Sublime Abominación Lucas 16:14-18
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Introducción: Lucas ha venido relatando acerca de la oposición de los religiosos contra Jesús, que comenzó a desde la invitación que le hizo un fariseo para que comiese con él en su casa (Lc. 11:37), a quienes les dijo que limpiaban lo de afuera del vaso y del plato, pero por dentro estaban llenos de rapacidad y maldad (Lc. 11:39) y a partir de ahí, Jesús empieza a redargüirles su corazón endurecido por la hipocresía de la religión, (Lc. 12:1-2) con enseñanzas, señales y parábolas a fin de persuadirlos de su peligrosísima actitud, advirtiendo a sus discípulos de que se guardaran de la levadura de los fariseos que es la hipocresía (Lc 12:1).
Una y otra vez el Señor también ha advertido a sus discípulos de tener cuidado con la avaricia (Lc. 12:15) y hasta ha contado parábolas al respecto de esta necia obsesión en presencia de los religiosos de su tiempo (Lc. 12:16-21) como la del rico insensato que solo quería acumular para sí, sin saber que ese día le iban a pedir su alma (Lc. 12:20), y prosiguió a invitándonos a todos a considerar a las aves del cielo y a los lirios del campo para mostrarnos que Dios es el gran proveedor de los que desarrollan el propósito para el que fueron creados que es manifestar la Gloria de Dios (Is. 43:6-7) (Mt. 6:33).
Debido a eso, Jesús ha venido enseñando muchos preceptos del reino de Dios, regresando frecuentemente a tratar con este enorme peligro, hasta llegar a decirnos clara y tajantemente en el versículo anterior que no se puede servir a Dios ya las riquezas (Lc. 16:13).
Desarrollo:
14 Y oían también todas estas cosas los fariseos, que eran avaros (amantes del dinero), y se burlaban de él.
Cerca de Jesús encontramos muy seguido a los fariseos, pero Lucas ya ha mencionado anteriormente que el propósito de esa cercanía era para acecharle (Lc. 6:7, 14:1), para observarle detenidamente y encontrarle alguna falta para poder acusarle.
La enseñanza de Jesús recién dada en forma de parábola era para sus discípulos, donde les decía que usaran sus riquezas terrenales en extender el reino eterno, pero a los fariseos les pareció digno de burla e hicieron muecas para restarle importancia a esa enseñanza, quizá lo hicieron de una manera muy notoria para que la gente de alrededor, notara su desprecio, pero la realidad de esa actitud es que eran avaros, amantes del dinero, y Jesús venía de decir que no se puede amar a Dios y a las riquezas (Lc. 16:13) y ellos pensaban que sí, además de que generalmente poseían varias posesiones personales.
15 Entonces les dijo: Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos (se hacen pasar por justos) delante de los hombres; mas Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los hombres tienen por sublime (elevado, alta estima, de mucho valor), delante de Dios es abominación (detestable, sin valor).
Entonces les dijo. Su burla no pasó desapercibida por Jesús, quien se dirige ahora a estos fariseos, para decirles con franqueza cuál es su condición delante de Dios, lo que ciertamente era una reprensión, pero llena de amor como dice Proverbios 27:5 Mejor es reprensión manifiesta (franca, abierta) que amor oculto.
Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres. Estos líderes religiosos se hacían pasar por justos, tenían una conducta externa que ellos consideran que eran un ejemplo a seguir, pero solo se hacían pasar por hombres justos, para poder enriquecerse como dice Lucas 20:46-47 46Guardaos de los escribas, que gustan de andar con ropas largas, y aman las salutaciones en las plazas, y las primeras sillas en las sinagogas, y los primeros asientos en las cenas; 47que devoran las casas de las viudas, y por pretexto hacen largas oraciones; estos recibirán mayor condenación.
Mas Dios conoce vuestros corazones. Jesús les recuerda que Dios conoce sus corazones, esos corazones que ocultaban delante de los hombres, en realidad eran corazones perversos, llenos de hipocresía y avaricia, y no recordaban que todos los corazones están expuestos delante de Dios como dice Hebreos 4:13 Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.
Porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación. Su aparente piedad era muy reconocida por los hombres, se esforzaban mucho para mostrar ante la gente una altura moral que en realidad no tenían, pero que producía que las personas los tuvieran en alta estima, sin embargo, su realidad es que lo hacían con orgullo y por vanagloria que es algo que Dios detesta.
