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Objetivo: Hacer nuestra esta exhortación (Heb. 2:1) que como a hijos se nos hace (Heb.12:5).
Hebreos 2:1 Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos.
Hebreos 12:5 y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por él.
Introducción: A veces nos parece que el término fariseo se refiere a alguna criatura extinta hace dos mil años, sin embargo, aunque en aquel tiempo hacía referencia directa a los líderes religiosos judíos, intérpretes de la “Ley de Moisés”, hoy hasta en algunos diccionarios se le relaciona con la hipocresía de la apariencia religiosa que esconde una doble moral.
Desarrollo:
Vs. 37-42 Cuidado con la rapacidad
37 Luego que hubo hablado (terminó de hablar), le rogó (invitó) un fariseo que comiese con él; y entrando Jesús en la casa, se sentó (reclinó) a la mesa.
En esta etapa del ministerio de Jesús, su relación con los fariseos no es muy amigable, no se nos dice con qué intención este fariseo invito a Jesús a comer, si para conocerlo, o para seguir buscando algo que hiciera o dijera para poder acusarle. Jesús aceptó siempre todas las invitaciones que la hacían, mostrando amor para con todos, aunque ese amor, como en esta ocasión, se reflejaría en decirles la condición de hipócritas con la que se comportaban, como les dirá a sus discípulos en Lucas 12:1 En esto, juntándose por millares la multitud, tanto que unos a otros se atropellaban, comenzó a decir a sus discípulos, primeramente: Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía.
Los fariseos eran el grupo religioso y político más grande de Israel, surgieron después del regreso de los judíos del cautiverio en Babilonia, con la intención de que el pueblo no volviera a desobedecer la Palabra de Dios, pusieron normas y reglas humanas muy estrictas que no estaban en la Ley, creando una religión de reglas y prohibiciones humanas alejadas del propósito de la Palabra de Dios. El otro partido político y religioso en la época era el de los saduceos, al que pertenecían la mayoría de los sacerdotes y quienes tenían diferencias significativas de creencias con los fariseos.
Por lo que se lee en los otros versículos, en esa comida, además de Jesús y el fariseo anfitrión, también hay de invitados otros fariseos y escriba, y en este momento del relato se encuentran todos reclinados a la mesa.
38 El fariseo, cuando lo vio, se extrañó (sorprendió) de que no se hubiese lavado (lavado ceremonialmente) antes de comer.
Este lavamiento de manos no habla de un lavado higiénico, sino de un lavado ceremonial que tenían los fariseos como parte de sus muchos rituales que habían establecido para evitar ser ceremonialmente impuros, pero eso no estaban en la ley de Dios, era netamente una tradición como dice Marcos 7:3 Porque los fariseos y todos los judíos, aferrándose a la tradición de los ancianos, si muchas veces no se lavan las manos, no comen. El fariseo se asombró de no ver a Jesús haciendo esa tradición que ellos habían alzado al mismo nivel que la Escritura.
39 Pero el Señor le dijo: Ahora bien, vosotros los fariseos limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de rapacidad (despojo, robo) y de maldad (injusticia).
Pero el Señor le dijo. El fariseo no dijo nada sobre lo sorprendido que estaba de que Jesús no se había lavado las manos ceremonialmente para comer, quizá solo hizo una expresión en su rostro que Jesús entendió, o simplemente Jesús con su omnisciencia, supo el pensamiento del fariseo.
Ahora bien, vosotros los fariseos limpiáis lo de fuera del vaso y del plato. De la misma manera que limpiaban las manos ceremonialmente para no estar “impuros”, también hacían rituales de limpieza ceremonial con los utensilios para comer, como vemos en Marcos 7:4 Y volviendo (los fariseos) de la plaza, si no se lavan, no comen. Y otras muchas cosas hay que tomaron para guardar, como los lavamientos de los vasos de beber, y de los jarros, y de los utensilios de metal, y de los lechos.
Pero por dentro estáis llenos de rapacidad y de maldad. Jesús les está diciendo que lavar las manos mientras el corazón esta sucio, es tan absurdo como lavar solo por fuera un vaso o un plato sucio.
