Atención y Perseverancia = Bienaventuranza Santiago 1:19-27
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Objetivo: Aprender a poner por obra los secretos que nos permitan salir del engaño de la religión, hacia una vida bienaventurada.
Versículo a memorizar: “Mas el que mira atentamente en la perfecta ley,
la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino
hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.” Santiago 1:25
Introducción:
Autor: Santiago (medio hermano de Jesús)
Lugar: Jerusalén
Fecha: Aproximadamente entre el 44–62 d.C.
Destinatario: a las 12 tribus de Israel (Carta Universal)
Santiago nos exhorto a tener sumo gozo cuando nos encontráramos en pruebas, estas pruebas son inevitables y se nos presentan de formas muy diversas, pero, ¿Cómo podemos tener gozo en una dificultad? La respuesta esta es que el resultado, en saber que esa prueba producirá en nosotros paciencia, que nos debe de llevar a ser perfectos y cabales; es decir, maduros espiritualmente e íntegros en nuestro caminar diario y si tenemos falta de sabiduría, se la pidamos a Dios, y Él siempre nos la dará.
También nos explico que esas pruebas pueden venir en forma de tentaciones y estas no vienen de parte de Dios, ya de Dios viene toda buena dádiva y don perfecto, sino de nuestra propia concupiscencia, de nuestro natural deseo de pecar, al cual debemos de resistir, de lo contrario concebirá y dará a luz el pecado, y el pecado siendo consumado, dará a luz la muerte.
Desarrollo:
19 Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto (este listo) para oír, tardo (lento) para hablar, tardo (lento) para airarse (enojarse);
Por esto. Por lo mencionado en el versículo anterior (v18) que Dios de Su voluntad nos hizo nacer espiritualmente por medio de la Palabra de verdad; es decir, por medio de Evangelio, ahora nos dirá que debemos de vivir de acuerdo a esa misma Palabra de verdad.
Mis amados hermanos. Santiago sigue mostrando su corazón de pastor, sabe que les esta exhortando, pero se dirige a ellos con amor llamándoles hermanos, colocándose a la par de ellos en esta exhortación.
Todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar. El contexto de esta exhortación sigue siendo la Palabra de verdad, la invitación es a que antes de querer hablar o enseñar de la Palabra de Dios, nos aseguremos que la hemos oído, y recibido bien la Palabra, y mas aún, nos dirá mas adelante que debemos ponerla por obra.
Tardo para airarse. Cuando nos encontramos en medio de las pruebas o las tentaciones, tendemos a enojarnos con Dios, con las circunstancias, con la gente alrededor nuestro, el enojo es un sentimiento que no puedes controlar, pero lo que si puedes controlar es las cosas que haces o dices cuando estas enojado, ya lo decía Pablo en Efesios 4:26 Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo.
20 porque la ira del hombre no obra (produce) la justicia de Dios.
Significa que cuando estamos enojados, no podemos llevar la vida justa que Dios quiere, por eso la invitación a que evitemos la ira en nuestras vidas y cuando vivimos la vida justa que Dios espera de nosotros, escuchamos con cuidado y obediencia la Palabra de Dios.
21 Por lo cual, desechando toda inmundicia (suciedad, impureza) y abundancia de malicia (maldad), recibid con mansedumbre (humildad) la palabra implantada (sembrada), la cual puede salvar vuestras almas.
Por lo cual. Esto es, debido a que el pecado de ira no nos deja vivir una vida justa delante de Dios.
Desechando toda inmundicia, y abundancia de malicia. La inmundicia es una forma de hablar de la impureza moral, de la cual es necesario despojarnos para vivir una vida de justicia delante de Dios, de la misma forma hay que hacer con cualquier tipo de maldad que haya en nosotros.
Recibid con mansedumbre la palabra implantada. Por un lado desechamos ardientemente lo que a Dios no le agrada, pero por el otro lado debemos recibir mansamente la Palabra de Dios, esa misma que ha sido plantada en nuestros corazones, como en la parábola del Sembrador, donde aquella semilla que es la Palabra de Dios, fue sembrada en buena tierra, y dio fruto.
Una planta, necesita cuidado constante y si la planta no tiene agua, morirá. Del mismo modo, si no oímos la Palabra de Dios, comenzaremos a debilitarnos (marchitarnos) espiritualmente.
