Como un grano de mostaza Lucas 17:1-6
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Versículo a memorizar: Entonces el Señor dijo: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este sicómoro: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecería. Lucas 17:6
Introducción: Lucas ha venido registrando enseñanzas de Jesús en su camino a Jerusalén, entre ellas, la más reciente, cuando los fariseos se burlaron de Jesús cuando lo escucharon enseñar a sus discípulos la parábola del mayordomo infiel, por lo que les dirigió la parábola de Lázaro y el rico, ellos de identificarían rápidamente con el rico ya que eran avaros (Lc. 16:14) y pensaban que la abundancia de bienes era una evidencia de ser “bendecidos” por Dios y que el hecho de ser hijos biológicos de Abraham les garantizaba el acceso al cielo, pero Jesús les enseño que no era así, que era indispensable el arrepentimiento. Ahora Lucas registra otra enseñanza, pero dirigida solo a los suyos.
Desarrollo:
1 Dijo Jesús a sus discípulos: Imposible (inevitable) es que no vengan tropiezos (escándalos, desobediencias a Dios); mas ¡ay de (que mal le ira a) aquel por quien vienen!
Jesús dirige una prevención y una solemne advertencia sus discípulos.
Primero les previene del hecho de que es inevitable que haya tropiezos en la vida cristiana, la palabra tropiezo viene del griego Strong 4625 <skándalon> de donde viene la palabra en español escándalo, y se refería al resorte de una pequeña trampa para pájaros o roedores, de allí la idea de “caer en una trampa”, o caer en tentación, si consideramos que, por un lado el mundo está lleno de tentaciones, y por el otro lado la naturaleza humana tiene en sí misma la tendencia al pecado, pues es inevitable que en algún momento nos encontremos desobedeciendo a Dios; sin embargo, eso no nos debe de llevarnos a no buscar la santidad en nuestras vidas y tampoco nos debe de quitar el dolor y la tristeza al pecar, y sobre todo, ir en arrepentimiento a pedir perdón a Dios.
En segundo lugar, la advertencia, la de no ser el causante de esos tropiezos en otras personas, la cual Jesús la pone como un lamento con el “ay”, ya que es muy grabe ante los ojos de Dios aquella persona que pone tropiezos en el camino de las personas para hacerle pecar.
Amigos que te invitan a practicar algún vicio o simplemente a pecar de varias formas, los líderes de la sociedad que desvaloriza los principios morales de Dios, o los líderes religiosos que no llaman pecado a lo que Dios llama pecado, son algunos ejemplos de cómo hacer tropezar a otros.
2 Mejor le fuera (sería) que se le atase al cuello una piedra de molino y se le arrojase al mar, que hacer tropezar a uno de estos pequeñitos.
Es como si Jesús dijese que era mejor para esos tropezadores de otros, morir ahogados en el mar aventándose con una piedra de molino, la cual que era muy grande y muy pesada y le impediría salir a la superficie, que seguir haciendo caer en pecado a esos “pequeños”, por pequeños se refiere niños espirituales; es decir, a aquellas personas que no tienen la suficiente firmeza espiritual para identificar lo que es pecado y lo que no, o que no han madurado lo suficiente espiritualmente para poder resistir la tentación.
Y como esta advertencia Jesús se la hace a sus discípulos, debemos entender que también los propios creyentes pueden caer en ser tropiezos a otros, cuando viven en la carne confundiendo la libertad que tenemos en Cristo y llevando una vida de libertinaje que conduzca a los niños en Cristo a imitar su conducta de pecado pensando que es la forma cristiana de conducirse, o simplemente haciendo cosas que no son pecado, pero que lleve a los pequeños a pecar o a pensar que si es pecado, un ejemplo de esto lo encontramos en Romanos 14:21-23 21Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite. 22¿Tienes tú fe? Tenla para contigo delante de Dios. Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba. 23Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado.
