Monday, December 4, 2023

Lucas 15:11-32 La historia de dos hijos

 

La historia de dos hijos

Lucas 15:11-32

Objetivo: Conocer la razón del más grande gozo de nuestro Dios.

 

Versículos a memorizar:Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos!, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado.” Lucas 15:32

 

Introducción: Debido a la crítica que los fariseos y los escribas le hacían a Jesús por recibir publicanos y pecadores e incluso comer con ellos, Jesús les dijo una parábola triple, en las 3 hay algo que se pierde y que es hallado, en la primera una oveja de 100, que cuando se pierde, el pastor deja las 99 y sale a buscar a la que se perdió, en la segunda una mujer pierde una de 10 dracmas, y la busca con diligencia hasta encontrarla, en ambos casos, el pastor y la mujer invitaron a sus familiares y amigos a regocijarse con ellos por haber encontrado lo que se había perdido. Jesús concluyó que la enseñanza doble era que Dios se gozaba por un pecador que se arrepentía,  sus ángeles se gozaban con Él. Ahora procederá a relatar la tercera parte de esa triple parábola.

 

Desarrollo:

Vs. 11-24. El hijo menor

11 También dijo: Un hombre tenía dos hijos;

Jesús ha ido mostrando una progresión en su relato, primero una oveja entre 100, después una moneda entre 10, y ahora un hijo de 2, no solamente ha ido aumentando el porcentaje de perdida, sino la importancia de la perdida, al grado de que un padre pierda uno de sus dos hijos.

 

Este padre, según el contexto era un terrateniente con una posición económica sólida, tenía tierras, casa, riquezas, siervos; por lo que nada le falta a ninguno de esos 2 hijos suyos estando en casa de su padre.

 

12 y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes (herencia) que me corresponde; y les repartió los bienes (las propiedades).

Jesús comienza relatando la historia del hijo más joven, quien se mostrará como arrogante, impaciente y frívolo, pero sobre todo deshonrador del padre, ya que le pide, en forma de orden, la herencia que le corresponde, dicha herencia o patrimonio familiar, se adquiría una vez que el padre fallecía, por lo que este hijo menor, está deshonrado a su padre, mostrándole que lo prefería muerto para tener la herencia que vivo, además le exige los bienes como si el padre tuviera una deuda con él.

 

El padre cede a esa petición y reparte los bienes a sus dos hijos. En la ley de Moisés se establecía que el hijo mayor se quedaría con una doble porción de la herencia (Dt. 21.17), siendo solo 2 hijos, el mayor tendría 2/3 partes y el hijo menor 1/3 parte.

 

El padre del relato representa a Dios, que no obliga a sus hijos a quedarse bajo su protección, este hijo menor representa a todos aquellos hombres y mujeres que muestran una condición de rebeldía y nos naturalmente desobedientes a lo que Dios dice, que toman las bendiciones de Dios, pero no quieren saber nada de Él.

 

13 No muchos (a los pocos) días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada (región lejana); y allí desperdició (derrochó) sus bienes viviendo perdidamente (desenfrenadamente).

La única manera de convertir en dinero aquellas propiedades, era vendiéndolo barato, por eso consiguió tener disponible el dinero en pocos días, este hijo menor no solo mostró desprecio por su padre, sino por sus antepasados que habían ido construyendo ese patrimonio familiar quizá por generaciones y se fue a vivir a una región lejana, entiéndase una región no judía, gentil, con lo que con eso mostraba también desprecio por su nación.

 

La razón por la que este hijo pidió que el adelantaran la herencia, parece muy clara, no quería vivir en casa de su padre, no quería obedecerlo, y no quería honrarlo, pesaba que era mejor estar “libre” de eso,  alejado de sus familiares y viviendo como el quería, así lo hizo y terminó derrochando todos los bienes heredados viviendo de una manera desenfrenada, ya que a él no le había costado nada obtenerlos, cumpliéndose en él lo que dice Romanos 1:24-25, 28 24Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, 25ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. 28Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen.

 

A diferencia de los 2 relatos anteriores, el de la oveja y el de la dracma, aquí el hijo se perdió deliberadamente, voluntariamente despreció a su padre, a su familia y a su nación.

 

14 Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre (escasez) en aquella provincia (región), y comenzó a faltarle (pasar necesidad).

De la abundancia en casa del padre, paso a la miseria. Una intensa hambruna cayó en aquella región, en joven no solo ya no tenía recursos, porque los había malgastado, sino que no había no que comprar o lo que había se encontraría a precios muy altos, por lo que comenzó a faltarle lo necesario para vivir y para comer.

 

De la misma manera se encuentran todos los hombres que voluntariamente se alejan de Dios, se encuentran careciendo de todo, viviendo en una miseria espiritual que no pueden superar.

