Generación Incrédula
Lucas 9:37-45
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Objetivo: Pedirle al Señor que nos ayude a crecer en la fe y
en el entendimiento.
Introducción:
Después de que los Pedro confesara que Jesús era el
“Cristo de Dios”, y Jesús enseñara que esa confesión debe de ir acompañada de negarse
a sí mismo, tomar cada día su cruz y seguirle, unos días después Pedro, Juan y
Jacobo vieran a Jesús transfigurado; es decir, mostrando su gloria que siempre
ha tenido, del que dieron testimonio, Moisés representando la Ley, Elías
representando a los profetas, e incluso el Padre en forma audible diciendo “Este
es mi Hijo amado; a él oíd”, ahora descienden los 4 (cuatro) del monte para
encontrarse una situación muy especial.
Desarrollo:
Vs. 37-41 La falta de fe
de los discípulos
37 Al día siguiente, cuando descendieron (bajaron) del monte, una gran multitud (mucha gente) les salió al encuentro.
Al día siguiente. Un día después de la
transfiguración, la que debió haber sucedido de noche, Marcos registra que
después de la transfiguración y la voz desde la nube, los discípulos se
quedaron con Jesús para preguntarle el por qué los escribas enseñaban que era
necesario que Elías viniera antes que el Mesías (Mr. 9:11), todo eso debío de
llevar un tiempo, por lo que descendieron al día siguiente.
Cuando descendieron del monte. Marcos agrega que “llegó
a donde estaban los discípulos” (Mr. 9:14); es decir; a la llanura donde
estaban los otros 9 (nueve) discípulos que no habían subido con Jesús al monte.
Una gran multitud les salió al
encuentro. Los discípulos no estaban solos, había una gran multitud
y entre ellos estaban unos escribas que discutían con los discípulos (Mr. 9:14)
que se asombraron de Jesús (Mr. 9.15), quizá porque llegó cuando no lo
esperaban, o porque quizá todavía quedaba en su rostro algo de luz de la gloria
que había mostrado en el monte.
38 Y he aquí, un hombre de la multitud clamó diciendo (dijo con voz fuerte): Maestro, te ruego que veas (ayudes) a mi hijo, pues es el único que tengo;
Y he aquí. Esta es una forma
particular que Lucas a estado usando para llamar la atención del lector, como
un ¡Mira! ó ¡De pronto!, había un hombre gritando en medio de la multitud.
Un hombre de la multitud clamó
diciendo. Marcos registra que Jesús les había preguntado a los
discípulos sobre ¿qué era lo que estaban discutiendo con los escribas? (Mr. 9:15),
y no hubo respuesta, sino que apareció este hombre y fue el que respondió.
Maestro, te ruego que veas a mi
hijo. Mateo dice que ese hombre se arrodilló delante de Jesús (Mt. 17:14) y se
dirige a Jesús llamándole “Maestro”, que era una forma habitual como muchos
veían a Jesús en esos momentos.
Pues es el único que tengo. Este muchacho era el único
hijo de este hombre, de la misma manera que el hijo de la viuda de Naín, que
era su único hijo, al que Jesús resucitó (Lc 7) y la hija de Jairo, el
principal de la sinagoga, que era hija única, a la que Jesús también resucitó (Lc
8).
39 y sucede que un espíritu le toma (lo agarra, lo posee), y de repente da voces (lo hace gritar), y le sacude con violencia, y le hace
echar espuma, y estropeándole (maltratándole), a duras penas se aparta de él.
Y sucede que un espíritu le toma. El padre le dice al
Señor que ese demonio era un espíritu mudo (Mr. 9:17) y sordo (Mr. 9:25); es
decir, que producía que su hijo no pudiera hablar ni escuchar.
Y de repente da voces, y le sacude
con violencia, y le hace echar espuma. Marcos agrega que crujía o rechinaba
los dientes y que se iba secando (Mr. 9:18). El padre consideraba que su hijo
se comportaba como un lunático, ya que se muchas veces se aventaba al fuego y muchas
en el agua (Mt. 17:15), por lo que vemos que la situación del muchacho era de extrema
gravedad.
Y estropeándole, a duras penas se
aparta de él. Era muy prolongado el tiempo donde el demonio le
hacía tener al muchacho un tipo de convulsiones, por lo que cuando se “apartaba
de él” o dejaba de manifestarse de esa forma, el muchacho quedaba físicamente
destrozado.
