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Versículo a memorizar: “Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso.” Lucas 6:36
Introducción: En este sermón, Jesús les enseña a sus discípulos las bienaventuranzas o sendas por las que los hijos de Dios deben de caminar ahora que se encuentran en el reino de Dios, no es una enseñanza de como entrar en el reino de Dios, sino de como andar en el reino, no son pasos para ser salvo, sino caminos donde andan los que ya son salvos:
1. Pobres en Espíritu (Lc 6:20), reconociendo nuestra total incapacidad espiritual para tener algo que aportar para nuestra salvación, pero no solo para entrar en el reino de Dios, sino ya estando dentro, reconocer que no hay algo que podamos hacer o tener para mantener nuestra salvación, que el acceso al reino y la permanencia en él, es completamente por la gracia y voluntad de Dios.
2. Hambre de justica (Lc 6:21), la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo (Rom 3:22), no solo para que nos declare justos delante de Sus ojos y podamos acceder al reino, sino buscando la justicia de Cristo continuamente (Mt 6:33), la necesidad más grande el hombre solo es saciada por Cristo.
3. Llorar por su condición de pecado (Lc 6:21), el arrepentimiento de pecados es indispensable para recibir el perdón de pecados y entrar al reino de los cielos, pero también es necesario estando en el reino de Dios, reconocer que tenemos una naturaleza con continua tendencia al pecado, que en ocasiones nos hace tropezar y que produce dolor y lágrimas en nuestras vidas que nos debe de llevar a arrepentirnos y pedirle al Señor que nos limpié.
4. Gozosos y alegres en la persecución (Lc 6:22-23), el ser aborrecidos, discriminados, insultados y perseguidos es por causa de Cristo, aunque no es agradable, debe de ser motivo de gozo porque Dios tiene un gran galardón en los cielos para nosotros, y porque esa persecución hace que nos parezcamos a los profetas de Dios que pasaron por lo mismo.
Lucas continua con el Sermón de Jesús, enseñando como debe ser nuestra conducta en el reino de Dios al cual nos ha trasladado como dice 1 Pedro 2:9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; Dios nos pasó del reino de las tinieblas al reino de la luz, nosotros sabemos cómo comportarnos en el reino de las tinieblas o del mundo, pero debemos aprender como debe ser la conducta en el reino de Dios o de los cielos en el cual ahora nos encontramos.
Desarrollo:
Vs. 27-31. Los que oyen (Mr 4:23-25)
27 Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen (odian);
Pero a vosotros los que oís, os digo. Jesús se dirige a todos los oyentes a los cuales les hayan sido dados oídos espirituales para oír, esta frase es parecida a la otra que Jesús usaba de; “El que tiene oídos para oír, oiga”, a decir de los versículos que anteceden a los pobres, hambrientos, quebrantados y que son aborrecidos por causa de Cristo.
Amad a vuestros enemigos. Amar viene de la palabra griega Strong 25 <agapao> que habla de un amor incondicional, aquel que se da sin esperar nada a cambio, en griego hay otras palabras como <philos> que es un afecto o cariño por alguien, o la palabra <eros> que es un amor erótico de atracción física, como el que debe de haber entre esposos, pero no son las que se usan aquí, sino la del amor incondicional o desinteresado.
Amar incondicionalmente, es un nuevo mandamiento en el reino de Dios como dijo Jesús en Juan 13:34 Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros, y es nuevo porque como hijos de Dios, ya hemos recibido el amor incondicional de Dios, por lo que ahora estamos en capacidad de darlo a otros, por eso la enseñanza de los escribas y fariseos era amar al prójimo y aborrecer al enemigo, como el imperio romano que lo consideraban su enemigo, a los gentiles que los miraban con desprecio, o incluso a algunos judíos como los publicanos y pecadores que no conocían la ley, pero Jesús en el sermón del monte, dijo Mateo 5:43-44a 43Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. 44Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos… porque ahora hemos sido capacitados para eso, no solamente amar a los que nos aman, sino amar incondicionalmente a los enemigos, aquellos que no son dignos de amor, muy probablemente se refiera a los descritos en Lucas 6:22, aquellos que nos aborrecen (odian), que nos aparten de sí (discriminan), y que nos vituperen (insultan, burlan), y desechen vuestro nombre como malo (desprestigian), por causa de Cristo.
