Tuesday, January 30, 2024

Lucas 18:1-8 Hazme justicia de mi adversario

 

Hazme justicia de mi adversario

Lucas 18:1-8

 

Objetivo: Conocer la razón fundamental del clamor perseverante de los escogidos.

 

Versículo a memorizar: “Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?” Lucas 18:8

 

Introducción: Jesús viene de enseñar sobre su segunda venida y la implementación física del reino de Dios, pero lo más importante es que el reino de Dios llegue a los corazones de las personas, que estén dispuestas a perder la vida como este mundo ofrece, enfocados en las cosas temporales, y por el contrario, que tome su cruz cada día y siga a Cristo (Lc. 9:23), y es entonces que tendrá la vida eterna.

 

Desarrollo:

1 También les refirió Jesús una parábola (ejemplo, historia) sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar (sin desanimarse),

También. En el también podemos deducir que Lucas implica que Jesús no ha cambiado de lugar no de audiencia, que esta parábola viene como continuación de la respuesta de Jesús a los fariseos de cuando vendría el reino de Dios y de las instrucciones a sus discípulos de cómo sería su regreso.

 

Les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar. Entre la primera venida de Jesús; es decir de ahora que esta con ellos, y de la segunda vendida de las que recién les enseño, hay un tiempo. Jesús enseña que en ese tiempo tenemos una necesidad de orar sin caer en el desánimo por no ver una respuesta o por ver las circunstancias en las que vivimos, o al observar cómo el mundo nos empuja a no vivir de acuerdo a como Dios requiere, por lo que la oración debe ser persistente.

 

Jesús procederá a enseñar que esa persistente oración debe de ser el clamor por justicia, y lo hará por medio de una parábola (ilustración).

 

2 diciendo: Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre.

El primer personaje de la parábola que Jesús presenta es un juez de alguna ciudad judía, sin ser muy preciso de dónde. La función de un juez era impartir justicia en los casos civiles que le traían y aplicar las leyes vigentes para eso. Sin embargo, este juez no hacía eso, tenía un par de características que lo hacían injusto, no temía a Dios, es decir su comportamiento moral no estaba dirigido por lo que Dios había dicho, por lo tanto, quebrantaba la ley de Dios, y tampoco tenía un deseo de ayudar a las personas, por lo que no tenía moral ni empatía por aquellos a los que debería de hacerles justicia.

 

3 Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario (contrincante, enemigo).

Había también en aquella ciudad una viuda. El segundo personaje es una viuda, en aquella época, las viudas y los huérfanos eran las personas más indefensas en la sociedad, razón por la que Dios le había dicho a su pueblo en su Ley que tuvieran especial cuidado en proteger a esos grupos vulnerables y de no abusar de ellos (Ex. 22:21, Dt 10:18, 14:19, 24:17), de la misma manera se los recordó el profeta Isaías como dice Isaías1:17 aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda.

 

La cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario. En el relato, parece que había recibido una injusticia por parte de alguien, y al no tener esposo y quizá ningún familiar cercano que fuera hombre, ella misma era la que se daba valor y acudía al injusto juez para insistirle reiteradamente que interviniera en su caso, ella no está pidiendo venganza contra su ofensor, sino justicia, justicia que ese juez debía de hacer ya que ese era su trabajo.

 

4 Y él no quiso (se negó) por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí (pensó): Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre,

Ese injusto juez no quiso atender a la viuda por cierto tiempo, la escuchaba pero rechazaba o ignoraba sus peticiones, su actitud solo reflejaba lo que el mismo reconocía de su persona, que no tenía temor de Dios y no guardaba ningún respeto por alguna persona, quizá no la atendía solo por negligencia o quizá ese adversario de la viuda era una persona importante e influyente en la ciudad y el juez no se quería meter en problemas.

 

5 sin embargo, porque esta viuda me es molesta (no deja de molestarme), le haré justicia, no sea que viniendo de continuo (con sus visitas), me agote la paciencia.

Ese juez decidió atenderla solo por el hecho de que aquella insistencia de la mujer viuda le era molesto, y que al parecer esa insistencia continuaría por mucho tiempo si no le atendía su demanda. No cambio la condición del juez, no comenzó a temer a Dios y querer hacer lo correcto, ni tuvo empatía con la viuda, simplemente y de una manera egoísta, estaba actuando para su comodidad personal, para no sentir la molestia que le causaba aquella viuda y su paciencia se agotara.

 

6 Y dijo el Señor: Oíd (fíjense, tengan en cuenta) lo que dijo el juez injusto (malo).

Jesús llama la atención de sus oyentes a observar y meditar detenidamente sobre la respuesta de aquel juez, que el mismo Señor llamó “injusto”, o como dicen algunas otras traducciones, “el juez de la injusticia.”

 

7 ¿Y acaso Dios no hará justicia (defenderá) a sus escogidos, que claman (piden ayuda) a él día y noche? ¿Se tardará en responderles?

8 Os digo que pronto (de inmediato, sin demora) les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe (confianza en Dios) en la tierra?

Jesús concluye con tres preguntas retóricas, que las podemos resumir de la siguiente manera:

 

Si un juez injusto que era despreocupado de Dios y que no sentía ninguna empatía por aquella viuda, accedió después de un tiempo a ayudarla solo por su insistencia, mucha más lo hará Dios, que además de ser un Juez Justo, tiene un profundo amor por sus escogidos, el cuál escuchará el clamor continuo que hacen los suyos de día y de noche, y además no tardará en responderles, les hará justicia pronto.

 

Jesús termina preguntando si a su regreso, encontrará personas que oren insistentemente por justicia de sus adversarios en sus vidas.

 

Aplicación Práctica: La Palabra de Dios nos dice quiénes son nuestros tres adversarios:

 

1. El tentador (Ef. 6:12). Satanás mismo que usa el sistema del mundo para propiciar tropecemos en el camino de Dios.

2. El mundo (1Jn. 2:15-17). El sistema de valores de este mundo que es manipulado por Satanás para despertar en nosotros los deseos de los ojos, los deseos de la carne y la vanagloria de la vida, las cuales no provienen del Padre.

3. La carne (Gal. 5:16-17,19-21). Nuestra misma naturaleza humana que tiende a pecar; es decir, nuestras debilidades o pasiones desordenadas que fácilmente nos pueden alejar de Dios.

 

Nuestra continua oración, de día y de noche, debe ser que la justicia de Dios que es Cristo, sea establecida en nuestras vidas, y que nuestros adversarios; nuestra naturaleza pecadora, satanás y el mundo, sean quitados de nuestra vida, para que solo reine la justicia de Cristo en santidad.

 

Objetivo: Conocer la razón fundamental del clamor perseverante de los escogidos.

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