40 Y rogué (pedí) a tus discípulos que le echasen (sacasen, expulsaran) fuera, y no pudieron.
El padre en su búsqueda por ayuda, fue a buscar a
Jesús, pero no lo encontró, ya que había subido al monte con 3 (tres) de sus
discípulos, por lo que les pidió ayuda a los otros 9 (nueve) discípulos que se
habían quedado al pie del monte. Recordemos que Jesús ya los había mandado a
predicar del reino de Dios, y les había dado poder y autoridad sobre las
enfermedades y los demonios (Lc. 9:1), por lo que ya se habían enfrentado a
situaciones parecidas y habían tenido éxito, pero esta vez, lo intentaron
hacer, pero no pudieron, lo que parece que ocasionó la discusión que tenían con
los escribas, probablemente burlándose de ellos o acusándolos de ser
impostores.
Esa incapacidad de los discípulos, que quizá usaron
el nombre de Jesús frente al demonio y que no tuvieron éxito, probablemente
causo en el Padre del muchacho que su fe se debilitara, ocasionando que la
esperanza de que su hijo fuera sanado se comenzara a perder.
Aplicación Práctica: Sin duda, Jesús tiene
un poder transformador de vidas porque es “Poder de Dios para salvación a todo
aquel que cree” (Rom. 1:16), pero en ocasiones, las vidas de los cristianos no
siempre son un ejemplo de ese poder transformador, y terminan siendo un mal
testimonio para aquellos que los están observando y dudan del poder de Dios. Nuestro
testimonio puede ser motivo de alabanza a Dios o de desprestigio del poder de
Dios ante los hombres.
41 Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula (sin fe) y perversa (malvada)! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros, y
os he de soportar? Trae acá a tu hijo.
Respondiendo Jesús, dijo. Son unas palabras que
muestran un profundo desagrado del Señor Jesús, pero aún en el original griego
no se sabe con certeza a quien está dirigida, si a los 9 (nueve) discípulos que
habían fracasado en el ejercicio de su fe al no poder libertar al muchacho, a
pesar de haber seguido a Jesús ya por un tiempo e incluso ya habían sido revestidos
de poder y autoridad (Lc 9:1) y ya habían sido enviado de dos en dos y habían
podido comprobar la eficacia de esa autoridad, si a los escribas que estaban
discutiendo con los discípulos y muy probablemente, alegrándose de la
impotencia de los discípulos, en lugar de mostrar compasión por el endemoniado,
si al padre del muchacho que carecía de una fe suficiente en el poder sanador
de Jesús, si a la multitud presente que generalmente se nos ha relatado que
estaban siempre más ocupados en sí mismos que en el bienestar de otros; o
simplemente, estas palabras que muestran un enojo natural, estaban dirigidas a toda
esa generación, a todos los presentes.
¡Oh generación incrédula y perversa!
Esa incredulidad en Jesús no era por falta de evidencias en Él, lo había
mostrado de muchas maneras, esa incredulidad venía de la perversión moral y
espiritual que los llevaba a rechazar a Jesús como el Cristo (Mesías) de Dios, un
corazón endurecido y la presencia de pecado, los tenía sin poner su confianza
en Jesús. Algo parecido a lo que declaró Moisés en Deuteronomio 32:4:5 4Él es la Roca, cuya obra es
perfecta, porque todos sus caminos son rectitud; Dios de verdad, y sin ninguna
iniquidad en él; es justo y recto. 5La corrupción (perversidad) no es suya; de sus hijos es la mancha,
Generación torcida y perversa.
¿Hasta cuándo he de estar con
vosotros, y os he de soportar? Esta pregunta doble, muestra el
cansancio de Jesús ante la incredulidad y perversión del pueblo, una expresión
parecida a la de una persona cansada al final de una jornada de un trabajo
físico y desgastante, o a la de un maestro agotado de tratar de enseñar a
alumnos incapaces y rebeldes, quizá deberíamos de entender esta expresión como
un “¿cuánto tiempo más necesitan para entender que si soy yo el Mesías que
esperaban?”
Trae acá a tu hijo. Aún sobre su natural
molestia de la falta de fe de esa generación, Jesús va a mostrar su infaltable
misericordia y resolverá el problema deshaciendo las obras del diablo (1 Jn.
