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Versículo a memorizar: “Señor, no te molestes, pues no soy digno de que entres bajo mi techo.” Lucas 7:6b
Introducción:
Después de recibir muchas instrucciones como discípulos en el capítulo 6; como en el sermón del llano donde, vemos claramente el carácter del nuestro Señor Jesús, al final del capítulo se nos invita a “oír sus palabras y hacerlas” para tener un buen cimiento de fe (Rom. 10:17). Ahora Jesús entra con sus discípulos a Capernaum, donde están a punto de ver un adelanto de la obra del Padre en la vida de un centurión que nos representa a todos los gentiles que habríamos de ser incluidos en el plan redentor de salvación al creer en la obra de Cristo solo por la fe en Él.
Desarrollo:
V. 1. Tanta Fe, Contenida en la Palabra
1 Después que hubo terminado todas sus palabras (su enseñanza) al pueblo que le oía, entró en Capernaum.
Después que hubo terminado todas sus palabras al pueblo que le oía. Lucas enlaza con esta frase el evento anterior, el sermón del llano, Jesús no comenzó otra actividad hasta que había terminado la enseñanza que quería darles aquel día.
Entró en Capernaum. El lugar del sermón del llano estaba muy cerca de la ciudad de Capernaúm, por lo que no le ocupo mucho tiempo en llegar, recordemos que Capernaúm era el centro del ministerio de Jesús en Galilea, y un lugar muy concurrido de mercaderes que cruzaban por esa ciudad, lo que facilitaba que la fama de Jesús se extendiera por toda aquella región.
Vs. 2-5. Tanta Fe, Excede a toda virtud humana
2 Y el siervo de un centurión (capitán del ejército romano), a quien este quería mucho, estaba enfermo y a punto de morir.
Un centurión era un capital del ejercito romano, que estaba a cargo de una centuria; es decir, una compañía militar compuesta de cien soldados, los centuriones eran gentiles (no judíos), y tenían el derecho absoluto sobre la vida de sus esclavos (siervos), que cuando no les servían más, incluso tenían la posibilidad de matarlos sin ninguna repercusión, sin embargo, este centurión, tenía una alta estima por aquel siervo, le quería mucho, que según el pasaje paralelo de Mateo, nos dice de que estaba enfermo, estaba paralítico y postrado en cama (Mt 8:6), su situación se había agravado de tal forma que estaba a punto de morir.
3 Cuando el centurión (capitán) oyó hablar de Jesús, le envió unos ancianos (dirigentes/líderes) de los judíos, rogándole (pidiéndole) que viniese y sanase a su siervo (sirviente).
Cuando el centurión oyó hablar de Jesús. La fama de Jesús había alcanzado toda galilea y muchos de sus milagros habían sido llevados a cabo allí mismo en Capernaum, por lo que sin duda eran conocidos por el centurión.
Le envió unos ancianos de los judíos. El centurión se sentía índigo; es decir, no merecedor de estar ante la presencia de Jesús (Lc 7:7), quizá pensó que por ser gentil y no judío, Jesús no atendería su petición, por lo que le pidió a unos ancianos judíos; ósea, a unos líderes de la comunidad judía en Capernaum que llevaran su mensaje ante Jesús.
Rogándole que viniese y sanase a su siervo. No solo les pidió que le dieran el mensaje, ejerciendo su autoridad como capitán del ejército romano, sino que le rogaran; que le suplicaran por ayuda para venir a su casa y sanar al siervo que estaba enfermo.
4 Y ellos vinieron a Jesús y le rogaron con solicitud (insistencia), diciéndole: Es digno (merece) de que le concedas (ayudes con) esto;
5 porque ama a nuestra nación, y nos edificó una sinagoga.
Y ellos vinieron a Jesús y le rogaron con solicitud. Los líderes de los judíos aceptaron ser los mensajeros del centurión y vinieron a Jesús y le dieron el mensaje de rugo del centurión, pero lo hicieron con solicitud; es decir, con insistencia.
Diciéndole: Es digno de que le concedas esto; porque ama a nuestra nación, y nos edificó una sinagoga. Esa insistencia con la que le rogaban a Jesús es debido a que consideraban al centurión como alguien digno, alguien que se merecía esa ayuda, y argumentaron 2 (dos) cosas, la primera que amaba a la nación de Israel, y eso ya era algo muy inusual, ya que el pertenecía a los romanos que eran los invasores en esa tierra, pero Dios le había ya puesto un amor sobrenatural por Su pueblo, y segundo ese amor por Israel había sido mostrado al construirles una sinagoga allí en Capernaúm, eso mostraba que el centurión quería que se continuara enseñando la Palabra de Dios que es lo que se hacía en las sinagogas.
Observemos el pensamiento de merecimiento de los judíos que aún tienen hoy, que, si haces algo bueno mereces el favor de Dios, eso es contrario a lo que la Escritura enseña, que no hay alguien suficientemente bueno o una obra suficientemente grande para poner en deuda a Dios y Dios tenga que darle o hacerle algo por merecimiento, todas las veces que Dios muestra su favor para con los hombres es solo por Su gracia y misericordia y nunca por algún merecimiento humano.
