Monday, February 27, 2023

Lucas 7:18-28 Bienaventurado es el que no halle tropiezo en mi

 

Bienaventurado es el que no halle tropiezo en mi

Lucas 7:18-28

 

 

 
Objetivo: Aprender a desarrollar esta hermosa bienaventuranza, llevando toda duda delante del verbo de vida.

 

Versículo a memorizar:y bienaventurado es aquel que no halle tropiezo en mí.” Lucas 7:23

 

Introducción:

No debemos olvidar que, aunque Juan el Bautista era un hombre extraordinario, siendo el último profeta del antiguo pacto (Is.40:1-3), teniendo una perspectiva limitada al mismo contexto de su ministerio (Mal.3:1-5) y estando padeciendo por causa de su llamado, pudo haberse confundido y desanimado al escuchar a cerca de un Mesías compasivo y misericordioso.

 

Recordemos también que para entonces no se habían revelado plenamente los misterios del Mesías sufriente debido a que; Jesús uno había instaurado el nuevo pacto en su sangre, el Espíritu Santo no había sido enviado, y el canon bíblico no estaba completo.

 

Desarrollo:

V. 18. Las nuevas

18 Los discípulos de Juan (el Bautista) le dieron las nuevas (noticias) de todas estas cosas. Y llamó Juan (el Bautista) a dos de sus discípulos,

Los discípulos de Juan le dieron las nuevas de todas estas cosas. La fama de Jesús, no solo como maestros y hacedor de milagros, sino como Áquel que era capaz de levantar a personas de entre los muertos, se extendió por toda Judea (Lc 7:17), aunque los milagros sucedieron en Galilea, al norte de Israel, esas buenas noticias llegaron al sur de Israel, incluso a la cárcel donde estaba Juan, según los historiadores, esa cárcel estaba en la fortaleza de Herodes llamada Maqueronte, que había sido construida en la cumbre de una colina, se encontraba al este del Mar muerto, en la región de Perea (dentro de lo que hoy es el país de Jordania). 

 

Y llamó Juan a dos de sus discípulos. Recordemos que Juan (hermando de Jacobo) y Andrés (hermano de Pedro) fueron discípulos de Juan antes de ser discípulos de Jesús (Jn 1:37), por lo escrito aquí, entendemos que Juan seguía teniendo discípulos de entre los cuales envió a dos de ellos para dar su mensaje a Jesús.

 

Vs. 19-21. La pregunta

19 y los envió a Jesús, para preguntarle: ¿Eres tú el que había de venir (el Mesías), o esperaremos a otro?

La duda es un sentimiento de incertidumbre o una falta de convicción con respecto a algo o alguien, y así es como se encontraba Juan el Bautista, y aunque era un profeta de Dios, y había anunciado a Jesús como “el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Jn 1:29), las circunstancias en las que estaba eran muy adversas, para este momento, se calcula que Juan llevaba encarcelado alrededor de un año, sin la libertad que tenía en el desierto, comiendo diferente a lo que había sido su dieta en libertad, quizá con poca luz del día, quizá con frio, seguramente muy pocas personas tenían posibilidad de visitarlo.

 

Por otro lado, quizá las expectativas de Juan sobre Jesús eran como las del resto de los Judíos, que esperaban a un Mesías victorioso, que se sentara en un trono y que los liberara de la opresión romana, y eso, no estaba pasando, el mismo seguía encerrado después de un año, Juan el Bautista había predicado que se acercaba un juicio diciendo “Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego” (Mt 3:10) y tampoco estaba pasando, Jesús estaba enseñando del reino de Dios, de perdón de pecados, de amar a los enemigos, incluso estaba comiendo con publicanos y pecadores.

 

Todo eso en la mente de Juan comenzó a causarle duda, pero observemos que la duda de Juan no era si Jesús venía de parte de Dios, sino, si era el Mesías esperado o no lo era, ya que no estaba cumpliendo las expectativas que Juan tenía con respecto a lo que el Mesías debería de hacer cuando llegara.

