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Versículo a memorizar: “¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?” Romanos 2:4
Introducción: Pablo menciona cómo la humanidad, al rechazar a Dios, cae en una espiral de pecado y condenación. La ira de Dios se manifiesta contra la impiedad e injusticia de los hombres que, a pesar de la revelación divina evidente en la creación, eligen ignorarlo y deshonrarlo, que contrasta con el evangelio que es poder de Dios y que revela la justicia de Dios, ofreciendo salvación a quienes creen en Cristo, ya que la fe es el único medio de alcanzar la justicia divina.
La humanidad, sin embargo, ha cambiado la verdad de Dios por la mentira, honrando a la creación en lugar del Creador, cayendo en idolatría y desviaciones morales que distorsionan el diseño divino. Dios, en respuesta a esta rebeldía, permite que las personas sufran las consecuencias de sus propias decisiones. Pablo menciona que esto incluye entregarlos a pasiones vergonzosas y a una mente reprobada, lo que lleva a una lista de conductas destructivas como la inmoralidad, la envidia, el engaño, entre otros.
El pecado va creciendo y conduce inevitablemente a más degradación moral y a una separación de Dios. A pesar de conocer el juicio divino, algunos no solo practican estos pecados, sino que además fomentan que otros los sigan. Pablo concluye que todos, sin importar su trasfondo, están incapacitados para alcanzar la justicia por sí mismos y necesitan la redención que sólo Cristo ofrece.
Desarrollo:
Vs. 1-11. El juicio de Dios sobre los moralistas
1 Por lo cual (por lo dicho antes) eres inexcusable (indefendible, sin disculpa), oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas (acusas) a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas (acusas) haces lo mismo.
Pablo, siendo de extracción judía, sabía bien como pensaban ellos, se sentían exculpados de toda responsabilidad del pecado porque tenían la Ley de Dios, sentían que la cumplían y se consideraban libres del juicio de Dios, además se creían superiores a los gentiles que venían de la idolatría, y que no eran parte de los pactos que Dios había hecho con Israel.
Debido a eso, Pablo, asumiendo que no se sentirán inculpados en lo que describió anteriormente, ahora les dirige estas palabras para mostrarles que también ellos son culpables delante de Dios, ya que el Juez Supremo, no juzga según las apariencias, sino por lo que realmente hay en su corazón; y que la responsabilidad delante de Dios aumenta en proporción al conocimiento y la revelación que Dios da, lo que los hará igual de culpables delante de Dios. No hay excusa, pues, ni para quienes desconocen voluntariamente a Dios, ni para quienes conociéndolo, no le obedecen.
Por lo cual eres inexcusable, Oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas. Esta frase enfatiza que nadie tiene excusa para juzgar a otros cuando toda la raza humana son igualmente pecadores. Pablo, guiado por el Espíritu Santo, se dirige, ya fueran los judíos o cualquier persona que por practicar alguna religión o simplemente por creerse moralista, se siente en una posición superior a los demás, y cree que eso les daba el derecho de juzgar a otros, lo que muestra soberbia y arrogancia, pecados tan perversos como los descritos por Pablo anteriormente de los cuales ellos no se sentían aludidos.
Pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo. Al juzgar a otros, la persona exhibe una hipocresía que eventualmente la condena, ya que las personas que juzgan, se encuentran realizando actos similares a los que condenan, revelando una doble moral, o por lo menos una falta de autoconciencia.
Aplicación Práctica: Antes de juzgar y señalar los pecados de otros, es mejor examinar nuestro propio comportamiento y arrepentirnos de los nuestros, mejor es reemplazar el juicio hacia los demás por misericordia y compasión, sabiendo que todos necesitamos la gracia de Dios.
2 Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican (hacen) tales cosas es según verdad (un juicio correcto).
Mas sabemos que el juicio de Dios … es según verdad. El juicio de Dios es justo, es imparcial, ya se basa en la verdad (Jn. 17:17); a diferencia del juicio humano que se deja influenciar por la apariencia externa, por alguna posición social, o por creer que tener una práctica religiosa es suficiente, por lo que ningún hombre podrá resistir ese juicio, ya que es medido por la verdad de Dios.
