Wednesday, April 24, 2024

Lucas 20:19-26 Dad a Dios lo que es de Dios

 

Dad a Dios lo que es de Dios

Lucas 20:19-26

Objetivo: Regresar a Dios lo que le pertenece.

 

Versículo a memorizar: “Entonces les dijo: Pues dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.” Lucas 20:25

 

Introducción: Los líderes religiosos de Israel habían cuestionado la autoridad de Jesús para enseñar hacer milagros, haber limpiado el Templo y ahora estar enseñando en él, ellos tenían el derecho legal para hacerlo, pero no tenían el derecho moral y espiritual, y como Jesús no les contestó con qué derecho hacía lo que hacía, les dirigió una parábola, donde Dios representado en un hombre que plantó una viña, que representa al pueblo de Israel, la preparo para que diera fruto y la arrendó a unos labradores que representan a los líderes religiosos y políticos que estuvieron a cargo de Israel, incluyendo a aquellos líderes religiosos en ese momento, y cuando llego el tiempo de la cosecha, el dueño de la viña que representa al Padre, mandó varios siervos que son figura de los profetas para reclamar el fruto de la viña, que bien puede ser la gloria que a Dios le corresponde, los labradores maltrataron, insultaron, golpearon e incluso hasta mataron a algunos de esos siervos o profetas. El dueño tuvo tanta benevolencia con ellos, que incluso mando a su propio hijo amado, pero esos labradores al verle planearon matarlo para quedarse con la herencia, de la misma manera que los líderes religiosos estaban planeando hacer con Jesús el Hijo de Dios, por lo que el dueño que es Dios, los destruiría y daría su viña a otros, que son la Iglesia, para que diera el fruto que el dueño esperaba.

 

Desarrollo:

V. 19. La Intención

19 Procuraban (querían) los principales sacerdotes y los escribas (maestros de la Ley) echarle mano (arrestarle) en aquella hora, porque comprendieron que contra ellos había dicho esta parábola (historia); pero temieron al pueblo.

Los líderes religiosos habían entendido claramente aquella parábola, que ellos eran los labradores malvados que teniendo al hijo del dueño frente a ellos, habían planeado quitarla la vida, sin embargo, ese entendimiento no los llevo a arrepentirse y recibir la gracia de Dios, sino que generó todavía más odio en ellos, sus corazones se continuaron endureciendo al grado de que querían llevar a cabo en ese mismo momento el plan de terminar con Jesús, sin embargo, como estaba por llevarse a cabo la celebración de la pascua, había mucha gente en Jerusalén, y tuvieron miedo del pueblo que no veían en Jesús ninguna amenaza, ya que muchos de ellos consideraban a Jesús, por lo menos como profeta (Mt.16:14),

 

Los líderes religiosos, como aquellos labradores, sabían que Jesús era enviado de Dios, que era el Hijo del Padre, como lo confesó Nicodemo en Juan 3:2 Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él, pero habían determinado no creer como dice Juan 1:11 A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron; es decir, lo rechazaron ya que estaba atentando contra su sistema religioso que además les dejaba ganancias financieras, razón por la que había determinado eliminarlo.

 

Vs. 20-22. La Simulación

20 Y acechándole (esperando una oportunidad) enviaron espías que se simulasen justos (honrados, sinceros), a fin de sorprenderle en alguna palabra, para entregarle al poder y autoridad del gobernador (de Roma).

Como los líderes religiosos ya desde hace tiempo buscaban como matar a Jesús (Mr. 11:18),  pero no habían tenido éxito, ahora hacen una nueva estrategia, mandar espías que buscaran una palabra de Jesús que les permitir acusarlo de algo ante las autoridades civiles y que lo sentenciaran a muerte. Según el relato de los evangelios paralelos, esos espías eran discípulos de los fariseos con unos herodianos (Mt. 22:16, Mr. 12:13), que eran un grupo político no religioso que estaba a favor de reinado de la dinastía de Hedores, de allí el nombre.  Esos dos grupos eran enemigos entre sí, pero se había puesto de acuerdo para deshacerse de Jesús, aunque por razones diferentes, los fariseos porque Jesús atentaba contra sus enseñanzas y su popularidad, y los herodianos porque no querían que el pueblo nombrara a Jesús como rey, siendo descendiente del rey David y heredero genuino del trono en Israel, pero eso los llevara a una revolución que hiciera que el imperio romano interviniera y perdieran ellos sus privilegios de gobierno.

 

Esos espías de hacían pasar por justos, pero en realidad eran simuladores, solo mostraban apariencia de seguir a Jesús para ir tomando la confianza de la gente y pensaban que también la de Jesús, y al hacerle la pregunta tramposa, Jesús no rehusaría contestárselas, pero no consideraron que Él conocía los pensamientos y las intenciones del corazón de las personas.

 

21 Y le preguntaron, diciendo: Maestro, sabemos que dices y enseñas rectamente (lo que es correcto), y que no haces acepción (distinción) de persona, sino que enseñas el camino de Dios con verdad.

Antes de la pregunta, estos malvados espías se presentan con un saludo hipócrita, hacer afirmaciones verdaderas, pero solo de dientes para afuera, no es algo que ellos crean, probablemente estos halagos antes de la pregunta, eran parte de la estrategia de los líderes religiosos con la intención de que pasaran como justos delante del pueblo.

 

Primeramente, le llaman maestro que enseña rectamente, que en verdad lo hacía, pero los fariseos lo desacreditaban como maestro por no haber salido de una de las escuelas rabínicas de aquellos tiempos, por eso, aunque esa frase es verdad, no la dicen sinceramente.

