Saturday, March 24, 2018

Génesis 50 El Soberano Amor de Dios


Objetivo: Ayudar al jóven a saber que Dios es soberano y se complace guiando a su pueblo al arrepentimiento.

Introducción: Jacob antes de morir, o como dice la Escritura, de ser unido a su pueblo, reunió a sus 12 hijos que se convertirían en las “tribus de Israel” y los bendijo declarándoles lo que habría de aconcontecer con cada uno de ellos y su descendencia cuando Dios los regresara a la tierra de Canáan que Dios le había prometido a Abraham y a su descendencia por medio de la promesa.

Bosquejo:
Vs. 1-14. El juramento y la gracia
1 Entonces se echó José sobre el rostro de su padre, y lloró sobre él, y lo besó.
Una vez muerto Jacob, José mostró con dolor, llanto y besos el profundo amor que tenía por él.

2 Y mandó José a sus siervos los médicos que embalsamasen a su padre; y los médicos embalsamaron a Israel.
3 Y le cumplieron cuarenta días, porque así cumplían los días de los embalsamados, y lo lloraron los egipcios setenta días.
Embalsamar es tratar a un cadaver con ciertas sustancias para evitar su descomposición (las momias egipcias son cadáveres embalsamados).

José mandó que embalsamasen a Jacob, primero porque era una práctica en Egipto, que por cierto no era para cualqueira, ya que costaba mucho dinero por emplear muchos aceites y sustancias por 40 dias y solo la podían tener gente de la realeza, y segundo porque había promedido que lo transportaría hasta Canaán. Vemos tambien que los Egipcios lloraron a José 70 dias, sin duda por que apreciaban mucho a José y veían que él apreciaba a su padre, y aún probablemente, esos 17 años que Jacob vivió en Egipto, quizá pudo dar testimonio del hombre de Dios que se había vuelto.

4 Y pasados los días de su luto, habló José a los de la casa de Faraón, diciendo: Si he hallado ahora gracia en vuestros ojos, os ruego que habléis en oídos de Faraón, diciendo:
5 Mi padre me hizo jurar, diciendo: He aquí que voy a morir; en el sepulcro que cavé para mí en la tierra de Canaán, allí me sepultarás; ruego, pues, que vaya yo ahora y sepulte a mi padre, y volveré.
6 Y Faraón dijo: Ve, y sepulta a tu padre, como él te hizo jurar.
7 Entonces José subió para sepultar a su padre; y subieron con él todos los siervos de Faraón, los ancianos de su casa, y todos los ancianos de la tierra de Egipto,
8 y toda la casa de José, y sus hermanos, y la casa de su padre; solamente dejaron en la tierra de Gosén sus niños, y sus ovejas y sus vacas.
9 Subieron también con él carros y gente de a caballo, y se hizo un escuadrón muy grande.
José pidió permiso al Faraón de ir a sepultar a su padre a la tierra de Canáan junto con sus hermanos, contándole que había hecho esa promesa antes de que muriera y avisándole que volvería a Egipto, para lo cual y como garantía de ese regreso dejaron en Egipto a los niños y al ganado, a lo que Faraón le dio permiso y al parecer mandó o permitió también que sus otros jefes de la realeza acompañaran a José, y haciendo una procesión funebre muy vistosa, dándole así mucha honra a José y a Jacob.


10 Y llegaron hasta la era de Atad, que está al otro lado del Jordán, y endecharon (cantar canciones en un funeral) allí con grande y muy triste lamentación; y José hizo a su padre duelo por siete días.
11 Y viendo los moradores de la tierra, los cananeos, el llanto en la era de Atad, dijeron: Llanto grande es este de los egipcios; por eso fue llamado su nombre Abel-mizraim <Llanto de Egipto>, que está al otro lado del Jordán.
El funeral fue muy hostentoso que llamo la atención de los moradores del lugar.

12 Hicieron, pues, sus hijos con él según les había mandado;
13 pues lo llevaron sus hijos a la tierra de Canaán, y lo sepultaron en la cueva del campo de Macpela, la que había comprado Abraham con el mismo campo, para heredad de sepultura, de Efrón el heteo, al oriente de Mamre.
14 Y volvió José a Egipto, él y sus hermanos, y todos los que subieron con él a sepultar a su padre, después que lo hubo sepultado.
Jacob le habia hecho prometer a José que lo enterraria en la cueva donde estaba sus abuelos paternos Abraham y Sara, y sus padres Isaac y Rebeca, y donde el mismo Jacob había puesto a su primera esposa Lea, pero también les hizo esa petición a sus otros 11 hijos, y todos cumplieron llevándolo a la cueva de Macpela.