Contra los que practican tales cosas. Dios no juzga conforme a las apariencias, sino por la realidad íntima del hombre (1 Co. 4:5), por lo que puede juzgar su hechos, probablemente refiriéndose a la lista de Romanos 1:29-31, tales como la maldad, la avaricia, la envidia y la arrogancia, etc. Aunque una persona puede parecer piadosa externamente, Dios conoce el corazón y las intenciones de ella, por lo que puede hacer un juicio con precisión.
3 ¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas (acusas) a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio (condenación) de Dios?
Si no es por medio de Cristo, nadie puede escapar del juicio de Dios. Pablo les hace una pregunta de “¿piensas esto?, ¿supones esto?, y se las hace a aquellos que se sentían seguros por el hecho de creerse justos y aptos para juzgar a otros; y que pensaban que juzgar a los demás, era una forma de demostrar rectitud, pero en realidad, estaban criticando los pecados de otros mientras cometen los mismos errores, quedando inculpados bajo el juicio divino, ya que Dios conoce el corazón de cada persona y olvidando que para todos está establecido que, junto con la muerte, está también establecido el juicio como dice Hebreos 9:27 Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio.
Aplicación Práctica: Debemos evitar, por un lado, el juicio superficial de otros; y por otro lado, no debemos de confiar en nuestro propio nivel de justicia, ya que sería una falsa justicia, y nos encontremos como los que Pablo describe en este versículo. En cambio, debemos buscar una vida de integridad y dependencia de la gracia de Dios.
4 ¿O menosprecias (desprecias) las riquezas de su benignidad (lo inagotable de su bondad), paciencia y longanimidad (tolerancia), ignorando que su benignidad (bondad) te guía al arrepentimiento?
Pablo, mediante una pregunta retórica, hace una advertencia solemne, destacando atributos de Dios que no deben interpretarse como aprobación o indiferencia hacia el pecado; al contrario, estas virtudes son una invitación a reflexionar sobre nuestra conducta y a tomar el camino del arrepentimiento:
Benignidad. Se refiere a la bondad, afabilidad, la generosidad de Dios en hacer el bien y llenarnos de favores. Paciencia. Implica que Dios, conociendo nuestras fallas, espera sin reaccionar de inmediato con ira, en el sentido de aplazar el castigo. Longanimidad. La palabra literalmente significa “animo largo”, es la disposición de Dios de esperar ante el pecado, como expresión de amor, es la disposición divina que espera el arrepentimiento del pecador para perdonarlo y olvidar su pecado.
La benignidad de Dios es la que nos guía al arrepentimiento y nos da la oportunidad de cambiar nuestro camino y buscar Su perdón, ya que el verdadero arrepentimiento no se trata solo de sentir remordimiento, sino de un cambio de mente y de corazón hacia Dios.
5 Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido (que no abandona su pecado), atesoras (acumulas) para ti mismo ira (castigo) para el día de la ira y de la revelación (manifestación) del justo juicio de Dios,
Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido. La dureza del corazón humano es un obstáculo para el arrepentimiento y la reconciliación con Dios. Esto implica que la persona se ha vuelto insensible a reconocer el pecado y buscar el perdón de Dios, lo que lo mantiene en una actitud de autosuficiencia y orgullo.
Atesoras para ti mismo ira. Al vivir sin arrepentimiento, en lugar de acumular recompensas o bendiciones, se están "atesorando" consecuencias negativas o, en este caso, la "ira" de Dios. Dios no es el que lo acumula, es la misma persona quien lo hace.
Para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios. Este atesoramiento de ira no es algo inmediato, sino que se refiere a un proceso de acumulación de juicio en el futuro, “el dia de la ira” cuando Dios juzgará a cada persona de acuerdo con sus actos. Este juicio es llamado "justo" porque Dios, siendo santo, es imparcial y completamente justo al juzgar las acciones humanas, como se relata en Hechos 17:31 por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos, conocido también como el juicio del gran trono blanco en Apocalipsis 20:11-15 11Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. 12Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. 13Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. 14Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. 15Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.