Vs. 6-9. Tanta Fe, Se enfoca en Jesús y nada más
6 Y Jesús fue con ellos. Pero cuando ya no estaban lejos de la casa, el centurión (capitán) envió a él unos amigos, diciéndole: Señor, no te molestes, pues no soy digno (no merezco) de que entres bajo mi techo (casa);
Jesús en misericordia, consintió en ir con ellos, atendiendo el ruego, no sabemos cuánto tiempo pasó entre que salieron los ancianos de los judíos con el mensaje ya hora que estaban por llegar a la casa del centurión, pero en ese tiempo el centurión pensó cuanto estaba incomodando a Jesús con su petición, quizá considero que los judíos en esa época, según su tradición, no querían entrar a las casas de los gentiles porque lo consideraban que se contaminaban y después de visitarles necesitaban una limpieza ceremonial, y aunque eso era solo una tradición y Jesús sin duda no seguía las tradiciones que no estaban en la ley, el centurión poco sabía de la diferencia.
Por lo que le manda a unos amigos a que les intercepten y le den el siguiente mensaje:
Señor. Lo primero que llama la atención del mensaje que manda el centurión, es que reconoce a Jesús como Señor, del griego <Kurios> que en esa época es como los siervos llamaban a sus amos, por lo que en eso vemos como Dios ya había estado obrando en la vida del centurión porque dice pablo en 1 Corintios 12:3b … nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo.
No te molestes, pues no soy digno de que entres bajo mi techo. Otra evidencia de que Dios estaba con ese centurión, es que mientras los líderes de los judíos decían que él era digno, el centurión se veía asimismo como no digno, como inmerecedor de que Jesús entrara bajo su techo.
7 por lo que ni aun me tuve por digno (ni siquiera me atreví) de venir a ti; pero di la palabra (da la orden), y mi siervo (sirviente) será sano.
Por lo que ni aun me tuve por digno de venir a ti. El centurión tampoco se había sentido digno de ir estar frente a Jesús, por eso la primera vez mandó a los ancianos de los judíos y en esta segunda ocasión a sus amigos.
Pero di la palabra, y mi siervo será sano. Pero de algo si estaba seguro en centurión, de la autoridad de Jesús sobre las enfermedades, por eso le mandó decir que solo diga la palabra; es decir, que de la orden de que su siervo sea sanado, y la enfermedad desaparecía, que la autoridad de Jesús era tan grande, que no era necesario ni siquiera que llegara a donde estaba el enfermo, lo podía sanara a la distancia.
8 Porque también yo soy hombre puesto bajo autoridad (yo también obedezco ordenes), y tengo soldados bajo mis órdenes; y digo a este: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo (sirviente): Haz esto, y lo hace.
Recordemos que el centurión no había conocido personalmente a Jesús, no había escuchado ninguna de sus enseñanzas, solo había escuchado de los milagros que había hecho, pero entendió bien de la autoridad de Jesús, debido a la autoridad que él tenía en su trabajo. En otras palabras, le mando decir a Jesús que, así como el centurión estaba bajo autoridad de su superior, también tenía soldados y siervos a los que les daba órdenes y ellos obedecían porque él era su autoridad, de la misma manera el centurión creía que Jesús estaba bajo la autoridad de Dios y por encima de todas las cosas creadas, aun por encima de las enfermedades, quienes, a Su orden, obedecerían.
9 Al oír esto, Jesús se maravilló (asombró) de él, y volviéndose, dijo a la gente (mirando a la gente) que le seguía: Os digo que ni aun en Israel he hallado (he encontrado) tanta fe.
Al oír esto, Jesús se maravilló de él. Jesús quedo asombrado en forma positiva de la fe que estaba mostrando ese centurión gentil. Hay solo dos veces que la Escritura registra que Jesús se asombró de algo, en esta ocasión, maravillado por la fe del centurión y un asombro negativo, que le causo la incredulidad de los de Nazaret (Mr 6:6).
Y volviéndose, dijo a la gente que le seguía. La gente que le seguía está compuesta en ese momento por los ancianos de los judíos que habían llevado el mensaje del centurión, sus 12 discípulos, quizá más de sus discípulos e incluso podría haber personas de entre la multitud, y se volteó a ellos para darles las siguientes palabras:
Os digo que ni aun en Israel he hallado tanta fe. Estas palabras de Jesús, parecen mostrar que había estado buscando fe en Israel, entre el pueblo de Dios, entre aquellos a quienes se les habían enviado los profetas, se les había dado la Ley, y sobre los que se les habían dado las promesas de Dios, pero buscando entre ellos, Jesús no había hallado tanta fe, como la que ahora encontró en un centurión gentil (no judío).
V. 10. Tanta Fe, Es lo único que sostiene al discípulo
10 Y al regresar a casa los que habían sido enviados (los mensajeros), hallaron sano al siervo (sirviente) que había estado enfermo.
Y al regresar a casa los que habían sido enviados. Los que regresaron a casa del Centurión fueron los ancianos de los judíos, quienes fueron sus primeros mensajeros, así como los amigos del centurión quienes fueron sus segundos mensajeros, además de que, esa frase implica que Jesús, y sus discípulos no llegaron a la casa del centurión.
Hallaron sano al siervo que había estado enfermo. Lo que los mensajeros encontraron al siervo sano, que, según el relato paralelo de Mateo, dice que fue sanado en aquella misma hora donde Jesús dicho hablado (Mt 8:13), ya no se nos dice nada del centurión ni del siervo sanado, pero sin duda hubo alegría y agradecimiento en esa casa ese día.
Aplicación Práctica: Poder ver en la historia del centurión un modelo de fe para nosotros, primero porque como él somos gentiles (no judíos) y no hemos visto personalmente a Jesús, solo hemos creído a lo que hemos escuchado como dice 1 Pedro 1:8 a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; pero también en reflejar amor hacia los demás e incluso buenas obras, pero no creernos dignos o merecedores de ningún favor de Dios por ello, sino más bien, pedirle a Jesús en humildad y ruego que nos ayude cuando lo necesitamos.
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