3:8), y le da una orden clara al padre de traer al muchacho a donde Él está, donde
estaba toda la multitud, donde estaban todos los discípulos y los escribas.
V. 42 La infaltable
misericordia de Jesús
42 Y mientras se acercaba el muchacho, el demonio le
derribó (tiró
al suelo) y le
sacudió con violencia; pero Jesús reprendió al espíritu inmundo (impuro, demonio), y sanó al muchacho, y se lo devolvió a su
padre.
Y mientras se acercaba el muchacho. El muchacho comenzó a
acercarse a Jesús, probablemente siendo llevado de la mano por su padre, Marcos
agrega que el espíritu vio a Jesús (Mr. 9:20) y fue entonces cuando comenzó a
actuar nuevamente.
El demonio le derribó y le sacudió
con violencia. Además de que echaba espumarajos (Mr. 9:20), por lo
que la manifestación de este espíritu fue muy evidente para todos los presentes.
Antes de reprender al espíritu y hacerlo salir del
muchacho, Marcos registra siguiente dialogo entre Jesús y el padre del muchacho
en Marcos
9:21-23 21Jesús
preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? Y él dijo: Desde
niño. 22Y muchas veces le echa en el fuego y en el agua, para
matarle; pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos. 23Jesús
le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible. 24 E inmediatamente
el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad.
Jesús preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le
sucede esto? Jesús sin duda sabía desde cuando este muchacho estaba en
esa condición, la pregunta ayudó al Padre a recordar todo el tiempo que había
vivido esa situación que estaba por terminar, quizá eso le ayudaría a tener un
corazón más agradecido por lo que Jesús va a hacer por él.
Y él dijo: Desde niño. No nos dice cuanto en
tiempo, pero, por la respuesta sabemos que eran años en lo que como familia
padecían por la situación del muchacho.
Y muchas veces le echa en el fuego y en el agua, para matarle.
El demonio poseyendo al muchacho, lo había llevado al fuego, lo que ha de
haberle producido marcas en su piel y lo llevaba a aguas, ambas cosas con la intención
de matarle.
Pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros,
y ayúdanos. Aquel hombre conocía y creía en Jesús, pero no creía en
su poder para liberar a su hijo de esa agonía que estaba viviendo, lo notamos
cuando dice “si puedes”, que muestra que no está seguro del poder sanador de
Jesús, que diferencia con el Leproso que relató anteriormente Lucas en Lucas 5:12 Sucedió que estando él en una de las
ciudades, se presentó un hombre lleno de lepra, el cual, viendo a Jesús, se
postró con el rostro en tierra y le rogó, diciendo: Señor, si quieres,
puedes limpiarme.
Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es
posible. Jesús le contestó de la misma manera, el hombre había
dicho “si puedes”, y ahora Jesús le dice que “si el puede” creer que Jesús
puede libertar a su hijo, porque al que cree, todo le es posible.
E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo:
Creo; ayuda mi incredulidad. El padre del muchacho, entendiendo que, si él
creía, su hijo sería sanado, inmediatamente contestó “Creo”, pero al parecer,
en ese momento se dio cuenta de que no creía por completo, que creía en Jesús, pero
había perdido la esperanza de que su hijo sanara y no estaba seguro que Jesús
pudiera hacerlo, por lo que en seguida le pidió a Jesús “ayuda mi
incredulidad”, y aunque no está registrada la respuesta de Jesús a esa
petición, claramente le ayudó en su incredulidad al libertar a su hijo y
entregárselo sano.
Pero Jesús reprendió al espíritu
inmundo, y sanó al muchacho. Marcos registra la forma en que Jesús se dirigió al
espíritu en Marcos
9:25-27 25Y
cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu inmundo,
diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en
él. 26Entonces el espíritu, clamando y sacudiéndole con violencia,
salió; y él quedó como muerto, de modo que muchos decían: Está muerto. 27Pero
Jesús, tomándole de la mano, le enderezó; y se levantó.
Y se lo devolvió a su padre. Una vez libre, el
muchacho podía regresar a casa con su padre, quien había venido con la esperanza
de que Jesús le sanará a su hijo, esperanza que se fue desvaneciendo hasta el
grado de pedirle a Jesús ayuda con su incredulidad.