 

El problema era que interpretaban que el cumplimiento de las profecías del Mesías se cumplirían en un solo momento, por ejemplo; Isaías 61:1-2a 1El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; 2a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; sin embargo, cuando Jesús lee esa Escritura en la sinagoga de Nazaret (Lc 4:17) y dice que en ese momento se estaba cumpliendo esa Escritura, la leyó hasta donde dice “A predicar el año agradable del Señor”, pero no leyó “y el día de venganza del Dios nuestro”, dejando claro que Él estaba cumpliendo en ese momento una parte de la profecía, y el resto de la profecía se cumpliría después, tendrá su cumplimiento en Su segunda venida como dice Mateo 25:31 Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria.

 

Hubo otros hombre de Dios que también dudaron, flaquearon en su fe o simplemente se desanimaron; el profeta Jeremías se desanimó cuando veía que su ministerio no estaba siendo prosperado según sus expectativas y dice que tuvo días donde pensó en no acordarse más de Dios, ni hablar en Su nombre (Jer 20:9), el profeta Elías cuando estaba siendo perseguido por Jezabel, huyo al desierto, se sentó debajo de un árbol para dejarse morir y le decía a Dios que ya no aguantaba más y que mejor le quitara la vida (1 Rey 19:4), o el profeta Jonás, que tomo una embarcación en dirección contraria a lo donde Dios lo había mandado tratando de huir de Su presencia (Jonás 1:3). Así que dudar no es un problema para Dios, ni algo que no se pueda resolver, cuando Juan el bautista pasó por esto, hizo lo correcto, presentar su duda a Jesús, no se quedó con la duda, no busco respuestas en otro lado, tampoco murmuró con sus discípulos, sino que vino a la persona correcta para fortalecer su fe y disipar sus dudas.

 

Jesús mismo llamó a sus discípulos varias veces como “hombres de poca fe”, ya que dudaban continuamente, pero ni aun así, rechazó a alguno de ellos.

 

Somos más vulnerables a dudar cuando las circunstancias alrededor ponen adversas, y comenzamos a dudar si las promesas de Dios son ciertas, pero también somos muy vulnerables a dudar cuando pecamos, y pensamos si realmente Dios está con nosotros, o si realmente terminará la obra que ha empezado en nosotros, y es en esos momentos cuando el enemigo ve una oportunidad para atacar, por eso debemos venir a Jesús y su Palabra, no solo para que quite la duda, sino para que nos perdone y nos limpie como dice 1 Juan 1:9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.

 

20 Cuando, pues, los hombres (los dos discípulos de Juan) vinieron a él (Jesús), dijeron: Juan el Bautista nos ha enviado a ti, para preguntarte: ¿Eres tú el que había de venir (el Mesías), o esperaremos a otro?

Los dos discípulos, de los cuales no sabemos sus nombres, dieron de manera muy precisa el mensaje en forma de pregunta que Juan el Bautista le enviaba a Jesús.

 

21 En esa misma hora (momento) sanó a muchos de enfermedades y plagas (dolencias, sufrimientos), y de espíritus malos (malignos), y a muchos ciegos les dio la vista.

En esa misma hora, es decir, en aquel mismo momento cuando ya estaban presentes los mensajeros de Juan y ya habían hecho su pregunta, y antes de darles la respuesta, Jesús realizó milagros, que Lucas agrupa en 3 (tres) categorías;

 

1)    Sanó a muchos de enfermedades y dolencias, eso es algo que Jesús hacía con cierta frecuencia, pero también nos indica que acudían regularmente personas a Jesús para ser sanadas. Al parecer Lucas, como buen médico, hace una distinción entre enfermedades menos graves y las más graves cuando utiliza el término de “plagas”.

2)    Jesús en esa hora también liberó a los endemoniados que le habían llevado, en otros pasajes Lucas también ha hecho una diferencia entre los que eran sanos de enfermedades y los que eran sanos de demonios.

3)    Jesús les concedió por gracia vista a los ciegos, los cuales eran muchos.

 

Vs. 22-23. La respuesta

22 Y respondiendo Jesús, les dijo (a los enviados): Id, haced saber a Juan (el Bautista) lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan (caminan bien), los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio (buenas noticias);

Y respondiendo Jesús, les dijo. Después de todo ese tiempo de milagros, Jesús regresa a darles la respuesta a los enviados de Juan.

