Monday, January 15, 2024

Lucas 17:11-19 Y los nueve, ¿dónde están?

 

Y los nueve, ¿dónde están?

Lucas 17:11-19

 

Objetivo: Comprender la importancia del necesario agradecimiento en respuesta al milagro de Dios en nuestras vidas como evidencia de una fe genuina.

 

Versículo a memorizar: Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están?” Lucas 17:17

 

Introducción: Jesús vienen de enseñarle a sus discípulos que inevitable que haya tropiezos en la vida cristiana ya que sin duda en algún momento nos encontremos desobedeciendo a Dios, pero que le iría muy mal a aquellas personas que estuvieran tropezando a otros en su fe, también les que deberían de perdonar siempre las ofensas de otros, y que para eso no necesitaban mucha fe, sino una pequeña como un grano de mostaza pero puesta en el gran Dios que tenemos, y concluyó al enseñanza mostrándoles a sus discípulos la privilegiada posición de siervos (esclavos) que tenemos delante de nuestro Dios, que todas nuestras fuerzas deben emplearse al servicio a Cristo, recordando nuestra condición de siervos, y cuando hayamos hecho lo que se nos mandó hacer, debemos decir “siervos inútiles somos” (Lc. 17:10).

 

Desarrollo:

11 Yendo (En camino) Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea.

Lucas vuelve a mencionar a Jerusalén como el destino final de Jesús, donde el mismo dijo que iba padecer y a morir y a resucitar al tercer día (Lc. 9:22) y hacía a donde había afirmado su rostro (Lc. 9:51), pero Lucas ahora es más específico en geografía donde este evento se llevó a cabo, un lugar entre la frontera entre Samaria y Galilea, este dato es importante ya que veremos que hay una convivencia entre leprosos judíos con un leproso samaritano.

 

Los judíos (de Judea o de Galilea) no se llevaban entre con los Samaritanos (Jn. 4:9), de hecho estaban enemistados, los judíos los consideraban como israelitas mestizos (mezclados); por lo tanto, de menor clase, desde que el reino del norte se volvió a la idolatría y fue conquistado por el imperio Asirio, quienes trajeron extranjeros con los que se casaron y se mezclaron, los samaritanos usaban solo el pentateuco (los primeros 5 libros de la Biblia), más otros libros y tradiciones adoptadas de las religiones paganas, tenían su propio templo, sus festividades en fechas diferentes a los judíos y la adoración en el monte Gerazín y no en Jerusalén como los judíos (2 Rey 17). Es enemistad empeoró cuando los judíos trataban de restaurar Jerusalén y el templo y los samaritanos los saboteaban para que eso no ocurriera (Es. 3), por todo eso se habían hecho grandes enemigos unos de los otros.

 

12 Y al entrar en una aldea (pueblo), le salieron al encuentro diez hombres leprosos (enfermos de la piel), los cuales se pararon de lejos

Jesús, sus discípulos y casi con seguridad alguna multitud que le seguía estaban entrando a alguna aldea judía de la región, y le salieron al encuentro 10 (diez) leprosos que por la enfermedad que tenían no podían habitar dentro de la aldea, sino que vivián en cuevas o enramadas que ellos mismos levantaban para refugiarse de la intemperie, lo que los mantenía lejos de su familia, de sus amigos, del templo y de las sinagogas, además al no poder trabajar, dependían de que se les acercara comida y sustento para vivir fuera del pueblo.

 

La lepra es una enfermedad infecciosa crónica producida por una bacteria que afecta especialmente al sistema nervioso, a la piel y los ojos, de la que en ese tiempo no había cura. El tiempo de incubación era largo, podía ser hasta de 8 (ocho) años, y causaba lesiones en la piel y en los nervios, de tal forma que la imagen de la persona se deterioraba mucho por las llagas y por la falta de irrigación en la sangre, y se volvían insensibles al dolor, por esta razón, a los enfermos sacaban de la ciudad y lo mandaban a vivir en lugares solitarios (Nm. 5:2), para evitar que las demás personas se contagiaran y solo podían convivir con otros leprosos.

