Monday, August 5, 2024

Lucas 23:32-43 Hoy estarás conmigo en el paraíso

 

Hoy estarás conmigo en el paraíso

Lucas 23:32-43

Objetivo: Comprender, recibir y aprender a compartir la verdad más pura de Evangelio.

 

Versículo a memorizar:Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.” Lucas 23:43

 

Introducción: Después de haber sido hallado inocente, y aun así haber sido condenado a la muerte en la cruz, un centurión romano que estaba a cargo de cuatro soldados, lo llevaron a la cruz (Jn. 19:23). En el camino del pretorio, que se encontraba dentro de la ciudad, al Gólgota, que se encontraba cerca, pero fuera de la ciudad (Jn. 19:20), hubo un agotamiento físico que mostró el Señor, y fue tan evidente,  para los soldados obligaron a Simón de Cirene a cargar la cruz de Jesús el último tramo, o por lo menos una parte de él, y mientras eso acontecía, unas mujeres fueron conmovidas por la situación y lloraban y se lamentaban por Él (Lc. 23:27), pero Jesús se dio el tiempo de voltear hacia donde estaban aquellas mujeres y decirles que sus lágrimas, y sus gritos de tristeza, deberían hacerlo por ellas y por sus descendientes, ya que, como les había dicho con anterioridad, había un juicio que llegaría a aquella ciudad de Jerusalén unos años después, por la rebeldía del pueblo mostrada contra Dios y contra Su enviado.

 

Desarrollo:

32 Llevaban también con él (Jesús) a otros dos, que eran malhechores (criminales), para ser muertos (crucificados).

El Cordero de Dios, sin mancha y sin contaminación, en quien no se le había encontrado algo digno de muerte, iba a la crucifixión, para que nosotros fuésemos justificados como dice 2 Corintios 5:21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él, y siendo inocente, lo llevaban como si fuera un malhechor; pero no iba solo, iba en compañía de dos verdaderos malhechores (criminales), para que se cumpliera la profecía de Isaías 53:12 Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.,

 

De esos dos malhechores no sabemos mucho, Mateo les llama ladrones (Mt. 27:44), pero sin duda eran más que eso, ya que ni la ley judía, ni la ley romana, mataría por crucifixión a un simple ladrón. Juan por ejemplo, de Barrabas decía que era ladrón (Jn. 18:40), pero Marcos dice que estaba preso para ser crucificado por sedición (revoltoso) y homicidio como dice Marcos 15:7 Y había uno que se llamaba Barrabás, preso con sus compañeros de motín que habían cometido homicidio en una revuelta, como el nombre de Barrabas es hebreo, se asume que era judío y como estaba envuelto en revueltas o motines, se cree que era del grupo de los zelotes, que eran judíos religiosos que buscaban la liberación de Israel por medio de la fuerza; y como Marcos dice que estaba preso “con sus compañeros de motín que habían cometido (en plural) homicidio en una revuelta”, algunos piensan que estos dos malhechores eran esos judíos zelotes compañeros de barrabas acusados de homicidio y de sedición contra roma; sin embargo, sería mera especulación, ya que no hay base bíblica para poder afirmarlo, ya que no se nos dice ni sus nombres.  

 

33 Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera (Calvario), le crucificaron allí, y a los malhechores (criminales), uno a la derecha y otro a la izquierda.

Este lugar se encontraba cerca de la ciudad, pero fuera de ella (Jn. 19:20), el nombre de calavera o cráneo, su nombre el hebreo/arameo es Gólgota (Jn. 19:17), y hace referencia, como creen algunos, a la forma del lugar que tenía aspecto de un cráneo, el día de hoy en Jerusalén, al lado de la antigua puerta de Damasco, existe un lugar llamado “la Tumba del Jardín”, que de un costado tiene una colina con un asombroso parecido a una calavera; sin embargo, otros creen que simplemente se llamaba así, ya que era el espacio asignado para las crucifixiones y los enterramientos en esa época, por lo que no se puede saber con exactitud su ubicación actual.

