Hombres de poca fe Lucas 12:22-34 |
Versículos a memorizar: “Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.” Lucas 12:34
Introducción: Jesús se dirigió primeramente a sus discípulos para advertirles que se cuidaran de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía (Lc. 12:1), después les dijo también que se guardaran de la avaricia (Lc.12:15), ya que la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee, y ahora les pedirá una tercera cosa, que no se afanen por la vida, de qué han de comer o qué han de vestir (Lc. 12:22).
Desarrollo:
Vs. 22-23 Su prioridad
22 Dijo luego a sus discípulos: Por tanto os digo: No os afanéis (se preocupen) por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis.
Dijo luego a sus discípulos. La advertencia que había hecho Jesús contra la hipocresía, se la había hecho a sus discípulos primordialmente, la advertencia sobra la avaricia, la había hecho a todos los que le estaban escuchando, pero para este mandamiento de no preocuparse, lo hace solamente para sus discípulos.
Por tanto os digo. Debido a la necedad del rico de la parábola que recién contó, y como ese hombre estaba enfocado en lo terrenal y no en lo celestial, Jesús ahora les da a sus discípulos una enseñanza, de cómo su visión debe estar enfocada en lo eterno y no en lo temporal.
No os afanéis. La palabra “afanéis” viene de la palabra en griego Strong 3309 <merimnaó> que significa estar ansioso, estar preocupado, estar jalado en varias direcciones a la vez, contrario a lo que escribió Pablo en Filipenses 4:6 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.
No es un llamado a la flojera o a no trabajar, ya que el trabajo es bueno e incluso necesario como dice 1 Tesalonicenses 4:11-12 11y que procuréis tener tranquilidad, y ocuparos en vuestros negocios, y trabajar con vuestras manos de la manera que os hemos mandado, 12a fin de que os conduzcáis honradamente para con los de afuera, y no tengáis necesidad de nada, tampoco es un llamado para la desidia y para esperar de la nada la provisión de Dios, eso es un desorden como dice 2 Tesalonicenses 3:11 Porque oímos que algunos de entre vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino entremetiéndose en lo ajeno.
Lo que sí es, es un mandamiento a confiar en el Señor y a dejar la preocupación ansiosa que produce angustia y quita el gozo del espíritu, como le paso a Marta en la visita que Jesús le hizo a su casa, por lo que Jesús le tuvo que decir lo que registra Lucas 10:41 Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada (ansiosa) y turbada (inquieta, confundida) estás con muchas cosas, es una invitación a creer y confiar realmente lo que escribió David en el Salmo 23:1 Jehová es mi pastor; nada me faltará.
Por vuestra vida, qué comeréis. El afán del ser humano es “por su vida”, por el alto valor que la vida en la tierra tiene, y cuando esta se ve en peligro por falta de comida, la cual no era tan fácil conseguir en la época de Jesús, o por cualquier otra causa como una enfermedad o circunstancia, la angustia llega, y es cuando el enemigo aprovecha para producir desconfianza en la provisión y cuidado de Dios para sus hijos, y nos hace olvidar que Dios permite las pruebas en nuestra vida para fortalecer nuestra fe, que son una provisión para el creyente como dice Santiago 1:2-4 2Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, 3sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. 4Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.
El problema principal de la ansiedad, es que muestra que olvidamos las promesas divinas que Dios nos ha hecho, por un lado, Jesús nos enseñó a orar “el pan nuestro de cada día, dánoslo hoy” (Lc. 11:3), y por el otro lado nos preocupamos por ese pan, lo que significa que no creemos que nuestra oración ha sido escuchada.
Ni por el cuerpo, qué vestiréis. Obtener ropa en la época donde Jesús enseña esto, no era tarea fácil, no había tiendas y almacenes como tenemos ahora, ni mucha variedad de telas, de allí que entendemos la inquietud que la gente tendría por obtener ropa, pero ese afán mostraba falta de fe en el Dios que tiene cuidado hasta de la cantidad de cabellos que tiene cada uno de sus hijos.
23 La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido (la ropa).
La premisa de Jesús es clara, si Dios ha proporcionado la vida y el cuerpo, ¿cómo no les dará también el alimento y la ropa para ellos?, buscar los medios por los cuales Dios proveerá esa comida y ese vestido está bien, angustiarse por ellos es lo que no está bien.