 

Lo sacerdotes eran las personas asignadas para diagnosticar la lepra, ya que había otras enfermedades de la piel que podrían parecerse, pero una vez que las personas eran diagnosticadas con lepra, tenía que rasgar sus vestidos, llevar su cabeza y boca cubiertas e ir gritando  “¡Inmundo! ¡Inmundo!” como dice Levítico 13:44-46 44leproso es, es inmundo, y el sacerdote lo declarará luego inmundo; en su cabeza tiene la llaga. 45Y el leproso en quien hubiere llaga llevará vestidos rasgados y su cabeza descubierta, y embozado pregonará: ¡Inmundo! ¡Inmundo! 46Todo el tiempo que la llaga estuviere en él, será inmundo; estará impuro, y habitará solo; fuera del campamento será su morada.

 

Esa es la razón por la que esos leprosos se pararon lejos, para guardar cierta distancia entre ellos y Jesús con sus acompañantes.

 

13 y alzaron la voz (gritaron), diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia (compasión) de nosotros!

Y alzaron la voz. Por la distancia y por la desesperación en la que se encontraban, comenzaron a dar grandes gritos para ser escuchados y con más razón si Jesús iba en medio de una multitud.

 

Diciendo: ¡Jesús, Maestro! La forma en la que llaman a Jesús por nombre y se refieren a él como “maestro” que viene de la palabra griega Strong 1988 <epistátes> que significa alguien que es nombrado sobre otro, alguien que está por encima, como un comandante; es claro que le conocían, o por lo menos habían escuchado de Él, nadie más en esa época iba rodeado de multitudes, quizá habían escuchado de la sanidad de un leproso en una de las ciudades cercanas de Galilea (Lc. 5:12-13) a quien Jesús tocó y le dijo que fuera limpio y al instante la lepra se fue de él; o incluso, es muy probable que cuando sucede este encuentro con Jesús, ya había resucitado a Lázaro (Jn. 11:43), noticia que se ha de haber difundido por toda aquella región.

 

¡Ten misericordia de nosotros! Ellos entendieron que esa era su oportunidad para recibir la gracia y misericordia de Dios para ser sanados de su aflicción física y tener la posibilidad de reincorporarse a la sociedad. No le ruegan que los sane, simplemente que tenga compasión de ellos.

 

Y es que es la misericordia de Dios que se renueva cada mañana por la que no somos consumidos como dice el profeta Jeremías en Lamentaciones 3:22 Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias, que bendición es saber que nuestro Dios es abundante en misericordia como dice Efesios 2:4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó.

 

14 Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos (preséntense) a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados (sanados).

Cuando él los vio. Un solo grito bastó para que los oídos de misericordia hicieran que la mirada de gracia fuera sobre ellos, y entonces su boca llena de compasión les hablara.

 

Les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Jesús en esta ocasión no les toca, no se acerca a ellos, no les declara sanidad inmediata, no les da una palabra de esperanza, simplemente les da una instrucción, que fueran a presentarse delante de los sacerdotes, ya que ellos eran los encargados de revisar y declarar si un leproso estaba limpio o no. En las ciudades judías podría encontrarse sacerdotes, por lo que no era necesario ir hasta el templo en Jerusalén.

 

Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados. La fe de ellos fue puesta a prueba, las llagas en su cuerpo aún estaban allí, la enfermedad no se había ido; pero tenían que creer que lo que Jesús les mandaba hacer, les beneficiaba, además era algo que si podían hacer, no les pidió hacer algo imposible.

 

De la misma manera que Dios le dijo a Josué que cruzara el Jordán rumbo a la tierra prometida cuando el rio estaba muy caudaloso y no querían pasar, pero no fue sino hasta que las plantas de los pies de los sacerdotes que iban cargando el acra tocaron el rio es que el rio Jordán se abrió y pudo pasar todo el pueblo en seco (Jos. 3:13); es decir, hasta que obedecieron vieron el milagro ocurrir.