Haced bien a los que os aborrecen. La primera forma práctica de amar a los enemigos, a los que nos aborrecen, es haciéndoles bien, en el reino del mundo se hace bien a quien te hace bien y se hace mal al que te hace mal, pero en el reino de Dios no es así, Dios nos amó cuando éramos Sus enemigos, de Dios recibimos bien cuando nosotros hacíamos mal como dice Efesios 2:1 Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, la palabra “bien” viene del griego Strong 2573 <kalós> que significa bueno, hermoso, algo mejor.
No se trata de justificar el pecado de alguien, sino de amarle a pesar de su condición de pecador, es todo lo contrario al espíritu de venganza que naturalmente siente alguien cuando es ofendido, se trata de mostrar el mismo carácter de nuestro Dios, por eso Jesús dice “haced bien” en forma de imperativo, de un mandato, y además un debe ser una acción permanente, no de una sola vez, ya que Dios no nos amó solamente una vez, sino que lo hace constantemente.
Es la misma idea que Pablo dejó en la Iglesia de Tesalónica en 1 Tesalonicenses 5:15 Mirad que ninguno pague a otro mal por mal; antes seguid siempre lo bueno unos para con otros, y para con todos, unos con otros serían los prójimos, y para con otros incluye a los enemigos, responder con bondad cuando recibimos odio.
28 bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian (insultan).
Bendecid a los que os maldicen. La palabra bendecir viene del griego Strong 2127 <euloguéo> que significa hablar bien de alguien, mientras la que la palabra maldecir viene del griego Strong 2672 <kataráomai> que no solo significa hablar mal de alguien en el sentido de arruinarle o condenarle.
Por lo que la segunda forma práctica de amar a los enemigos es que cuando ellos hablen mal de nosotros, nosotros hablemos bien de ellos, siempre habrá algo positivo sobre lo que se pueda hablar.
En la naturaleza pecadora del hombre sin Dios, cuando recibe una maldición, o un deseo de mal, contesta con otra maldición, pero, bendecir a los que nos maldicen, es parte del carácter de los que han nacido de nuevo, como lo dice Pedro en 1 Pedro 3:9 no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición, siguiendo el ejemplo de nuestro Señor como dice 1 Pedro 2:23 quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente.
Y orad por los que os calumnian. La tercera forma práctica de amar a los enemigos es orando por ellos, aun cuando de ellos recibamos calumnias, que viene de la palabra en griego Strong 1908 <epereázo> que significa, insultos, difamación, amenazas.
En oración a Dios, no podemos pedir por venganza o un mal para los enemigos, sino intercedemos pidiendo el bien para ellos, el ejemplo a seguir nos lo dejó el Señor Jesús cuando en la misma cruz, oro por sus verdugos como dice Lucas 23:34 Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen, justificándolos delante de Dios como ignorantes, mismo ejemplo que vemos en Esteban que fue apedreado después de predicarles el evangelio de salvación diciendo antes de morir en Hechos 7:60 Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió.
Así que, vivir en el reino de Dios, no se trata de principios éticos o morales superiores, sino de usar la capacidad de amar sacrificialmente que Dios nos ha dado, que es como la de Él, el apóstol Juan dijo en 1 Juan 3:18 Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad, lo que podríamos resumirlo en amor a los enemigos de hecho y de verdad es; 1) Haciéndoles bien, 2) Bendiciéndolos y 3) Orando por ellos.
El apóstol Pablo es un buen ejemplo, ya que fue de un enemigo acérrimo del evangelio y de los cristianos, y Dios en su misericordia le llamó y lo convirtió en su siervo, quizá por eso, cuando escribe su última carta de despedida a su amado y joven discípulo Timoteo le dice lo siguiente en 2 Timoteo 2:23-26 23Pero desecha las cuestiones necias e insensatas, sabiendo que engendran contiendas. 24Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; 25que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, 26y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él, le dice que no contienda con a sus adversarios, que más bien sea amable con ellos, que este en disposición de sufrir, y que con mansedumbre los corrija, ya que quizá, como sucedió con Pablo, Dios les conceda arrepentimiento y se salven.
29 Al que te hiera (pega) en una mejilla, preséntale (ofrécele) también la otra; y al que te quite la capa, ni aun la túnica (prenda de vestir interior) le niegues.
