Objetivo: Atestiguar el milagro más trascendente que el
Hijo de Dios realizó, el cual suple la necesidad más apremiante del hombre de
manera permanente y eterna, manifestando la correcta identidad de Jesucristo.
Versículo a
memorizar: “Pues para
que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar
pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a
tu casa.” Marcos
2:10-11
Introducción: El Señor había
comenzado su ministerio público en Capernaum, ciudad a la que se había
trasladado a vivir desde Nazaret. Allí en la sinagoga dejó a todos admirados
por su autoridad en la enseñanza de la Palabra y también por su poder para
echar fuera espíritus inmundos. Unas horas después demostró también su poder
sanando a todos los enfermos que le llevaron hasta la casa donde se hospedaba.
Al día siguiente, acompañado por sus nuevos discípulos, comenzó un primer viaje
de evangelización por toda Galilea, regresando nuevamente a Capernaum, donde
había establecido su base de operaciones.
Ese fue un viaje
muy intenso, en el que el Señor visitó muchas sinagogas presentándose como el
Mesías esperado, sin embargo, de todas las cosas que el Señor hizo durante ese
viaje, Marcos sólo detalla la sanidad de un leproso.
Desarrollo:
1 Entró Jesús otra vez en Capernaum después de algunos
días; y se oyó (se
supo) que estaba en casa.
Vemos que, después de unos días de predicar en las sinagogas de Galilea,
Jesús entró en el pueblo de Capernaum, lo más probable es que este pueblo
siguió siendo el centro de actividades del ministerio del Señor en esta tierra
durante 3 años.
Cuando regresó se difundió la noticia de que estaba en la casa, se asume
que era la casa de Pedro que se mencionó en el capítulo anterior
2 E inmediatamente se juntaron muchos, de manera que ya
no cabían ni aun a la puerta; y les predicaba la palabra.
A diferencia de lo relatado en el capítulo anterior donde la gente se
amontonaba en la casa en busca de sanidades, ahora esta igualmente llena la
casa, pero ahora para escuchar a Jesús predicar.
Aplicación práctica: El ministerio de
nuestro Señor era predicar la Palabra de Dios y ése es el énfasis que la
Iglesia debe tener en la actualidad recordando lo que dice Isaías 55:11 así
será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo
que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.
3 Entonces vinieron a él unos trayendo un paralítico (hombre que no puede caminar), que era cargado por cuatro.
Paralítico. Hombre con una enfermedad lo deja privado
de toda capacidad de acción, necesitado de la ayuda de los demás.
Pareciera que el paralítico estaba plenamente de acuerdo
con sus cuatro amigos cuando decidieron ir a Jesús, porque sin esa fe habría
sido imposible que el Señor declarase que sus pecados le eran perdonados.
Aplicación práctica: Esa enfermedad sirve para ilustrar
cómo el pecado nos debilita y paraliza. El apóstol Pablo describió bien nuestra
situación como hombres pecadores en Romanos
5:6 Porque Cristo, cuando aún éramos
débiles, a su tiempo murió por los impíos.
Cuatro amigos. Vale la pena considerar a estos cuatro
amigos anónimos del paralítico. Estos sí que demostraron ser amigos de verdad,
ya que la tarea que llevarían acabo no sería fácil, ni se desanimarían cuando
vieran lleno el lugar donde Jesús estaba, y más bien superarán todos los obstáculos.
Aplicación práctica: Esos son los verdaderos amigos que
debemos tener o debemos ser, aquellos que ponen su tiempo y esfuerzo para
acercarnos a Jesús y no para alejarnos de Él, aquellos que son portadores
de camillas para traer a los necesitados a Jesús.
Así pues, la forma en la que introdujeron al paralítico
hasta la presencia de Jesús no era lo que podríamos decir muy ortodoxa.
Realmente estaban corriendo ciertos riesgos. ¿Qué pensaría el dueño de la casa
cuando viera que se la estaban destrozando? ¿O qué pensaría el Señor cuando fue
interrumpido de esa manera en su predicación de la Palabra? La fe nos puede
llevar a hacer cosas poco convencionales.
4 Y como no podían acercarse a él a causa de la multitud,
descubrieron (quitaron) el techo de donde estaba, y haciendo una abertura,
bajaron el lecho (camilla) en que yacía (estaba acostado) el
paralítico.
Descubrieron el techo. En cuanto a la construcción de las
casas en Israel, hay un detalle que debemos conocer para entender bien el
pasaje. En aquel tiempo las casas normalmente tenían una techumbre plana, como
una terraza, a la que se subía por medio de una escalera exterior. Esta
cubierta estaba formada por vigas que iban de una pared a otra, separadas por
un metro entre sí. Este espacio entre las vigas se llenaba de cañas y de
tierra.
Una vez llegados a la casa, no podían entrar a causa de la multitud, que
bloqueaba las puertas y ventanas, así que acometieron la tarea de levantar
parte del techo encima de donde Jesús estaba y descendiendo por allí llegaron
ante Jesús y debieron avergonzarse por haber perturbado la reunión bajando al
paralítico de una forma muy poco convencional; y aunque no sabemos qué estaba
enseñando Jesús en ese momento, imaginémonos el impacto producido sobre los
numerosos asistentes a aquella reunión, bruscamente interrumpida.
5 Al ver Jesús la fe (confianza) de
ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados.
El Señor elogió la fe de ellos por haberse tomado tanto esfuerzo en traerle
a aquel hombre necesitado, y por su actitud han llegado a ser también un
ejemplo para cuantos se esfuerzan en llevar almas a Jesús.
