Thursday, October 24, 2024

Romanos 1:1-7 Llamados a ser de Jesucristo

 

Llamados a ser de Jesucristo

Romanos 1:1-7

 
Objetivo: Responder al llamado del Evangelio, obedeciendo a la fe por amor de Su Nombre.

 

Autor y contexto histórico:

El autor es el apóstol Pablo, quien escribió la carta alrededor del año 57 d.C. probablemente mientras estaba en la ciudad de Corinto en su tercer viaje misionero, y muestra su intención de preparar su visita a Roma (Rom. 1:10-13) con el propósito de que ellos fueran la Iglesia base de su ministerio para evangelizar España (Rom. 15:24,28). Viaje a Roma que no pudo hacer en libertad, ya que llego a Jerusalén llevando una ofrenda que había levantado entre las iglesias de Macedonia y Acaya para los hermanos pobres en Jerusalén (Rom. 15:26), donde fue arrestado (Hech. 21:33) y llevado a Roma (Hech. 28:16) y tratado como prisionero mientras esperaba su juicio por parte del César (Hech. 28:30-31), (Se cree que fueron dos periodos separados de dos años de encarcelamiento en Roma, con un total de 4 años).

 

La comunidad cristiana en Roma había surgido sin la intervención directa de Pablo, y probablemente fue fundada por judíos cristianos que habían emigrado a la ciudad, tal vez después del evento de Pentecostés narrado en Hechos 2, o por cristianos dispersos tras la persecución en Jerusalén.

 

Roma era la capital del Imperio Romano, la ciudad más grande y poderosa del mundo en esa época, con una mezcla de culturas y religiones. La iglesia en Roma estaba compuesta tanto por judíos convertidos como por gentiles (no judíos). Sin embargo, habían surgido tensiones entre ambos grupos. Los judíos (incluyendo los cristianos de origen judío) habían sido expulsados de Roma durante un tiempo bajo el emperador Claudio (alrededor del 49 d.C.), entre ellos se encontraban Aquila y Priscila como dice  Hechos 18:2b Y halló a un judío llamado Aquila, natural del Ponto, recién venido de Italia con Priscila su mujer, por cuanto Claudio había mandado que todos los judíos saliesen de Roma, cuando los expulsados regresaron después de la muerte de Claudio (54 d.C.), encontraron una comunidad cristiana mayoritariamente gentil. Esto provocó conflictos sobre la observancia de la ley judía, y quizá eso fue lo que motivó a Pablo a escribirles esta epístola a los romanos para aclarar su comprensión del evangelio y cómo la salvación por la fe en Cristo unifica a judíos y gentiles bajo un mismo mensaje de redención.

 

Desarrollo:

V. 1. El Apóstol

1 Pablo, siervo (esclavo) de Jesucristo, llamado (elegido por Dios) a ser apóstol, apartado (separado) para el (anunciar) evangelio (las buenas noticias) de Dios,

Pablo. Pablo se presenta primero por su nombre, anteriormente era conocido como Saulo de Tarso (nombre hebreo), el apóstol adoptó el nombre Pablo (un nombre romano) o quizá tenía dos nombres, uno hebreo y uno romano, lo que era común en esa época (ejemplo Juan Marcos). Pablo significa pequeño, y fue el que comenzó a utilizar cuando comienza su ministerio con los gentiles (Hech. 13:9).

 

Siervo de Jesucristo. La palabra griega usada para "siervo" es <doulos>, que literalmente significa "esclavo". Pablo, al identificarse como "siervo de Jesucristo", destaca su completa sumisión a Cristo, no usa la palabra como una esclavitud forzada, sino como una entrega voluntaria, como la de un esclavo por amor. Para Pablo, este título es superior a cualquier otro, ya que indica su completa entrega al servicio de Dios en la predicación de Su evangelio.

 

Llamado a ser apóstol. La palabra “apóstol” significa “enviado” o “mensajero”; es decir, aquel qué es enviado a dar un mensaje. Pablo enfatiza que su apostolado no es algo que él haya escogido o para lo cual se haya preparado de manera personal, sino que fue llamado por Jesucristo para esa función. Este llamamiento sucedió en el camino a Damasco (Hch. 9:5-6), y cuyo llamado fue especialmente a llevar el evangelio a los gentiles.