No caigamos en esa actitud religiosa de apariencia, que es hipocresía, mejor pidámosle a Dios como lo hacía David en el Salmo 139:23-24 23Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; 24Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno.
16 La ley y los profetas eran (llegan) hasta Juan (el bautista); desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan (luchan) por entrar en él.
La ley y los profetas eran hasta Juan. La ley, todos los profetas, incluyendo a Juan el Bautista, tenían un solo objetivo, anunciar el plan de salvación que se cumpliría en la venida del Mesías. Juan el bautista quien fuera el último profeta del antiguo testamento, fue el que tuvo el privilegio, no solo de anunciar, sino de presentar a Jesús como el redentor del mundo como quedó registrado en Juan 1:29 El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo, debido a eso es que Jesús lo consideró como el mayor de los profetas cuando dijo en Lucas 7:28 Os digo que entre los nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él, y es que Juan anunció que en Jesús se cumplía la ley y los profetas, pero nosotros, que seríamos esos más pequeños en el reino de Dios somos mayores que Juan el bautista porque somos los beneficiarios de la venida del redentor, ya que Juan fue decapitado antes de la cruz de Cristo.
Jesús dijo que Moisés hablo de él en Juan 5:45-47 45No penséis que yo voy a acusaros delante del Padre; hay quien os acusa, Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza. 46Porque si creyeseis a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él. 47Pero si no creéis a sus escritos, ¿cómo creeréis a mis palabras?, y también los profetas como le dijo a los discípulos que iban en el camino a Emaús según Lucas 24:27 Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían.
Así que, una vez que Jesús vino a esta tierra, siendo el cumplimiento de la ley y lo profetas, esa etapa estaba cumplida, así podemos decir que hasta Juan era la ley, después de él, es el evangelio.
Desde entonces el reino de Dios es anunciado. Desde la llegada de Jesús, ya no se anunciaría la llegada del Mesías, sino el reino de Dios que el trajo y a partir de que comenzó su ministerio, debía de anunciarse, como dicen los siguientes pasajes; Juan 1:14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad, y ese verbo hecho carne, que hizo morada con nosotros, cuando comenzó su ministerio, después de haber sido bautizado por Juan en el Jordán, sus primeras palabras fueron las que registra Mateo 4:17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado, reino de los cielos que Jesús les mando anunciar a los doce discípulos cuando los mando de dos en dos como dice Lucas 9:2a Y los envió a predicar el reino de Dios, de la misma manera que indicó a los setenta que más delante también envió en parejas como dice Lucas 10:9-11 9y sanad a los enfermos que en ella haya, y decidles: Se ha acercado a vosotros el reino de Dios. 10Mas en cualquier ciudad donde entréis, y no os reciban, saliendo por sus calles, decid: 11Aun el polvo de vuestra ciudad, que se ha pegado a nuestros pies, lo sacudimos contra vosotros. Pero esto sabed, que el reino de Dios se ha acercado a vosotros.
Y todos se esfuerzan por entrar en él. En sentido positivo, Jesús estaría diciendo que con la predicación de arrepentimiento de Juan el Bautista y el anuncio del reino de Dios en las enseñanzas de Jesús, todos se apresuraban (están ansiosos en) participar de ese reino, pero ya lo diría Jesús que ese esfuerzo p esa violencia solo la tendrían algunos como dijo en Mateo 11:12 Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan, ya que es necesario el arrepentimiento para perdón de pecados.
17 Pero más fácil es que pasen (desaparezcan) el cielo y la tierra, que se frustre (caiga) una tilde (una marca insignificante de una letra) de la ley.
La ley del Señor es perfecta (Sal. 19:7), y es inquebrantable por ser la Palabra de Dios, tanto las promesas, las bendiciones, los pactos y los juicios que en ella hay, se cumplirán en su totalidad, y es que si algo de la Palabra de Dios, por muy pequeño que fuera no se cumpliera, pondría en duda la soberanía y la inmutabilidad de Dios, por eso Jesús mismo dijo en Mateo 24:35 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
La tilde es una pequeña marca que distingue una letra de otra en el alfabeto hebreo, en español sería como la rayita que tiene una Q que la hace diferente de la O, o el puntito de la i que la diferencia de la l.
