Levantando los ojos
Lucas 21:1-6
Objetivo: Aprender a poner los ojos en Aquel que ha puesto sus ojos en nosotros (Heb. 12:2).
Introducción: Después de todas las preguntas que le hicieron a Jesús, Él les hizo una pregunta muy importante para que pudieran identificar su identidad, de no solo descendiente de David, sino Su identidad de Dios, de Señor de David, por lo que citó el Salmo 110:1 donde el rey David, insertado por el Espíritu Santo, escribe una conversación entre Dios Padre y Dios Hijo y lo pone como “Jehová dijo a mi Señor (Adonai)”, ese título de “Adonai”, solo se aplica a Dios en el antiguo Testamento, mostrándoles que el Mesías que esperaban, era Dios en la carne, como lo relatan muchos otros pasajes de la Escritura.
Esa enseñanza la dio en el Templo, y antes de terminar, les advirtió a sus discípulos que se cuidaran de los escribas, que eran los intérpretes de la ley y los que enseñaban en las sinagogas y en el templo, porque aparentaban ser piadosos, pero en realidad eran hipócritas además de codiciosos de bienes materiales.
Desarrollo:
1 Levantando los ojos, vio a los ricos que echaban sus ofrendas en el arca (cofre) de las
ofrendas (del Templo).
Jesús se encontraba sentado delante del arca de la ofrenda (Mr. 12:41), lo que lo ubicaría en el
atrio (patio) y de frente a la “sala del tesoro” llamada “gazofilacio”, donde según los historiadores,
había 13 (trece) recipientes en forma de trompeta, y cada uno de los cofres tenía un rótulo o
leyenda que identificaba el destino que se la daría a esa ofrenda como “para aves para el
holocausto”, “madera”, “incienso”, “oro para la placa del altar” y varias eran para ofrendas
generales que por rótulo decían simplemente “ofrendas voluntarias”
Jesús observó primordialmente a los ricos que ponían cantidades considerables en cada uno de esos recipientes, al caer las monedas producían un sonido que quizá ocupaban los ricos para buscar ser alabados por su generosidad.
2 Vio también a una viuda muy pobre, que echaba allí dos blancas (“leptas”, monedas de
mas bajo valor) .
De la misma manera, Jesús observó también a una mujer, que además de ser viuda, lo que ya
la colocaba en una situación vulnerable ante la sociedad, también era pobre, la palabra que
Lucas uso para pobre no es la de una persona que no tiene recursos y que trabaja muy fuerte
para poder conseguirse un sustento, sino que usa la palabra griega Strong 3998 <penijrós> que
habla de alguien pordiosero, que se está muriendo de hambre, lo que da a entender la pobreza
extrema de esta mujer, de a que no sabemos si era anciana o no, ni como obtenía los pocos
recursos con los que se sustentaba cada día.
Aquella mujer echo a las “trompetas” dos monedas de cobre que eran las de menor valor del sistema monetario de ese momento, entre as 2 monedas sumaban un “cuadrante” (Mr. 12:42), 64 (sesenta y cuatro) de esos cuadrantes formaban un denario, que era el equivalente a 1 día de trabajo, por lo que podemos deducir que aquella viuda, monetariamente había dado muy poco, sus 2 moneditas pasarían desapercibidas comparada con las muchas monedas de los ricos.
3 Y dijo: En verdad os digo (les aseguro), que esta viuda pobre echó (dio) más que todos.
4 Porque todos aquellos echaron para las ofrendas de Dios de lo que les sobra; mas esta,
de su pobreza echó todo el sustento que tenía (todo lo que tenía para vivir).
Jesús llamando a sus discípulos (Mr. 12:43), les dijo una verdad espiritual sobre este
acontecimiento, comenzando con mucha solemnidad, de mucha importancia, diciendo “en
verdad os digo”, como asegurándoles que lo que sigue es verdad, ya que los discípulos quizá
no sabrían nada de aquella mujer, pero Jesús con su omnisciencia, no solo sabía que la mujer
era viuda, sino que también era pobre y que había echado en las ofrendas más que todos.