 

Lucas menciona simplemente que “le crucificaron allí”, en medio de los dos malhechores, sin dar más detalles ni de cómo era la cruz, ni de como lo recostaron sobre la cruz para luego elevarlo por medio de cuerdas, sin hablar de los clavos que le pusieron en las muñecas para sostenerlo colgado y quedar con los brazos extendidos, ni de describir como era la muerte por crucifixión y lo difícil que se volvía la respiración por lo que se tenían que ayudar con las piernas para levantarse y poder tomar aire, hasta que finalmente morían por asfixia al segundo día, aunque existen relatos de muertes hasta en ocho días, quizá omite todo esto Lucas ya que asumía que sus lectores entendían como era eso, debido a que era parte cotidiana de su cultura. Los otros evangelios dan un poco más de detalles como que la crucifixión fue a las 9:00 am Marcos 15:25 Era la hora tercera cuando le crucificaron, y que dentro de los observadores estaban las tres Marías Juan 19:25 Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena.

 

34 Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron (sortearon) entre sí sus vestidos, echando suertes (tiraron dados).

Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Esta es la primera de las siete frases pronunciadas por Jesús en la Cruz, orando al Padre pidiéndole perdón por aquellos que lo estaban crucificando, no un reproche, ni una petición de juicio sobre ellos; por el contrario, en inmenso amor reconociendo que era la ignorancia en la condición humana, la que no les permitía entender que estaban matando al “Autor de la vida” (Hech. 3:15). Sin embargo, ese perdón, ese acto de gracia, no puede llevarse a cabo sin el pago de la deuda de ese pecado, sin manifestar primero la justicia; y esa es la razón por la que Jesús se encontraba allí, muriendo en lugar de los pecadores, pagando el Justo por los injustos, para que los injustos podamos recibir el perdón de Dios.

 

Aquí salta la pregunta, ¿por quién oró Jesús, para que le fuera perdonada su ignorancia de crucificar al enviado de Dios? La respuesta la encontramos en Hechos 2:36 Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo. Oró por la casa de Israel, que es un calificativo usado para identificar al pueblo de Dios (Gal. 6:16)

 

Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes. Era una práctica regular que los soldados se repartieran las posesiones del crucificado, y habitualmente la forma de hacerlo era aventando dados, el apóstol Juan da más detalles sobre ello en Juan 19:23-24 23Cuando los soldados hubieron crucificado a Jesús, tomaron sus vestidos, e hicieron cuatro partes, una para cada soldado. Tomaron también su túnica, la cual era sin costura, de un solo tejido de arriba abajo. 24Entonces dijeron entre sí: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, a ver de quién será. Esto fue para que se cumpliese la Escritura, que dice: Repartieron entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echaron suertes. Y así lo hicieron los soldados, este detallado hecho había sido profetizado 1,000 años antes que sucediera por medio del rey David en el Salmo 22:18 Repartieron entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echaron suertes, pero este hecho tiene una implicación muy relevante, que después de eso, el Señor quedó completamente desnudo, de la misma manera que los otros dos crucificados.

 

Aplicación Práctica: Cuantas veces venimos al Señor con la actitud de estos soldados, solo para ver que podemos obtener de Él, no a tener una comunión con él, no a adorarle, solo a pedirle por cosas materiales o temporales, y una vez obtenidas, seguimos con nuestra vida sin tomarle en cuenta.

 

35 Y el pueblo estaba mirando; y aun los gobernantes (líderes) se burlaban de él, diciendo: A otros salvó; sálvese a sí mismo, si este es el Cristo (Mesías), el escogido (elegido) de Dios.

