Hasta el canto del gallo Lucas 22:54-65 |
Versículo del objetivo: “Pero esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor de vosotros, para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito, no sea que por causa de uno, os envanezcáis unos contra otros.” 1 Corintios 4:6
Introducción: El Señor ya le había hecho saber a Pedro que le sería concedido a Satanás zarandearle como a trigo, pero que, debido a la provisión de fe, una vez vuelto habría de confirmar a sus hermanos.
Podemos vernos reflejados en Pedro, como quienes hemos sido despertados de nuestra vana manera de vivir a través del canto maravilloso de Su misericordia y de Su gracia, con el fin de enseñarnos a depender de Su Palabra, y así poder llevar a cabo la comisión de confirmar a nuestros hermanos en la fe.
Pedro había estado confiado en sí mismo, lo notamos cuando Jesús les dijo que iban a ser dispersados y pedro le contestó que “aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré” (Mt. 26:33), incluso se había atrevido a contradecir la palabra de Jesús cuando le dijo que lo negaría tres veces esa misma noche, a lo que pedro contestó “aunque me sea necesario morir contigo, no te negaré.” (Mt 26:35).
Por eso es que la Escritura nos advierte del peligro de poner nuestra confianza en uno mismo, de ser soberbios, eso solo llevará a caer de más alto, como dice Proverbios 16:18 Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu.
Desarrollo:
V. 54. Siguiendo de lejos
54 Y prendiéndole (arrestándolo), le llevaron, y le condujeron a casa del sumo sacerdote. Y Pedro le seguía de lejos.
Lucas se va directamente al juicio que le hacen a Jesús en casa del sumo sacerdote Caifás, que es la misma casa donde días antes los líderes del pueblo de había reunido para buscar la manera de arrestar a Jesús para matarlo (Mt. 26:3-4). Pedro le seguía de lejos, en esto vemos la decadencia del apostol, ya había mostrado arrogancia espiritual, al creerse superior a los otros discípulos y había contradicho las palabras de Jesús, y ahora ya no le sigue de cerca como todo el tiempo, sino de lejos.
V. 55. Sentado con los enemigos
55 Y habiendo ellos (los guardias, alguaciles) encendido fuego en medio del patio, se sentaron alrededor; y Pedro se sentó también entre ellos (se les unió).
La noche era fría (Jn. 18:18), eso llevó a los alguaciles que habían participado en el arresto a encender un fuego en el patio del sumo sacerdote para calentarse mientras esperaban instrucciones, para llevar preso a Jesús o custodiarlo su había que llevarlo a algún otro lugar.
Pedro, quizá con frio, se acercó a ese fuego y se sentó entre ellos, tratando de mostrar una calma exterior que no tenía interiormente, pero vemos en Pedro un paso más abajo en su decadencia, ahora sentado con los que aprendieron al Señor, con los que se burlaban de él (Lc. 22:53-65), le sucedió a Pedro lo que nos advierte el Salmo 1:1 Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores (burladores) se ha sentado.
Vs. 56-60. Avergonzado por los de afuera
56 Pero una criada (sirvienta), al verle sentado al fuego (a la luz del fuego), se fijó en él (lo miro detenidamente), y dijo: También este estaba con él.
57 Pero él lo negó, diciendo: Mujer, no lo conozco.
Quizá esta criada fuera la misma portera (Jn. 18:16) que le dio acceso a Pedro al patio interior y que al verle sentado, lo miró fijamente y lo delató como compañero de Jesús como también lo relata Mateo 26:69-70 69Pedro estaba sentado fuera en el patio; y se le acercó una criada, diciendo: Tú también estabas con Jesús el galileo. 70Mas él negó delante de todos, diciendo: No sé lo que dices. La respuesta de Pedro fue directa, viéndose acusado de ser discípulo de Jesús, quien en ese mismo momento estaba siendo juzgado, negó siquiera conocer a Jesús.
Aplicación Práctica: Vemos primero a Pedro haciendo algo que ningún otro discípulo hizo, con mucha valentía seguir a Jesús, solo que no lo hizo bien, lo comenzó haciendo en arrogancia espiritual , no creyendo las palabras de Jesús, a seguirlo de lejos y después se hizo de compañía de hombres perversos, que lo llevó a esta primera negación del Señor, bien dijo el apóstol Pablo en 1 Corintios 15:33 No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.
58 Un poco después, viéndole otro, dijo: Tú también eres de ellos. Y Pedro dijo: Hombre, no lo soy.
Parece que Pedro se alejó del fuego y se dirigió a la puerta por donde había entrado, quizá intentando salir de aquel lugar, puerta que muy seguramente estaba carrada para evitar cualquier incidente y es allí donde se produce esta segunda acusación y negación de Pedro hasta usando un juramento de veracidad, como se menciona en Mateo 26:71-72 71Saliendo él a la puerta, le vio otra, y dijo a los que estaban allí: También este estaba con Jesús el nazareno. 72Pero él negó otra vez con juramento: No conozco al hombre.
59 Como una hora después, otro afirmaba, diciendo: Verdaderamente (seguro que) también este estaba con él, porque es galileo.
60 Y Pedro dijo: Hombre, no sé lo que dices (no sé de qué hablas). Y en seguida, mientras él todavía hablaba, el gallo cantó.
