Monday, October 14, 2024

Salmo 133:1-3 Contemplando el valor de la familia reunida

 

Contemplando el valor de la familia reunida

Salmo 133:1-3

Objetivo: Mirar y valorar la gran bendición que tenemos al reunirnos como hermanos.

 

Versículo a memorizar: “¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!” Salmo 133:1

 

Introducción: Este salmo del rey David, pertenece a la los salmos graduales, de peregrinación o de ascensión (Salmos 120-134), y se conocen así, ya que eran cánticos que cantaban los peregrinos cuando camino a Jerusalén e iban gradualmente subiendo al Templo, regularmente es las celebraciones como la Pascua, el Pentecostés y la Fiesta de los Tabernáculos.

 

En su contexto histórico, el salmo puede haber sido escrito para celebrar momentos especiales de unidad en Israel, como la unificación de las tribus, o eventos que fomentaban la paz y la solidaridad. Sin embargo, su mensaje trasciende el tiempo y sigue siendo relevante para la Iglesia hoy, donde la unidad entre los creyentes es crucial para la edificación del Cuerpo de Cristo y el testimonio del Evangelio.

 

Desarrollo:

V. 1. Lo que sucede de manera horizontal (lado a lado)

La actividad de los hermanos: HABITAR

1 ¡Mirad cuán bueno (maravilloso) y cuán delicioso (agradable) es habitar (vivir, convivir) los hermanos juntos en armonía (unidad)!

Mirad. El salmista nos invita a observar detenidamente los beneficios de tener unidad entre los creyentes y al hacerlo, podamos valorar esa unidad y entonces promoverla y cultivarla.

 

Cuán bueno. La palabra “bueno” en el original hebreo es la Strong 2896 <tov> que además de bueno, significa, agradable, correcto, beneficioso, por lo que no solo describe la excelencia y belleza, sino que tiene un beneficio para el que la tiene. La primera vez que sale esta palabra en la Biblia es en el relato de la creación (Génesis 1), donde Dios ve que lo que ha creado es "bueno" ("tov"). No solamente agradable a los ojos de Dios, sino que cumple con el propósito para el cual fue creado. Otros ejemplos del uso de esta palabra en los salmos los encontramos en; “Bueno es alabarte, oh Jehová, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo” (Sal. 92:1) y, “Porque mejor (bueno) es un día en tus atrios que mil fuera de ellos” (Sal. 84:10).

 

Y cuán delicioso. La palabra “delicioso” en el original hebreo es la Strong 5273 <na'im> que además de delicioso, significa, placentero que implica algo que causa satisfacción, alegría o placer; es decir, que genera una sensación de bienestar en lo individual y en lo colectivo. Otros ejemplos del uso de esta palabra en los salmos los encontramos en; “En tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre” (Sal. 16:11) y, “¡Cuán amables (deliciosas) son tus moradas, oh Jehová de los ejércitos!” (Sal. 84:1).

 

Es habitar. La palabra habitar en el original hebreo es la Strong 3427 <yashab> que no se trata de una estancia temporal o una visita ocasional, sino de una acción que indica un asentamiento estable y prolongado. Se utiliza para describir la permanencia en un lugar o el establecimiento de alguien en un lugar particular. Aunque no implica vivir bajo el mismo techo, es más que un acto momentáneo; implica una convivencia continua y profunda, un compromiso de compartir la vida en comunidad.

 

Dios mismo es descrito como el que "habita" en medio de su pueblo como dice Éxodo 25:8 Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos. Otros ejemplos del uso de esta palabra en los salmos los encontramos en; “Pero tú eres santo, Tú que habitas entre las alabanzas de Israel (Sal. 22:3), “El que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente” (Sal. 91:1) y, “Bienaventurados los que habitan en tu casa; perpetuamente te alabarán” (Sal 84:4).

 

Los hermanos. El salmista no habla de los hermanos de sangre sino de los hermanos en la fe, que son parte del mismo pueblo de Dios.

 

Juntos y en armonía. Estas dos palabras en el original hebreo es una sola, la Strong 3162 <yaḥad> que significa juntos, en unidad, pero en una unidad armoniosa. No solamente estando en el mismo lugar físico, sino teniendo un acuerdo profundo, siendo parte de una integración completa, donde las partes se unen para formar un todo. Otro ejemplo del uso de esta palabra en los salmos los encontramos en “Engrandeced a Jehová conmigo, y exaltemos a una su nombre” (Sal.34:4).

 

En la cultura hebrea, la idea de vivir “juntos y en armonía” tiene una profunda importancia, por ejemplo, el pueblo de Israel estaba compuesto por doce diferentes tribus, cada una con su propia identidad, pero todas compartían una herencia común y un pacto con Dios. La unidad entre todas ellas era un reflejo de su identidad como un solo pueblo, ya que tenían un solo Dios y estaban bajo el mismo pacto.

 

En la iglesia del Señor pasa lo mismo, está formada por individuos o familias con su propia identidad, pero con muchas cosas en común que nos dan unidad que nos deben animar a vivir “juntos y en armonía”; lo cual, no significa que todos deban pensar o actuar exactamente igual, sino que, procurando esa unidad, debe haber un esfuerzo intencional de cada uno para mantener la paz, la cooperación y el amor fraternal, ya que compartimos todo lo que Cristo nos ha dado, como dice Pablo en Efesios 4:1-6 1Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, 2con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, 3solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; 4un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; 5un Señor, una fe, un bautismo, 6un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos, eso nos debe llevar a fomentar una comunidad de amor y servicio mutuo, no solo porque es buena (beneficioso) para los hermanos, sino también porque es beneficioso y esencial para el testimonio del Evangelio como Jesús dijo en Juan 17:21-23 21para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. 22La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. 23Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.