 

15 Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase (cuidase) cerdos.

Busco la forma de poder aliviar un poco su situación, se arrimó a una persona, no queda claro si pudo conseguir un trabajo o simplemente se acercó a él buscando algo de comida, quien le envió a apacentar cerdos, ese trabajo era de los más desagradable considerando que el joven era judío, los cerdos eran considerados como animales ceremonialmente no limpios y por lo tanto, no comestibles, según los historiadores, para los judíos, ese trabajo era considerado como una maldición.

 

16 Y deseaba (por tanta hambre) llenar su vientre (estomago) de las algarrobas (comida para cerdos) que comían los cerdos, pero nadie le daba.

Era tal su hambre que deseaba llenar su estómago con la comida de los cerdos. Las algarrobas son un fruto en forma de vaina de un árbol llamado algarrobo, utilizada para alimento de animales, no solamente cerdos, y que la gente sin recursos las comía en extrema necesidad, pero para poderla digerir era necesario molerla, casi pulverizarla, este joven andaba mendingando que comer y deseando comer por lo menos ese alimento de animales, pero ni aun eso recibía, él deseaba, pero nadie le daba.

 

Así es la situación del hombre alejado se Dios, no encuentra satisfacción que busca, porque no hay ningún ser creado que pueda solucionarle el hambre espiritual que tiene sino solo el Creador Jesús dijo en Juan 6:35 Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.

 

17 Y volviendo en sí (al fin recapacitó, comprendió), dijo: ¡Cuántos jornaleros (trabajadores) en casa de mi padre tienen abundancia de pan (comida de sobra), y yo aquí perezco (me muero) de hambre!

El sentimiento de fracaso, la tristeza de encontrarse en una situación que no había considerado, el remordimiento de haber desperdiciado los recursos heredados, el hambre, las consecuencias de haber vivido desenfrenadamente, el no sentir apoyo de ninguna familiar o amigo cercano, o la combinación de todas ellas, llevaron al joven a volver en si, a pensar cabalmente, a regresar de la locura en la que se encontraba y meditar de lo que había visto en casa de su padre, no de los siervos que trabajaban en casa, sino de la cantidad de jornaleros de su padre que salían a trabajar al campo y que recibían su jornal al final de cada día, y eso les permitía abundancia de comida y este joven compara eso con la miseria en la que él se encontraba que no le permitía siquiera llevarse un pan a la boca.

 

18 Me levantaré e iré (regresaré) a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo (Dios) y contra ti.

19 Ya no soy digno (no merezco) de ser llamado tu hijo; hazme (trátame) como a uno de tus jornaleros (trabajadores).

La obra del Espíritu Santo es convencer de pecado a los hombres (Jn. 16:8), y es cuando este joven determina, levantarse de la miseria en la que estaba y regresar a casa de su padre, y planea que, al verlo, le confesara su pecado contra Dios (contra el cielo) quien fue el primer ofendido en todas sus malas decisiones, y el pecado contra su propio padre al haberle deshonrado de esa manera y pedirle que lo reciba no como hijo, ya que entiende que no lo merece, que con lo que hizo , ha perdido ese derecho, y suplicarle que lo tome como uno de sus trabajadores del campo para poder tener que comer y un lugar para dormir

 

20 Y levantándose, vino (regresó) a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia (compasión), y corrió, y se echó sobre su cuello (lo abrazó), y le besó (lo cubrió de besos).

La decisión del hijo derrochador, no quedó solo en un buen propósito, sino que lo llevó a cabo, con determinación se levantó y regreso a casa de su padre. Cuando un pecador ha tomado conciencia de la necesidad de un salvador, se levanta y viene hacia él determinadamente.

 

La forma en la que Lucas relata la historia, da a entender que no fue casualidad de que el padre lo viera a la distancia, más bien parece que el padre frecuentemente observado el camino por el que algún día regresaría su hijo, quien a la distancia ve la antigua casa de su padre, su condición es muy diferente a cuando se fue, ahora regresa flaco, sucio, con la ropa y los zapatos gastados, e incluso quizá hasta maloliente.

 

El padre fue movido a misericordia, no mostró juico, ni siquiera regaño, sino solo compasión pro el hijo que volvía, ya que incluso corrió para alcanzarlo, en esa época y esa cultura como se usaban túnicas, la forma de correr era levantar la túnica para poder hacerlo, lo que se consideraba vergonzoso, pero al padre no le importo humillarse en ese momento, llegó hasta donde estaba el hijo, no permitió que el paso lento y temeroso de su hijo, retrasara su encuentro, y cuando llegó hasta él, lo abrazó y lo beso en muestra del amor que nunca dejó de tenerle, no espero a que se limpiara y se vistiera, le era necesario expresarle su amor incondicional en ese momento.