El robo o despojo (rapacidad) y la extorsión (maldad) lo hacían principalmente a las viudas que en esa época, que era el sector más vulnerable como dice Mateo 23:14 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque devoráis las casas de las viudas, y como pretexto hacéis largas oraciones; por esto recibiréis mayor condenación.
El diagnóstico de Jesús es claro, los fariseos mostraban mucho interés en aparentar ser santos, limpiando sus manos, los vasos y platos, rituales que los hombres podían ver, pero por dentro estaban llenos de maldad y pecado, y no se ocupaban de limpiarse espiritualmente confesando su robo y la injusticia en la que se conducían. Vivían en una apariencia religiosa de limpieza externa, pero mantenían pecados ocultos sin confesar.
La religión (cualquiera que esta sea) conduce a el cuidado de cumplir cosas externas, pero se olvida de lo importante que es la limpieza interior, pero una verdadera comunión continua con Cristo, produce una vida de santidad real y no aparente que comienza de adentro hacia afuera.
40 Necios, ¿el que hizo lo de fuera, no hizo también lo de adentro?
Jesús les hace una pregunta retórica para mostrarles lo incongruente de su conducta de solo querer mostrar una apariencia de piedad.
Necios. Viene de la palabra griega Strong 878 <áfron>, que significa sin sentido, tonto, ignorante, imprudente, insensato, iletrado. Es una palabra fuerte pero que describía la condición de esos líderes religiosos.
¿El que hizo lo de fuera, no hizo también lo de adentro? Claramente se está refiriendo a Dios como el creador de todas las cosas, y que creo lo de afuera que todos ven y también lo de adentro que, aunque las personas alrededor no lo vean, Dios si lo ve. Podían ellos ocultar su pecado ante la gente, pero no ante Dios, frente al cual todos estamos desnudos como dice Hebreos 4:13 Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.
41 Pero dad limosna de lo que tenéis (que está dentro), y entonces todo os será limpio.
Pero dad limosna de lo que tenéis. No significa que alguien se puede ganar la salvación por ayudar a los necesitados, eso contradice el resto de la Escritura, lo que les dice es que den “de lo que está dentro”; es decir, de la rapacidad (robo) con lo que han tomado de los otros, que ahora comiencen hacerlo al revés, en lugar de robar, dar de lo que tienen, que comiencen a limpiarse desde su interior primero con un corazón agradecido y mostrando con eso misericordia como dice Mateo 13:26 ¡Fariseo ciego! Limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de fuera sea limpio, es comenzar a dar frutos dignos de arrepentimiento (Mt. 3:8).
Y entonces todo os será limpio. La limpieza no viene por rituales externos, sino por la condición del corazón delante de Dios, Dios no mira lo que hacemos, sino lo que somos.
42 Mas ¡ay de vosotros, fariseos! que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza (planta comestible), y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. Esto os era necesario hacer (practicar), sin dejar aquello.
Mas ¡ay de vosotros, fariseos! que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza. El diezmo en la ley establecido para Israel (Lv. 27:30-33 y Dt 14:22-29), era de los granos o cereales, que comprendía los frutos más comunes como el trigo y la cebada, también se diezmaba del aceite y del vino, pero no decía nada de hierbas aromáticas, los fariseos hacían alarde de su “piedad” diezmando también de ellas, diciendo que deberían de ser incluidas en el apartado “los granos” y así enseñaban a sus seguidores, queriendo llevar el mandamiento a un extremo para aparentar ser más justos que otros, pero era algo que Dios lo había pedido.
Y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. El reclamo del Señor, es que los fariseos eran tan minuciosos en el cumplimiento de la Ley, que diezmaban hasta de lo que no debían, pero no vivían una vida de justicia delante de Dios y delante del prójimo, y se habían olvidado el amor de Dios, no se compadecían de las necesidades ajenas, que es lo que Dios pedía según Miqueas 6:8 Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios. Muchas veces ellos fueron los que se opusieron a que Jesús sanara o libertara a alguien por ser día de reposo, queriendo mostrarse muy “cumplidores de la Ley”, no consideraban la justicia y el amor de Dios para aquella persona, además de que miraban con desprecio a los que no eran de su grupo y a quienes no practicaban la religión como ellos la entendían.
