Monday, August 23, 2021

Santiago 1:9-18 Buena Dádiva y Don Perfecto

 

Buena Dádiva y Don Perfecto

Santiago 1:9-18

 

 

 

Objetivo: Fortalecer nuestro entendimiento acerca de nuestra provisión y nuestra posición, a fin de poder vencer la tentación.


Versículo a memorizar: “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.” Santiago 1:17

 

Introducción:

Autor: Santiago (medio hermano de Jesús)

Lugar: Jerusalén

Fecha: Aproximadamente entre el 44–62 d.C.

Destinatario: a las 12 tribus de Israel (Carta Universal)

 

Santiago nos exhorto a tener sumo gozo cuando nos encontráramos en pruebas, estas pruebas son inevitables y se nos presentan de formas muy diversas, pero, ¿Cómo podemos tener gozo en una dificultad? La respuesta esta es que el resultado, en saber que esa prueba producirá en nosotros paciencia, es decir una resistencia con esperanza, y ella nos hará perfectos y cabales; es decir, maduros espiritualmente e íntegros en nuestro caminar diario.

 

A veces no es fácil encontrar que área de nuestra vida esta siendo madurada durante la prueba, por lo que el Espíritu Santo por medio de Santiago nos invita que cuando eso suceda, cuando tengamos falta de sabiduría, se la pidamos a Dios, y Él siempre nos la dará.

 

Desarrollo:

9 El hermano que es de humilde condición (pobre), gloríese (siéntase orgulloso) en su exaltación (alta posición);

10 pero el que es rico, en su humillación (baja posición); porque él pasará como la flor de la hierba (planta).

Santiago ahora pone un ejemplo muy práctico y cotidiano, el dinero, la ausencia de él en le hermano de humilde condición o la abundancia de él, en el hermano que es rico. El dinero también puede ser una prueba, ya que hace creer a la persona que lo tiene que vale mas que los demás y a la que no lo tiene que vale menos que los demás.

 

El de humilde condición, gloríese en su exaltación. Santiago invita al hermano pobre a no estar renegando ni entristecido de su condición financiera, a que no debe fijarse en las posesiones materiales sino en los tesoros espirituales, que medite en su posición en Cristo, es mas, que se sienta orgulloso de eso, y ¿cuál es esa alta posición o exaltación que tenemos? Pablo lo describe de la siguiente forma a la Iglesia de Éfeso en Efesios 2:6-7 6y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús,7para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.

 

El hermano de humilde condición debe aplicar la sabiduría de Dios en la prueba de la ausencia del dinero,  viendo la vida no desde el punto de vista materialista sino en relación con los valores espirituales que tiene.

 

El que es rico, en su humillación. Santiago le dice al rico que de lo que el debe de estar orgulloso no es de su dinero, sino de que Cristo le ha enseñado la verdadera humildad, ya que, de no reconocerla, no sería salvo, sin esa humillación ese hermano rico sería como cualquier rico no cristiano que solo pasará como la flor de la hierba.

 

El hermano rico debe aplicar la sabiduría de Dios en la prueba de la abundancia del dinero, viendo la vida no desde el punto de vista materialista sino en relación sino a la humillación que le ha sido concedida.

 

11 Porque cuando sale el sol con calor abrasador (intenso, fuerte), la hierba (planta) se seca, su flor se cae, y perece (se pierde) su hermosa apariencia; así también se marchitará (desaparecerá) el rico en todas sus empresas (actividades, negocios).

Santiago hace una ilustración que de todos sería conocida, quizá tomada de Isaías 40:6-7, cuando hoy una sequía, el sol es abrasador, quemante, eso hace que las flores por muy hermosa que sean, se marchiten rápidamente, incluso en horas, y esa ilustración la aplica al rico, advirtiéndole que de la misma manera sus riquezas pueden desaparecer en poco tiempo.

 

Pablo en su vida también fue probado con la prueba del dinero y nos cuenta el resultado en Filipenses 4:12 Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Pablo tuvo que ser enseñado y aprender de ello, y sabiamente concluir que su valor no estaba en poseer o no poseer cosas sino en Cristo como lo dice en el versículo inmediato siguiente Filipenses 4:13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

 

Agur, el escritor de proverbios 30 lo decía de esta manera en Proverbios 30:8-9 8Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; No me des pobreza ni riquezas; Manténme del pan necesario; 9No sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, Y blasfeme el nombre de mi Dios.

 

12 Bienaventurado (feliz, dichoso) el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido (aprobado) la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.

Aquel que se mantiene firme durante la prueba será bienaventurado, pero primero tiene que soportar la Tentación (del griego <Peirasmós> que significa prueba o tentación, (misma palabra para prueba en Santiago 1:2) y cuando la haya aprobado, no antes, recibirá la recompensa, en este caso la corona de vida, que también es mencionada a la Iglesia de Esmirna en Apocalipsis 2:10b … Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida. Esta parece ser una expresión del primer siglo hablando de la vida eterrna misma, incluso algunas traducciones actuales (FHH) lo traducen como “recibirá como premio la vida, que es la corona que Dios ha prometido a los que lo aman”, y la forma en que mostramos que amamos a Dios es guardando sus mandamientos (Jn 14:21) y si amamos a Dios es porque el nos amó primero (1 Jn 4:19).