 

Id, haced saber a Juan lo que habéis visto y oído. Les dice que vayan con el Bautista y le digan lo que han visto; es decir, todos esos milagros de los cuales ellos fueron testigos, y de lo que habían oído; es decir, de otras muchas obras que Jesús había hecho con anterioridad como la sanidad del leproso en una de las ciudades de Galilea (Lc 5:13) o la resurrección del hijo de la viuda de Naím (Lc 7:14).

 

Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados. Jesús reproduce unos de los pasajes proféticos acerca de las obras que haría el Mesías en su venida, como Isaías 35:4-6a 4Decid a los de corazón apocado (temeoroso): Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá, y os salvará. 5Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán. 6Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo, no solo físicamente, sino sobre todo, espiritualmente como también dice Isaías 29:18-19 18En aquel tiempo los sordos oirán las palabras del libro, y los ojos de los ciegos verán en medio de la oscuridad y de las tinieblas. 19Entonces los humildes crecerán en alegría en Jehová, y aun los más pobres de los hombres se gozarán en el Santo de Israel.

 

Y a los pobres es anunciado el evangelio. No solo tenían que contar lo que habían visto y oído, sino en qué consistía el ministerio de Jesús, en ir por las ciudades y las aldeas predicando las buenas noticias de salvación a los pobres, pobres en espíritu como dice Mateo 5:3 Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos, Jesús no había venido a establecer un reino en este mundo, sino a salvar a los perdidos.

 

Así que la forma en la que Jesús le quita la duda y le da consuelo a Juan el Bautista es por medio de la Escritura, misma que sin duda, Juan conocía muy bien, además le mando esas palabras con sus dos discípulos, que fueron testigos y que le confirmarían que esa Escritura estaba siendo cumplida por Jesús en ese momento.

 

La Escritura y los testimonio como evidencia, responderían la pregunta de Juan, Jesús era el que había de venir, no era necesario esperar a otro.

 

23 y bienaventurado (dichoso) es aquel que no halle tropiezo (se escandalice) en mí.

Jesús termina el mensaje que le esta mandando a Juan con una bienaventuranza para los que ponen su confianza en Jesús como el Mesías esperado, notemos que dice que la bienaventuranza “es”, no “será” en un futuro, los que hemos puesto nuestra confianza en Jesús ya somos bienaventurados, como dice 1 Pedro 2:4-8 4Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa, 5vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. 6Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; Y el que creyere en él, no será avergonzado. 7Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen, La piedra que los edificadores desecharon, Ha venido a ser la cabeza del ángulo; 8y: Piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados.

 

Los religiosos de esa época como los Fariseos, Saduceos y Escribas, que estaban arraigados en sus tradiciones, Jesús era un tropiezo, se escandalizaban porque Jesús no hacía lo que ellos esperaban que el Mesías hiciera, se escandalizaban porque Jesús compartía la mesa con publicanos y pecadores (Lc 5:30) y debido a eso rechazaban a Jesús como el enviado de Dios.

 

Hoy en día, hay muchas religiones que no reconocen a Jesús como Dios como la Biblia enseña, e incluso se escandalizar por eso, o niegan que Jesús murió y resucitó, torciendo las Escrituras y siendo indoctos e inconstantes como dice 2 Pedro 3:16b … las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición, para ellos Jesús es un tropiezo, por lo que no son bienaventurados.

 

Vs. 24-27. Mas que un profeta

24 Cuando se fueron los mensajeros de Juan (el Bautista), comenzó a decir de Juan a la gente (multitud): ¿Qué (a quién) salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento?

Cuando se fueron los mensajeros de Juan, comenzó a decir de Juan a la gente. Jesús esperó que se fueran los mensajeros de Juan para hablarle a la gente del Bautista, es probable que algunas personas, incluidos los discípulos de Jesús que estaban con Él, al oír la pregunta de Juan a Jesús que mostraba dudas en su fe, hubieran en ese momento considerado al bautista como un profeta débil, por lo que Jesús para disipar cualquier mal pensamiento hacia Juan el Bautista, les lleva a reflexionar sobre la realidad del Bautista por medio de preguntas retóricas:

 

¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? Una caña muestra su debilidad cuando es sacudida por el viento y se mece de un lugar a otro de acuerdo a la dirección del viento, Jesús dice que Juan no era así, el no vacilaba, no era un hombre cambiante de pensamiento, Juan era un profeta con firmeza de carácter y de palabra, su mismo encarcelamiento era el resultado de su firmeza y convicción que mostró ante la vida pecaminosa del Rey Herodes.