Entre la segunda acusación y la tercera y última, pasa como una hora, donde Pedro permanece en el patio de sumo sacerdote, y cuando pensó que ya todo estaba tranquilo, fue cuando un hombre le hace la misma acusación de antes, pero a diferencia de las dos anteriores que habían sido acusaciones sin evidencia, este hombre presenta la evidencia de la forma de hablar de Pedro, que seguramente correspondía a un tono característico de la gente del norte de Israel, de Galilea y eso lo descubrió como dice Mateo 26:73 Un poco después, acercándose los que por allí estaban, dijeron a Pedro: Verdaderamente también tú eres de ellos, porque aun tu manera de hablar te descubre, al parecer fueron varios los acusadores contra Pedro en ese momento, o simplemente este hombre resultó ser el mismo que era familiar de Malco, y que también había estado presente en el arresto de Jesús en Getsemaní y lo reconoció, como dice Juan 18:26-27 26Uno de los siervos del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro había cortado la oreja, le dijo: ¿No te vi yo en el huerto con él? 27Negó Pedro otra vez; y en seguida cantó el gallo.
La acusación ahora le parece muy grave a Pedro, ya que ahora había más de dos o tres testigos y eso podrí atener validez en un tribunal, quizá eso lo llevó a que en esta tercera negación de Pedro, la hiciere incluso con maldiciones, intentando con ello que no lo relacionaran con Jesús, como dice Mateo 26:74 Entonces él comenzó a maldecir, y a jurar: No conozco al hombre. Y en seguida cantó el gallo, Pedro tratando de resolver el problema, solo lo había incrementado, trato de tapar el pecado con otro pecado, y eso nunca termina bien, esa maldición podría haber sido algo como “que Dios me castigue si estoy mintiendo”; y además comenzó a desvalorizar al Señor llamándole “ese hombre”.
Mientras Pedro hablaba fue que el gallo cantó, cumpliéndose las palabras de Jesús literalmente como le había dicho.
V. 61a. Redargüido por Su mirada
61a Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro …
No sabemos con precisión donde y como se encontraba Jesús, probablemente había terminado el juicio en casa de Caifás, los soldados tomarían a Jesús y lo trasladarían a algún lugar de la misma casa para custodiarlo y llevarlo al tercer juicio que debía de llevarse por la mañana, y es en ese camino por los pasillos de la casa o pasando por el mismo patio, que canta el gallo y Jesús voltea para cruzar la mirada con Pedro.
Vs. 61b-62. Llorando amargamente
61b … y Pedro se acordó de la palabra del Señor, que le había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces.
No parece ser una mirada de reclamo o de resentimiento, sino una mirada de amor y de perdón, el Señor no se extrañó de la conducta de Pedro, de hecho, ya le había dicho a detalle como sucedería en Lucas 22:34 Y él le dijo: Pedro, te digo que el gallo no cantará hoy antes que tú niegues tres veces que me conoces, que son las mismas palabras que recordó Pedro, pero también le había dicho que cuando eso sucediera, regresaría y que, al hacerlo, debería fortalecer a sus hermanos (Lc. 22:32)
62 Y Pedro, saliendo fuera, lloró amargamente.
Pedro salió, ya había antes intentado salir de aquel lugar sin éxito, pero ahora si lo consiguió, ya que como había terminado el juicio, los jueces y los acusadores estaba dejando aquel lugar, y la puerta estaba abierta. Esa mirada de Jesús desmoronó el alma de Pedro y comenzó a llorar amargamente, y es allí donde comenzó el arrepentimiento de Pedro, no pudo confesarle a Jesús con palabras su pecado, pero lo estaba haciendo con llanto amargo, estaba experimentado la tristeza que es según Dios que produce arrepentimiento (2 Corintios 7:9) y como consecuencia da vida y restauración.
63 Y los hombres (guardias) que custodiaban (vigilaban) a Jesús se burlaban de él y le golpeaban;
Jesús había sido enjuiciado de noche por Anás y luego por Caifás junto con parte del Sanedrín, pero como había sido de noche, esos juicios no tenían validez oficial, por lo que esperarían a hacer un juicio durante el día, por lo que mandaron a Jesús prisionero en algún lugar de la casa del sumo sacerdote, o quizá en algún lugar de la fortaleza Antonia, y siendo custodiado por los soldados romanos, y siendo común de parte de ellos maltratar a los prisioneros, hicieron eso mismo con Jesús, no solo burlándose de Él, sino golpeándolo.
64 y vendándole los ojos, le golpeaban el rostro (en la cara), y le preguntaban, diciendo: Profetiza, ¿(adivina) quién es el que te golpeó?
Esa mirada de Jesús llena de misericordia con la que vio a Pedro cuando había cantado el gallo (Lc. 22:61), había sido cubierta por los custodios, quienes probablemente le pusieron algún paño que le tapara la visión, mientras le golpeaban inmisericordemente una y otra vez, incluso escupiendo sobre su rostro como dice Mateo 26:67-68 67Entonces le escupieron en el rostro, y le dieron de puñetazos, y otros (los alguaciles) le abofeteaban, 68diciendo: Profetízanos, Cristo, quién es el que te golpeó, y así con el rostro golpeado, entumecido y amoratado, se burlaban de su función de profeta peguntándole, como si fuera un adivino, quien le había golpeado.
Esta es una clara manifestación de la rebeldía de los hombres para con Dios, escarneciendo y golpeando a Aquel que había sido enviado a salvarlos.
65 Y decían otras muchas cosas injuriándole (insultándole, blasfemando).
Lucas resume que fueron muchas más cosas las que los custodios le decían en forma de insulto. Parece ser de este mismo momento que escribe Pedro años después en 1 Pedro 2:23 quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente. Despreciado, acusado injustamente, golpeado, escupido, los maltratos no los respondía con amenazas, sino en oración silenciosa, encomendaba Su causa al Padre, quien resolvería todo aquello con Justicia, cumpliendo también la descripción que hizo de Él el profeta Isaías en Isaías 53:7 Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.
Aplicación práctica:
19 |
No comments:
Post a Comment