Esto os era necesario hacer, sin dejar aquello. Jesús reconoce que los diezmos establecidos en la Ley debían de ser tenidos en cuenta, pero al mismo tiempo, también obedecer todo lo que tenía que ver con la justicia y el amor de Dios, diezmar era necesario, como también era necesario practicar la justicia y el amar misericordia.
Vs. 43-44 Cuidado con la vanagloria
43 ¡Ay de vosotros, fariseos! que amáis las primeras sillas (asientos de honor) en las sinagogas, y las salutaciones en las plazas.
¡Ay de vosotros, fariseos! que amáis las primeras sillas en las sinagogas. Los asientos principales en las sinagogas es lo que se conoce como “la catedra de Moisés”, que era el lugar (silla) donde se sentaban a los maestros a impartir la enseñanza en la congregación (el resto de la gente estaba de pie), no solo era el lugar que estaba más cerca de a los rollos de la ley, sino que era considerado el lugar de más alto honor en las sinagogas. El lugar de honor no era el problema, sino el amor que tenían esos fariseos por ese asiento de distinción, porque eso alimentaba su ego y les hacía sentir que todos necesitaban ser enseñados por ellos.
Y las salutaciones en las plazas. Esa búsqueda de honor también la tenían en los lugares públicos como las plazas, donde los saludaban con mucha reverencia, probablemente con inclinación de cabeza y saludos de distinción; y una vez más, un saludo respetuoso u honorable a los que enseñan no era el problema, sino que los fariseos iban a las plazas buscando ese reconocimiento, a recibir ellos la honra que solo Dios merece.
44 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! que sois como sepulcros que no se ven (tumbas son lápida), y los hombres que andan encima no lo saben.
Jesús describe la condición de los religiosos de esa época, no lo que aparentaban tener, sino en lo que realmente se habían convertido, y ahora incluye también a los escribas.
Escribas. Eran también conocidos como doctores de la ley, maestros de la ley o intérpretes de la ley, eran quienes transcribían las Escrituras, y al dedicarse a eso, se hacían expertos en la ley, por lo que eran los encargados de enseñar en las sinagogas, tenían buena reputación entre el pueblo, y muchos de ellos habían estudiado en alguna escuela rabínica que los acreditaba, la mayoría de los escribas era de grupo de los político/religioso de los fariseos, aunque también los había en el grupo contrario, en el de los saduceos.
La ley decía que si una persona tocaba un muerto o caminaba sobre un sepulcro, se contaminaba espiritualmente, por lo que tenía que pasar por un proceso de limpieza espiritual que duraba 7 (siete) días, para evitar eso, cuando se acercaban las festividades hebreas como la pascua, a los sepulcros se les ponía cal por encima, para que claramente quedaran marcados y los peregrinos no los pisaran, por lo tanto, los sepulcros que no se ven son los que no están señalados, la gente pasaba por encima y se contaminaban ceremonialmente sin siquiera darse cuenta. Jesús les dice a los religiosos que eso estaban haciendo en la gente, estaban contaminando espiritualmente a todos los que entraban en contacto con ellos, la gente se acercaba a ellos por su apariencia de piedad, pero sus enseñanzas contaminadas por un corazón no arrepentido, solo estaba contaminando a los que los oían.
Vs. 45-46 Cuidado con el legalismo
45 Respondiendo uno de los intérpretes de la ley, le dijo: Maestro, cuando dices esto, también nos afrentas (insultas) a nosotros.
Como en el último “¡ay!” de Jesús había incluido a los escribas (intérpretes de la ley), uno de ellos se sintió insultado, ofendido, afrentado, y lo externó, quizá tratando de que a los escribas no los relacionaran con los fariseos.