El pueblo además de estar mirando aquel espectáculo de los crucificados en el día de la pascua como dice Lucas, también participaron en las ofensas a Jesús como lo relata Mateo 27:39-40 39Y los que pasaban le injuriaban, meneando la cabeza, 40y diciendo: Tú que derribas el templo, y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz.

 

En esas burlas también participaron gobernantes, quienes eran los principales sacerdotes, junto con los escribas y fariseos, quienes habían sido testigos de la autoridad dada a Jesús, para sanar enfermedades como ceguera, lepra y aún de levantar a Lázaro después de cuatro días de muerto, y a quienes solo les indignaba más que esas sanidades fueran hechas en día de reposo, Mateo menciona los dichos de odio que proferían contra Jesús en Mateo 27:41-43 41De esta manera también los principales sacerdotes, escarneciéndole con los escribas y los fariseos y los ancianos, decían: 42A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar; si es el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, y creeremos en él. 43Confió en Dios; líbrele ahora si le quiere; porque ha dicho: Soy Hijo de Dios.

 

Jesús si podía salvarse a Él mismo, si podía descender de la cruz, pero al hacerlo, ya no salvaría a la humanidad, de allí la frase de que no fueron los clavos los que detuvieron a Jesús en la cruz, sino lo que lo sostuvo en la cruz, fue el deseo de hacer la voluntad de Dios y llevar a cabo el plan de redención que planeo desde antes de la fundación del mundo y el amor a nosotros como dice 1 Pedro 1:18-20 18sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, 19sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, 20ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros.

 

36 Los soldados también le escarnecían (se burlaban), acercándose y presentándole (ofreciéndole) vinagre (vino agrio),

37 y diciendo: Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo.

El otro grupo de escarnecedores eran los soldados romanos, parece que solo se unieron a las burlas de lo que escuchaban de la gente y los líderes religiosos, diciéndole a Jesús que se salvara a Él mismo si era el Rey de los judíos, mientras le ofrecían vinagre, entiéndase un vino ácido, que era un vino barato que se le daba a los soldados, y que ellos los mezclaban con mirra para formar una bebida analgésica que disminuía el dolor, como dice Marcos 15:23 Y le dieron a beber vino mezclado con mirra; mas él no lo tomó, o en forma más específica, no la quiso tomar después de probarla como dice Mateo 27:34 le dieron a beber vinagre mezclado con hiel (sabor amargo); pero después de haberlo probado, no quiso beberlo, los soldados acostumbraban dar esa bebida a los crucificados, pero Jesús rechazó todo lo que pudiera adormecer el sufrimiento que soportó por nuestra salvación.

 

Todas esas burlas e insultos también estaban profetizadas en el Salmo 22:7-8 7Todos los que me ven me escarnecen (se burlan); Estiran la boca (hacen muecas), menean la cabeza, diciendo: 8Se encomendó a (confiaba en) Jehová; líbrele él; Sálvele, puesto que en él se complacía, y esos “todos los que me ven” incluía no solo a la gente, a los gobernantes y a los soldados que estaban allí, sino que incluso, esas ofensas venían también de aquellos dos malhechores que estaban siendo crucificados a los costados de Jesús como dice Mateo 27:44 Lo mismo le injuriaban también los ladrones que estaban crucificados con él, y lo confirma Marcos 15:32b También los que estaban crucificados con él le injuriaban.

 

38 Había también sobre él un título (letrero, inscripción) escrito con letras griegas, latinas y hebreas: ESTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS.

Los historiadores relatan que los condenados a muerte tenían una tabla donde se escribía la causa (acusación, cargo) que les condenaba, misma que la ponían a la entrada de la celda donde estaban presos esperando ser ejecutados, pero como Jesús fue injustamente condenado ese mismo día, Pilato mandó poner en la cruz, la causa por la que Jesús iba a la cruz, como se relata en Juan 19:19-22 19Escribió también Pilato un título, que puso sobre la cruz, el cual decía: JESÚS NAZARENO, REY DE LOS JUDÍOS. 20Y muchos de los judíos leyeron este título; porque el lugar donde Jesús fue crucificado estaba cerca de la ciudad, y el título estaba escrito en hebreo, en griego y en latín. 21Dijeron a Pilato los principales sacerdotes de los judíos: No escribas: Rey de los judíos; sino, que él dijo: Soy Rey de los judíos. 22Respondió Pilato: Lo que he escrito, he escrito.

