Wednesday, November 20, 2024

Romanos 2:17-29 El judío y la ley

 

El judío y la ley

Romanos 2:17-29

 
Objetivo: Ceñirnos a la verdadera alabanza conforme a la ley.

 

Versículos a memorizar: Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios.” Romanos 2:28-29

 

Introducción: Pablo viene de destacar la imparcialidad divina y la necesidad de arrepentimiento al no menospreciar la bondad, paciencia y longanimidad de Dios, ya que su benignidad nos guía al arrepentimiento.

 

Pablo enfatizó que nadie es excusable delante de Dios, ya que el juicio divino es justo e imparcial. Señaló que tanto judíos como gentiles son culpables, sin importar su trasfondo religioso o moral, porque todos han pecado. Mostró cómo el juicio humano tiende a ser hipócrita y superficial, mientras que el juicio de Dios es conforme a la verdad y se basa en lo que hay en el corazón de cada persona.

 

Pablo resaltó que la justicia de Dios no muestra favoritismo y que tanto judíos como gentiles serán juzgados por sus acciones, según su conocimiento de la ley y recordamos que la salvación es por gracia mediante la fe en Cristo, pero que Dios recompensará con vida eterna a los Suyos, mientras que aquellos que viven en desobediencia enfrentarán la ira y el juicio de Dios.

 

Desarrollo:

Vs. 17-24. El judío carnal

17 He aquí, tú tienes el sobrenombre de (que te llamas) judío, y te apoyas (confías, estás muy seguro) en la ley, y te glorías (estás orgulloso) en Dios.

He aquí, tú tienes el sobrenombre de judío. El término "judío" viene de "Judá," que significa "alabanza", ya que cuando Lea concibió su cuarto y último hijo con Jacob dijo “esta vez alabaré a Jehová; por esto llamó su nombre Judá” (Gn. 29:35), quien fue uno de los 12 hijos de Jacob y por consiguiente una de las 12 tribus de Israel, el nombre de esta tribu fue expandiéndose hasta referirse a los israelitas, especialmente después del exilio de Babilonia.

 

El contexto histórico es que, tras la muerte del Rey Salomón, el reino se dividió en; el reino del norte, con 10 tribus, a los que se les denomino la casa de Israel (por tener la mayoría de las tribus) y el reino del sur compuesto por las tribus de Judá, Benjamín y una parte de los Levítas, a la que se le denominó la casa de Juda (por ser la tribu más dominante y tener el territorio mas grande). El reino del norte fue conquistado por el imperio Asirio en el año 722 a.C y las tribus fueron dispersadas; 135 años después el imperio Babilónico conquistó al reino del sur y a las dos tribus se las llevo cautivas a Babilonia por un periodo de 70 años, a todos los que regresaron a Jerusalén, se les comenzó de denominar como “judíos” y ya no solo a los descendientes de la tribu de Judá.

 

En el Nuevo Testamento y en la cultura del Imperio Romano, el término "judío" se usaba para describir al pueblo israelita en su conjunto, distinguiéndolo de los gentiles.

 

Y te apoyas en la ley, y te glorías en Dios. Los judíos confiaban en la posesión de la Ley como símbolo de su relación privilegiada con Dios. Creían que simplemente por tener la Ley los hacía justos, aunque no la obedecieran, en lo cual estaban equivocados, por eso Pablo les dijo en Romanos 2:13 Porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados, ellos se enorgullecían de ser el pueblo escogido de Dios, pero su orgullo no estaba acompañado de obediencia, lo que los convertía en hipócritas. Jesús ya les había dicho algo parecido en Mateo 15:8 Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí.

 

Aplicación Práctica. Recordar que Dios busca un corazón obediente, no solo conocimiento intelectual, debemos examinar si hay áreas en nuestra vida donde proclamamos a Dios con palabras, pero no lo honramos con nuestras acciones.

 

18 y conoces su voluntad (crees saber lo que Dios quiere), e instruido (enseñado) por la ley apruebas (escoges) lo mejor,

Los judíos tenían acceso directo a la Ley de Dios desde su infancia, habían sido educados en la Ley de Moisés, que revela la voluntad moral y espiritual de Dios para la humanidad, lo que les permitía discernir entre lo bueno y lo malo. Ellos eran capaces de aprobar lo correcto en teoría, pero Pablo les hará ver que en la práctica no lo hacían y eso lo hacía más culpables como dice Santiago 4:17 Al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.

 

19 y confías (estás convencido) en que eres guía de los ciegos, luz de los que están en tinieblas (oscuridad),

Los judíos creían que, por el hecho de que se les dio la Ley, tenían la responsabilidad de guiar espiritualmente a los gentiles, considerados "ciegos" porque no tenían la revelación de Dios, pero habían dejado de considerar que, para ser guías, no basta con conocer la verdad; se debe vivirla también para ser ejemplo de ella.