 

Es la misma manera que Dios lo hace con el pecador que se arrepiente, ,merecía castigo, pero le da el perdón de pecados pro medio de Cristo como dice Romanos 8:1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu, y solo le muestra bondad, le recibe en la condición en la que se encuentra con los brazos abiertos mostrándole Su amor de Padre.

 

21 Y el hijo (joven) le dijo: Padre, he pecado contra el cielo (Dios) y contra ti, y ya no soy digno de (no merezco) ser llamado tu hijo.

El plan de confesión de sus pecados lo hace después del abrazo y los besos, le dijo lo mismo que ya había planificado, con la excepción de que lo tratara como uno de sus jornaleros, quizá ni siquiera lo alcanzó a decir, cuando su padre lo interrumpió dándole órdenes a sus siervos como dice el siguiente versículo.

 

22 Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido (la mejor ropa), y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado (sandalias) en sus pies.

El padre le muestra que la restauración de su relación es completa, no le hace ningún reproche, sino que le pide a sus siervos que actúen con prontitud en favor de su hijo.

 

El padre les pide que le pongan “el mejor vestido”, ¿de quién era? No lo sabemos, quizá el padre tenía preparado uno para cuando su hijo regresara, no se lo pondrían sobre la suciedad que traía, implica que tuvo que lavarse y asearse. Además, le pondrían un anillo en su mano, es esa época era señal de autoridad y servía como marca cuando sellaban algún documento de propiedad, y les mando que también le pusieran calzado en sus pies, los siervos andaban descalzos, pero a los hijos se les daba el mejor de los calzados, este joven llegó quizá descalzo o con el calzado muy maltratado. En otras palabras, le devolvió su estatus de hijo y por consiguiente de heredero legal, y todo eso solo por gracia, sin ningún merecimiento.

 

De la misma manera Dios a los pecadores arrepentidos herederos en Cristo de todas sus bendiciones como dice Romanos 8:17 Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.

 

23 Y traed el becerro (ternero) gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta (banquete);

El padre quiere compartir su alegría haciendo una fiesta con una comida especial, no pide cualquier becerro, sino “el becerro gordo”; es decir, uno que especialmente se había engordado y reservado para una ocasión especial, quizá el padre tenía un becerro con esas características en forma contante, esperando el regreso de su hijo.

 

24 porque este mi hijo muerto era (que estaba muerto), y ha revivido (vuelto a vivir); se había perdido, y es hallado (encontrado). Y comenzaron a regocijarse (hacer la fiesta).

La razón de ese regocijo es que su hijo era muerto y ha revivido, era perdido y es hallado, el sentido de esa frase muestra la condición moral que tenía su hijo, viviendo en el desenfreno, merecía esos calificativos.

 

Los pecadores no arrepentidos, se encuentran en esa misma condición espiritualmente como le dijo Pablo a la iglesia de Éfeso en Efesios 2:1 Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, alguien con vida biológica pero muerto en sus pecados, nos habla de un estado separación del hombre pecador con Dios que es Santo, esa interrupción de la comunión con Dios es una condición que tenemos desde antes de nacer como lo expresó David en el Salmo 51:5 He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre, y solo viniendo a Cristo es que podemos tener vida, o revivir como lo escribió Lucas, ya que Jesús es la vida como dijo en Juan 14:6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí, y esa resurrección nos llevará a vivir una vida de comunión con Dios como dice Colosenses 3:1-3 1Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. 2Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. 3Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.

 

Todos los invitados a la fiesta comenzaron a regocijarse con el padre, entendiendo el milagro que había pasado en la vida de aquel hijo menor, una situación de tristeza se convirtió en gozo, de la misma manera que se gozaban los vecinos y familiares de pastor que encontró a su oveja, y de la mujer que halló su dracma; y de la misma manera que los ángeles se alegran delante de Dios cuando un pecador se arrepiente.

 

Vs. 25-32. El hijo mayor

25 Y (mientras tanto) su hijo mayor estaba en el campo; y cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas (el baile);

26 y llamando a uno de los criados (siervos), le preguntó qué era aquello (que pasaba).

Jesús ahora introduce el tercer personaje de la parábola, al hijo mayor, si los pecadores y publicanos con los que comía Jesús, estaban representados en el hijo menor, este hijo mayor representa a los fariseos y escribas, que se consideraban perfectos y despreciaban a los que no eran como ellos.

 

Este hijo mayor era trabajador, regresaba del campo donde quizá había supervisado a los jornaleros de su padre, quizá con esa diligencia en su labor quería agradar a su padre, de la misma manera que esos líderes religiosos trataban con obras de justificarse delante de Dios. Estando cerca escucho la música y las danzas, lo que lo sorprendió, por lo que le pregunto a uno de los siervos a que se debía esa inesperada fiesta.

