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Objetivo: Considerar el llamado a la luz de: las expectativas correctas, el tiempo correcto y la prioridad correcta.
Versículo a memorizar:
Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios. Lucas 9:62
Introducción:
Jesús ha comenzado decididamente su camino a la cruz en Jerusalén (Lc. 9:51), la que sucederá en la pascua hebrea, se encuentra a unas semanas de ser rechazado por los líderes religiosos, de ser entregado en manos de hombres, de morir, de resucitar al tercer día, pero, sobre todo, de ser recibido arriba en gloria (Lc. 9:22, 44, 51), en camino de Galilea (al norte de Israel) hacia Jerusalén (sur de Israel) pasó junto con sus discípulos y varios peregrinos por Samaria, y mandando a que le hicieran preparativos casi con seguridad para todos pudieran allí pasar la noche, los rechazaron porque su aspecto era como de ir a Jerusalén a celebrar la pascua, lo que aprovechó Jesús para darle una lección a sus discípulos, sobre todo a Juan y Jacobo que se sintieron tan ofendidos que no recibieran a Jesús en esa aldea de Samaria, que querían enviar fuego del cielo para que los consumiera, Jesús los reprendió y les recordó de que espíritu son, del Espíritu de Cristo, que durante todo su ministerio mostró gracia, amor y compasión por las personas, y no un espíritu de venganza y destrucción como el que ellos estaban mostrando en ese momento con su propuesta.
En camino de Samaria a Jerusalén, Lucas relata el diálogo de 3 (tres) hombres con Jesús, que quieren o son llamados a ser sus discípulos, recordemos que la palabra “Discípulo” viene del griego Strong G3100 <madseteúo> que significa convertirse en alumno, en aprendiz.
Desarrollo:
Vs. 57-58. Las expectativas correctas
57 Yendo ellos (cuando iban), uno le dijo en el camino: Señor, te seguiré adondequiera que vayas.
Yendo ellos. Jesús y sus discípulos (casi con seguridad muchos más de 12) habían salido de Galilea, habían pasado por Samaría y se dirigían a Jerusalén a la fiesta de la pascua, lo que no terminaban ellos de entender es que esa fiesta sería el cumplimiento del plan de salvación de Dios para la humanidad, y Cristo Jesús el cordero de pascua que colgado en una cruz.
Uno le dijo en el camino. Mateo registra que esta persona era un escriba (Mt. 8:19), en su mayoría, los escribas pertenecían a la secta de los Fariseos, los escribas eran copistas de las Escrituras hebreas, y quienes enseñaban en las sinagogas los días de reposo, por lo que tenían buen prestigio entre el pueblo, pero que eran abiertos opositores de Jesús, lo que hace más interesante este relato.
Señor, te seguiré adondequiera que vayas. Ese escriba quizá era uno de tantos peregrinos que iban a la fiesta anual a Jerusalén, no se nos dice más acerca de él, evidentemente conocía a Jesús, quizá lo había visto hacer milagros, tal vez lo había escuchado enseñar, quizá al ver a las multitudes seguirle se sintió animado, tal vez por el prestigio del ministerio y la admiración que Jesús tenía entre el pueblo, no lo sabremos bien pero , le hace una propuesta al Señor “te seguiré adondequiera de vayas”; en otras palabras, le dijo; “quiero ser tu discípulo”.
Esta propuesta revela tres aspectos, primero que era voluntaria, quería seguir a Jesús por determinación propia; segundo, era una decisión incondicional de seguirle, al proponerle ir con Jesús a dondequiera que Él fuera sin saber nada de su agenda; y tercero, una decisión firme, con mucha determinación de llevarla a cabo, no se lo propone como una pregunta, sino con una afirmación decidida.
Lo que queda claro por la respuesta de Jesús, es que no había valorado bien el costo de ser su un discípulo.
58 Y le dijo Jesús: Las zorras tienen guaridas (madrigueras, cuevas), y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza (descansar).
Jesús no lo rechazó, ni aceptó su propuesta, pero sin duda, conocía su corazón, por lo que le va a responder que el ser discípulo no es un camino fácil, y que es algo que ese escriba no había considerado, en un camino donde es necesario negarse a sí mismo y tomar cada día su cruz (Lc. 9:23), no es un camino de fama, reconocimiento y gloria, sino de servicio, de ser el más pequeño (Lc. 9:48) y humilde como un niño, donde no se trata de sentarse a disfrutar, sino de disfrutar sirviendo a otros.
Las zorras tienen guaridas. Este animal era popular en esa zona, por lo que el ejemplo de Jesús a todos los oyentes, se les hace conocido, las zorras cavan en la tierra donde hacen sus madrigueras, en ellas se refugian y descansan antes de salir a cazar y buscar alimento. Para las zorras, que son animales territoriales; es decir, que no cambian de lugar de vivienda, esas madrigueras son su posesión donde cómodamente pueden vivir y descansar.