 

Armonizando el título descrito en los cuatro evangelios (Mt. 27:37, Mr. 15:26, Jn. 19:19, Lc. 23:38) diría: Este es Jesús nazareno, el Rey de los judíos, y quedó escrito en hebreo, que era el idioma de la religión; en griego, que era el idioma de la filosofía; y en latín, que era el idioma del poder romano, el letrero proclamaba en todos los idiomas que se hablaban en ese lugar la verdad de que Jesús era Rey; por lo que nadie podía ignorar la causa escrita de Jesús, que además era muy claro que no era por algo que había cometido, como los otros crucificados, sino por su identidad, por quien Él era, lo que ya era una contradicción en sí mismo.

 

39 Y uno de los malhechores (criminales) que estaban colgados le injuriaba (insultaba), diciendo: Si tú eres el Cristo (Mesías), sálvate a ti mismo y a nosotros.

Ya crucificado, uno de los malhechores insultaba a Jesús, y lo hacía expresando una duda sobre si era o no el Cristo, el Mesías, el Ungido de Dios, y haciéndole una petición completamente egoísta, tratando a Jesús como si fueran iguales, que si era el Cristo, que se escapara de la cruz y salvara de esa muerte a los dos malhechores. El único deseo de este malhechor era salvarse de la muerte, quizá solo para regresar a hacer sus fechorías de su vida anterior.

 

40 Respondiendo el otro  (criminal), le reprendió (protestó), diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación (castigo de muerte)?

41 Nosotros, a la verdad, justamente (con toda razón) padecemos (sufrimos), porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas este ningún mal hizo.

42 Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino (comiences a reinar).

Algo paso con el otro malhechor que también estaba allí colgado, él también había estado insultando a Jesús anteriormente, pero ahora levanta la voz contra el otro malhechor que insultó a Jesús y le hace un reclamo, quizá porque el ladrón egoísta le había dicho a Jesús “sálvate a ti mismo y a nosotros” en plural, incluyendo a los dos, pero él no quiere que lo meta a en su petición egoísta, porque ahora no piensa del mismo modo, algo ha pasado en su corazón que lo ha hecho cambiar de su forma de pensar y de comportarse.

 

Por un lado, pudieron haber influido en él, las burlas expresadas contra Jesús, que, aun siendo insultos, expresaban grandes verdades:

·      Las de la gente;

o   “Si eres Hijo de Dios” (Mt. 27:40)

·      Las de los gobernantes;

o   “A otros salvó”,

o   “Si este es el Cristo”,

o   “El escogido de Dios” (Lc. 23:35),

o   “Si es el Rey de Israel”,

o   “Confió en Dios”,

o   “Ha dicho: Soy Hijo de Dios” (Mt. 27:42:43)

·      Las de los soldados

o   “Si tú eres el Rey de los judíos” (Lc. 23:37)

 

Quizá fueron esas verdades dichas en medio de las ofensas, o quizá el título que declaraba otra verdad, el de “REY DE LOS JUDIOS” que quedo en forma permanente sobre la cabeza de Jesús, que anunciaba Su identidad, o quizá la oración de amor al Padre que hizo el Señor pidiéndole que perdonara a los que le crucificaban fue lo que impacto su corazón, o quizá la combinación de todas ellas, ya que es la verdad de la Palabra la que toma el Espíritu Santo para revelarle a este malhechor quien era Jesús, y eso llevó a este ladrón a reconocer su condición de pecador y a hacerle una petición a Jesús en ese mismo lugar de muerte en el que se encontraban.