Vs. 15-21. El ruego y el consuelo.
15 Viendo los hermanos de José que su padre era muerto, dijeron: Quizá nos aborrecerá José, y nos dará el pago de todo el mal que le hicimos.
Los hermanos de José pensaban que el favor que habían recibido solo era como consecuencia de la honra de José con su padre Jacob, y que ahora que no estaba mas con ellos, ya no los quisiera cerca de él.

16 Y enviaron a decir a José: Tu padre mandó antes de su muerte, diciendo:
17 Así diréis a José: Te ruego que perdones ahora la maldad de tus hermanos y su pecado, porque mal te trataron; por tanto, ahora te rogamos que perdones la maldad de los siervos del Dios de tu padre. Y José lloró mientras hablaban.
No aparenta ser cierto que su padre dejo dicho eso, lo que si es verdad es que por primera vez estan confesando su maldad y pecado a su hermano José, lo que conmovió de nuevo a José que lloró al escucharlo.

18 Vinieron también sus hermanos y se postraron delante de él, y dijeron: Henos aquí por siervos tuyos.
19 Y les respondió José: No temáis; ¿acaso estoy yo en lugar de Dios?
Parece que José manda traer a sus hermanos para que esuchen de el mismo que no tiene nada contra ellos, lo primero que les reitera es que no tengan temor, ya que el temor siempre estará presente en los pecados no confesados, y además José tiene claro que solo Dios tiene la capacidad de Juzgar o vengar y no él.

20 Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo.
José reconfirma que entendió claramente el propósito de Dios en todos estos años, que ciertamente sus hermanos habían tratado de hacerle mal, pero Dios tomo todo eso y lo conviertió en algo bueno, al ponerlo como un instrumento de mantaner con vida tanto a los Egipcios, a los Cananeos y a toda la familia de su padre.

21 Ahora, pues, no tengáis miedo; yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos. Así los consoló, y les habló al corazón.
José les confirmo que continuaria teniendo favor para con ellos, por lo que ellos quedaron consolados.

Vs. 22-26. La promesa y el juramento.

22 Y habitó José en Egipto, él y la casa de su padre; y vivió José ciento diez años.
23 Y vio José los hijos de Efraín hasta la tercera generación; también los hijos de Maquir hijo de Manasés fueron criados sobre las rodillas de José.
Dios le permitió a José no solo ver, sino criar cerca de él a sus nietos y bisnietos, que serían aquellos que saldrían años después junto con Moisés rumbo a la tierra prometida.

24 Y José dijo a sus hermanos: Yo voy a morir; mas Dios ciertamente os visitará, y os hará subir de esta tierra a la tierra que juró a Abraham, a Isaac y a Jacob.
25 E hizo jurar José a los hijos de Israel, diciendo: Dios ciertamente os visitará, y haréis llevar de aquí mis huesos.
José les recordo a sus hermanos la promesa de Dios a Abraham en Génesis 15:13-14,16a13 Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena (Egipto), y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años. 14 Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza. 16 Y en la cuarta generación volverán acá (a Canaán). José sabe que Dios cumplira esa promesa en el tiempo perfecto y les pide que cuando eso suceda, no dejen sus huesos en Egipto, sino que lo lleven con ellos cuando salgan.

26 Y murió José a la edad de ciento diez años; y lo embalsamaron, y fue puesto en un ataúd en Egipto.
A José también lo embalsamaron como a Jacob, y puesto es un ataúd en Egipto, que al final era un lugar temporal ya que años más adelante cuando el pueblo de Israel salga de Egipto, lo tomarán y lo llevarán con ellos durante los 40 años en el desierto para finalmente sepultarlo en Siquem (Josué 24:32), ya no quedaría en la cueva de Macpela que fué la que compro su bisabuelo Abraham, sino en la tierra que compro su padre Jacob en Siquem (Génesis 33:19).

Aplicación Práctica:

1)    Aprender que Dios es Soberano, es decir; que tiene autoridad sobre toda su creación, que aún cuando los hermanos de José le pensaban hacer mal, Dios cambio ese resultado para bien y para llevar a cabo Su propósito en José.
2)    Que tenemos necesidad de arrepentirnos constantemente delante de Dios, un pecado con confesado siempre traera termor en nuestras vidas como los hermanos estaban temerosos hasta que confesaron su maldad y pecado y recibieron palabras de consuelo.
3)    Identificarnos con el pueblo de Dios donde pertenecermos. José podría haber quedado sepultado en alguna piramide de Egipto con mucha fama, oro, etc, pero prefirió ser enterrado en la tierra que Dios había prometido a sus ancestros, ya que a pesar de que vivió la mator parte de su vida en Egipto, se identificaba mas con el pueblo escogido de Dios de donde pertenecía.

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