El Señor enseña un principio de cómo debemos actuar los discípulos de Cristo ante las afrentas, en forma natural nos defenderíamos de los ataques aplicando la ley del ojo por ojo, pero Jesús lo dijo de la siguiente manera en el sermón del monte en Mateo 5:38-39 38Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. 39Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra.
Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra. Si alguien golpea en la cara, la respuesta natural del hombre es devolverle el golpe, pero principio para los hijos de Dios habla de recibir la ofensa, sin devolverla,
No habla de permitir el maltrato físico familiar, ni de permitir el abuso de cualquier índole, ya que Jesús mismo se protestó cuando fue golpeado por el alguacil cuando estaba siendo interrogado por Anás como dice Juan 18:22-23 22Cuando Jesús hubo dicho esto, uno de los alguaciles, que estaba allí, le dio una bofetada, diciendo: ¿Así respondes al sumo sacerdote? 23Jesús le respondió: Si he hablado mal, testifica en qué está el mal; y si bien, ¿por qué me golpeas? Y un incidente parecido paso con Pablo frente al sumo sacerdote en Hechos 23:1-4 a quien le reclamo por haberle mandado golpear la boca.
Así que, este principio de “poner la otra mejilla”, habla de recibir la afrenta, de buscar primero la restauración con la persona, con la disposición incluso, con mansedumbre, de ser golpeado de nuevo en la otra mejilla; es decir, de volver a ser ofendido, pero para que la justicia de Cristo reine.
Y al que te quite la capa, ni aun la túnica le niegues. Ahora Jesús pone una ilustración para mostrar que, aun teniendo derechos sobre algo, pudieras no ejercer ese derecho por amor a la persona, no habla de un asalto a alguien y le roban la capa, sino de un juicio injusto.
En la ley, una prenda de ropa podía quedar garantía de un préstamo, pero si la persona era pobre, esa prenda tenía que ser devuelta al ponerse el sol, para que le sirviera a la persona como abrigo por la noche (Ex 22:26). Por lo tanto, si en un pleito alguien retenía una prenda del prójimo, era una injusticia, pero nos enseña el Señor que pudiendo ejercer la justicia, quizá eso nos lleve a generar un conflicto, que mejor suframos el agravio de la injusticia, y que, por amor, aun si quiere permanecer esa persona en la injusticia, ni la túnica le neguemos.
Es como en el caso de Pablo que, teniendo derechos de apóstol para ser sostenido por la Iglesia mientras les enseñaba de las Escrituras, no uso ese derecho por amor a los Tesalonicenses y para que el evangelio no tuviese obstáculo, como el mismo lo dijo en 1 Corintios 9:12b Pero no hemos usado de este derecho, sino que lo soportamos todo, por no poner ningún obstáculo al evangelio de Cristo, no quiso ejercer la justicia, sino que el evangelio avanzara.
30 A cualquiera que te pida, dale (dáselo); y al que tome lo que es tuyo, no pidas que te lo devuelva.
La naturaleza del hombre sin Cristo le lleva a retener lo que es suyo y a no querer compartir lo que posee, pero el hombre nacido de nuevo, que ha recibido la salvación por gracia sin ningún merecimiento, comienza a manifestar bondad recibida de Dios, a compartir con otros, sus recursos y su tiempo. Dice el Señor que cuando un necesitado pida, que le demos en amor de lo que Dios nos ha dado, y que si le prestas dinero a alguien en necesidad, que lo hagamos solo por el gozo de ayudar, que en nuestro corazón debemos considerarlo como una dadiva en amor y no estar cobrándoselo como el Señor dijo en Deuteronomio 15:7-8 7Cuando haya en medio de ti menesteroso de alguno de tus hermanos en alguna de tus ciudades, en la tierra que Jehová tu Dios te da, no endurecerás tu corazón, ni cerrarás tu mano contra tu hermano pobre, 8sino abrirás a él tu mano liberalmente, y en efecto le prestarás lo que necesite y en el nuevo testamento tenemos 1 Corintios 6:7 Así que, por cierto es ya una falta en vosotros que tengáis pleitos entre vosotros mismos. ¿Por qué no sufrís más bien el agravio? ¿Por qué no sufrís más bien el ser defraudados?, sufrir el agravio para que el amor permanezca.
31 Y como queréis que hagan (traten) los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos.
Esta forma con la que el Señor termina esta parte de la enseñanza, es para no poner más ejemplos sino establecer un principio que debe regirnos en el reino de Dios, y de hecho lo enseña como un mandamiento en imperativo, hacer con los demás lo que desees que hagan contigo.