 

Aplicación Práctica: No dejemos de hablar la verdad del evangelio, aún a los que se burlan o a los que nos han dicho que no la quieren oír, ya que la Verdad de la Palabra es la que toma es Espíritu para convertir a las personas, “¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?” (Rom. 10:14)

 

Observemos a detalle las cuatro frases que componen el sentir de este malhechor arrepentido.

 

1. Tenía temor de Dios. Lo notamos cuando le reclama a su compañero de fechorías “¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación?” Al principio el mismo fue parte de los burladores, pero ahora muestra temor de Dios, deja de burlarse de Jesús, se dio cuenta que se había estado burlando de alguien que estaba en la misma condenación de muerte por crucifixión, y eso le produjo temor de Dios.

 

2. Reconoce su culpabilidad. Lo notamos cuando dice “nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos.” Reconoce que la situación en la que se encuentra él y su compañero, eran consecuencia de sus actos cometidos, que recibían lo que merecían de acuerdo a la justicia humana, pero esos hechos tienen consecuencias también en la justicia divina, la que describe Romanos 3:23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.

 

3. Confeso que Jesús era sin pecado. Lo notamos cuando dice “mas este ningún mal hizo”, esa revelación de Jesús era santo, sin pecado, no viene de una comprensión humana, sino de una revelación divina, siendo bienaventurado como dice Mateo 11:6 y bienaventurado es el que no halle tropiezo en mí.

 

4. Reconoce a Jesús como Rey. Lo notamos cuando dice “acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.” Esto tuvo que venir como una revelación espiritual de Dios, ya que con los ojos humanos, ese malhechor solo veía a Jesús en ese momento como un hombre colgando de una cruz, desnudo, golpeado, pero ahora veía más allá de lo evidente, y llegó a la plena certeza de que Jesús era el Mesías, el Rey que vendría a reinar, que era el rey prometido de la descendencia de David (2 Sam. 7:13), de alguna manera comprendió que esa muerte de cruz, no le impediría regresar en Su reino; y le pide que se acuerde con el cuándo ese reino comience, no le pide bajar de la cruz como el otro malhechor, o que aminore su dolor en la cruz, no hace ninguna petición de carácter temporal, sino una eterna, que muestra su nuevo entendimiento y su conversión.

 

43 Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo (te aseguro) que hoy estarás conmigo en el paraíso.

Jesús entendió que este malhechor había venido a Él como un regalo del Padre en aquella misma hora como dice Juan 6:65 Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre, por lo que, la respuesta de Jesús a la petición del malhechor fue inmediata, siendo estas sus segundas palabras en la cruz, son muy precisas, y con mucha veracidad al decir “de cierto te digo”; que indican que no se acordaría de él cuando regresara a reinar, sino que hoy mismo estaría con Jesús en el paraíso.

 

El paraíso es simplemente el lugar donde esté la presencia del Señor, como Pablo que fue arrebatado al paraíso (2 Cor. 12:4), y como dice Apocalipsis 2:7 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios.

 

Conclusión:


 De entre todos los personajes aquí mencionados, solo uno pudo comprender la verdad frente a la cual quedó expuesto, “este ningún mal hizo”; recibió el veredicto de que la pena de muerte que recaía sobre de él era justa, “nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos”, y es compelido a compartirla con vehemencia “¿Ni aún temes tú a Dios, estando en la misma condenación?”

 

El mundo entero está condenado a pasar la eternidad destituido de la presencia de Dios (Ro. 3:23), y solo a aquellos, a quienes les es dado (Jn. 6:65) comprender la verdad más pura del Evangelio (2 Co. 5:19) tendrán la capacidad de compartirla correctamente y con vehemencia, de la misma manera hagámoslo nosotros, recordémosle al mundo lo que dice 2 Corintios 5:19 que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.

 

 

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