Pero no fue la de los amigos la que salvará al paralítico, es cierto que
fue la fe de ellos la que le trajo al lugar donde pudo conocer al Señor Jesús,
quien trató con él individualmente, a nivel personal.
Tanto el paralítico como sus amigos pensaban que la necesidad mas grande
que el tenía era su sanidad y poder tener movilidad en su cuerpo, sin embargo,
Jesús ataca su verdadero problema, el perdón de sus pecados, lo que no
cambiaría su condición temporal de inmovilidad, pero cambiaria su destino
eterno.
A veces pensamos muy parecido, pensando que los verdaderos problemas son la
pobreza, las guerras, la violencia o cosas como esas que hacen que la vida en
este mundo sea cada vez más difícil. Pero según el diagnóstico divino, todas
estas cosas son consecuencias del pecado y ese problema afecta tanto a pobres,
como ricos, a los cultos e incultos, incluso los paralíticos.
Jesús le perdonó los pecados y luego el Señor también le sanó, pero en este
punto es interesante notar que el paralítico aceptó que el Señor sólo le
perdonara sus pecados. Parecía entender que eso era lo que realmente
necesitaba, más que ninguna otra cosa.
6 Estaban allí sentados algunos de los escribas (maestros de la ley), los cuales cavilaban (pensaban) en sus corazones:
7 ¿Por qué habla éste así? Blasfemias (ofensas contra Dios) dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?
Allí estaban también los religiosos de esa época, que más adelante se
volvería sus abiertos enemigos, que no expresaron su desaprobación, sino que
simplemente lo pensaron. En sus razonamientos y en cuanto a su primera
pregunta, estaban equivocados, pero estaban acertados en su segunda pregunta.
Este hombre no estaba hablando blasfemias. Pero era cierto que solamente Dios
podía perdonar pecados.
Nunca cometamos el error de pensar que El nos perdona porque tiene un gran
corazón. El nos perdona porque Cristo pagó el castigo por nuestros pecados. Por
eso, el Señor no estaba pronunciando blasfemias, porque El era y es Dios.
8 Y conociendo luego Jesús en su espíritu que cavilaban (pensaban) de esta manera dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por qué caviláis (piensan) así en vuestros corazones?
Aquellos hombres no hablaron; más bien lo pensaron interiormente. El trató
de que expresasen lo que sentían, pero ellos ya habían tenido un enfrentamiento
con El y resultaron perjudicados. Así que, en esta ocasión, decidieron que lo
más prudente era permanecer en silencio y así lo hicieron, sin embargo, el
hecho de que Jesús supiera lo que ellos pensaban, muestra el atributo de
Omnisciencia, que solo le pertenece a Dios y confirma la identidad de
Jesucristo como Dios.
9 ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te
son perdonados, o decirle: Levántate, toma tu lecho (camilla) y anda?
Los fariseos estaban en silencio, y tampoco iban a contestar en absoluto esta
nueva pregunta. Aunque ellos no respondieron, lo más seguro es que pensaron que
era más fácil decir que los pecados eran perdonados, ya que eso no podía
comprobarse y sanar el enfermo tenía que evidenciarse.
Cuando pensamos en qué resultaba más fácil para Jesús, tenemos que concluir
que perdonar sus pecados era realmente mucho más difícil, porque eso implicaba
ir a la Cruz.
10 Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene
potestad (autoridad) en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico):
11 A ti te digo: Levántate, toma tu lecho (camilla), y vete a tu casa.
A pesar de la forma irregular en la que el paralítico fue
presentado interrumpiendo la enseñanza de Jesús, el Señor le recibió con amor.
Notemos cuán tiernamente se dirige a él como "hijo". Pero no sólo
eso, como ya hemos visto, hizo con él una obra completa de sanidad que
consistió en perdonar sus pecados primero y restaurar su cuerpo después.
Cuando el Señor sanó a alguien, lo hizo bien y completamente, y este fue el
caso con el paralítico, no fue una sanidad de poco a poco, no lo mando a
terapias, ni nada de eso, fue completa y de inmediato.
12 Entonces él se levantó en seguida, y tomando su lecho (camilla), salió delante de todos, de manera que todos se asombraron (admiraron), y glorificaron a Dios, diciendo: Nunca hemos visto tal cosa.
Cuando Jesús le mandó que se levantara y tomara su camilla, su obediencia a
este mandato, evidenciaba su fe en Jesús, esa fe en Jesús cambió de forma
radical la vida del paralítico, el cambio fue asombroso; había entrado como un pecador
y paralítico llevado por cuatro amigos, pero había salido un hombre justificado
por su propio pie.
Aplicación práctica: La obediencia a los mandamientos
muestran la fe dada por Dios para creer en Jesús, el Espíritu nos impulsa a
anhelar obedecer lo que Dios ha dicho.
Todos los que presenciaron aquel milagro quedaron asombrados. Muchos de
ellos ya habían visto otros milagros con anterioridad, pero aquí descubrieron
que Jesús también tenía poder para perdonar pecados. Así que, glorificaron a
Dios y exclamaron "Nunca hemos visto tal cosa".
Conclusión:
¿Quién es Jesús en este pasaje?
1. Dios omnisciente. Ya que conocía los pensamientos de los
fariseos.
2. Dios que perdona pecados. Perdonó los pecados del
paralítico actuando en su propio nombre.
3. Dios sobre las enfermedades. Demostrando su poder para
sanar al paralítico.
4. El Mesías prometido. Jesús uso ese título de “El Hijo
del Hombre” dado para el Mesías en Daniel 7:13
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