Thursday, February 20, 2020

Marcos 6:14-29 La Condición de los Impíos


Objetivo: Atestiguar el proceso decadente de quienes impíamente se niegan a reconocer la verdad de Dios.

Introducción:

El Rey Hedores.

Hay varias referencias a Herodes en el Nuevo Testamento y es importante identificarlos bien para no confundirlos. Herodes el Grande fue el rey en los días del nacimiento de Jesús, y quien ordenó la muerte de los niños de Belén (Mt 2:13-16). A su muerte, su reino se dividió en cuatro partes entre sus hijos: Aristóbulo, Arquelao, Antipas y Felipe. Antipas asumió el nombre dinástico de Herodes cuando comenzó a reinar sobre Galilea y Perea. Este es el Herodes del que trata nuestro pasaje, y aunque se le dice “rey” que era el sentido en que se le conocía popularmente, su título oficial era "tetrarca".

    
Desarrollo:
14 Oyó el rey Herodes la fama de Jesús, porque su nombre se había hecho notorio; y dijo: Juan el Bautista ha resucitado de los muertos, y por eso actúan en él estos poderes.
El nombre de Cristo se había hecho notorio, por lo que Jesús había hecho, pero quizá también por lo que los 12 discípulos enviados enseñaban y hacían en el nombre de Jesús.

Herodes con la carga de conciencia que tenía de que había matado al profeta Juan, incuso pensaba que era el mismo pero resucitado de entre los muertos.

15 Otros decían: Es Elías. Y otros decían: Es un profeta, o alguno de los profetas.
La impresión general a la que la gente llegó, es que estaban presenciando la visita de alguien enviado de Dios, pero especulaban si podía ser Juan el Bautista, o si tal vez Elías había regresado del cielo para inaugurar la era venidera, o si había resucitado alguno de los profetas antiguos. Y aunque sus ideas en torno a la identidad de Jesús eran realmente inadecuadas, sin embargo, su idea básica era absolutamente acertada: Dios mismo había irrumpido en la historia de los hombres por medio de su Hijo.

16 Al oír esto Herodes, dijo: Este es Juan, el que yo decapité, que ha resucitado de los muertos.
Herodes estaba descubriendo que la muerte de los siervos de Dios no puede silenciar el mensaje de Dios, además de que estaba convencido que era Juan el Bautista resucitado.

17 Porque el mismo Herodes había enviado y prendido a Juan, y le había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano; pues la había tomado por mujer.
18 Porque Juan decía a Herodes: No te es lícito tener la mujer de tu hermano.
19 Pero Herodías le acechaba, y deseaba matarle, y no podía;
Los historiadores cuentan que Herodes se había casado con una hija del rey de Damasco, pero se divorció de ella para volverse a casar con Herodías, quien era mujer de su hermano Felipe, pero no Felipe el Tetraca, sino otro hijo de Herodes el grande llamado Felipe quien vivía como ciudadano romano común, ya que había sido a desheredado de su padre, por lo que no tenía ninguno de los beneficios de la aristocracia herodiana (Herodes el grande tuvo muchos hijos porque tuvo 10 esposas). Este acto de inmoralidad fue denunciado con firmeza por parte de Juan el Bautista, lo que le acarreó el odio Herodías quien lo quería matar.

20 porque Herodes temía a Juan, sabiendo que era varón justo y santo, y le guardaba a salvo; y oyéndole, se quedaba muy perplejo, pero le escuchaba de buena gana.
Herodes había encarcelado a Juan por causa de Herodías. Podemos imaginarnos, por lo tanto, que Juan debió de ser la causa de muchas discusiones entre ellos, hasta el punto en que Herodes no pudo más y decidió encarcelarlo. Pero aunque tomó esta decisión, en el fondo de su corazón, Herodes sabía que Juan era un hombre inocente, íntegro, consagrado a Dios y a su servicio, hasta el grado que Herodes "le escuchaba de buena gana".

Herodes tenía dos pensamientos: respetaba a Juan y le escuchaba, pero le faltaba la decisión para terminar las relaciones pecaminosas con una mujer que no era la suya y que le arrastraba al pecado.