Mateo y Marcos registran que los discípulos estando
ya aparte, al entrar en casa le preguntaron “¿Por qué nosotros no pudimos
echarle fuera?” Mateo registra que Jesús les contestó que fue “por su poca fe”
(Mt. 17:20), mientras que Marcos registra que les dijo: “Este género con nada
puede salir, sino con oración y ayuno” (Mr. 9:29); es decir, con comunión con Dios,
ya que la oración tiene el propósito de conectarte con Dios y el ayuno de
desconectarte del mundo; en otras palabras, como no saben cuándo se
enfrentarían a ese género de demonios, les era necesario siempre estar en
constante comunión con Dios.
Vs. 43-45 La falta de
entendimiento de los discípulos
43 Y todos se admiraban (asombraban) de la grandeza de Dios. Y maravillándose (en medio de tanta admiración) todos de todas las cosas que hacía, dijo a
sus discípulos:
Y todos se admiraban de la grandeza
de Dios. Jesús volvió a mostrar su poder y autoridad, ante el
padre, ante la multitud, ante los discípulos que habían fracasado y ante los
escribas que buscaban el desprestigio de Jesús, por lo que todos quedaron
asombrados del poder de Dios, solo Dios podía haber ayudado a ese muchacho y
fue lo que Jesús hizo, por lo que reiteraba delante de todos con sus hechos,
que era Dios encarnado.
Y maravillándose todos de todas las
cosas que hacía, dijo a sus discípulos. Marcos registra que las siguientes
palabras se las dijo en algún camino por Galilea (Mr. 9:30), no fue
inmediatamente después de la liberación del muchacho endemoniado y por lo que todos,
se refiere a los discípulos que continuaban conversando de ese evento.
44 Haced que os penetren bien en los oídos (pongan mucha atención de) estas palabras; porque acontecerá que el
Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres.
Haced que os penetren bien en los
oídos estas palabras. No cabe duda que, aunque Jesús les ordenaba que
hicieran que les penetraran bien sus palabras, era como metiendo profundamente
la semilla, a fin de que cuando llegara el Espíritu Santo las hiciera germinar,
ya que les permanecieron veladas para que no las entendieran hasta que todo lo
Escrito acerca de Jesús se cumpliera primero (Lc. 9:22).
Porque acontecerá que el Hijo del
Hombre será entregado en manos de hombres. El registro más detallado de lo que
Jesús les dijo, está en Marcos 9:31 Porque enseñaba a sus discípulos, y les decía: El Hijo
del Hombre será entregado en manos de hombres, y le matarán; pero después de
muerto, resucitará al tercer día. Judas sería en encargado de entregarlo “en manos
de hombres”; es decir, de los soldados romanos, de los miembros del sanedrín, de los dos sumos
sacerdotes, de los gobernadores romanos, etc.
45 Mas ellos no entendían estas palabras, pues les
estaban veladas para que no las entendiesen (aún no había llegado el momento para que las entendiesen); y temían preguntarle sobre esas palabras.
Los discípulos se entristecieron en gran manera,
pero sin comprender lo que les decía, si escucharon, pero no entendían, quizá
porque esas declaraciones iban contrarias a la enseñanza tradicional, pero
incompleta de que el Mesías vendría a reinar, y eso no se podía conciliar en
sus mentes son su muerte y eso generaba una barrera en su entendimiento de lo
que Jesús les estaba diciendo, pero tenían miedo de preguntarle, en otras
ocasiones si les pidieron que les explicara cosas, pero en esta ocasión
prefirieron no preguntar y se quedaron sin entender.
Quizá porque hacía muy poco tiempo que Jesús había
reprendido a Pedro cuando le reconvino que no fuera a la Cruz y Jesús le dijo “¡Quítate de delante de mí, Satanás! porque
no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres” (Mr. 8:33), muy
probablemente eso les limitó a preguntarle.
Recordemos que Jesús fue voluntariamente a la cruz
llevando a cabo el plan de salvación establecido por Dios como dice Hechos 2:23 a este, entregado por el determinado
consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de
inicuos, crucificándole, aunque eso no le quita la responsabilidad a los
hombres. Jesús quería que ellos comprendieran que la aparente derrota que se
avecinaba en Jerusalén, era en realidad una victoria de Dios sobre el pecado.
Aplicación Práctica: Pedirle al Señor que nos ayude a crecer en la fe y en el entendimiento.