La Ley es tan perfecta, que Jesús no vino a suprimirla, sino a cumplirla como él mismo dijo en Mateo 5:27 No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir, pero debemos entender el propósito por lo que la ley fue dada, no fue dada para poder alcanzar salvación (justificación) por medio de ella, sino para que mostrara el carácter moral de Dios y así el hombre supiera lo que es pecado y no lo que no es pecado como dice Gálatas 3:19-29:
19 Entonces, ¿para qué sirve (cuál es el propósito) la ley? Fue añadida (dada) a causa de las transgresiones (pecados, desobediencia), hasta que viniese la simiente (descendiente) a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador (intermediario).
Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones. Ejemplo, si una persona miente y las personas alrededor también mienten y todos ven la mentira como algo normal, todos comienzan a pensar que mentir no está mal, pero cuando Dios dice “No mentiras”, eso hace que la mentira sea un pecado, que ese hombre se sienta pecador y venga a Dios a pedirle perdón por hacer algo (mentir) que Dios lo considera pecaminoso.
Hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa. La ley entonces estaba hecha para inculpar de pecado, no para quitar el pecado, ya que el único que puede quitar el pecado es Cristo, quien es la simiente a la que fue hecha la promesa.
Y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador. Dios le entregó la ley a Moisés por medio de ángeles (Hech 7:38,53, Heb 2:2)
20 Y el mediador no lo es de uno solo; pero Dios es uno.
Este versículo en la versión DHH lo pone de la siguiente manera “pero no hay necesidad de intermediario cuando se trata de una sola persona, y Dios es uno solo.”
La razón por la que Pablo menciona esto es para resaltar que la promesa (pacto) tiene más valor que la ley, ya que la promesa Dios se la dio a Abraham directamente, mientras que la Ley a Moisés se la dio por un mediador, los ángeles, lo que hace que la promesa tenga mayor peso que la ley.
21 ¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? En ninguna manera (Claro que no!); porque si la ley dada pudiera vivificar (dar vida), la justicia fuera verdaderamente por la ley.
Si la ley pudiera justificar, así como la promesa puede hacerlo, entonces serían dos caminos opuestos para poder ser salvos, pero como la ley no fue dada para salvación, hace que ambas no sean contrarios, ya que la ley inculpa y la promesa es la que salva.
22 Mas la Escritura lo encerró todo (nos aprisionó) bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes.
La Ley escrita nunca tuvo la intención de salvar, sino de mostrar todo el pecado, y una vez que el hombre y la mujer se reconocieran como pecadores delante de Dios, entonces suplicaran por un salvador, y ese salvador fue dado también por Dios a los creyentes, Jesucristo.
23 Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados (presos) bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada (dada a conocer).
Antes de buscar un salvador, necesitamos que la Ley nos revele nuestra condición de pecado, por eso dice Pablo que primero estábamos confinados (encerrados, acorralados) bajo la ley, aquella que les muestra a los hombres que tan pecadores son, y de allí nos lleva a que pongamos la fe en Cristo.
En una analogía, la Ley sería el espejo que nos muestra lo desarreglado que estamos, pero el solo hecho de vernos en él, no nos arregla nada, solo muestra la condición que tenemos.
De la misma manera que un estudio medico como rayos X, resonancia magnética, ultrasonido etc., solo tiene la finalidad de mostrar el problema que el paciente tiene, pero no le arregla ese problema, solo se lo revela, no es sino hasta que pasa por todo el tratamiento médico que la persona se sana, de la misma manera la Ley solo muestra el problema que tenemos de pecado, pero no es sino hasta que venimos a Cristo, que es la promesa, que ese problema es quitado.
24 De manera que la ley ha sido nuestro ayo (tutor, guía), para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe.
25 Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo (tutor, guía),
Pablo usa una analogía para explicar la función de la Ley y de la promesa (Cristo), para mostrar que no son contrarias y que la Ley es buena si se usa con el propósito con el que fue creada como dice 1 Timoteo 1:8 Pero sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente.
Ayo. Palabra griega <paidagogós>, de donde viene la palabra en español de pedagogo, que era una persona en esa época que en una casa adinerada se encargaba del cuidado de los niños, darle sus primeras enseñanzas y de llevarlos a la escuela cuando ya estaban más grandes.
Pablo dice que, así como ese siervo cuidaba al muchacho y lo llevaba a la escuela, de la misma manera, la Ley es como ese siervo que con mucho cuidado nos lleva a Cristo, pero cuando ya estamos en Cristo, la función de ese ayo ha terminado.