 

O cuando el profeta Eliseo mando a Naamán el General sirio que estaba leproso a lavarse 7 (siete) veces en el rio Jordán para ser limpio de la lepra (2 Rey. 5:10), y Naamán enfurecido no quería ir y decía que el conocía mejores ríos que el de Israel, hasta que sus siervos le hicieron ver que lo que el profeta había mandado no era algo difícil, Naamán fue lo hizo y quedo limpio de la lepra y quedo convencido de dijo que en toda la tierra no había Dios, sino sólo en Israel (2 Rey. 5 15).

 

De la misma manera estos 10 (diez) leprosos, mientras obedecían e iban en busca del sacerdote, es que fueron quedando limpios.

 

Los líderes religiosos incluidos los sacerdotes negaban que Jesús era el Mesías esperado, el que llegaran con ellos tantos leprosos limpiados al mismo tiempo, esa una señal de amor para ellos también, los ex-leprosos harían una ceremonia que duraba 8 días, incluyendo presentar un sacrificio el templo, los sacerdotes haría un ritual muy parecido a cuando los sacerdotes eran nombrados para el sacerdocio. Esa ceremonia de purificación de leprosos nunca la habían hecho, estaba en la ley de Moisés, específicamente en Levítico 14, la conocían, la habían estudiado, pero nunca la habían hecho, ellos sabían que solo Dios podía limpiar la lepra, como fue el caso de Naamán el Sirio (2 Rey. 5) y de María la hermana de Moisés (Nm. 12), así que cuando llegaran esos ex-leprosos a los sacerdotes del templo, sería de testimonio para ellos, de que Jesús si era el Mesías (Ungido) que había estado esperando.

 

Aplicación Práctica: El obedecer a Dios siempre tiene bendiciones, muchas veces queremos que nuestros problemas matrimoniales, familiares, laborales, etc. se resuelvan de inmediato, pero muchas veces esas soluciones vendrán como resultado de obedecer a Dios en lo poco, en hacer el devocional diario, es asistir constantemente a la Iglesia, simplemente en hacer lo que Dios nos manda cuando Él lo manda.

 

15 Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando (alabando) a Dios a gran voz,

En su camino de obediencia es que fueron limpiados los 10 (diez) (Lc. 17:17), sin duda todos notaron el milagro es sus cuerpos, pero uno de ellos, al verse limpiado de la lepra, puso en pausa su camino en busca del sacerdote y regreso a donde Jesús se encontraba, volvía al Salvador y lo hacía gritando alabanza a Dios, sin importar lo que las personas pensaran de él. Así como grito por misericordia, de la misma manera grito alabanzas a Dios a su regreso.

 

Los presentes pudieron ser testigos de otro milagro de Jesús, y de como aquel hombre reconocía que la misericordia de Dios le había llegado por medio de Jesús.

 

16 y se postró rostro en tierra (se arrodilló) a sus pies, dándole gracias; y este era samaritano.

Y se postró rostro en tierra a sus pies. Cuando el ex-leproso estuvo frente a Jesús, cayó sobre su rostro a los pies de Jesús, en un claro acto de reconocimiento de la deidad de Jesús, el estar arrodillado ante Jesús era una clara expresión de adoración que Jesús no se la impidió.

 

Dándole gracias. El ex-leproso reconoce a Jesús como su sanador y le da gracias a Él, si ese milagro solo podía venir de parte de Dios, el concluyó que Jesús era Dios y el que debía recibir su adoración y agradecimiento.

 

Y este era samaritano. Para los judíos los samaritanos no tenían ningún derecho de ser atendidos por Dios, recordemos que, durante el viaje de Jesús a Jerusalén, una ciudad de samaritanos había rechazado recibir a Jesús (Lc. 9:53), pero ahora uno de ellos viene a rendirse a los pies de Cristo.

 

17 Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados (sanados)? Y los nueve, ¿dónde están?

18 ¿No hubo quien volviese y diese gloria (alabanza) a Dios sino este extranjero?