 

27 Él le dijo: Tu hermano ha venido (llegado); y tu padre ha hecho matar el becerro (ternero) gordo, por haberle recibido (recobrado) bueno y sano.

La respuesta que le dio el siervo era que había gran fiesta por el regreso de su hermano menor, que había regresado sano, y se lo anuncia con gozo, esperando el gozo también del hermano mayor.

 

28 Entonces se enojó (indignó), y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba (suplicaba) que entrase.

La reacción del hermano mayor no fue de gozo, sino de molestia, quizá producido por la envidia, a tal grado que se negó a entrar a la celebración, si su hermano estaba perdido, él lo estaba aun más, mostrando con su actitud de orgullo que le imposibilitaba alegrarse de lo que su padre se alegraba.

 

El padre salió a su encuentro, quizá de la misma manera que estaba esperando a su hijo menor, ahora estaba esperando el regreso del campo de su hijo mayor, el padre sigue mostrando un corazón lleno de misericordia, y saló por su hijo mayor, de la misma manera que había salido al encuentro de su hijo menor, y le rogaba al hijo resentido que entrara a la casa y se uniera a su regocijo, no le mandó a entrar, sino que con amor le suplicaba que se gozaran juntos.

 

29 Mas él, respondiendo, dijo al padre: He aquí (fíjate), tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme (celebrar) con mis amigos.

El hijo mayor, con un corazón legalista como el de los líderes religiosos, mostraba una incapacidad de perdonar a los que se habían extraviado, pensando arrogantemente que el amor de Dios, y en este caso de padre, debía de ganarse por lo que se hacía por él y no simplemente por ser hijos, quería un trato preferencial sobre su hermano, al cual ni siquiera llama “mi hermano”, sino en forma de reclamo y desprecio al padre le llama “este tu hijo”.

 

Teniendo toda la libertad de un hijo, la había convertido en esclavitud, el reclamo al padre es que no le reconocía su trabajo de siervo que había estado haciendo, además con una actitud muy arrogante diciéndole que “no le había desobedecido jamás”, y reclamándole al padre de ser un tirano y un injusto. En su religiosidad, dicen amar a Dios pero con sus hechos lo niegan como dice 1 Juan 4:20-21 20Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? 21Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano.

 

30 Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido (despilfarrado) tus bienes con rameras (prostitutas), has hecho matar para él el becerro (ternero) gordo.

Es de llamar la atención de como el hermano mayor sabía que el hermano menor había malgastado los bienes de su padre y sobre todo que supiera a detalle que los había consumido con prostitutas en una provincia apartada, si el hermano acababa de llegar, quizá en algún momento supo dónde estaba y como se encontraba, pero nunca fue le ofreció ayuda, en él no cabía la opción de restaurar, sino solo la de condenar.

 

31 Él entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas.

El padre, lleno de afecto, le llama con cariño “hijo”, y le recuerda de todos los bienes que tenía por el solo hecho de ser su hijo, no por lo que hacía por su padre, sino por ser hijo, tenía acceso a la casa, a las propiedades y bienes materiales, al servicio de los criados para suplirle lo que necesitara, pero sobre todo ello, a la comunión con el padre.

 

La religión produce ingratitud en el corazón, no resisten la misericordia de Dios con los que no son como ellos, tienen una falta de contentamiento constante, y además, señalan a Dios como injusto por el trato que le da a otros, acusándolo de hacer acepción de personas.

 

32 Mas era necesario (teníamos que) hacer fiesta y regocijarnos (alegrarnos), porque este tu hermano era (estaba) muerto, y ha revivido (vuelto a vivir); se había perdido, y es hallado (encontrado).

El padre expresa que hacer la fiesta y regocijarse no era opcional para él, sino que le era necesario, a pesar de que el hijo mayor estaba enojado por ello, para el padre era una necesidad, por el milagro de arrepentimiento que había visto en su hijo menor.

 

Jesús no relata el desenlace, ya no dice si el hijo mayor entendió las razones del padre y entro a la fiesta, abrazó a su hermano y se gozó en su restauración, o no lo hizo, ni como fue la relación del hijo menor con el padre después de ese día, lo que si nos queda claro es que el gran protagonista de la parábola es el bondadoso padre, que representa a Dios, quien salió en busca de sus dos hijos, ambos se encontraban igualmente perdidos, aunque en circunstancias muy diferentes, uno perdido y viviendo una vida desenfrenada y el otro lleno de orgullo y con un corazón legalista; y en ambos, el padre promovió su restauración de la comunión con él.

 

Versículo de cierre: Efesios 4:32 Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

 

Aplicación Práctica: Conocer la razón del más grande gozo de nuestro Dios.

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