 

Ellos mismos se consideraban "luz" porque poseían la Ley, mientras que las tinieblas representaban la ignorancia espiritual de los gentiles. Y si bien es cierto que la Palabra de Dios es luz (Sal. 119:105), Pablo les va a mostrar en los siguientes versículos que ellos se atribuían el “ser luz”, como si fuera un título, pero no reflejaban esa luz con sus acciones.

 

20 instructor de los indoctos (ignorantes), maestro de niños (inexpertos), que tienes en la ley la forma (certeza) de la ciencia (del conocimiento) y de la verdad.

Instructor de los indoctos. Los judíos religiosos se consideraban capacitados para instruir a quienes no tenían acceso a la Ley; es decir, a los gentiles, quienes no estaban educados en cuestiones espirituales.

 

Maestro de niños. Se refiere a los inexpertos, por lo que tiene la idea de enseñar a los recién convertidos o a los espiritualmente inmaduros, a quienes se veía como "niños" en la fe.

 

Que tienes en la ley la forma de la ciencia y de la verdad. Ciertamente poseían la revelación de la verdad divina y los principios morales de Dios, lo que les daba una base sólida de conocimiento espiritual, sin embargo, no la acompañaban de una obediencia genuina.

 

Aplicación Práctica. Saber y enseñar la Palabra de Dios es un privilegio, pero también una gran responsabilidad, el conocimiento sin obediencia o sin humildad puede convertirse en orgullo espiritual, por eso debemos seguir el consejo de Santiago 3:1 Hermanos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación; es decir, que nunca tengamos una actitud de maestro que ya lo sabe todo, siempre debemos venir a la Escritura con actitud de alumno, para aprender y aplicar.

 

21 Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú que predicas que no se ha de hurtar (robar), ¿hurtas (robas)?

Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Pablo plantea una pregunta retórica para exponer la incongruencia de los líderes religiosos. Ellos enseñaban a otros a seguir la Ley, pero no aplicaban esas mismas enseñanzas a su propia vida. Un verdadero maestro debe ser el primero en aprender y aplicar las verdades que predica, como le escribió Pablo a la Iglesia de Corinto en 1 Corintios 11:1 Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.

 

Tú que predicas que no se ha de hurtar, ¿hurtas? Pablo usa un ejemplo específico de la Ley moral de Dios, conocida como los diez mandamientos, el de "No hurtarás"  (Éx. 20:15) para señalar que algunos predicaban contra el robo, mientras ellos mismos cometían actos de deshonestidad, ya fuera literal o en sentido moral, mostrando que el conocimiento de la Ley no exenta a nadie de obedecerla; de hecho, aumenta la responsabilidad de vivir conforme a ella.

 

Aplicación Práctica. Una forma de robar es no entregando a Dios las ofendas que le corresponden de acuerdo a lo que nos ha dado, como se lo hizo saber a su pueblo en Malaquías 3:8 ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado

 

22 Tú que dices que no se ha de adulterar, ¿adulteras? Tú que abominas (odias) de los ídolos, ¿cometes sacrilegio (por qué usas objetos robados de los templos paganos)?

Tú que dices que no se ha de adulterar, ¿adulteras? Pablo usa otro mandamiento específico de la Ley, el de no cometer adulterio (Éx. 20:14); aunque los líderes religiosos prohibían este pecado y lo condenaban severamente, muchos lo practicaban en secreto, ya fuera físicamente o en el corazón como lo explicó el Señor Jesús en Mateo 5:28 Cualquiera que mira a una mujer para codiciarla ya adulteró con ella en su corazón.

 

Tú que abominas de los ídolos, ¿cometes sacrilegio? Los judíos condenaban la idolatría y se consideraban superiores a los gentiles porque no adoraban imágenes. Sin embargo, parece ser que Pablo se refiere al sacrilegio que cometían, al hecho de que saqueaban templos paganos, y se quedaban y/o vendían las imágenes el oro y plata de lo que obtenían de esos saqueos, desobedeciendo así el primer mandamiento: "No tendrás dioses ajenos delante de mí" (Éx. 20:3).

 

23 Tú que te jactas (que te sientes orgulloso) de la ley, ¿con infracción de (quebrantando, desobedeciendo) la ley deshonras (avergüenzas) a Dios?

Los judíos se enorgullecían de tener la Ley de Moisés, que representaba la revelación divina de la voluntad de Dios, eso les daba un sentido de identidad y privilegio, pero al no obedecerla, estaban deshonrando a Dios, contradiciendo la finalidad de la Ley, que es glorificar a Dios mediante la obediencia.

 

Aplicación Práctica. Tener acceso a la Palabra de Dios nos hace responsables de obedecerla y aplicarla en nuestras vidas. El conocimiento sin acción se convierte en juicio para nosotros, por eso nos exhorta la palabra a no ser solo oidores como dice Santiago 1:22 Sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.