Tenemos la tendencia de preocuparnos por cosas vitales que necesitamos para el futuro, como comida y vestido, pero dejamos de agradecer a Dios por la vida y por el cuerpo, que son de más valor.
Si Dios nos dio lo que mayor valor tenía para Él, a su propio Hijo, como no nos dará todas las cosas como le dijo Pablo a la Iglesia de Roma en Romanos 8:32 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
V. 24 Su provisión
24 Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan (cosechan); que ni tienen despensa (almacén), ni granero, y Dios los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que las aves?
Considerad los cuervos. En el sermón del monte, Jesús hizo referencia a “mirad las aves del cielo” (Mt. 6:26), aquí es más específico haciendo referencia a los cuervos, quizá en ese momento estaba pasando una parvada de curvos por allí, o quizá simplemente lo hizo para hacer más marcado su punto de confiar en Dios, ya que los cuervos, además de ser animales considerados no limpios en la ley de Moisés (Lv. 11:15), son aves rapaces y carroñeras que necesitan mucha más comida que un simple gorrión, y aun así Dios tiene cuidado de ellas.
Que ni siembran, ni siegan; que ni tienen despensa, ni granero, y Dios los alimenta. Las aves salen a buscar alimento, pero no trabajan sembrando comida, y esperando la cosecha, tampoco tienen alacenas donde guardar comida, ni mucho menos almacenes donde guardar el alimento para comerlo después; es decir, no hacen de la comida un tesoro para acumular, sino que su sustento diario es provisto por Dios para cada una de ellas.
¿No valéis vosotros mucho más que las aves? Para el cierre de esta enseñanza tomada de las aves, Jesús hace una pregunta retórica, donde la respuesta es obvia, el hombre tiene un valor mucho mayor que los pájaros, aunque ambos son criaturas de Dios, el hombre es la corona de su creación (Sal. 8:5) y fue colocado desde el principio para enseñorearse sobre todos los animales (Sal. 8:7-8).
Además, recordemos que les está hablando a sus discípulos, a quienes Dios ha tomado por hijos (Jn 1:12), adoptándolos (Gal. 4:5) y haciéndolos parte de su familia, como dice Efesios 2:19 Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, por lo que, si Dios hace provisiones diarias para las aves, mucho más lo hará para sus hijos.
Vs. 25-26 Su privilegio
25 ¿Y quién de vosotros podrá con afanarse (preocuparse) añadir a su estatura un codo (medio metro)?
La palabra en griego para “estatura” es la palabra Strong 2244 <Jelikía> que habla de madurez, ya sea en años o en tamaño, por lo que se puede usar para hablar de la estatura o de la edad, razón por la cual algunas traducciones han optado por cambiar el “añadir a su estatura un codo” por “añadir una hora a su vida”, ambos casos capturan la idea del limitado poder del hombre, ya sea para crecer “un codo” (46 centímetros) o para agregar tiempo al plan determinado de Dios para cada quien, por mucho que lo intente o lo desee, no podrá conseguirlo, solo conseguirá inquietarse, distraerse o amargarse en el presente de un futuro que no puede controlar.
26 Pues si no podéis ni aun lo que es menos (lo más pequeño), ¿por qué os afanáis (preocupáis) por lo demás?
Jesús concluye con otra pregunta su argumento, diciendo que, si no podemos controlar cosas de menor dimensión como el qué comer y el qué vestir, no deberíamos afanarnos con cosas que no está capacitado para controlar, cosas que están solo en la soberanía de Dios.
Vs. 27-28 Su preferencia
27 Considerad (fíjense en) los lirios, cómo crecen; no trabajan, ni hilan; mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria (esplendor) se vistió como uno de ellos.
Considerad los lirios. Jesús retoma el mismo principio del cuidado de Dios, pero ahora en lugar de pedirles que observen a los pájaros, les pide que observen detenidamente los lirios, es muy probable que les enseñe esto estando ellos en algún lugar donde esos lirios se encontraban, ya que, al ser primavera, es cuando estas flores, pequeñas en tamaño, pero hermosas a la vista, florecen.