 

Habitar los hermanos juntos y en armonía es algo bueno y deleitoso, consideremos que hay cosas buenas que no son deleitosas, como una operación quirúrgica, es algo bueno porque te quitará algún problema o enfermedad, pero no es agradable pasar por ese proceso; o hay cosas que son deleitosas, pero no son buenas, como que una persona sola se coma una docena de donas glaseadas que pueden ser muy deliciosas al paladar, pero no serían buenas para su salud. Pero el habitar los hermanos juntos y en armonía tiene las dos cosas, por lo que lo podemos resumir así; vivir juntos y en armonía es el resultado de vivir en el Espíritu, dejando de lado las divisiones y los conflictos entre hermanos, para promover la unidad que nos identifica como el pueblo de Dios, y eso es de beneficio para todos y produce satisfacción para el que lo práctica.

 

Vs. 2-3. Lo que sucede de manera vertical (de arriba hacia abajo)

La actividad de Dios: ENVIAR

2 Es como el buen óleo (aceite de la unción) sobre la cabeza, el cual desciende sobre la barba, la barba de Aarón (el primer sumo sacerdote), y baja hasta el borde de sus vestiduras (túnicas);

El salmista utiliza dos metáforas para ilustrar su punto anterior, la primera es la del aceite de la unción se usaba para consagrar a los sacerdotes y a los utensilios del tabernáculo de reunión, marcándolos como separados para el servicio a Dios.

 

Dios le dio instrucciones precisas a Moisés de cómo prepararlo (Éx. 30:22-33), los ingredientes eran mirra, canela, cálamo, casia y aceite de oliva; y le prohibió que se usara para algún otro asunto que no fuera la consagración.

 

Ese fue el aceite que usó Moisés, por instrucciones de Dios, para ungir a Aarón como el primer Sumo sacerdote del pueblo de Israel, a la puerta del tabernáculo de reunión como dice Levítico 8:12 Y derramó del aceite de la unción sobre la cabeza de Aarón, y lo ungió para santificarlo. Esta es la escena que toma el salmista David para representar la bendición de Dios cuando hay unidad, primeramente, es abundante, ya que tuvo que ser mucho aceite para que le descendiera desde la cabeza hasta los bordes de las vestiduras de Aarón, segundo, que esa bendición no era solo para él personalmente, de otra manera el aceite se hubiera quedado solo en su cabeza, el hecho de que el aceite bajara por su barba hasta el borde de sus vestiduras, simbólicamente representaba que la bendición llegaba a todo el pueblo de Israel, al que Aarón representaba como sumo sacerdote, y tercero, los aromas combinados de los ingredientes utilizados para ese aceite de la unción, crearían un olor profundo y placentero, lo que producía un efecto refrescante.

 

En la Iglesia, esa abundante y refrescante bendición sobre la unidad, se observa en la edificación del Cuerpo de Cristo como dice Efesios 4:11-13 11Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, 12a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, 13hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo, donde cada miembro, al estar en comunión y trabajando juntos, contribuye al crecimiento y la salud espiritual de toda la Iglesia.

 

3 Como el rocío de (del monte) Hermón, que desciende (cae) sobre los montes de Sion; porque allí envía Jehová bendición, y vida eterna.

Como el rocío de Hermón, que desciende sobre los montes de Sion. El monte Hermón se encuentra al norte de Israel y es conocido por ser el punto más alto en la región de Israel, se encuentra a 2,814m sobre el nivel del mar, con un clima fresco y con abundante en rocío que proporciona la humedad necesaria para la vegetación en toda esa región; por otro lado, el monte Sion se encuentra geográficamente muy separado, este se encuentra en la parte central de Israel, ya que es una de las colinas donde está la ciudad de Jerusalén que se encuentra a 765m sobre el nivel del mar, la distancia entre los dos montes es de aproximadamente de 250 km.

 

En esta segunda metáfora, David utiliza la imagen del rocío de un monte alto, llegando muy lejos a otro monte más bajo, simboliza cómo la bendición de Dios en la unidad se puede extender y alcanzar incluso a lugares muy distantes trayendo frescura y vitalidad espiritual, que se multiplica y afecta positivamente a todos los que están involucrados.

 

Porque allí envía Jehová bendición, y vida eterna. La unidad no es solo bueno y deleitoso, sino también el lugar donde Dios escoge manifestar Su bendición; y ¿qué es la bendición? Sino la presencia de Dios en medio de Su pueblo y por consiguiente Sus dones para llevar a cabo el propósito por el cual nos creó y nos ha llamado a Su reino; entre ellos, el don más grande e inmerecido, la vida eterna.

 

La unidad en la iglesia promueve un ambiente que genera paz, alegría y amor, elementos que son esenciales para la vida abundante que Dios desea para Su pueblo.

 

En resumen, ambas metáforas, la del aceite y la del rocío, comparten la idea de algo que desciende en abundancia desde arriba hacia abajo, lo cual sugiere que, cuando los hermanos habitan en armonía, experimentan la plenitud de la bendición de Dios, por lo cual, la unidad debe ser apreciada y cultivada entre nosotros.

 

Conclusión:


Mirar y valorar la gran bendición que tenemos al reunirnos como hermanos.

 

 

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