 

Apartado para. La palabra griega para "apartado" es <aphŏrizō> que significa ser “separado” o “consagrado” para un propósito específico. Pablo fue elegido por Dios mismo para llevar a cabo la misión de proclamar el evangelio. Este "apartamiento" no es solo una llevar a cabo una función, sino de identidad, su vida entera estaba dedicada al evangelio.

 

El evangelio de Dios. Pablo no se refiere al evangelio como algo suyo, o de los hombres, sino que el mensaje que predica proviene directamente de Dios, que el origen del evangelio de salvación es Dios, que fue diseñado por Él desde antes de la fundación del mundo (Ef. 1:4).

 

Aplicación práctica: Podemos ver en Pablo humilde y con autoridad al mismo tiempo, se presenta como un siervo, pero también un apóstol llamado por Cristo. Esto nos enseña que la verdadera autoridad en el servicio a Dios, no se trata de exaltación personal, sino de sumisión a la voluntad de Dios y la exaltación de Jesucristo.

 

Vs. 2-6. El Evangelio

2 que él había prometido antes por sus profetas en las santas Escrituras,

Que él había prometido antes. El evangelio de salvación en Cristo Jesús no era algo nuevo, sino que fue prometido por Dios desde Génesis, Dios prometió que traería redención, como se ve en promesas como la simiente de la mujer que aplastaría la cabeza de la serpiente (Gn. 3:15), y después en las promesas hechas a Abraham (Gn. 12:3; 22:18), en las que Dios promete bendecir a todas las naciones a través de su descendencia, etc. Pablo les dice que el evangelio de Jesucristo es el cumplimiento de estas promesas.

 

Por sus profetas. Esas promesas fueron reveladas por medio de los profetas. A lo largo del Antiguo Testamento, los profetas de Israel anunciaron la venida de un Salvador, el Mesías, quien traería redención (salvación) y restauración. Algunos ejemplos son:

 

·      Isaías habló del "siervo sufriente" que sería herido por nuestras transgresiones y aplastado por nuestras iniquidades (Is. 53).

·      Jeremías profetizó sobre un “Nuevo Pacto” que Dios haría con Su pueblo (Jr. 31:31-34).

·      Ezequiel habló de un tiempo en que Dios limpiaría a Su pueblo y les daría un “Nuevo Corazón” (Ez. 36:26-27).

·      Daniel predijo la venida de un “Reino Eterno” (Dn. 2:44; 7:13-14).

 

El Evangelio de salvación en Cristo, es la continuación y cumplimiento de lo que los profetas profetizaron.

 

En las santas Escrituras. En ese momento, Pablo se refiere a lo que hoy conocemos como el Antiguo Testamento. Pablo con esto muestra dos cosas; primero que el evangelio no es una doctrina inventada recientemente, sino que se encuentra arraigado en las Escrituras inspiradas por Dios; y segundo, añade peso y legitimidad para los gentiles que tal vez no estaban tan familiarizados con las Escrituras.

 

Aplicación práctica: Así como Dios cumplió sus antiguas promesas de salvación, podemos confiar en que Él cumplirá las promesas de salvación que nos ha hecho en Cristo Jesús, ya que Su fidelidad no cambia, y Su Palabra sigue siendo igual de segura que lo fue anteriormente.

 

3 (Buena noticia) acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje (descendiente) de David según la carne (en su vida terrenal).

Acerca de. Pablo deja claro que el tema principal de las Escrituras es Jesucristo, el Hijo de Dios y que Jesús es, tanto el centro del evangelio, como la razón de nuestra salvación.

 

Su Hijo. Al mencionar Pablo a Jesús como el “Hijo de Dios”, está afirmando la deidad de Cristo. No lo presenta como un profeta o un maestro, sino el Hijo eterno de Dios, destacando Su naturaleza divina, en quien habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad (Col. 2:9).