 

13 Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie;

Cuando pasamos la prueba, somos bienaventurados, pero cuando no la pasamos, seríamos “malventurados”; es decir, quedamos tristes, llenos de remordimientos, pero no decimos con frecuencia, “me falta fe”, o “necesito sabiduría”, la tendencia natural del hombre es echarle a culpa a Dios, de la misma forma que hizo Adán cuando fue tentado y no paso la prueba y le dijo a Dios “la mujer que me diste” (Gn 3:12), por eso Santiago nos aclara que no podemos decir “Dios me tentó para caer”, ya que esa frase en imposible conociendo el carácter de Dios, ya que Dios no puede ser tentado por el mal; es decir, que Dios nunca siente la tentación de hacer lo malo y por consiguiente Dios no tienta a nadie, Dios no pone a nadie una tentación para que ella termine en algún mal o pecado.

 

En la enseñanza de la oración modelo que Jesús nos dejó en Mateo 6:13 Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal, tiene la idea de “no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del maligno” como lo traducen otras versiones (NVI), y es que es Satanás a quien la Biblia si le da el título de tentador en Mateo 4:3, y aunque ciertamente lo es, y es muy exitoso haciéndolo, Santiago nos dice que el origen de esa tentación esta mucho mas cerca de nosotros, de hecho en nosotros mismos como lo explicará en los siguientes versículos.

 

14 sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia (malos deseos) es atraído (arrastrado) y seducido (dominado).

Concupiscencia. Son los deseos desordenados, o como lo describe la Real Academia Española: “apetito desordenado de placeres deshonestos”, en forma práctica es la tendencia que tenemos a pecar contra Dios.

 

No es la concupiscencia en general la que nos tienta a todos por igual, sino que cada uno tiene su propia concupiscencia, es decir; es diferente en cada uno, pero busca lo mismo, tendernos una trampa, como la carnada en el anzuelo de una caña de pescar, una vez que le es atractivo y el pez cae cae en ella, es arrastrado y dominado por el pescador, sacado del agua y muere.

 

Jesús mismo lo enseño en Mateo 15:19 Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias.

 

Cada uno de nosotros debemos de conocer cuan es nuestra propia concupiscencia, nuestras áreas de debilidad y poder ser sabios para no caer en la tentación (trampa) que nos pondrá continuamente, sabiendo lo que Dios hará por nosotros, expresado por Pablo en 1 Corintios 10:13 No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.

 

15 Entonces la concupiscencia (malos deseos), después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado (completado), da a luz la muerte.

Para explicar como funciona la concupiscencia que lleva a pecar y sus consecuencias, Santiago usa otra ilustración, la de un hombre que es concebido, nace, madura y muere.

 

Es claro que los deseos naturales de nuestro interior, no son un pecado, y aun la concupiscencia, que son esos deseos descontrolados, tampoco son pecado, si no hasta que no los resistimos y cedemos a ellos, es cuando el pecado se concibe, y nace, y una vez que ha madurado, que se ha completado, que se llevó a cabo, siempre trae muerte.

 

16 Amados hermanos míos, no erréis (no se engañen).

Con amor de pastor Santiago les llama amados hermanos, pero con amor en la verdad, les advierte que no se engañen a ellos mismos, que las tentaciones como ya lo mencionó, no vienen de Dios, ya que Dios solo tiene pensamientos de paz como dice Jeremías 29:11 Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.

 

17 Toda buena dádiva (obsequio) y todo don (regalo) perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces (lumbreras), en el cual no hay mudanza (cambio), ni sombra (oscurecimientos) de variación.

Ahora comienza a explicarles el carácter de Dios recordándonos que Dios es fuente de bondad y que todo lo que nos da en bienes materiales o espirituales son perfectos para el propósito que Dios tiene para nosotros, en ocasiones esa bondad de Dios toma forma ante nuestros ojos de dificultades o calamidades, pero eso no nos debe de llevarnos a pensar que la bondad de Dios haya cambiado, ya que Dios en su carácter no cambia, ni siquiera de desvía un poco de su bondad, en Él no hay ni poquita oscuridad como dice 1 Juan 1:5b Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él, aunque a nuestros equivocados ojos, por la situación de prueba en la que estemos pasando, así nos parezca, por eso debemos de recordar las palabras de Pablo en Romanos 8:28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.

 

 

18 El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias (como primeros y mejores frutos) de sus criaturas.

Él, o sea el Padre, de Su voluntad nos hizo nacer, no fue ningún mérito o capacidad humana la que lo movió a darnos vida espiritual, fue su absoluta voluntad como dice Romanos 9:16 Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia, y ese nacimiento lo llevó a cabo por medio de la palabra de verdad; es decir, por la predicación del Evangelio de salvación que hay en Cristo Jesús con un propósito, para que seamos primicias de sus criaturas, o en otras palabras, una “ofrenda de primicias” como las que se le ofrecían a Dios en el Antiguo Testamento y que correspondían a los primeros y los mejores frutos de la cosecha.

 

Aplicación Práctica: Fortalecer nuestro entendimiento acerca de que tenemos un Dios proveedor de toda buena dádiva y don perfecto; y que nuestra posición en Cristo es que somos nacidos de la Palabra de verdad, primicias de sus criaturas, a fin de poder vencer la tentación.

 


 

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