Cuando quedamos desnudos delante de Dios y vemos nuestra realidad, tenemos dos opciones; reconocer que esa es nuestra condición y pedirle ayuda a Dios para cambiarla, o sentirnos insultados y seguir creyendo que lo que se dice de nosotros no es verdad, en el primer caso, habrá un cambio de corazón y de actitud; y en el segundo caso, la actitud no cambiará, e incluso se agregará resentimiento en el corazón.
46 Y él dijo: ¡Ay de vosotros también, intérpretes de la ley! porque cargáis a los hombres con cargas (imponen mandamientos muy difíciles) que no pueden llevar, pero vosotros ni aun con un dedo las tocáis (no hacen el mínimo esfuerzo de cumplirlos).
Estos intérpretes de la ley, habían establecido muchas reglas traídas de sus tradiciones y las había establecido al mismo nivel que la Palabra de Dios, e incluso por encima de ella, por ejemplo; cuando consideraban que arrancar espigas y comerlas equivaldría a cosechar y trillar grano (Lc. 6:1), o que no se podía sanar a un persona en día sábado a menos que la vida de esa persona estuviera en peligro, por eso le reclamaron a Jesús la sanidad en día de reposo del hombre de la mano seca (Lc. 6:6-11), o diezmar de especias aromáticos que Dios nunca pidió (Lc. 11:42), o que era necesario lavarse ceremonialmente las manos antes de cada comida (Lc. 11:38), cosas que Dios nunca dijo y que ellos habían establecido como reglas humanas elevadas a mandamientos de Dios.
Ese legalismo, que elimina la justicia y el amor de Dios, se había convertido en una carga muy pesada de llevar para las personas, que hacía insoportable la práctica religiosa en la familia y en la sociedad, pero eso no era lo peor; sino que ellos, los que establecían eras reglas humanas, buscaban la forma de no cumplir las demandas que ellos mismos imponían, eso los convierte en hipócritas maliciosos.
Vs. 47-54 Cuidado con la usurpación
47 ¡Ay de vosotros, que edificáis los sepulcros (construyen monumentos) de los profetas a quienes mataron vuestros padres (antepasados)!
48 De modo que sois testigos y consentidores (están aprobando, complaciéndose) de los hechos de vuestros padres (antepasados); porque a la verdad ellos los mataron, y vosotros edificáis sus sepulcros (monumentos).
Estos hombres creían que al edificar o re-edificar los sepulcros (monumentos) de los profetas, la gente pensara que estaban rindiendo honor a los profetas, sin importarles que no vivieran de acuerdo a las enseñanzas de los profetas, estos religiosos y sus antepasados, tenían el mismo corazón de atacar a los enviados de Dios, aunque ellos quisieran aparentar lo contario como se revela en Mateo 23:29-32 29¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque edificáis los sepulcros de los profetas, y adornáis los monumentos de los justos, 30y decís: Si hubiésemos vivido en los días de nuestros padres, no hubiéramos sido sus cómplices en la sangre de los profetas. 31Así que dais testimonio contra vosotros mismos, de que sois hijos de aquellos que mataron a los profetas. 32¡Vosotros también llenad la medida de vuestros padres!, sus padres habían matado a los profetas que habían denunciado sus pecados, y ahora ellos, querían matar al Gran Profeta de Dios, a Jesús, quien de la misma forma les estaba denunciando su condición de pecado.
49 Por eso la sabiduría de Dios también dijo: Les enviaré profetas y apóstoles; y de ellos, a unos matarán y a otros perseguirán,
Por eso. Es decir; debido a que tanto sus antepasados, que habían matado a los profetas, como ellos que estuvieron de acuerdo con esos asesinatos y que seguían con el mismo corazón de quitar de en medio a los enviados de Dios, la sangre de los hombres de Dios asesinados, se les reclamará a ellos. (Lc. 11:50)
La sabiduría de Dios también dijo. No hace referencia a algún pasaje del Antiguo Testamento, sino a lo que Dios en su sabiduría ha determinado para anunciar su plan de salvación en Cristo Jesús.