Cómo crecen; no trabajan, ni hilan. La enseñanza sobre los lirios, es parecida a la de las aves, ya que les pide que vean como crecen, es decir, sin trabajo alguno, no se afanan como los hombres en trabajar para poder tener un vestido, ni se pasan haciendo su vestido con hilos, simplemente crecen hermosos bajo el cuidado de Dios.
Mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos. La majestuosidad con la que se haya vestido el rey Salomón, no puede compararse con el vestido del lirio, por una simple razón, las vestimentas del rey fueron hechas por hombres y/o mujeres, quizá los más talentosos de la época, pero los lirios fueron diseñados por Dios mismo.
Por lo que la conclusión es clara, Dios puede dar, lo que el hombre por más que se esfuerce, nunca puede alcanzar.
28 Y si así viste Dios la hierba que hoy está en el campo, y mañana es echada (arrojada) al horno, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe?
Y si así viste Dios la hierba que hoy está en el campo, y mañana es echada al horno. La hierba es frágil y su esplendor es corto, un día muestra toda su hermosura y a los pocos días se marchita, y a pesar de eso, Dios da a cada planta su propio vestido.
¿Cuánto más a vosotros, hombres de poca fe? Una pregunta retórica más en esta enseñanza de Jesús, la respuesta implícita es afirmativa. Si Dios provee para la hierba de corta vida, ciertamente proveerá para sus hijos, los cuales, no se extinguen con la muerte como la hierba, sino que los ha destinado para vida eterna.
El problema no se encuentra en la provisión de Dios, sino en la poca fe de sus discípulos, en no creer en ese cuidado que su Padre celestial les ha prometido y se allí viene el afán, la preocupación, la ansiedad. Notemos que no los culpó de no tener fe, sino de tener poca fe, no la fe suficiente para poner su completa confianza en Dios como proveedor de todas las cosas, ¿cómo aumentamos nuestra fe?, con la Palabra de Dios como dice Romanos 10:17 Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios, con nuestra comunión con Jesucristo por medio de su Palabra, ya que Dios no dejará de cumplir ninguna de sus promesas, pero necesitamos fe para poder creerlas y por consecuencia, dejar la ansiedad a un lado.
Vs. 29-30 Su paternidad
29 Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud (atormentados).
30 Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas.
Jesús añade un nuevo argumento contra la ansiedad, el hecho de que el afán no armoniza con la vida que los discípulos deben tener, una vida llena de confianza en Dios, que, si tiene cuidado de los pájaros y las flores como seres menores, cuanto más cuidado tendrá de los seres mayores que además son sus hijos.
La vida de los incrédulos se ve a caracterizar por tener muchas inquietudes sobre su futuro, ya que, al no conocer a Dios, y no tenerlo como un Padre amoroso y proveedor, su futuro ciertamente es incierto, de allí sus miedos y sus angustias sobre todas las situaciones de la vida, si están sin Dios, entonces están sin esperanza así como estábamos nosotros antes de conocer a Dios como dice Efesios 2:12 En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.
La invitación para nosotros es muy precisa, la misma que se menciona en 1 Pedro 5:7 echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros, confiando en que nuestro Padre conoce todas las cosas de las que tenemos necesidad en cada momento de nuestra vida.
Vs. 31-34 Su precepto
31 Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas (sumadas, agregadas).
Mas buscad el reino de Dios. Jesús ya dijo que no debemos afanarnos (Lc. 12:22), ahora nos dice que sí debemos hacer, buscar el reino de Dios, buscar que ese reino sea establecido en nuestras vidas y, a través de nuestras vidas, también sea establecido en la vida de los que nos rodean. Jesús ya enseño que la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee (Lc. 12:15), pero entonces, ¿en qué si consiste? En establecer el reino de Dios en nuestras vidas, temiéndole y obedeciendo sus mandamientos como dijo Salomón en Eclesiastés 12:13 El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.
Observemos que este entendimiento tiene el mismo orden que mostró Jesús en la enseñanza sobre la oración, primero nos enseñó a pedir “venga tu reino” y después a pedir “el pan nuestro de cada día dánoslo hoy” (Lc., 11:3-4), el reino de Dios no consiste en la búsqueda de cosas materiales como comida o bebida, sino en las cosas espirituales como dice Romanos 14:17 porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.