26 pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús;
Pablo dice que los Gálatas, así como nosotros también, si hemos puesto nuestra confianza en la obra de Cristo Jesús, nos volvemos hijos de Dios, de la misma manera que está expresado en Juan 1:12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
27 porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.
No habla de un bautismo en agua, sino un bautismo en Cristo, la palabra en griega para bautismo es <baptizó> que significa estar completamente cubierto, en el caso del bautismo en agua es estar completamente cubierto de agua, y en este caso; el Espíritu nos bautiza en Cristo para salvación, nos cubre completamente en Cristo, por eso dice Pablo que terminamos revestidos de Cristo.
28 Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.
Y como somos revestidos en Cristo, y traspasados al reino de Cristo, en ese reino no hay ninguna diferencia como en este mundo en cuando a raza (judío o griego), en cuando a estatus social (esclavo o libre) o en cuando a genero (varón o mujer), en el reino de Dios, todos somos uno en Cristo.
29 Y si vosotros sois de (pertenecen a) Cristo, ciertamente linaje (descendencia) de Abraham sois, y herederos según la promesa.
La pertenecía a la simiente (descendencia) de Abraham no es algo que esté determinado por la descendencia física (por sangre), sino por la fe en Cristo Jesús.
Pablo termina con esta idea; no existe más la pared intermedia que separaba a los judíos de los gentiles, Dios reconoce solamente una nación, la nación de los creyentes como dice 1 Pedro 2:9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable, y como creyentes en Cristo somos linaje de Abraham por la fe y herederos legítimos de la promesa que se centra en Cristo Jesús, por eso Pablo habla de la Iglesia de Cristo en esta misma carta como “el Israel de Dios” (Gal. 6:16)
18 Todo el que repudia a (se divorcia de) su mujer, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada (divorciada) del marido, adultera.
Jesús no está cambiando radicalmente de tema, sigue hablando a los líderes religiosos como los fariseos que se justificaban a ellos mismos (Lc. 16:15), mostraban una apariencia de piedad, pero en realidad menospreciaban las ordenanzas de Dios.
Entre sus muchos pecados estaba el abandono de sus cónyuges, muchos de ellos habían adoptado la interpretación de la escuela rabínica liberal de Hillel que permitía disolver el matrimonio por cualquier capricho personal. Dios había establecido el adulterio como un pecado dentro de los 10 mandamientos (Ex. 20:14), pero estos fariseos hipócritas argumentaban que Moisés había autorizado el divorcio cuando el marido encontraba alguna cosa que le parecía indecente como dice Deuteronomio 24:1-2 1Cuando alguno tomare mujer y se casare con ella, si no le agradare por haber hallado en ella alguna cosa indecente, le escribirá carta de divorcio, y se la entregará en su mano, y la despedirá de su casa. 2Y salida de su casa, podrá ir y casarse con otro hombre, y comenzaron a argumentar como cosa indecente cualquier cosa, como la apariencia de la mujer, o que se le quemase la comida o cosas así, mostrando con eso como tergiversaban la Palabra de Dios para poder divorciarse y casarse cuantas veces les interesara hacerlo.
Jesús no está dando aquí una enseñanza sobre el divorcio, sino que está acusando a los fariseos permitían esa práctica de divorcio, esos religiosos que se burlaban de Jesús (Lc. 16:14) y que murmuraban de que Jesús recibiera y comiese con pecadores como los publicanos (Lc. 15:1-2), en realidad, delante de los ojos de Dios, estaban siendo unos adúlteros y promoviendo el adulterio en las esposas que divorciaban.
En otros pasajes donde Jesús si enseña sobre el divorcio, dejó claro que lo que Moisés permitió sobre el divorcio no era un mandamiento, sino una concesión debido al duro corazón que tenía el pueblo de Israel al que Moisés guiaba como dijo en Mateo 19:8 Él les dijo: Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así, ya que la institución del matrimonio nació en el corazón de Dios y que el matrimonio es inseparable como dice Mateo 19:6 Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre, que la única excepción es que la separación fuera debido a la fornicación (impureza sexual) como dijo en Mateo 5:32 Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio, y aún en ese caso Jesús nos manda perdonar 70 veces 7 (Mt. 18:22), e incluso permitir la restauración del matrimonio si en el ofensor hay un genuino arrepentimiento (1 Cor. 7:11).
Aplicación Práctica: Escapar de esta sublime abominación, pidiéndole a Dios que su ley nos redarguya mostrándonos el verdadero camino a su Reino.
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