Thursday, June 29, 2023

Lucas 9:51-56 ¿De qué espíritu somos?

 

¿De qué espíritu somos?

Lucas 9:51-56

 
 


Objetivo: Reconocer que, si Cristo vino a salvar las almas de los hombres y no a perderlas, nosotros como la iglesia de Cristo debemos procurar también lo mismo al ministrar y al orar por otros.

 

Versículo a memorizar:

Porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas. Y se fueron a otra aldea. Lucas 9:56

 

Introducción:

Después de los eventos de Lucas 9, solo se mencionan en este evangelio dos días de reposo en los que el Señor continúa ministrando o enseñando (Lc. 13:10, 14:1), y un tercer día de reposo que viene después de la crucifixión (Lc. 23:54-56), por lo que es probable que los eventos de estos versos se encuentran solo a tres semanas de la crucifixión. El Señor Jesús se encamina a Jerusalén (Lc. 13:22, 17:11, 18:31) y probablemente ya no está quedándose en cada aldea el tiempo que solía para atender a todas las personas en necesidad.

 

Desarrollo:

V. 51. El mensaje completo

51 Cuando se cumplió el tiempo en que él había de ser recibido arriba, afirmó su rostro para ir a Jerusalén.

Cuando se cumplió el tiempo en que él había de ser recibido arriba, afirmó su rostro para ir a Jerusalén. El tiempo se cumplía, no solo de que el Señor fuera a la cruz, y resucitara, sino que de fuera recibido arriba en gloria, ese es el énfasis que hace Lucas en su relato, de la misma forma que la hace Marcos 16:19 Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios y el mismo énfasis lo vemos en Pablo cuando escribe 1 Timoteo 3:16 E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, Justificado en el Espíritu, Visto de los ángeles, Predicado a los gentiles, Creído en el mundo, Recibido arriba en gloria, regreso a la gloria y al trono que siempre tuvo.

 

Afirmó su rostro para ir a Jerusalén. Fijó su mirada, se encaminó, se empeñó, se propuso obedecer el plan de Dios manifestado en las Escrituras, aunque eso implicaba rechazo, maltrato y muerte. No había venido a reinar, eso pasará en su momento, había venido a cumplir el plan de Dios para la salvación de la humanidad.

 

Vs. 52-53. El mensaje rechazado

52 Y envió mensajeros delante de él, los cuales fueron y entraron en una aldea de los samaritanos para hacerle preparativos.

No se nos dice quienes fueron esos mensajeros que entraron a una aldea de los samaritanos, pero si a que fueron, a hacerle preparativos a Jesús y con los que el iban (que casi con seguridad eran más de 12, y muy probablemente incluía mujeres), casi con seguridad para pasar la noche allí. Generalmente los judíos evitaban ir a Jerusalén por esa ruta, ya que judíos y samaritanos no se llevaban bien entre sí desde la muerte de Salomón, ya que los samaritanos eran hebreos que se habían mezclado con los asirios y por eso los judíos los rechazaban (relato en 2 Reyes 17), pero Jesús prefirió en más de una ocasión esa ruta para llevarles el evangelio e incluso presentarse ante ellos como el Mesías y pasar días con ellos, (Jn 4)

 

53 Mas no le recibieron, porque su aspecto era como de ir a Jerusalén.

Esta peregrinación de Galilea a Jerusalén era por la fiesta de la Pascua, y los asistentes pues iban vestidos en forma peculiar para esa fiesta, y como los samaritanos no la celebraban, ya que ellos tenían su propio sistema de adoración en el monte Gerizín y fechas de fiestas nacionales diferentes a las judías y las consideraban como las verdaderas, probablemente ese fue el motivo por lo que se comportaron hostiles y no quisieron recibirlos,

 

V. 54. El mensaje mal interpretado

54 Viendo esto sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma?

Viendo esto sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron: Ese rechazo provocó reacciones entre los discípulos, Lucas relata lo dicho por los hermanos Jacobo y Juan, apodados como “hijos del trueno”, quizá por su carácter explosivo que tenían, del que se muestra en este relato un poco.