Y todas estas cosas os serán añadidas. La consecuencia de buscar primeramente el reino de Dios (Mt 6:33), es que Dios suplirá nuestras vidas con añadiduras de comida y ropa, además de la abundancia de bendiciones espirituales que vendrán como resultado de poner los principios de Dios en nuestras vidas.
No se trata de buscar las cosas, ni se trata de buscar el reino por esas cosas que serán añadidas, sino buscar al rey de ese reino, y las cosas vendrán como añadiduras.
32 No temáis, manada pequeña (rebaño pequeño), porque a vuestro Padre le ha placido daros (entregarles) el reino.
No temáis, manada pequeña. Ante las dificultades que pueden atemorizar a sus discípulos, Jesús, como el buen Pastor, les da palabras de ánimo de una forma muy amorosa a su rebaño, diciéndoles que no tengan temor bajo ninguna circunstancia, ya que su seguridad no está en la cantidad que son, no importa si son pocos e indefensos como ovejas, su seguridad está en saberse protegidos por el Gran Pastor de las ovejas (He. 13:20).
Porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino. No solamente estamos seguros en Dios, sino que además nos promete el don más grande que pudiéramos recibir, el reino de Dios. Primero observemos que el reino es una dádiva, algo que no se obtiene por el esfuerzo humano, sino viene como regalo de Dios; segundo, Dios lo da con beneplácito, no lo da de mala gana, sino con un intenso deleite.
Primero Jesús dijo que busquemos el reino, pero ahora dice que ese reino no lo podemos alcanzar si Dios no nos lo da, ¿cómo se reconcilian esas dos verdades? Pues nosotros buscamos el reino de Dios, y es Dios quien se acerca para que lo podamos encontrar como dice Isaías 55:6 Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano.
33 Vended lo que poseéis, y dad limosna (a los necesitados); haceos bolsas que no se envejezcan (desgasten), tesoro en los cielos que no se agote (no se acabe), donde ladrón no llega, ni polilla destruye.
Vended lo que poseéis, y dad limosna. De la misma manera que Dios da generosamente, el reino, la protección, la comida, la bebida, el vestido, etc, sus discípulos deberían hacer lo mismo. No parece que Jesús está diciendo que todos vendamos lo que poseemos para dárselo a los pobres, no reconcilia eso con el resto de la Biblia, mas bien debemos entender en el contexto en que Jesús se los dijo, cuando recién les contó la parábola del agricultor rico y necio (Lc. 11:16-21), que con un espíritu egoísta ligado a las riquezas, quiso quedarse con todo lo que Dios le había dado sin pensar el que bien que podía hacer a los necesitados, primeramente a los de la familia de la fe como dice Gálatas 6:10 Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe. La motivación para hacer esto es por lo que dijo Jesús en Lucas 12:15 Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.
Haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote. Se refiere a las bolsas donde se ponían los bienes personales, pero la invitación es a hacer bolsas que no se vean afectadas por el paso del tiempo, ya que, si se ponía en sacos viejos, se romperían y su contenido se perdería. Todos los lugares en la tierra donde se guarde las riquezas, será como esas bolas que envejecen, pero si se hacen en el cielo, serán bolsas que no envejecen, y además se convertirá en tesoros inagotables; es decir, no se agotarán o se perderán con la muerte, le seguirán en los cielos.
Donde ladrón no llega, ni polilla destruye. El tesoro almacenado en el cielo estará seguro, ya que allí los ladrones no puedes apoderarse de él, ni la polilla puede dañarlo, mientras que las posesiones terrenales tienen ese riesgo.
34 Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón (voluntad, conducta).
Y esta es la razón, que el corazón sigue al tesoro. Si el tesoro de una persona se encuentra en esta tierra, su corazón (su voluntad) perseguirá el dinero, la fama, la popularidad, el poder, etc, y nunca pondrá de prioridad las cosas de Dios, pero si por el contrario, si el tesoro de una persona es Dios mismo, de quien ha recibido el reino, la seguridad y la provisión continua, entonces su corazón (voluntad), que es el que orienta todas sus decisiones, buscara el reino de Dios en su vida y el dinero será un instrumento para usarlo en el reino y no un impedimento que le evite entrar en él.
Aplicación Práctica: Acrecentar nuestra fe considerando los fundamentos de nuestra relación con Dios.
No comments:
Post a Comment