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Versículo a memorizar: “un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos y en todos.” Efesios 4:6
Introducción:
El capítulo 1 nos mostró 7 bendiciones espirituales: 1 Elección en Cristo, 2 Adopción como Hijos por medio de Cristo, 3 Aceptación en el Amado, 4 Redención por la sangre de Cristo, 5 Sabiduría e Inteligencia, 6 Herencia como anticipo, 7 Sello de propiedad, así como una oración de agradecimiento y de petición a: A) Conocer mas a Dios, B) Conocer la esperanza a la que fueron llamados y las riquezas de la herencia, C) Conocer la grandeza de Su poder:
El capítulo 2 nos mostró la abundante riqueza de la gracia de Dios producto de Su bondad en tres formas para con los hombres; “nos dio vida”, “nos resucitó” y “nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús” y el efecto que eso tiene en la comunión que hay en Cristo entre judíos y gentiles.
El capítulo 3 desarrollo la revelación de misterio, que los gentiles son beneficiarios de la misma herencia y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del Evangelio, y una oración pidiéndole a Dios fortaleza al hombre interior por medio del Espíritu para que habite cómodamente Cristo en nuestros corazones a fin de poder ir conociendo mas y mas el inagotable amor de Cristo.
Desarrollo:
1 Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis (vivan, comporten) como es digno de la vocación (llamado) con que fuisteis llamados,
Preso en el Señor. Recordemos que Pablo se encontraba preso en Roma, en un tipo de prisión domiciliaria por predicar el evangelio entre los gentiles, sin embargo, nunca se sintió prisionero por el Imperio Romano, siempre se presento como prisionero de Cristo, o prisionero por predicar a Cristo.
Os ruego. La petición que les hará, una petición de unidad pero se las hace como un ruego, no con la autoridad que, si tenía sobre ellos, por haber establecido la Iglesia de Éfeso 4 años atrás, o como un mandamiento que fuera una carga para ellos, sino como un ruego de saber el comprender el inagotable amor de Cristo debe producir ese deseo de agradar a Dios.
Que andéis como es digno de la vocación. También se traduce como dignos del llamado, los Efesios y nosotros hemos sido, en amor, predestinados para ser adoptados como hijos de Dios (Ef 1:5), y ese llamado a ser parte de la familia de Dios, nos debe de llevar a un comportamiento como hijos del Padre celestial como dice Colosenses 1:10 para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios.
Con que fuisteis llamados. Esta frase nos recuerda que nadie se invitó solo, Dios os escogió en él antes de la fundación del mundo (Ef 1:4), y eso debe producir en nosotros un corazón agradecido que anhele agradar a Dios.
2 con toda humildad y mansedumbre (amables, gentil), soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor,
Humildad. Virtud de conocer sus limitaciones y actúa de acuerdo con ese entendimiento, la humildad es contraria a la soberbia (arrogancia) que hace que la persona se valora mas que las que están a su alrededor, mientras que la humildad considera a los demás como superiores a él mismo como dice Filipenses 2:3 Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo.
Mansedumbre. Es la fuerza interior que le permite poner su voluntad y sus reacciones bajo el control de Dios, en otras palabras, no se deja llevar por sus emociones ni reacciona sin control ante una situación.
Esa humildad y mansedumbre es el modelo que Jesús mismo nos dejó y nos dijo que aprendiéramos de Él, como un rasgo o característica de que somos hijos de Dios como dice Mateo 11:29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallareis descanso para vuestras almas.
Soportándoos. Viene de la palabra griega Strong 430. <anéjomai>; que significa sostenerse uno mismo, soportar, aguantar, padecer, sufrir, tolerar.
Paciencia. Es la capacidad de sufrir y tolerar adversidades con fortaleza, confiando en la Palabra de Dios.
Los unos a los otros. Habla de la familia de la fe, todos aquellos que conformamos la Iglesia de Cristo, no habla de las relaciones con personas en otras esferas, como escuelas, trabajos, familia, etc. sino con los hermanos en la fe.