Les enviaré profetas y apóstoles; y de ellos, a unos matarán y a otros perseguirán. Dios seguiría enviando mensajeros para hacerles un llamado al arrepentimiento, aun sabiendo que los iban a matar o a perseguir o como dice Mateo 23:34 Por tanto, he aquí yo os envío profetas y sabios y escribas; y de ellos, a unos mataréis y crucificaréis, y a otros azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad, pero lo que es una realidad, es que con la predicación de esos enviados de Dios, como los 12 (doce) apóstoles y muchos de los primeros discípulos como Esteban, o de los primeros misioneros como Pablo, Bernabé, Silas, etc., muchos creerían y serían salvos, y se propagaría el evangelio por toda la tierra y por todas las edades.
50 para que se demande (se hagan culpables) de esta generación la sangre de todos los profetas que se ha derramado desde la fundación (creación) del mundo,
Esa generación de líderes religiosos sería responsable de la sangre de los profetas desde el inicio del mundo, ¿Por qué? Porque ellos cometerían el mayor crimen de la historia, matarían al mismísimo “Autor de la Vida” (Hech. 3:15), sus padres habían matado a enviados de Dios, los que habían hablado acerca de Mesías; pero ellos, participarían activamente en la crucifixión del Mesías de Dios, el Verbo de Dios en carne, todos los profetas apuntaban al Mesías, al matar a Jesús, se estaban haciendo responsables de la muerte de todos los profetas anteriores.
51 desde la sangre (muerte) Abel hasta la sangre (muerte) de Zacarías, que murió entre el altar (de sacrificio) y el templo (santuario); sí, os digo que será demandada (se les pedirá cuentas) de esta generación.
Jesús ejemplifica lo que dijo con hechos precisos, Abel había sido muerto por su hermano Caín (Gn. 4:8); porque Dios aceptó la ofrenda de Abel y no la de Caín, a pesar de que Dios lo había amonestado tiernamente (Gn 4:6-7), y a Zacarías cuyo valiente testimonio y muerte cruel se registran en el libro 2 Crónicas 24:20–22, Zacarías fue asesinado por Joás, a pesar de la bondad que le había mostrado Joiada (padre de Zacarías), ese acto de crueldad se llevó a cabo en las cercanías del santuario como dice 2 Crónicas 24:22 Así el rey Joás no se acordó de la misericordia que Joiada padre de Zacarías había hecho con él, antes mató a su hijo, quien dijo al morir: Jehová lo vea y lo demande.
La razón por la cual Jesús dice “desde Abel hasta Zacarías” es que, según el arreglo de los libros en la Biblia hebrea, Génesis esta primero (donde se relata de Abel) y al final está el libro de Crónicas (donde se relata de Zacarías).
52 ¡Ay de vosotros, intérpretes de la ley! porque habéis quitado la llave de la ciencia (conocimiento de Dios); vosotros mismos no entrasteis, y a los que entraban se lo impedisteis.
La llave para el conocimiento de Dios es Jesucristo, Él es el único mediador (1 Tim. 2:5) y el único camino (Jn. 14:6) y el conocimiento de Dios por medio de Cristo es la vida eterna como dice Juan 17:3 Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.
Los intérpretes de la Ley, era los encargados de “abrir” el conocimiento de Dios manifestado en las Escrituras y enseñárselas al pueblo; al rechazar a Cristo, estaban rechazando ese conocimiento de Dios y evitando que el pueblo entrara al reino de los cielos como dice Mateo 23:13 Mas ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando.
53 Diciéndoles él estas cosas, los escribas y los fariseos comenzaron a estrecharle (seguirlo) en gran manera, y a provocarle (molestarle) a que hablase de muchas cosas;
54 acechándole (tendiéndole trampas), y procurando cazar alguna palabra de su boca para acusarle.
Las sinceras advertencias de Jesús produjeron en ellos un enojo tal, que le acosaron con preguntas, esperando que Jesús dijera algo inapropiado durante ese ataque y entonces poder acusarle frente al Sanedrín para que se le dictase pena de muerte.
Aplicación Práctica: Hacer nuestra esta exhortación (Heb. 2:1) que como a hijos se nos hace (Heb.12:5).
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