Humanamente, la ofrenda de la vida había sido la más pequeña de ese o de muchos días, no se podía comparar con lo que dieron otros y mucho menos con lo que dieron los ricos, ya que “muchos ricos echaban mucho” (Mr. 12:42); sin embargo, espiritualmente no significaba mucho, ya que esos ricos echaban de lo que les sobraba, tenían mucha abundancia, y aun dando mucho, no representaba para ellos ningún sacrificio, a diferencia de la vida, cuya ofrenda no la había hecho desde su abundancia, sino desde su pobreza y necesidad, había entregado como ofrenda lo que tenía para vivir, todo lo que tenía para sustentarse. Pudiendo quedarse con una de las moneditas y ofrendar la otra, no lo hizo así, dio todo lo que tenía como un acto de verdadera adoración a Dios y mostrando que tenía fe en que su Dios le daría el sustento necesario y que Dios sería fiel a su promesa de sustentar al huérfano y a la viuda (Sal. 146:9) como también dice Proverbios 15:25 Jehová asolará la casa de los soberbios; pero afirmará la heredad de la viuda.
Siguiendo el corazón de Dios, la primera iglesia tuvo especial cuidado de las viudas (Hech. 6:1- 6), que es una evidencia de una relación con Dios como dice Santiago 1:27 La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo.
5 Y a unos que hablaban de que el templo estaba adornado de hermosas piedras y
ofrendas votivas (de votos, dedicadas), dijo:
Según en el relato paralelo de Mateo, esos “unos” que admiraban el lujo del templo, eras los
discípulos (Mt. 24:1), que se lo mencionaron a Jesús al salir todos ellos del Templo.
Les llamó la atención lo magnifico del Templo, específicamente las enormes piedras de caliza cortadas a la perfección con las Herodes había construido ese majestuoso Templo que había remplazado al sencillo templo que había reconstruido Zorobabel después de que pudieron regresar del cautiverio de Babilonia 500 años atrás, Herodes había reforzado los cimientos, construido un Templo muy vistoso y en una perímetro del doble de tamaño que el anterior, que incluida vistosos pórticos o entradas como el pórtico de Salomón que se menciona en la Escritura (Jn. 10:23, Hech. 3:11).
Las ofrendas votivas, habla de los adornos que se ponían por encima de las piedras, y parece referirse los adornos que se les colocaba que incluso podía ser de oro como estaba recubierta la puerta del principal del Templo.
6 En cuanto a estas cosas que veis, días vendrán (llegará el día) en que no quedará piedra
sobre piedra, que no sea destruida.
Jesús les enseña que no se deben dejar impresionar por las piedras y los adornos que formaban
aquellas majestuosas edificaciones que había visto, al adelantarles cuál sería su final cercano,
toda esa grandeza sería destruida, y no quedaría piedra sobre piedra, lo que terminó sucediendo 40 (cuarenta) años después, ya que en el año 70 (setenta) cuando las fuerzas del Imperio Romano, comandadas por Tito Vespasiano, quién después se convirtiera en Emperador, devastaría Jerusalén con todos sus majestuosos palacios, sus grandes construcciones y su Templo, no dejando piedra sobre piedra, y no solo la ciudad, sino también los habitantes fueron destruidos, ya que no pudieron escapar y fueron asesinados, así como sus registros genealógicos fueron desintegrados en su totalidad; según el historiador Josefo más de 1 millón de personas murieron en ese acontecimiento.
Esas palabras de Jesús impactaron e inquietaron a sus discípulos, ya que pare ese momento el Templo no había sido terminado todavía, según los historiadores, el proceso de construcción del Templo de Herodes se prolongó hasta el año 63 d.C, solo 7 (siete) años antes de su destrucción, muy probablemente fueron entre ellos comentando sobre esta declaración de Jesús mientras subían el monte de los olivos en camino a Betania donde pasarían la noche, por lo que en algún momento del camino, o al llegar al lugar de hospedaje le preguntaron “¿cuándo será esto? ¿y qué señal habrá cuando estas cosas estén para suceder?” (Lc 21:7)
Aplicación práctica:
Aprender a poner los ojos en Aquel que ha puesto sus ojos en nosotros
(Heb. 12:2). “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.”
Colosenses 3:1-2
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