Andando por el Espíritu Gálatas 5:16-26
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Versículo a memorizar: “Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. Gálatas 5:25
Introducción:
Unos falsos maestros judaizantes se habían metido a las Iglesias de Galacia a enseñar que, además de creer en Jesús, era necesario circuncidarse y guardar la ley para poder ser salvos, lo que originó esta carta de Pablo a lo Gálatas ya que era contrario al verdadero evangelio de la gracia donde hay salvación solo por la fe en Cristo Jesús.
En los capítulos uno y dos de esta carta, Pablo relató su experiencia personal con el verdadero evangelio de la gracia, en los capítulos tres y cuatro enseña sobra la doctrina de esa gracia, demostrando que la Escritura da testimonio que de la salvación siempre fue solo por fe, sin ninguna obra de la Ley.
En los últimos dos capítulos (cinco y seis) nos dirá como se practica en la vida cotidiana esa gracia recibida en nuestras vidas, pero no con el esfuerzo humano, sino por el poder del Espíritu Santo que nos ha sido dado.
Desarrollo:
16 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis (deseen hacer) los deseos de la carne (naturaleza pecaminosa).
La conducta de los cristianos, debe ser guiada y dirigida por el Espíritu de Cristo que Dios les ha dado como nos dijo Pablo en Gálatas 4:6 Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!, y si somos dirigidos por Él, no seremos dominados por nuestra naturaleza pecaminosa.
A continuación, un breve resumen de algunos ejemplos:
· (2 Tim. 1:8). No te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor. Participa de las aflicciones por el evangelio.
· (2 Tim. 1:13) Retén la forma de las sanas palabras…en la fe y amor que es en Cristo Jesús.
· (2 Tim. 1:14) Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros.
· (2 Tim. 2:1) Esfuérzate! en la gracia que es en Cristo Jesús.
· (2 Tim. 2:3) Sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo.
· (2 Tim. 2:8-10) Acuérdate de Jesucristo, del linaje de David, resucitado de los muertos conforme a mi evangelio.
· (2 Tim. 2:15) Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.
· (2 Tim. 2:16) Evita profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad.
· (2 Tim. 2:22) Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor.
· (2 Tim. 2:23-26) Desecha las cuestiones necias e insensatas, sabiendo que engendran contiendas. Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él.
17 Porque el deseo de la carne (malos deseos) es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne (malos deseos); y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.
Existe un conflicto claro entre el Espíritu y la carne que es el viejo hombre, con su naturaleza con tendencia siempre a pecar, ambos están en una lucha constante de quien guiar y gobernarnos, el mismo Pablo lo explico en Romanos 8:4-9 4para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 5Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. 6Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. 7Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; 8y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. 9Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.
18 Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley.
Cuando estábamos bajo la ley, nos encontrábamos esclavos al pecado, y la ley nos inculpaba por ello, pero ahora que estamos en el Espíritu y somos guiados por Él, nos encontramos en libertad, si es que somos hijos de Dios como dice Romanos 8:14-16 14Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. 15Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! 16El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.
19 Y manifiestas son las obras de la carne (naturaleza pecaminosa), que son: adulterio, fornicación, inmundicia (impurezas), lascivia (lujuria),
Pablo ahora enlista quince (17) ejemplos de lo que no es ser guiados por el Espíritu sino por la naturaleza pecaminosa que produce obras, que las pudiéramos poner en 4 grupos:
1. Inmoralidad sexual (adulterio, fornicación, inmundicia y lascivia)
2. Falsos dioses (idolatrías, hechicerías)
3. Conflictos personales (enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios) y
4. Embriaguez y vicios relacionados (borracheras y orgías)
Adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, hablan de desviación de la voluntad de Dios en cuanto al sexo; es decir, de relaciones sexuales fuera del orden de Dios.
20 idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras (enojos), contiendas (rivalidades), disensiones (divisiones), herejías,
21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
Idolatría, hechicerías, hablan de relaciones con falsos dioses, no limitado a la idolatría, sino a sino a toda práctica pecaminosa en conexión con ese cualquier tipo de culto que no sea al verdadero Dios.
Enemistades, pleitos, celos, iras , contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, hablan de conflictos con otras personas; es decir todo tipo de obras que causan rivalidades entre ellas.
Borracheras, orgías, habla de la embriaguez y de sus vicios relacionados como las orgias, que
Y cosas semejantes. Esta frase de Pablo indica que la lista no es exhaustiva, sino representativa, ya que la lista de obras de la carne seria mucho mas larga.
Acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Con un corazón amoroso de pastor, Pablo les deja una advertencia (amonestación) para aquellos que practican; es decir, que realizan esas obras de una manera habitual o cotidiana, sobre los cuales advierte que no heredarán el reino de Dios.