Y las aves de los cielos nidos. Ahora dirige la atención del escriba a las aves silvestres, que también tienen por posesión sus nidos, pueden ir de un lugar a otro y volver a hacer nidos, donde podrán descansar y tener cómodamente a sus polluelos, había golondrinas que incluso hacían sus nidos en el santuario de Dios (Sal. 84:3), esos nidos eran lugares donde las aves estaban cómodas y podían vivir y descansar.
Mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza. Jesús termina su respuesta con un notable contraste, mientras los animales tienen posesiones que les dan comodidad, el Hijo el Hombre (usado por Jesús como un título profético del Mesías [Dn. 7:13]), el Creador y Sustentador de todas las cosas creadas “no tiene dónde recostar su cabeza”, no significa que no tuviera donde descansar o dormir, sino que no tiene ninguna posesión o propiedad, desde el punto de vista material y humano, ni siquiera la casa donde se quedaba o la cama donde dormía te pertenecían, por lo que no tenía muchas comodidades.
Desde su nacimiento no hubo lugar para Él en el mesón, y nació en el pesebre de un establo, de niño vivió en la casa de sus padres, en su ministerio, que quedaba en la casa de uno de sus discípulos, el lugar de “la última cena” era fue prestado, la cruz fue puesta por los romanos, la tumba cedida por un discípulo secreto, no tenía nada, pero era poseedor de todo, no tenía comodidades en el ámbito terrenal y pero llevaba a la perfección su ministerio, y eso es a lo que hemos sido llamados como dice Pedro en 1 Pedro 2:21 Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas.
Es muy probable que el escriba pensaba que seguir a Jesús, le traería beneficios de prestigio, de fama o de posesiones, o simplemente comodidad, y lo que el Señor le pide es que antes de decidir seguirle evalué bien el costo de seguirle, ya que no sería como el esperaba, y entonces iría a una decepción segura como lo expresaría más adelante en Lucas 14:28-30 28Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla? 29No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él, 30diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar.
Jesús, conociendo su corazón le muestra que seguirle no implica comodidades temporales, sino todo lo contrario como dice 2 Timoteo 3:12 Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución, al llevar a cabo la obra del Señor no tendremos muchas comodidades, más bien oposición, pero también tendremos paz en medio de la aflicción como dijo Jesús en Juan 16:33 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.
Vs. 59-60. El tiempo correcto
59 Y dijo a otro: Sígueme. Él le dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre.
Y dijo a otro: Sígueme. Mateo registra que esta persona ya era un discípulo (Mt. 8:21); es decir, uno que le seguía sin ser del grupo de los 12 (doce), por lo que es muy probable que había escuchado muchas de sus enseñanzas, y quizá había presenciado alguno de los milagros. Mientras el primer relato había sido un hombre que se ofreció a seguir a Jesús, en este caso, recibió la invitación de Jesús se seguirle.
Él le dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre. Notemos que su respuesta no es una negativa definitiva a seguirle, sino una negativa temporal de no seguirle de inmediato, argumentando una obligación moral con su padre.
A simple vista, parece que el padre de este joven ha muerto y el quiere ir a enterrarlo antes de seguir a Cristo, lo que parecía una acción muy noble y legítima, sin embargo, para poder entender bien la respuesta de esta persona, debemos saber que la costumbre hebrea era que la persona fallecida debía ser enterrada el mismo día de su muerte, como sucedió con Lázaro (Jn 11:17), con Ananías (Hech. 5:6) y Safira (Hech. 5:10), cuando eso sucedía, podían, sin ningún problema, suspender cualquier obra o ministerio para sepultar a sus muertos.
Por la respuesta tan contundente de Jesús, y por las tradiciones de los hebreos, no parece que el padre el muchacho había muerto ese día, más bien deberíamos entender que quizá el padre del muchacho estaba anciano o tal vez enfermo, por lo que el discípulo estaba pidiendo tiempo para quedarse con el hasta fallecimiento, del cual desconocía el tiempo.
60 Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia (proclama) el reino de Dios.
Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos. Jesús, obviamente no se refiere a los primeros “muertos” como muertos físicos, sino a los muertos espirituales, a los que no obedecen a Dios ni confían en él, como dice Efesios 2:5 aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), pero a los segundos “muertos” si se refiere a los que han muerto físicamente.