 

Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo … Lucas registró que los discípulos y la multitud fueron amonestados como una “generación incrédula” (Lc. 9:41), y ahora Jacobo y Juan se acercan a Cristo para plantear su pregunta y aparentemente lo hacen con fe, realmente creyendo que podían mandar que descendiera fuego del cielo. Pero esa fe que mostraron era contraria a el anhelo de Dios de establecer Su reino en misericordia.

 

… como hizo Elías, y los consuma? El relato bíblico en 1 Reyes 18, nos dice que Elías hizo caer fuego del cielo, pero sobre el sacrifico, para que todos supieran quien era el verdadero Dios, pero no pidió que cayera el fuego sobre las obre las personas, por lo que la pregunta que le hacen a Jesús que muestra su deseo fue más allá, quizá motivados por que lo habían visto en el monte de la transfiguración junto con Moisés (Lc. 9:30). Estos dos discípulos mostraron un celo por Jesús, pero un celo equivocado, ellos semanas atrás habían visto a Jesús transfigurado, mostrando su gloria, y ahora una aldea de samaria estaba rechazando a Jesús, y para ellos esa era una gran ofensa que merecía una disciplina divina como fuego desde el cielo.

 

Jesús aprovechará la pregunta para enseñarles y enseñarnos que las peticiones al Señor, aunque sea con confianza y con fe, debe llevarnos a buscar y a mostrar la misericordia y la gracia de Dios y nunca el juicio, ya que Cristo es el Juez, no nosotros.

 

Vs. 55-56. El mensaje correcto, ministrado con el espíritu correcto

55 Entonces volviéndose él, los reprendió, diciendo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois; Entonces volviéndose él, los reprendió. Jesús se volteó para poder tenerlos de frente y los reprendió (regaño) directamente a ellos dos, que no habían estado en la reprensión de la generación incrédula (pues ellos no estaban allí sino en el monte), ahora el Señor los reprende; no por incredulidad, sino por tener otro espíritu que no es el de Cristo, de la misma manera que Jesús “reprendió” al espíritu inmundo (Lc. 9:42).

 

Diciendo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois.  No es un regaño a sus acciones, sino a sus emociones y actitud, a los deseos de su corazón, no estaban mostrando un espíritu de gracia, de amor y comprensión que era el que se mostraba siempre en el ministerio de Jesús, y más bien estaban mostrando un espíritu de venganza y destrucción, más parecido al de Satanás que vino para hurtar, matar y destruir (Jn. 10:10).

 

El fruto del espíritu de Cristo se ve manifestado en amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad (Ga. 5:22), en un espíritu de mansedumbre (Ga. 6:1), de sabiduría (Ef 1:17), de poder y amor (2 Tim. 1:7), un espíritu afable y apacible (1 Pe. 3:4).

 

56 porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas. Y se fueron a otra aldea.

Porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas. Jesús vuelve a usar para si el titulo mesiánico del “hijo del hombre (Dn. 7:13) y les insiste a sus discípulos que no había venido para destruir y perder a aquellas personas que le habían negado hospedaje, sino para salvarlas, esa era la lección para los discípulos, que lo que debería de mostrar era un espíritu de misericordia, más adelante enviará a discípulos que prediquen el evangelio de salvación en samaria (Hech. 1:8), mostrando así la misericordia que siempre caracterizó su ministerio.

 

Y se fueron a otra aldea. Ya había sido anteriormente rechazado en Nazaret, donde lo quisieron despeñar (Lc 4:29-30) y ahora es rechazado en Samaria, pero Jesús no fue a insistirles que les hospedaran, no discutió con ellos para explicar su plan o sus motivos, simplemente se fue a otra aldea, a buscar otro lugar donde todos pudieran pasar a noche, enfocado en el propósito principal de caminar resueltamente a Jerusalén donde se iba a llevar a cabo la salvación de los hombres.

 

Aplicación Práctica: Reconocer que, si Cristo vino a salvar las almas de los hombres y no a perderlas, nosotros como la iglesia de Cristo debemos procurar también lo mismo al ministrar y al orar por otros.

 

 

 

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