6 el cual pagará (juzgará) a cada uno conforme a sus obras (a lo que haya hecho):
Dios es quien tiene la autoridad final sobre la justicia, y recompensará o castigará según corresponda. Dios no juzgará a las personas en conjunto sino individualmente, lo que nos muestra que cada persona es responsable de sus propias acciones y decisiones, de la misma manera que la salvación es personal, también lo es el juicio.
Pablo no está diciendo que la salvación se gane a través de obras, ya que es claro que la salvación es por gracia (Ef. 2:8-9), sino que las obras son una evidencia la fe y el carácter de una persona. Las obras, simplemente, son el fruto de la fe verdadera que revelan si una persona ha tenido un verdadero encuentro con Dios y vive de acuerdo con Su voluntad.
Teología Básica: El resultado del juicio será condenatorio para quienes no hayan recibido la salvación por gracia mediante la fe (Ap. 20:11-15). En el sentido de un juicio para condenación, que se producirá al final de los tiempos para todos los incrédulos, el creyente está exento, puesto que todo su pecado fue juzgado ya en Cristo, llevándolo sobre Él a la Cruz (1 Pe. 2:24). Por la muerte de Jesús, nosotros tenemos vida y vida eterna. Sin embargo, también habrá un pago o retribución para los creyentes, no en sentido condenatorio, pero sí en el de rendición de cuentas. Esto se conoce como el tribunal de Cristo (2 Co. 5:10).
7 (dará) vida eterna a los que, perseverando (manteniéndose) en bien hacer, buscan gloria (reconocimiento) y honra e inmortalidad (vida eterna),
Vida eterna. La vida eterna es la recompensa prometida a aquellos que creen en Cristo (Jn. 3:16), ya que la vida eterna está en el Hijo (Jn. 1:4), y a Él le ha dado el Padre tener vida en Sí mismo (Jn. 5:26).
A los que, perseverando en bien hacer. Esta perseverancia, viene como resultado de haber creído en Jesús como dice Efesios 2:10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas, es la manifestación de una vida regenerada por Espíritu de Dios que está enfocada en agradar a Dios y en obedecer Su Palabra, o como diría Pedro, a seguir las pisadas de Jesús en 1 Pedro 2:21 Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas.
Buscan gloria y honra e inmortalidad. Pablo describe tres cualidades que los creyentes buscan a través de sus acciones: Gloria. No se refiere a la gloria personal, sino a una vida que refleje la gloria de Dios, honrándolo con sus actos. Honra. La honra aquí puede entenderse como la recompensa y el reconocimiento que Dios da a aquellos que le son fieles. Inmortalidad. En este contexto, la inmortalidad no es sólo vivir eternamente, sino vivir en la presencia de Dios para siempre.
8 pero (dará) ira y enojo a los que son contenciosos (rebeldes) y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia (maldad);
Pero ira y enojo. La ira y el enojo, son una expresión de la justicia de Dios en respuesta al pecado y la desobediencia. La ira de Dios no es una emoción descontrolada, sino una respuesta justa ante la maldad.
A los que son contenciosos. Se refiere a aquellos que son rebeldes y tercos, que no solo se niegan a reconocer a Dios en su vida, sino que actúan en oposición a la verdad de Dios.
Y no obedecen a la verdad. Esto implica que el pecado no es solo una acción, sino también una actitud del corazón. La "verdad" en este contexto es el evangelio de Cristo.
Sino que obedecen a la injusticia. Describe a los que conscientemente eligen el mal y se someten a los deseos de su naturaleza pecaminosa en lugar de seguir el camino de la justicia.
9 tribulación (aflicción) y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego (gentiles, no judíos),
Tribulación y angustia. Pablo usa estos términos para describir las consecuencias del pecado. La "tribulación" se refiere a sufrimiento o adversidad extrema, y "angustia" se refiere al estado de dolor emocional o espiritual. Estas palabras indican el estado presente, pero sobre todo el estado futuro (al final de os tiempos), de quienes están separados de Dios a causa del pecado y la desobediencia.