Jesús ahora dirige sus palabras a todos los presentes que pudieran escucharle, haciendo notar que ninguno de los 9 (nueve) judíos sanados regresaron a agradecer a Jesús, sino solo el extranjero (samaritano). Los judíos en general eran herederos de las bendiciones de Dios, de los pactos y de las promesas, pero rechazaron adorar a quien es la base de esas bendiciones, de esos pactos y de esas promesas a Jesús.

 

19 Y le dijo: Levántate, vete; tu fe (confianza en mí) te ha salvado.

Jesús ahora se dirige al extranjero samaritano agradecido que esta arrodillado delante de Él, le pide que se levante y le expresa que su fe puesta en Jesús, agradeciendo y adorándolo, le ha hecho salvo, la palabra “salvado” viene de la palabra griega Strong 4982 <sózo> que es la raíz de <Sóter> (Salvador), <sózo> significa poner a alguien fuera del peligro y a salvo, principalmente usada en la Escritura para referirse a los creyentes de ser rescatados de poder y consecuencias del pecado, algunas traducciones ponen “te ha sanado”, como también esa palabra puede traducirse, pero no parece ser la mejor traducción en este pasaje, ya que los 10 (diez) fueron sanados, y solo el que regresó reconociendo a Jesús como Señor fue salvo.

 

<Sozó>, es la misma palabra que le dice Jesús a la mujer de flujo de sangre, que ya que había sido sanada y después confesó que había sido ella la que tocó el manto de Jesús y el Señor le respondió “Hija, tu fe te ha salvado; ve en paz” (Lc. 8:48) o cuando Jesús haciendo referencia a la salvación (y no a la sanidad) dijo en Mateo 24:13 Mas el que persevere hasta el fin, este será salvo.

 

Este Samaritano ahora no solo fue sano de su enfermedad y podrá incorporarse a la sociedad, sino que también es salvo de su pecado, y heredará por gracia la vida eterna, aun no siendo judío, sino extranjero, en su obediencia fue sano, pero en su volver a los pies de Cristo fue salvo, este es el más grande milagro de este pasaje.

 

Aplicación Práctica: Si estás buscando a Jesús para que te mejore esta vida temporal (que te arregle tu matrimonio, que tengas una buena relación con tus hijos, que tengas un mejor trabajo), quizá lo consigas, pero te estarías perdiendo la eternidad, que es la razón por la que Cristo vino a la tierra en forma de siervo.

 

Y los nueve, ¿dónde están?, fue solo uno, el samaritano que tuvo obediencia y gratitud con adoración, los otros 9 (nueve) solo tuvieron obediencia, a ellos la obediencia les permitió ser sanados e incorporarse a la sociedad, pero la ingratitud de un corazón arrogante y el no reconocer a Jesús como Dios, les impidió ser salvados.

 

La ingratitud a Dios enorgullece al hombre y oscurece su corazón como dijo Pablo en Romanos 1:21-23 21Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. 22Profesando ser sabios, se hicieron necios, 23y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.

 

El merecimiento, el creer que merecemos algún favor de Dios, lleva al hombre a ser malagradecido y alejarse de Dios o por lo menos a quejarse de lo que Dios hace, como el pueblo de Israel, que era provisto diariamente de parte de Dios del maná que descendía del cielo y se quejaban de la provisión de Dios diciendo Números 11:4b-64b¡Quién nos diera a comer carne! 5Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde (gratis), de los pepinos, los melones, los puerros (cebolla larga), las cebollas y los ajos; 6y ahora nuestra alma se seca; pues nada sino este maná ven nuestros ojos.

 

Debemos dar gracias a Dios en todo porque esa es Su voluntad como dice 1 Tesalonicenses 5:18 Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús, démosle gracias a Dios por nuestra familia, por la iglesia que te sembró, por los alimentos que puedes disfrutar, por los dones que te ha dado con los que le puedes servir, y por el crecimiento espiritual que nos da como Iglesia, de la misma manera que agradecía Pablo a Dios en 1 Corintios 1:4-9 4Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; 5porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; 6así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, 7de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; 8el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. 9Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor.

 

Aplicación Práctica: Comprender la importancia del necesario agradecimiento en respuesta al milagro de Dios en nuestras vidas como evidencia de una fe genuina.

 

 

 

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