En amor. La base de aplicar en los hermanos la humildad, la mansedumbre y la paciencia, es el amor, ese amor de Cristo que experimentamos en nosotros y que nos da la capacidad de darlo a nuestros hermanos.
3 solícitos (procuren, esfuércense) en guardar (mantener) la unidad del Espíritu en el vínculo (lazo, medio) de la paz;
Solícitos en guardar la unidad del Espíritu. La unidad de la que habla Pablo en este versículo, Cristo ya la ganó en la cruz, ya todos fuimos aceptados en el Amado (Ef 1:6), y fuimos ya todos sellados por el Espíritu (Ef 1:13), por lo tanto, el estar solícitos, siendo diligentes o esforzándonos en conseguir esa unidad que ya nos ha sido dada, sino en mantenerla (guardarla), esforzarnos en que permanezcamos en esa unidad que le pertenece al Espíritu o que es impartida por el Espíritu.
En el vínculo de la paz. El medio por el cual Jesús obtuvo esa unidad del Espíritu, fue haciendo la paz entre Dios y los hombres y reconciliación a judíos y gentiles entre ellos (Ef 2:14), haciéndolos parte del la misma Iglesia, del mismo cuerpo de Cristo (Ef 2:15) donde Jesús es la cabeza.
4 un cuerpo (Iglesia), y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación (llamado);
Esa unidad de la que Pablo viene hablando, tiene 7 características que nos darán esa unidad del Espíritu unos con otros
Un cuerpo. Se refiere a la iglesia constituida por judíos y gentiles (Ef 2:14-22) como dice Romanos 12:5 así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros, y del cual Cristo es la cabeza como lo dirá mas adelante en Efesios 4:15 sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo.
Un Espíritu. Hace referencia al Espíritu Santo que, no solo sella al “cuerpo” sino que produce la unidad que necesita (Ef 4:3).
Una misma esperanza. Esta esperanza es la resurrección de Cristo Jesús, de que si El resucitó, nosotros también resucitaremos con el como El mismo dijo en Juan 11:25 Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.
5 un Señor, una fe (confianza), un bautismo,
Un Señor. El Señor es Jesucristo, ya que es el que nos compró con su sangre y nosotros ahora le pertenecemos y reconocemos su señorío sobre nosotros, amándole y obedeciéndole.
Una fe. Es la confianza puesta solamente en la obra redentora de Jesucristo en la cruz y no por ninguna obra humana como dice Efesios 2:8-9 8Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9no por obras, para que nadie se gloríe.
Un bautismo. Habla del bautismo (sumersión) que hace el espíritu Santo, tomando a los santos y bautizándolos en el cuerpo de Cristo como dice 1 Corintios 12:13 Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. Siendo el bautismo en agua una representación gráfica de ese bautismo que el Espíritu Santo ya hizo de cada uno de los que han creído.
6 un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.
Un Dios y Padre de todos. De todos aquellos a los que ha adoptado por hijos, y aquí se muestran las funciones de Dios de la tri-unidad:
Es sobre todos. Dios Padre creador del universo y de todo lo que en el existe, por lo que se encuentra sobre todos y quien planeó la salvación desde antes de la fundación del mundo (Ef 1:4)
Por todos. Dios Hijo, Jesucristo fue el que se entrego en la cruz por todos, para redimirlos (rescatarnos) por su sangre y otorgándonos el perdón de los pecados (Ef 1:7)
En todos. Dios Espíritu Santo que ha venido a morar en los creyentes, sellándoles y siendo su herencia hasta la redención de la posesión adquirida (Ef 1:13-14)
Aplicación Práctica: Conocer las características de nuestra unidad en el Espíritu, a fin de que, con toda solicitud (diligencia, esfuerzo), podamos andar dignos de la vocación con la que hemos sido llamados.
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