Y tú ve, y anuncia el reino de Dios. A los que están muertos espirituales, les correspondía hacer ese trabajo de sepultureros, de enterrar a los cadáveres, no debemos olvidar que un cadáver ya no es un ser vivo, ya no es un padre, una madre, ni un familiar, sino los restos de quien como persona era eso, el alma y el espíritu ha pasado a la presencia del Señor para ser juzgado como dice Hebreos 9:27 Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, debido a eso, es que Jesús le dice que el discípulo de Cristo está llamado a seguirle y anunciar el reino de Dios (evangelio) sin limitaciones.
No está Jesús contradiciendo el mandamiento de honra a los padres, ese tiene su lugar, en su aparente buena acción de hacer una obra moral con su padre, y de honrarle mientras llegaba su tiempo de fallecer, se estaba autoengañando en pensar que a Jesús lo podía poner para después, sin reconocer que es a Jesús a quien le debemos el más grande afecto y nuestra inmediata obediencia.
El joven no estaba proponiendo ocupar su tiempo hacer obras perversas antes de seguir al Señor, sino una genuina obra de amor para su padre, pero Jesús le está enseñando sobre la prioridad de lo eterno sobre lo temporal, sobre lo urgente que debe ser el reino de Dios en nuestras vidas, porque de allí es su ciudadanía como dice Filipenses 3:20 Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo.
En contraste tenemos el llamado de Leví (Mateo) registrado en Lucas 5:27-28 27Después de estas cosas salió, y vio a un publicano llamado Leví, sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. 28Y dejándolo todo, se levantó y le siguió, nos es necesario que el Señor sea primero en tiempo como dice Mateo 6:33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
Vs. 61-62. La prioridad correcta
61 Entonces también dijo otro: Te seguiré (quiero seguirte), Señor; pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa (familia).
Entonces también dijo otro. De este tercero no tenemos más información, ya que solo aparece el registro en Lucas, no parece que Jesús lo haya llamado, sino que, como el primero, se ofreció voluntariamente a seguir al Señor, pero le puso una condición de un asunto personal.
Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa. Parece ser algo simple y de corto tiempo, regresar a casa, despedirse y seguir a Jesús, como le pidió Eliseo a Elías cuando lo tomo por su sucesor como profeta, y Eliseo de dijo: “Te ruego que me dejes besar a mi padre y a mi madre, y luego te seguiré” (1 Re. 19:20), a lo que Elías accedió. Pero por la respuesta de Jesús, vemos que era algo más lo que esta persona estaba pidiendo, quizá era porque la propuesta estaba condicionada con el “pero”.
Algunos comentaristas piensan que la frase “despedirme de los que están en mi casa” tiene la implicación de ir a arreglar asuntos pendientes, quizá como negocios o herencia, dejar instrucciones a los de su casa, por lo que su prioridad estaba en esos asuntos terrenales.
62 Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.
Jesús le contesta con una ilustración, usa de ejemplo a un agricultor que toma el arado y comienza con su labor de campo, en la cual, debe enfocarse completamente en lo que está haciendo para que los surcos salgan derechos, pero si mientras tiene el arado, voltea constantemente para atrás, esos surcos no saldrán rectos y paralelos, y se desperdiciará parte de la siembra y la cosecha.
Si alguno mira para atrás, a los placeres y asuntos del pasado, no podrá avanzar en seguir a Jesús correctamente como dice Lucas 14:33 Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo, porque así, no es apto para el reino, más bien debería de decir como Pablo en Filipenses 3:13 Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante.
El voltear atrás habla de tener aun un anhelo por las cosas que dejas, en lugar de ver lo que Dios tiene para ti por delante, como la esposa de Lot que miró a atrás cuando expresamente Dios les había dicho que no lo hicieran (Gn 19), o como el pueblo de Israel en el desierto que anhelaban, los pepinos y los melones o las cebollas y los ajos que tenían en Egipto cuando eran esclavos (Nm. 11:5)
Este hombre tenía un corazón dividido, y por consiguiente sus prioridades mal acomodadas, quizá tenía en anhelo de seguir a Jesús, pero sin soltar lo que tenía, sin ponerlo a Él como prioridad, sin reconocer que es a Jesús quien debe tener la preeminencia (primer lugar) como dice Colosenses 1:18 y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia.
Es probable que este hombre quería seguir a Jesús en sus propias fuerzas, si fuera así, ese seguirle sería temporal, como la semilla que cayo entre espinos que creció, pero fue ahogada por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto (Lc. 8:14).
Aun si fuera el afecto terrenal que tenía por los suyos, aun ese amor familiar debe de ceder al amor por el Señor y ponerlo en primer lugar como Jesús mismo dijo en Mateo 10:37-38 37El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; 38y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.
Aplicación Práctica: Considerar el llamado a la luz de: las expectativas correctas, el tiempo correcto y la prioridad correcta.
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