3 Mirad por vosotros mismos (tengan cuidado). Si tu hermano pecare contra ti, repréndele (llámale la atención); y si se arrepintiere (cambia de actitud), perdónale.
Mirad por vosotros mismos. Jesús les dice a sus discípulos que tengan cuidado, primero en el sentido de identificar si alguien les esta siendo de tropiezo en su fe y de ser así deben de apartarse de ellos como dijo Pablo a la Iglesia de Roma en Romanos 16:17 Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos.
Si tu hermano pecare contra ti, repréndele; y si se arrepintiere, perdónale. Pero también deben de tener cuidado de no hacer tropezar a los hermanos con la falta de perdón, ya que el perdon es la base del evangelio, el amor de Dios perdona al hombre pecador y lo reconcilia con Él, de la misma manera debe ser el comportamiento de los Suyos, por eso dice Jesús que debemos promover el proceso de restauración.
Al recibir una ofensa, tendemos a sentirnos, a guardar reconcor contra el ofensor, a murmurar a espaldas de el, a alejarnos y evitar un contacto cercano de nuevo; pero Jesús dice que no debe ser así, que en lugar de eso, una vez que hemos recibido la ofensa, debemos ir con la persona y llamarle la atención, hacerle cambiar su pensamiento en base a los principios de la Palabra de Dios, quizá solo era un mal entendido, o quizá no se dio cuenta que nos ofendio, y en el mejor de los casos, se da cuenta de lo que afectó con sus hechos o sus palabras, recapacita y se arrepiente, por lo que debemos proceder a perdonarle y restablecer la relación como estaba anteriormente.
4 Y si siete veces al día pecare contra ti, y siete veces al día volviere a ti, diciendo: Me arrepiento; perdónale.
En el cuerpo de Cristo debemos promover la unidad siempre como dijo Jesús en Juan 13:35 En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros, por eso mismo es que Jesús les enseña a sus discípulos un caso extremo, donde una persona nos ofende 7 veces en un mismo dia, ya sea con el mimso pecado 7 veces o 7 pecados diferentes, es caso es que Jesús quiere resaltar la necesidad del perdón, que no importa la cantidad de veces que seamos ofendidos, si el ofensor se arrepiente, estamos en deuda con el Señor que nos perdona siempre, que debemos perdonar nosotros de la misma manera y promover la restauración de la relación.
Este mismo principio lo encontramos en la carta que el ápostol Pablo le escribe a la Iglesia de Colosas en Colosenses 3:12-13 12Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; 13soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.
5 Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe (danos más confianza).
Al escuchar a Jesús que tenemos el deber de perdonar siempre las ofensas, los apostoles se dieron cuenta que necesitaban mas fe, alguno de ellos hizo esta petición de que su fe aumentara y fue respaldado pro el resto. Entendían claramente que una conducta de perdón continuo no podria ser producida por la naturaleza humana, pero con la fe que Dios les diera podrían hacerlo.
6 Entonces el Señor dijo: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este sicómoro (árbol de raíces profundas): Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecería.
Jesús les dice que no es el tamaño de la fe lo que importa, sino donde la ponen, una fe tan pequeña como un grano de mostaza, que es del tamaño de la cabeza de un alfiler, pero puesta en un Dios tan grande como el que tenemos, es suficiente para mandar a un sicómoro, que es un árbol de raices profundas, que se resarraige y se plante en el mar; no dijo que se hunda en el mar, sino que se plante, como si dijera que estaría flotando en el mar y aún asi dando fruto. Obviamente Jesús lo dice como una ilustración, ya que algo tan imposible como lo del sicómoro desarraigado, parece igual de imposible perdonar siempre a los ofensores, pero para ello no se necesita una gran fe que solo pocos tendrían, sino una pequeña fe en total dependencia de Dios.
Aplicación Práctica: Poner la fe en el único que puede librarnos de poner tropiezos o tropezar en la amargura.
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