ellos en la persona de Cristo.

 

Esta fue la forma que Jesús utilizó también, teniendo compasión y misericordia con las multitudes, sanando sus enfermedades y predicándoles el evangelio de salvación.

 

Vs. 10-16. La advertencia

10 Mas en cualquier ciudad (pueblo) donde entréis, y no os reciban, saliendo por sus calles, decid:

Jesús les advierte que a las ciudades donde irían, a pesar de que llegarían a sanar a sus enfermos y anunciarles algo bueno, como la salvación en Cristo Jesús, podían no ser bien recibidos, para ese caso también les da instrucciones, ir a las calles, no a una sola sino a varias, y se sobre entiende que calles donde hubiera gente y decirles lo que detalla el siguiente versículo.

 

11 Aun el polvo de vuestra ciudad (pueblo), que se ha pegado a nuestros pies, lo sacudimos contra vosotros (no tenemos nada que ver con ustedes). Pero esto sabed, que el reino de Dios se ha acercado a vosotros.

Esta declaración y la acción simbólica de sacudir el polvo de sus pies, era una manifestación de gracia también, que les daría una oportunidad más de arrepentirse, mostrando que las palabras que no quisieron recibir, les sería de testimonio en contra en el día del Juicio, pero Jesús les dice que terminen esa advertencia con la buena noticia de que el reino de Dios se había acercado a ellos en la persona de Cristo.

 

Este acto simbólico también ayudaría a los mensajeros a no quedarse con ningún tipo de molestia o resentimiento hacia los que los rechazaron, de hecho, debería de producir un gozo de saber que vituperados, avergonzados, deshonrados por causa de Cristo como dice Hebreos 13:13 Salgamos, pues, a él, fuera del campamento, llevando su vituperio.

 

12 Y os digo que en aquel día será más tolerable (aguantable) el castigo para Sodoma, que para aquella ciudad (pueblo).

Por “Aquel día” se refiere al día donde todos compareceremos delante del trono de Dios, y nos muestra que la intensidad del castigo a los que rechazaron a Dios y su evangelio, será en base a la intensidad de su pecado, por eso pone de ejemplo a Sodoma, que era una ciudad extremadamente pecadora, que rechazaron a Dios y que fue destruida como por juicio Divino, sin embargo, a ella no les fueron enviados mensajeros como a estas ciudades anunciando la presencia de Dios en Cristo, por eso el castigo para las ciudades rechazadoras del evangelio sería peor que para la pecadora Sodoma.

 

13 ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! que si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha (hace) que sentadas en cilicio (ropas ásperas) y ceniza, se habrían arrepentido.

Jesús ahora pone de ejemplo a 2 (dos) ciudades galileas que eran vecinas de Capernaum, Corazín y Betsaida de donde eran oriundos Andrés, Pedro y Felipe (Jn. 1:44). Sobre esas ciudades Jesús expresa un “ay” de dolor o lamento, ya que rechazaron el evangelio de salvación, por lo que les esperaba un juicio de Dios, ya que a pesar de que Jesús hizo allí muchos milagros, de los cuales solo tenemos registrado uno, el de la curación de un ciego (Mr. 8:22-26), no se arrepintieron y rechazaron a Jesús y sus Palabras; Jesús las compara con Tiro y Sidón que eran puertos marítimos de Fenicia, pero que estaban fuera de los límites de Israel, por lo que eran gentiles.

 

Jesús les dice que, si en esas ciudades fenicias (no judías) se hubieran hecho los milagros que Jesús hizo en las ciudades galileas (judías), hubieran procedido a un verdadero arrepentimiento. Jesús usa la expresión de “cilicio y ceniza”, para enfatizar que no sería un arrepentimiento superficial, sino uno profundo, como cuando una persona pasaba por un fuerte dolor, como la pérdida de un ser querido, y se vestían de cilicio que era un saco o una ropa áspera que producía incomodidad                                               y se sentaban sobre ceniza para mostrar exteriormente el sentimiento de tristeza y dolor interno por el que estaba pasando.

 

Jesús dijo en Juan 15:21-24 21Mas todo esto os harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado. 22Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora no tienen excusa por su pecado. 23El que me aborrece a mí, también a mi Padre aborrece. 24Si yo no hubiese hecho entre ellos obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora han visto y han aborrecido a mí y a mi Padre.

 

14 Por tanto, en el juicio será más tolerable (aguantable) el castigo para Tiro y Sidón, que para vosotras.

Debido al permanente rechazo a la amplia manifestación de gracia que tuvieron esas ciudades galileas, el castigo en el día del juicio (Ap. 20:11-15) sería más severo para ellas que para las ciudades fenicias de tiro y Sidón, no dice que ellas no habrá castigo, ya que también esas ciudades tuvieron su porción de gracia y la rechazaron, pero Corazín y Betsaida tuvieron la presencia misma de Jesús, muchas de sus enseñanzas y muchos de sus milagros.

 

15 Y tú, Capernaum, que hasta los cielos eres levantada, hasta el Hades (lugar de los muertos, abismo, infierno) serás abatida (bajada, descendida).

Lo mismo sucedió con Capernaum, que podríamos decir que fue la ciudad más bendecida por la continua presencia, enseñanzas y milagros de Jesús, ya que fue en esa ciudad donde Jesús hizo su centro de operaciones en su ministerio en Galilea, presumiblemente en la casa de Pedro.

 

Esa ciudad permaneció generalmente endurecida y rebelde al llamado de arrepentimiento de Jesús, quizá su situación de orgullo, de bienestar y de prosperidad que la tenía “levantada hasta el cielo” les impidió proceder a un genuino arrepentimiento lo que la llevaría a que en el día del juicio será descendida hasta el Hades, que debe entenderse como el lugar de los muertos, el abismo o el infierno; un lugar separado de la presencia de Dios.

 

16 El que a vosotros oye, a mí me oye; y el que a vosotros desecha (rechaza), a mí me desecha; (rechaza) y el que me desecha (rechaza) a mí, desecha (rechaza) al que me envió.

Jesús termina las instrucciones a sus discípulos dándoles un aliento, diciéndoles que los que los recibieran a ellos y a su mensaje, estaban recibiendo a Jesús y a Dios mismo, quién lo había enviado, pero por el otro lado, quienes los rechazaran, no los estaban rechazando a ellos, no tenían porqué sentirse mal o desmotivados, en realidad estarían rechazando a Jesús quién los envió y a Dios mismo quién envió a Jesús ya que el Jesús y el Padre uno son como dice Juan 10:30 Yo y el Padre uno somos, o como Jesús también dijo en Juan 5:21-23 21Porque como el Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo a los que quiere da vida. 22Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo, 23para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió.

 

Aplicación Práctica: Comprender bien la importancia y la repercusión del mensaje que se nos ha encomendado.

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