Siervos indignos Lucas 17:7-10
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Versículo a memorizar: Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos. Lucas 17:10
Introducción: Lucas ha relatado las enseñanzas de Jesús mientras va en camino a Jerusalén, quien les dio una prevención a sus discípulos, al decirles que es inevitable que haya tropiezos en la vida cristiana ya que sin duda en algún momento nos encontremos desobedeciendo a Dios, pero que le iría muy mal a aquellas personas que estuvieran tropezando a otros en su fe, y les dijo a sus discípulos que deberían de perdonar siempre las ofensas de otros, razón por la cual, ellos le pidieron a Jesús que les aumentara la fe, a lo que Jesús les respondió que no necesitaban una fe grande, que pocos tendrían, sino que un fe tan pequeña como un grano de mostaza puesta en el gran Dios que tenemos, podría hacer que arboles de raíces grandes como el sicómoro se desarraigara y se plantara en el mar, y ahora Jesús continua extendiendo la enseñanza.
Desarrollo:
7 ¿Quién de vosotros, teniendo un siervo que ara (labrar la tierra, hacer surcos) o apacienta (dar pasto al) ganado, al volver él del campo, luego le dice: Pasa, siéntate a la mesa?
Ahora Jesús añade la enseñanza sobre el servicio, en esta ilustración los discípulos son esos siervos al que se le dan instrucciones que deben de cumplir, sin esperar nada a cambio por hacer lo que se le ordena.
La palabra siervo que se usa aquí, es la palabra griega Strong 1401 <doúlos>, que significa esclavo, alguien que está al servicio de las ordenes de su amo, así mismo es como se sentía Pablo delante de Jesús como lo expresa en Romanos 1:1 Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios, y es que el mismo enseñaba que Jesús nos compró con el precio de su sangre, para dejar de ser esclavos del pecado y pasar a ser esclavos de Cristo como le dijo a la iglesia de Corintios en 1 Corintios 6:20 Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios, con ese entendimiento de que el gran predicador de los gentiles que era Pablo, en realidad solo era un esclavo (siervo) de Jesucristo su Señor, es que decía lo siguiente en 1 Corintios 9:16 Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!, sabiendo que no tenía nada de que presumir si solo estaba haciendo lo que su amo le había encargado.
De la misma manera que Pablo, todos los creyentes en Cristo fueron comprados del “mercado de esclavos” y no con cosas de mucha valor en esta tierra como oro o plata, sino con algo que vale mucho más que eso, que es la preciosa sangre de Cristo, así lo expreso por su cuenta el apóstol Pedro en 1 Pedro 1:18-21 18sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, 19sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, 20ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros, 21y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios.
Con estos versículos como introducción, comprenderemos mejor la ilustración que hace Jesús al mencionar a un siervo que regresa del campo, que venía de hacer un trabajo difícil como preparar la tierra para cultivo y de darle pasto al ganado de su dueño, y al regresar no le dice el amo que pase a sentarse a la mesa a comer, aun cuando sin duda vendría demasiado cansado, ya que sus funciones no han terminado, todavía le falta realizar las tareas domésticas para el amo.
Estos ejemplos que Jesús pone son muy representativos de la labor que hacemos como cristianos, salimos a al campo espiritual a preparar la tierra y a sembrar la semilla en la “labranza (campo) de Dios” (1 Cor. 3:9), y por otro lado nos ha mandado a “apacentar la grey (rebaño) de Dios” (1 Pe. 5:2).
8 ¿No le dice más bien: Prepárame la cena, cíñete (cámbiate de ropa), y sírveme hasta que haya comido y bebido; y después de esto, come y bebe tú?
En lugar de decirle que se siente a la mesa para que coma después de estar en el campo, más bien le dice que le prepare a su amo de la cena, pero que antes se ciña; es decir, que se cambie la ropa y se ponga una cómoda y adecuada para servir la comida y la bebida del dueño, ya que el servicio al Señor no debe de causar molestia, el mismo Jesús se ciñó como esclavo para lavarle los pies a sus discípulos (Jn. 13:4), ese servicio no nos sitúa en inferioridad con otras personas ya que Jesús mismo dijo en Mateo 20:28 como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos y nosotros no podemos ser mas que nuestro Señor, nuestro mayor honor es servirle.
No nos dejemos llevar por nuestro contexto social actual sobre la esclavitud, ya que debemos comprender que en aquellos tiempos la esclavitud era una práctica común ya que las condiciones de vida eran muy distintas a las de hoy. En Levítico 25, Dios había establecido leyes para su pueblo a fin de no oprimir ni abusar de los esclavos tanto del mismo pueblo como extranjeros.
Jesús, por lo tanto, no está presentando un trato inhumano a un siervo frente a su amo, sino que está haciendo énfasis de la necesidad de los siervos (discípulos) de servirle a su Señor, y que todas nuestras fuerzas deben emplearse al servicio a Cristo, recordando nuestra condición de siervos.
Jesús es el que determina el tipo de servicio que requiere, y el momento en el que debe de realizarse.
Una vez que el siervo ha terminado su labor, y hasta entonces vendrá un tiempo de refrigerio para comer y beber, y así recuperar sus fuerzas físicas para seguir sirviendo.
9 ¿Acaso da gracias al siervo porque hizo lo que se le había mandado? Pienso que no.
El amo ha terminado de cenar, y al levantarse de la mesa no tiene ninguna obligación de agradecerle al siervo por los servicios recibidos, porque simplemente eran parte de su obligación.
10 Así también vosotros, cuando hayáis hecho (cumplido) todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos inútiles (indignos) somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos.
Jesús concluye su enseñanza en una forma muy directa con sus discípulos, que lo que hagamos en el servicio a Cristo, no es una generosidad de nuestra parte, sino una obligación de siervo (esclavo), por lo que no debemos esperar que sea correspondido con favores, elogios o agradecimientos, sino que al servir en obediencia debemos decirlos que simplemente somos siervos inútiles (indignos), eso no significa que después de servir no sirvamos para nada, sino que cuando servimos a Dios, recordemos que no estamos dándole nada de lo que no estamos obligados como siervos a darle.
Aplicación Práctica: Entender nuestra privilegiada posición delante de nuestro Dios.
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