Confucio decía “no hagas a otro lo que no quieres que te hagan a ti”, pero es solo una forma de evitar un conflicto, es una actitud pasiva de no hacer cosas, no es nada parecido a lo que Jesús nos está dejando de instrucción, en el reino de los cielos, vamos a tener una actitud activa movida por el amor, y por el amor incondicional, porque no dice que hagamos con otros algo para que luego esperar ellos lo hagan lo mismo con nosotros, eso sería amor condicional, sino que hagamos a otros lo que quisiéramos que hicieran con nosotros, aun cuando ellos nunca lo hagan por nosotros.
Es tomar nosotros la iniciativa en el hacer bien a los demás, de manifestar el amor de Dios al prójimo como dice Romanos 13:8 No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley.
Vs. 32-36. Los galardonados (He 10:32-39)
32 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis (¿qué hay de extraordinario?)? Porque también los pecadores aman a los que los aman.
33 Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? (¿qué hay de extraordinario?) Porque también los pecadores hacen lo mismo.
34 Y si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir (te pueden corresponder), ¿qué mérito tenéis? (¿qué hay de extraordinario?) Porque también los pecadores prestan a los pecadores, para recibir otro tanto.
Jesús describe el amor natural del mundo, que es un amor interesado o convenenciero, y lo hace en forma de tres preguntas retóricas, para mostrar que no hay nada de extraordinario en amar solo a los que les aman también, o hacen bien a los que les hacen bien o les prestan solo a los que pueden pagar o ayudarles cuando ellos necesiten, que siempre busca un beneficio y esto para contrastarlo con el amor incondicional del que está enseñando, el amor desinteresado, el amor sacrificial, el amor incondicional, el amor extraordinario de Dios en sus hijos y de Sus hijos a los demás como dice Romanos 5:5b porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.
35 Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón (premio, recompensa) grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno (bondadoso) para con los ingratos (desagradecidos) y malos (perversos).
Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada. Como contraste con el amor ordinario que el mundo ofrece, Jesús repite a manera de resumen lo enseñado con anterioridad, de cómo se lleva a cabo el amor extraordinario.
Y será vuestro galardón grande. Este amor sacrificial por los demás, recibirá un premio, una recompensa de parte de Dios a su debido tiempo, no parece que es un premio por méritos, ya que la capacidad para amar de esa manera nos es dada por nuestro Dios, más bien por haber sido conducidos por el Espíritu y haber podido reflejar un amor incondicional como el de Jesucristo.
Y seréis hijos del Altísimo. Que mas grande recompensa que ser identificados con nuestro Dios, la evidencia de que somos hijos del Padre, es porque nos parecemos al Padre, mostraremos su misma característica de amor sacrificial, lo que debe de ser un anhelo de todos los hijos de Dios, o como lo expresó Jesús en Juan 13:35 En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.
Porque él es benigno para con los ingratos y malos. Dios trata con bondad a todos, incluso los que son malagradecidos y perversos, porque el atributo del amor que Dios tiene, es un amor sacrificial, es la misma idea expresada en el Sermón del Monte como dice Mateo 5:44-45 44Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; 45para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. Dios nos está pidiendo que amemos a nuestros enemigos, porque Él hace lo mismo.
36 Sed, pues, misericordiosos (compasivos), como también vuestro Padre es misericordioso (compasivo).
Jesús concluye esta enseñanza con un mandamiento, el de ser misericordiosos, como es nuestro Padre nótese el “vuestro Padre”, Jesús no dijo “el Padre” o “mi Padre” como en otras ocasiones, sino el Padre de los que estaban escuchando y habían nacido de nuevo.
Dios ama sin condiciones, y nos dio de Su misericordia, no cuando éramos buenos, sino cuando estábamos muertos en nuestros delitos y pecados (Ef 2:1), nos dio de su misericordia sin ningún mérito humano, como dice Pablo a la Iglesia de Roma en Romanos 9:16 Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.
De Dios hemos recibido el amor que ahora podemos dar a los demás, y así perfeccionar el amor de Dios en nuestras vidas como dice 1 Juan 4:10-12 10En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. 11Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. 12Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros.
Aplicación Práctica: Seguir como quienes oyen; El misericordioso ejemplo de Jesús