Aplicación práctica: Esto que le sucedió a Herodes es un claro ejemplo de lo que le sucede a mucha gente en nuestro tiempo: escuchan la Palabra y les gusta, pero no quieren dejar sus pecados y tienen este conflicto entre su conciencia y sus pasiones y no toman nunca la decisión correcta.

21 Pero venido un día oportuno, en que Herodes, en la fiesta de su cumpleaños, daba una cena a sus príncipes y tribunos y a los principales de Galilea,
22 entrando la hija de Herodías, danzó, y agradó a Herodes y a los que estaban con él a la mesa; y el rey dijo a la muchacha: Pídeme lo que quieras, y yo te lo daré.
23 Y le juró: Todo lo que me pidas te daré, hasta la mitad de mi reino.
Se juntaron varias cosas por lo que se volvió el día oportuno; es decir, el día de mayor vulnerabilidad para Herodes, primero festejaba su cumpleaños, es decir toda la atención de ese día era para él, había además invitado a gente muy importante pero que trabajaba para él, por lo que seguramente  lo adulaban con palabras y regalos, se acostumbraba en esas fiestas romanas que hubiera mucho vino y como ingrediente adicional; el baile con connotación sensual que bailó la hoja de Herodías, le agrego a la noche lascivia y volvió a Hedores, quien era un hombre poderoso y astuto en un hombre débil, hasta el grado de ofrecerle la mitad de su reino.

24 Saliendo ella, dijo a su madre: ¿Qué pediré? Y ella le dijo: La cabeza de Juan el Bautista.
La muchacha tiene una gran oferta, puede tener joyas, palacios, siervos etc, pero pide consejo a la mamá quien la había enviado, solo que para Herodías, la prioridad mas alta que tenía en su corazón era la muerte de Juan el Bautista, quizá estaba viendo de cerca la posibilidad de que Herodes la dejara por lo que el Bautista lo confrontaba y no quería dejar su posición de esposa del tetrarca y todos los beneficios y comodidades que eso tenía.

25 Entonces ella entró prontamente al rey, y pidió diciendo: Quiero que ahora mismo me des en un plato la cabeza de Juan el Bautista.
26 Y el rey se entristeció mucho; pero a causa del juramento, y de los que estaban con él a la mesa, no quiso desecharla.
Herodes se había amarrado con los dichos de su boca al haber jurado y como lo había hecho frente a toda la gente importante de su reino que servía al rey, prefirió cumplir su promesa sobre la tristeza que eso le causaba.

27 Y en seguida el rey, enviando a uno de la guardia, mandó que fuese traída la cabeza de Juan.
28 El guarda fue, le decapitó en la cárcel, y trajo su cabeza en un plato y la dio a la muchacha, y la muchacha la dio a su madre.
Mando quitarle la cabeza a Juan el Bautista, por eso su carga de conciencia que le acusaba y que leímos al principio.

29 Cuando oyeron esto sus discípulos, vinieron y tomaron su cuerpo, y lo pusieron en un sepulcro.
La cabeza de Juan se la quedo Herodías, el cuerpo lo sepultaron sus discípulos, pero Dios lo recibió completo en el Cielo, su alma y su espíritu descansan con el Señor.

Cuando Jesús esta por ir a la Cruz, Pilato no encontrando ninguna falta en Él, lo mando con Herodes que estaba de visita en Galilea, y sucedió lo que se relata en Lucas 23:8-9 8Herodes, viendo a Jesús, se alegró mucho, porque hacía tiempo que deseaba verle; porque había oído muchas cosas acerca de él, y esperaba verle hacer alguna señal.9Y le hacía muchas preguntas, pero él nada le respondió. Jesús no le respondió ninguna palabra, Juan el Bautista le había hablado suficiente del Reino, que Jesús no gasto ni una sola palabra con él.

Aplicación práctica: Observar el proceso decadente; es decir, que va de mal en peor, en este caso de Herodes y así mismo de todas las personas que les gusta escuchar de Dios pero que no se arrepienten y no rinden su vida a Cristo.

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