 

Posteriormente, le dicen que no hace acepción de personas; es decir, que era imparcial a la hora de enseñar, que no buscaba darles gusto a los hombres, ni se dejaba influir por las apariencias o por lo que los demás pensaban.

 

Finalmente, reconocen verbalmente que enseñaba el camino de Dios con verdad, implicando que sus enseñanzas mostraban el pensamiento de Dios.

 

22 ¿Nos es lícito dar tributo (pagar impuestos) a César (Emperador romano), o no?

Como no había podido atrapar a Jesús en ninguna falta de la Ley de Moisés, la pregunta que le hacen trata de que conteste algo que vaya en contra de la ley romana.

 

Con esa pregunta, los espías buscaban que con la respuesta positiva de Jesús, de que si debía dar el tributo al Cesar, perdiera popularidad frente al pueblo, ya que ellos no querían pagar ese tributo que era de una moneda de plata (un denario), que equivalía a un salario de un día de un jornalero. Aunque no era demasiado, ese tributo les molestaba mucho, ya que representaba que estaban sometidos al emperador, que además se autonombraba como dios, y ellos no querían estar bajo ninguna autoridad que no fuera Dios mismo.

 

 A la respuesta negativa de Jesús de que ese impuesto no debía pagarse, pudieran acusar a Jesús frente a las autoridades romanas de que estaba incitando al pueblo a no pagar un tributo establecido directamente por el emperador romano. En otras palabras, si Jesús apoyaba ese pago de tributo, estaba apoyando al imperio opresor de pueblo y se consideraría como enemigo de Israel, pero si Jesús no apoyaba ese tributo, lo acusarían de sedición (rebelión). Ellos piensan que Jesús no tiene escapatoria.

 

Vs. 23-26. La Vergüenza

23 Mas él, comprendiendo la astucia (trampa) de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis?

Ellos buscaban una respuesta simple de si o no, sin embargo, Jesús percibió la maldad de aquellos hombres, probablemente por la omnisciencia de su divinidad, ya que a pesar de mostrarse humildes y condescendientes a las enseñanzas de Jesús, tenían malas intenciones por lo que les contesta con una pregunta retórica, de porque habían venido a tentarle; es decir, a tenderle una trampa, a someterlo a prueba, lo que ocasionó que esos espías quedaran al descubierto no solo a los ojos de Jesús, sino de todos aquellos que estaban presentes.

 

24 Mostradme la moneda (romana, un denario). ¿De quién tiene la imagen y la inscripción (título grabado)? Y respondiendo dijeron: De César.

Jesús pide que le muestren esa moneda de plata, que era un denario, para que todos la vean y puedan contestar de quien era la imagen y la inscripción que tenía, esa moneda tenía por un lado la imagen del César Tiberio Augusto, y en la inscripción se leían en latín "César Augusto Tiberio, hijo del Divino Augusto", y por el otro lado, una silueta humana sentada en el trono (que bien podía ser él o su madre), con un tronco en la mano, una diadema sobre la cabeza, además de que estaba vestido con ropaje sacerdotales, y en la inscripción se leían en latín "Pontífice Máximo”, que equivale a sumo sacerdote.

 

 

La respuesta que le dieron es que la imagen y la inscripción eran del Cesar, “Cesar” no era el nombre de una persona como se utiliza en la actualidad, sino era un título que tenía el emperador romano en turno, que equivalía al título de “Soberano” o “Rey” en la antigüedad o a la de “Faraón” en Egipto.

 

25 Entonces les dijo: Pues dad a César lo que es de (le pertenece al) César, y a Dios lo que es de (le pertenece a) Dios.

La respuesta de Jesús fue muy diferente a la que los espías, y también la gente esperaba, comenzó diciendo le dieran la Cesar lo que era del Cesar; es decir que, si la moneda tenía impresa la imagen y el nombre del Cesar, pues le pertenecía a él, si el Cesar había emitido esa moneda, tenía el derecho de reclamarla para él, porque le pertenecía.

 

 

 

Por un lado, los herodianos estaban esperando que Jesús hablase mal del emperador, no solo por ser pagano, sino por presentarse como un “dios”; y así poder acusarlo, pero no fue así, y por el otro lado, los discípulos de los fariseos, esperaban que el pueblo se le volteara a Jesús si decía que estaba bien pagar ese impuesto, pero tampoco fue así, por lo que, con esas palabras nadie podía acusar a Jesús de oponerse al sistema religioso judío, ni tampoco de oponerse al sistema legal establecido por Roma.  

 

Pero Jesús no lo dejó allí, sino que aprovecho para hacer una increíble enseñanza y llamado a todos oyentes, tomando la misma forma que dar su respuesta, les pidió que dieran a Dios lo que era de Dios; es decir, que se dieran ellos como personas a Dios, ya que no solo Dios los había creado, sino que los había creado con forme a Su imagen como dice Génesis 1:26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra, lo que le daba todo el derecho sobre la humanidad, por lo que todos los hombres y mujeres que le escuchaban, deberían de entregarle su vida a Dios, quien los creo a su imagen y sobre quienes había puesto Su ley en sus corazones como una inscripción de pertenecía a Dios como dice Jeremías 31:33 Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.

 

26 Y no pudieron sorprenderle (atraparlo) en palabra alguna delante del pueblo, sino que maravillados de su respuesta, callaron (se quedaron en silencio).

El propósito de los enemigos de Jesús volvió a quedar frustrado, no pudieron sorprenderle en ninguna palabra que pudiera servirles para acusarlo ante la ley judía, ni ante la ley romana, por el contrario, quedaron admirados de su respuesta, y lo único que les quedaba era guardar silencio.

 

Aplicación práctica:

19

 Regresar a Dios lo que le pertenece.

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