 

24 Porque como está escrito, el nombre de Dios es blasfemado (ofendido) entre los gentiles por causa de vosotros.

Porque como está escrito. Pablo hace referencia a un pasaje del Antiguo Testamento que se encuentra en Ezequiel 36:22 No lo hago por vosotros, oh casa de Israel, sino por causa de mi santo nombre, el cual profanasteis vosotros entre las naciones adonde habéis llegado.

 

El nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros. Las acciones de los judíos, como la desobediencia a la Ley o su hipocresía, causaban que los gentiles hablaran mal de Dios, ya que asociaban a Dios con el comportamiento de Su pueblo, ya que es la forma en la que el mundo percibe Su carácter.

 

Aplicación Práctica. Nuestra conducta como creyentes tiene un impacto directo en cómo las personas perciben a Dios, por eso mismo Jesús dijo en Mateo 5:16 Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.

 

Vs. 25-29. El judío espiritual

25 Pues en verdad la circuncisión aprovecha (tiene valor), si guardas (obedeces) la ley; pero si eres transgresor (desobediente) de la ley, tu circuncisión viene a ser incircuncisión (como si no te hubieras circuncidado).

Pues en verdad la circuncisión aprovecha, si guardas la ley. La circuncisión era una señal externa del pacto entre Dios y Su pueblo (Gn. 17:10-14); sin embargo, su valor estaba condicionado a la obediencia a la Ley, si los judíos no obedecían la Ley, esa marca o señal física perdía su propósito.

 

Desde el Antiguo Testamento Dios mostró que lo que era necesario era la circuncisión del corazón como se lo dijo a Israel en Jeremías 4:4b Circuncidaos a Jehová, y quitad el prepucio de vuestro corazón.

 

Pero si eres transgresor de la ley, tu circuncisión viene a ser incircuncisión. La desobediencia a la Ley anulaba el significado espiritual de la circuncisión. Pablo destaca que lo externo no puede reemplazar una relación interna y genuina con Dios basada en la fe y la obediencia.

 

26 Si, pues, el incircunciso (gentil) guardare las ordenanzas de la ley, ¿no será tenida su incircuncisión como circuncisión?

Aunque los gentiles no tenían la señal externa de la circuncisión, si vivían de acuerdo con la voluntad de Dios revelada en la Ley, demostraban su verdadera justicia. Pablo argumenta que Dios reconoce como justo a aquel que vive en obediencia a Su Ley, incluso si no tiene el rito externo de la circuncisión, lo que deja ver el verdadero pueblo de Dios es definido por su relación y obediencia a Él, no por tradiciones externas como dice Gálatas 5:6 Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor.

 

27 Y el que físicamente es incircunciso (gentiles), pero guarda (obedece) perfectamente la ley, te condenará (juzgará) a ti, que con la letra de (a pesar de tener) la ley y con la circuncisión eres transgresor (desobediente) de la ley.

Pablo señala que si hubiera gentiles, que no tenían la señal externa de la circuncisión, pero viven de acuerdo con los principios de la Ley, con ello demuestran su justicia delante de Dios y con esa conducta, estarían juzgando (condenando) por su hipocresía, a aquellos judíos que dependían de la circuncisión externa y de la letra de la Ley (sin vivirla).

 

Pablo no está diciendo que se puede ser justificado por el cumplimiento de la ley, la cual, en todo caso, debería de cumplirse “perfectamente”, lo cual es imposible para cualquier ser humano, solo está poniendo en contraste la hipocresía de tener la Ley o incluso de enseñarla a otros, pero no obedecerla. Más adelante clarificará que la Ley no justifica, solo nos muestra cuan pecadores somos en Romanos 3:20 Porque por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; ya que por medio de la ley es el conocimiento del pecado.

 

28 Pues no es judío el que lo es exteriormente (por fuera), ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne (en el cuerpo);

29 sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra (reglas escritas); la alabanza (aprobación) del cual no viene de los hombres, sino de Dios.

Pablo declara que la verdadera identidad espiritual no está definida por la apariencia, o por ritos externos como la circuncisión, el verdadero judío, es el que tiene una la verdadera relación con Dios que se comienza en una transformación interna, con la circuncisión del corazón como dice Colosenses 2:11-15 11En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo; 12sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos. 13Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, 14anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, 15y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz, esa transformación interna que hace el Espíritu Santo, se refleja en una vida de fe y obediencia genuina.

 

Esa circuncisión del corazón es algo que Dios había prometido a Su pueblo en Deuteronomio 30:6 Y circuncidará Jehová tu Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma , a fin de que vivas, y un corazón transformado por el Espíritu busca agradar a Dios, no está buscando la aprobación de los hombres, sino en vivir de una manera que glorifique a Dios.

 

Conclusión: Ceñirnos a la verdadera alabanza conforme a la ley.

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