 

Nuestro Señor Jesucristo. Pablo utiliza tres títulos importantes para referirse a Jesús:

 

Señor, del griego <Kurios> que significa dueño o amo, que era el título que se aplica a Dios en el Antiguo Testamento, por lo que el título de Señor es una declaración tanto de su poder supremo como de su deidad.

 

Jesucristo. El nombre Jesús, que significa "Yahvé salva”; es decir, Dios es su función como Salvador, mientras que Cristo viene del griego <Cristos>, que significa Mesías o Ungido, y señala que Él es el Ungido de Dios, el Mesías prometido. Jesucristo junta el nombre de Jesús con su misión: salvar al mundo y cumplir las promesas del Antiguo Testamento como el Mesías prometido

 

Que era del linaje de David según la carne. Aquí Pablo resalta la humanidad de Jesús. Aunque Jesús es el Hijo de Dios y, por lo tanto, divino, también fue plenamente humano. Pablo subraya que Jesús vino "del linaje de David", lo que es muy importante dos razones; primero porque Dios había prometió que el Mesías vendría del linaje de David (2 Sam. 7:12-13), por lo que Pablo está confirmando que Jesús es el cumplimiento de esta promesa, y segundo, porque la frase "según la carne" enfatiza la humanidad de Jesús, ya que, aunque Jesús es el Hijo de Dios, también tomó forma humana, encarnándose en la descendencia de David.

 

Doctrina básica: Esta doble naturaleza de Cristo —que es al mismo tiempo Dios y al mismo tiempo hombre— fue indispensable para permitir que Jesús fuera el único representante adecuado el sacrificio perfecto para los pecados del mundo, ya que vivió como hombre, pero sin pecado (Heb. 4:15), cumpliendo así, las demandas de la ley de Dios. Como hombre, Jesús puede identificarse con nosotros; y como Dios, tiene el poder para salvarnos.

 

4 que fue declarado (designado, quedó demostrado que era) Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad (Espíritu Santo), por la resurrección de entre los muertos.

La palabra griega para "declarar" es <horizo> que significa “definido” o “marcado”, y es que la resurrección de Jesús es el evento más importante en la historia de la humanidad, sin la resurrección, nuestra fe sería vana (1 Cor. 15:14). Fue en la resurrección de Cristo, que llevó a cabo el Espíritu Santo con poder, donde se validó todo lo que Jesús enseñó y proclamó acerca de sí mismo, fue en esa resurrección de entre los muertos donde dónde se determinó la supremacía de Cristo sobre el pecado y sobre la muerte, y donde quedó demostrado al mundo, de manera concluyente, Su deidad.

 

Doctrina básica: La resurrección de Cristo no solo es una declaración de Su poder, sino una promesa de nuestra futura resurrección. Aquellos que estamos en Cristo también seremos resucitados a una vida nueva y gloriosa, como Dios lo prometió (1 Cor. 15:20-22) y como Jesús lo dijo en Juan 11:25 Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.

 

5 y por quien recibimos la gracia (privilegio) y el apostolado (autoridad), para la obediencia a la fe (la obediencia que viene de la fe) en todas las naciones por amor de su nombre.

Y por quien recibimos la gracia y el apostolado. En el “por quien”, Pablo se refiere a Jesucristo (Rom. 1:3), de quien recibió la gracia; es decir, el regalo inmerecido de Dios de la salvación, pero también, por gracia y sin ningún mérito personal, el privilegio del llamado al apostolado (función de apóstol), mismo que recibido de Dios y no de los hombres (Gal. 1:1).

 

Para la obediencia a la fe. La fe en Cristo no es solo una creencia intelectual o una aceptación de ciertos hechos históricos, o una confesión de algunas frases con las cuerdas vocales; sino que la verdadera fe puesta en Jesucristo, siempre conduce a una vida de obediencia a Dios, ya que transforma el corazón de las personas, y esa transformación se manifiesta en una vida que obedece a Dios.