Sobre todo ser humano que hace lo malo. Esta frase establece que el juicio de Dios es universal y se aplica a "todo ser humano", sin excepciones, y el juicio se basa a rechazar el evangelio y a la conducta moral de la persona. Aquellos que "hacen lo malo" experimentarán consecuencias debido a sus acciones.
El judío primeramente y también el griego. Esta frase subraya que los judíos, que recibieron primero la ley de Dios y tienen una mayor revelación, también tienen una mayor responsabilidad ante Él. Sin embargo, también abarca a los "griegos" (término general para referirse a los gentiles en la época), destacando que el juicio es para todos. Esto refleja la imparcialidad de Dios: todos, sin importar su origen, serán juzgados por sus obras.
10 pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego (gentiles, no judíos);
Pero gloria y honra y paz. Estas palabras describen la recompensa que Dios otorga: Gloria. Representa la exaltación que viene de Dios. Honra. Es el reconocimiento y respeto que proviene de hacer el bien. Paz. Es tanto una paz interior como una paz con Dios. Estas bendiciones no son simplemente cosas terrenales, sino beneficios espirituales que muestran una relación con Dios.
A todo el que hace lo bueno. Pablo enfatiza que el estándar de Dios para recompensar a las personas no se basa en su identidad étnica, sino en sus acciones. Hacer "lo bueno" no es solo una conducta moral, hacer lo bueno implica, reconocer a Jesús como Salvador y por consecuencia, vivir de acuerdo con la voluntad de Dios y sus mandamientos.
Pablo ya dejó claro de la justificación es por la fe (Rom 1:17), por lo que, “hacer el bien” es solo el resultado natural de una fe genuina. Una persona que ha sido justificada por Dios, no ignora que debe comenzar a vivir de acuerdo a la moralidad de Dios mostrada en la Escritura, y ser santo como Dios es Santo como dice 1 Pedro 1:15 sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir.
Al judío primeramente y también al griego. Esta frase muestra la prioridad de los judíos en el plan de salvación, debido a que fueron los primeros en recibir las promesas y enseñanzas de Dios. Sin embargo, los gentiles (los "griegos" como representación de ellos) también son destinatarios de la misma gracia y oportunidad de salvación. Pablo refuerza así la idea de que, en Cristo, no hay favoritismos, sino igualdad en cuanto al juicio y las promesas divinas.
Vs. 11-16. El juicio de Dios es imparcial
11 porque no hay acepción de personas (favoritismos) para con Dios.
Dios no hacer acepción de personas (Dt. 10:17). Acepción es una Palabra en hebreo que significa literalmente juzgar por el rostro; es decir, juzgar por apariencia,, mientras que en griego significa ser partidista o tener favoritos, lo que Dios por su equidad, no hace, sino que juzga conforme a las intenciones del corazón de los hombres como dice 1 Corintios 4:5 Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios.
La frase implica que Dios es imparcial y no discrimina a nadie por su nacionalidad, posición social, ni por su “religión”. Todos son juzgados de acuerdo con sus obras.
La iglesia de Roma estaba compuesta de creyentes judíos y gentiles, y en ella existían tensiones entre estos dos grupos, Pablo con esta frase de que Dios no hace "acepción de personas," afirma que ambos grupos, sin importar su origen, deben rendir cuentas igualmente delante de Dios.
Aplicación práctica: Si Dios no hace acepción de personas, nosotros deberíamos hacer lo mismo y tratar a los demás sin favoritismos y a valorar a cada persona como iguales ante Dios.
12 Porque todos los que sin ley han pecado (gentiles), sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado (judíos), por la ley serán juzgados;
Esto es la “Responsabilidad universal”; es decir, que todos, sin excepción, han pecado, ya sea bajo la ley (judíos) o sin ella (gentiles). Esto significa que todos son responsables ante Dios, independientemente de su conocimiento o acceso a la ley de Moisés. no está el apóstol enseñando la justificación por las obras de la ley, sino todo lo contrario, está poniendo de manifiesto la incapacidad de alcanzar la justificación a causa del pecado que la ley denuncia.
Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán. Los gentiles no pueden excusarse debido a su ignorancia de la ley de Moisés, ya que Dios les dejo Su ley moral en sus corazones como testimonio (Rom. 2:14-15).
Y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados. Los judíos, como conocedores de la ley, serán juzgados conforme a la ley, que es donde Dios dejó Su estándar de moralidad.
Dios juzgará a cada uno según su propio conocimiento y contexto. El pecado es inexcusable, tanto para el que tiene la ley escrita, como para el que tiene la ley en su conciencia. Una vez más, vuelve a resaltar la necesidad de la redención a través de Cristo, ya que tanto judíos como gentiles están en la misma condición de pecado, todos por igual, necesitan la justicia que viene por medio de la fe en Jesucristo.
13 porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de (que obedecen) la ley serán justificados.
Escuchar la ley, entenderla o incluso saberla de memoria no es lo que define la justicia ante Dios, sino el ponerla en práctica. La palabra "hacedores" indica acción, e implica vivir de acuerdo con los principios de esa ley, en lugar de solo conocerlos; y se llevan a cabo no como actos de simplemente seguir reglas; sino que provienen como resultado de una fe activa, de corazón que fue transformado por Cristo y que está siendo impactado por la Palabra de Dios, estos son los que "Serán justificados". Pablo no está enseñando aquí la posibilidad de una justificación por obras, sino contrastando dos posiciones, una de obediencia y otra de desobediencia. Una fe que no produce obras conforme a ella, es muerta en sí misma (Stg. 2:20-24), aquí y en Santiago, las obras son solo una evidencia de una fe genuina.
14 Porque cuando los gentiles (no judíos) que no tienen ley, hacen por naturaleza (es su estado natural, por instinto) lo que es de la ley, estos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos (son su propia ley),
Pablo indica que los gentiles, que no tienen la ley de Moisés, ni los mandamientos revelados en las Escrituras, no están excluidos de la responsabilidad de hacer el bien, ya que pueden cumplir con ciertos principios morales, debido a que Dios ha implantado en el todo ser humano como una “ley natural interna” que le permite tener sentido del bien y el mal. Así, ellos “son ley para sí mismos”; es decir, aunque no tengan la Ley de Moisés, ellos mismos actúan conforme a ciertos principios de justicia y rectitud por la consciencia moral que Dios puso en cada individuo.
15 mostrando la obra de (demostrando en su conducta) la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles (sabiendo si están bien o mal en) sus razonamientos (pensamientos),
Esas “Las obras de la ley” escrita en sus corazones, da testimonio a la conciencia que Dios le ha dado a cada ser humano para que tenga una comprensión básica del bien y el mal, y esa conciencia genera los pensamientos que en ocasiones les acusa cuando hacen algo incorrecto, y en otras les defiende, cuando se actúa de acuerdo con el bien.
Teología Básica: Todos los hombres son responsables de su moral delante de Dios, independientemente de si tienen acceso a la ley revelada o no, ya que todos tienen un testimonio interno, llamado “conciencia” que les ayuda a distinguir el bien del mal.
16 en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio (la buena noticia de Cristo).
Hay un día específico para "día del juicio", que es el momento en que Dios examinará no solo las obras, sino “los secretos de los hombres”; es decir, sus pensamientos, intenciones y actitudes de cada persona, tanto judíos como gentiles.
Ese juicio será a través de Jesucristo, quien fungirá como el juez del juicio divino, y se llevará acabo con forme al “evangelio", lo que significa que la buena noticia de Jesucristo incluye la oferta de salvación para unos, para los que será Su Salvador, el juicio final para otros, para los que será Su divino Juez (Hech. 17:31).
Conclusión:
No
menospreciar las riquezas de SU BENIGNIDAD, paciencia y longanimidad, ignorando
que SU BENIGNIDAD nos guía al ARREPENTIMIENTO.
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