22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad (amabilidad), bondad, fe (fidelidad),
23 mansedumbre (humildad), templanza (dominio propio); contra tales cosas no hay ley (no hay ley que las condene).
Ahora como un contraste, Pablo pone una lista de lo que es el fruto de Espíritu, nótese el singular, fruto y no frutos, ya que el Espíritu producirá todo eso como un solo fruto, y no habla Pablo de dones espirituales dados por Dios como el quiere, sino como un fruto que se mostrará en todos aquellos donde el espíritu de Dios habita, esta lista de nueve (9) manifestaciones del fruto del Espíritu, la podemos poner en 3 grupos:
1. Fruto personal (amor, gozo y paz)
2. Fruto para la relación con el prójimo (paciencia, benignidad y bondad)
3. Fruto para la relación con Dios (fe, mansedumbre y templanza)
Amor, gozo, paz. El amor <agápe> es el que hemos recibido de parte de Dios, un amor que el hombre no esta en capacidad de producir, sino que es un amor netamente divino, y que ahora esta en nosotros, y eso sin duda, trae gozo a nuestras vidas, ya que el verdadero gozo esta en hacer la voluntad de Dios, un gozo que no es de este mundo y que se puede tener a pesar de que las circunstancias sean adversas y ese gozo siempre viene acompañado de paz; es decir, de sabernos pacificados (reconciliados) con Dios por medio de Cristo, lo que nos habilita a ser pacificadores (reconciliadores, hacedores de paz) para otros.
Paciencia, benignidad, bondad. Cuando alguien o algo nos molesta o se opone a nosotros, y en lugar de reaccionar con ira, el Espíritu produce que tengamos paciencia, y que nos lleva a la benignidad, a una reacción con suavidad y dulzura como la que Dios nos muestra siempre y nos encamina la bondad, a tener actos de generosidad para con los demás.
Fe, mansedumbre, templanza. La fe, también traducida en algunas biblias como fidelidad, habla de la lealtad, de mantenernos constantes en el camino de Dios, que es algo que solo puede producir el Espíritu de Dios como un fruto en nosotros, y que además nos mantiene con una actitud de mansedumbre, de gentileza para poder recibir las instrucciones de Dios en obediencia, la misma que mostro Cristo en Su ministerio terrenal, mientras que la última virtud en esta lista es la templanza, que es el dominio propio, que no habla de una capacidad humana que algunas personas pueden tener, sino de una virtud como fruto del espíritu como la capacidad de poderse contener de uno mismo, contenerse de las obras de la carne mencionadas anteriormente.
Contra tales cosas no hay ley. Este tipo de virtudes no están condenadas por ninguna ley, no hay ley que nos prohíba amar, o ser bondadoso para con los demás o que nos restringa recibir con mansedumbre la Palabra de Dios por ejemplo.
24 Pero los que son de Cristo han crucificado la carne (naturaleza pecaminosa) con sus pasiones y deseos (malos deseos).
Aunque esa lista de virtudes viene como un fruto del Espíritu, Él habita en el interior de los creyentes, por lo que no se pueden separar, por eso Pablo habla que los que son de Cristo, participan crucificado sus pasiones y deseos aprovechando que, al no estar en esclavitud, pueden ahora, como respuesta libre y voluntaria, refrenar sus pasiones.
Como un ejemplo tenemos a un labrador, que no tiene la capacidad de crear un fruto, pero que prepara la tierra, siembra la semilla y espera la cosecha, de la misma manera, los hombres no podemos producir el fruto que solo el Espíritu produce, pero podemos crucificar la carne, mientras el Espíritu produce Su fruto.
25 Si vivimos (nos da vida) por el Espíritu, andemos (guiados) también por el Espíritu.
Como el Espíritu es el que produjo la vida espiritual en los creyentes, Pablo dice que nos dejemos ser guiados por Él también, de manera que progresemos y vayamos avanzando a la meta de hombres y mujeres maduros espiritualmente.
26 No nos hagamos vanagloriosos (orgullosos), irritándonos (provocando enojo) unos a otros, envidiándonos unos a otros.
La última advertencia que Pablo hace en esta sección es que no nos sintamos orgullosos de lo que tenemos, de las manifestaciones del fruto que el Espíritu Santo va formando en nosotros, ni tampoco entremos en conflicto exigiéndoles a otros que tengan tal o cual fruto, y que mucho menos envidemos alguno que tengan los demás.
Aplicación Práctica: Reconocer que los que viven por el Espíritu, también andarán en el Espíritu, que no andarán en las obras de la carne, sino que, por el contrario, permitirán al Espíritu que produzca en ellos Su fruto.
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