 

En todas las naciones. Esta fe puesta en Jesucristo que conduce a la obediencia a Dios, no era solo para una sola nación o cultura como los judíos, incluía también a todos los gentiles que eran parte de la Iglesia en Roma, y se extendía para todas las naciones donde el evangelio sería predicado (Mt. 28:19).

 

Por amor de su nombre. Pablo no buscaba fama o reconocimiento personal con la predicación del evangelio, sino que el nombre de Jesucristo fuera glorificado, todo eso lo hacía por amor del nombre de Jesús.

 

Aplicación práctica: Las religiones piden que obedezcas cosas con la promesa de que eso te dará más fe, pero en evangelio de salvación de Cristo no es así, la obediencia a Dios viene como resultado de una fe genuina puesta en Cristo como Salvador. Esto significa que nuestra fe debe transformarse en acciones diarias de obediencia a Su Palabra.

 

6 entre las cuales (esas naciones) estáis también vosotros , llamados a ser de (pertenecer a) Jesucristo;

Pablo le dice a la Iglesia de Roma, que estaba compuesta tanto de creyentes judíos como gentiles, estaban incluidos en el plan de Dios de traer obediencia a la fe en todas las naciones. Desde este momento Pablo comienza a dejar claro lo que desarrollará más adelante, que no hay distinción entre judíos y gentiles en el evangelio, ya que todos son llamados a "ser de Jesucristo"; es decir, a pasar a ser de Su propiedad, este llamado no solo los invita a la fe, sino a una relación íntima y permanente con Cristo. Los creyentes ya no viven para sí mismos, sino para Jesús, quien los ha salvado y les ha dado una nueva identidad.

 

Aplicación práctica: Los creyentes ya no somos dueños de nuestras propias vidas, sino que vivimos para Cristo, lo que es algo bueno, porque el Señor siempre tendrá mejores planes para nosotros, que nuestros propios planes; por eso, el mismo Pablo le escribía a la Iglesia de Galacia de la siguiente manera en Gálatas 2:20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

 

V. 7. Llamados

7 a todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

A todos los que estáis en Roma. Aunque Pablo aún no había visitado Roma cuando escribió esta carta, les muestra un profundo amor y aprecio y resalta el "a todos" para reforzar la idea de la unidad dentro de la iglesia que incluía tanto a judíos como a gentiles, que ahora forman parte de un solo cuerpo en Cristo.

 

Amados de Dios. Los creyentes somos “amados de Dios”, y Su amor no es condicional, ni está basado en ningún mérito humano o en alguna obra o comportamiento, sino que nos amó ya, enviando a su Hijo a morir por nosotros, como dice Romanos 5:8 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.

 

Llamados a ser santos. Todos los amados de Dios, hemos sido llamados a ser santos; es decir “apartados” para Dios. Santidad no se refiere a la perfección moral de una persona, sino a una vida alineada a la voluntad de Dios expresada en Su Palabra y separada del pecado; es decir, a reflejar el carácter de Dios de manera cotidiana en nuestras vidas.

 

Gracia y paz a vosotros. Dios nos ha provisto de gracia, que es Su favor inmerecido, tanto para salvarnos, como para vivir una vida cotidiana en santidad, pero también nos ha dado la paz con Dios, ya que, a través de Jesucristo, hemos sido reconciliados con Dios, y esa reconciliación trae paz (Rom. 5:1).

 

De Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Esta gracia y paz provienen de dos fuentes, que en realidad es una sola: de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo, ya que en unidad ha planeado y ejecutado la obra de salvación para la humanidad. Al mencionar a Jesucristo junto con el Padre, Pablo remarca una vez más, la autoridad, señorío y deidad de Jesús.

 

Aplicación práctica: Sabernos amados de Dios, nos debe proporcionar confianza y paz, especialmente en medio de las pruebas y dificultades. El amor de Dios es el fundamento de nuestra identidad y nos debe de llevar a vivir una vida en santidad, ya que hemos sido llamados a vivir de manera diferente al mundo, mostrando el amor, la justicia y la pureza de Dios en todo lo que hacemos.

 

Conclusión: Responder al llamado del Evangelio, obedeciendo a la fe por amor de Su Nombre.

 

 

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