La cual puede salvar vuestras almas. El mensaje de salvación que tiene la Palabra de Dios, no solo salva nuestro espíritu, también tiene la capacidad de salvar (santificar, sanar) nuestra alma.
22 Pero sed hacedores (poner en práctica) de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.
Si solo escuchamos la Palabra de Dios, pero no la ponemos por obra, solo nos estamos engañando a nosotros mismos. Jesús mismo también hablo de esto en el sermón del monte en Mateo 7:24-27 24 Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. 25Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. 26Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; 27y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.
La Palabra de Dios esta dada para que los Hijos de Dios la obedezcan, la pongan por obra, pero no en sus fuerzas humanas, sino por medio del poder del Espíritu Santo que les fe dado a morar en cada uno.
23 Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor (lo practica) de ella, éste es semejante al hombre que considera (mira detenidamente) en un espejo su rostro natural.
24 Porque él se considera (después de mirarse) a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era.
Santiago utiliza la ilustración de un espejo. Los espejos del primer siglo no estaban hechos de vidrio como los conocemos ahora, sino que aplanaban un metal y era pulido de tal forma que pudiera reflejar una imagen, esos espejos descansaban horizontalmente sobre mesas, de modo que la persona que quisiese mirar su reflejo en los mismos tenía que inclinarse y mirar hacia abajo.
Esta es la idea que tiene Santiago en mente para comparar a un oidor de la Palabra, pero que no la pone por obra, es como una persona que se observa detenidamente en un espejo, y observa todas las cosas que se tiene que arreglar (el cabello, la ropa, alguna mancha en la cara etc), pero a pesar de ver claramente que hay cosas en el que tiene que arreglarse, se va sin hacerlo, y mas adelante olvida que estaba desarreglado y nunca arregla lo que el espejo le reveló,
Esa ilustración parece muy extrema, pero ciertamente hay personas que escuchan la Palabra de Dios el domingo o en un estudio bíblico entre semana, y unos días después no hace lo que aprendió, y poco tiempo después, ni siquiera se acuerda lo que estudió de la Palabra de Dios.
25 Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de (que da) la libertad, y persevera (permanece firme) en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado (feliz, dichoso) en lo que hace.
Santiago ahora muestra el contraste, de la persona cuyos oídos están dispuestos a oír la Palabra de Dios, y a perseverar en ella; es decir, a permanecer haciendo lo que la Palabra de Dios dice, esa combinación de oír la Palabra de Dios y ponerla por obra, hace que esa persona sea bienaventurada (feliz, dichosa, bendecida) en lo que hace.
La perfecta ley, la de la libertad. La palabra perfecta, tiene el sentido de absoluto, de completo, Santiago usa esta frase para hablar de la Escritura completa, no solo la ley del Antiguo Testamento, sino el complemento de esa ley que hizo Cristo en la cruz, donde viene la libertad que nos ha dado.
26 Si alguno se cree religioso (muy santo) entre vosotros, y no refrena (detiene) su lengua (cuida sus palabras), sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana (vacía, de nada le sirve).
Santiago pone un ejemplo de una persona que oye la Palabra de Dios, y como tiene ese conocimiento de la Escritura, se cree religioso, se cree espiritual, sin embargo, no pone por obra lo que ha escuchado, y se manifiesta en no refrenar su lengua; es decir, es murmurador, injurioso, quizá mal hablado, lo único que eso demuestra es que está engañando su propio corazón. En conclusión esa religión, o esa “vida espiritual” no sirve, es vana, vacía.
27 La religión pura y sin mácula (mancha) delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones (aflicciones), y guardarse sin mancha del mundo.
Ahora Santiago pone un ejemplo en contraste, una persona que escucha la Palabra de Dios y la pone por obra, eso se manifiesta al visitar (tener cuidado) de los mas desfavorecidos como eras las viudas y los huérfanos, que en esa época (primer siglo) prácticamente se quedaban sin ninguna propiedad o protección cuando el padre de familia fallecía.
Y guardarse sin mancha del mundo. Para que esas obras sean limpias y sin mancha delante de Dios, también es necesario que las personas que las hacen se estén santificando, se estén guardando de la contaminación del mundo, para agradar a Dios no es suficiente ser generoso con los necesitados, sino también ser santo, esa combinación demuestra que la persona esta escuchando la Palabra de Dios y la está poniendo por obra.
Aplicación Práctica: Aprender a poner por obra los secretos que nos permitan salir del engaño de la religión, hacia una vida bienaventurada.
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