 

25 Mas ¿qué salisteis a ver? ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas (lujosas)? He aquí, los que tienen vestidura preciosa (ostentosa) y viven en deleites (placeres), en los palacios de los reyes están.

Jesús le recuerda a la audiencia que la forma de vestir de Juan era sencilla, no era de ropas finas o lujosas, que los que vestían así y vivían en los placeres y perversidades, estaban en los palacios, haciendo una clara alusión a Herodes y su vida inmoral, y que contrastaban con la vida moral del profeta Juan.

 

26 Mas ¿qué (a quién) salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta.

27 Este es de quien está escrito: He aquí, envío mi mensajero delante de tu faz (de ti), El cual preparará tu camino delante de ti.

La gente tenía a Juan por profeta (Mt 14:5), pero Jesús les dice que es más que un profeta, no solo porque fue el último profeta del Antiguo testamento (Mt 11:3), sino porque fue el único profeta profetizado en las Escrituras, por eso Jesús cita Malaquías 3:1a He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí, sería el heraldo que anunciaría al Mesías.

 

V. 28. El Mayor

28 Os digo (les aseguro) que entre los nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de Dios es mayor (superior) que él. .

Os digo que entre los nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista. Todos los profetas anunciaron la venida de Jesús, pero Juan le preparó el camino, preparo los corazones del pueblo para recibir a Jesús, Juan el Bautista, a diferencia de los otros profetas, anunció la llegada de Jesús, lo presentó como el Hijo de Dios (Jn 1:34) e incluso le bautizó (Lc 3:21). De los nacidos de mujer no hubo otro como Juan, pero los que somos nacidos nacidos de nuevo (Jn 3:3), nacidos del Espíritu (Jn 3:6), somos mayores.

 

Pero el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él. Es que todos los creyentes, aún el más pequeño en el reino, tienen mejor posición en Cristo que los profetas del Antiguo Testamento, aun mayor de ellos (Juan el Bautista), ya que se les ha dado el privilegio de que el Espíritu Santo habite permanentemente en ellos (1 Cor 3:16). Los profetas anunciaron a Jesús sin comprender completamente su obra redentora que llevaría a cabo, nosotros en el reino de Dios, somos beneficiarios de la muerte y resurrección de Jesús que rasgo el velo que hoy nos permite un libre acceso (He 10:20) al trono de la gracia de Dios (He 4:16) y somos beneficiarios las abundantes riquezas de su gracia como dice Efesios 2:7 para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.

 

Aplicación Práctica: Aprender a desarrollar esta hermosa bienaventuranza de poner siempre nuestra confianza en Jesús, llevándole siempre toda duda, recibiendo la respuesta y el consuelo en la Palabra de Dios.

Lucas 7:11-17 Dios ha visitado a su pueblo

 

Dios ha visitado a su pueblo

Lucas 7:11-17

 

 

 
Objetivo: Observar la soberanía, la autoridad, el poder y la deidad de Jesús en este relato.

 

Versículo a memorizar:Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores.” Lucas 7:13

 

Introducción:

Lucas mencionó que el principal ministerio de Jesús era la enseñanza, y nos dio un ejemplo a detalle de esas enseñanzas en lo que se conoce como el sermón del llano, después, retomó el relato del ministerio de Jesús que hacía señales que confirmaban que Él era el Mesías esperado, sanó al siervo de un centurión, mostrando que tenía autoridad sobre las enfermedades, incluso a distancia, y ahora Lucas nos relata un evento que solo aparece en su evangelio, sobre la resurrección del hijo de una viuda, donde Jesús muestra que también tiene autoridad sobre la misma muerte, que era último enemigo a vencer como lo dice 1 Corintios 15:26 Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte.

 

Desarrollo:

Vs. 11-13 El encuentro del Autor de vida con la muerte

11 Aconteció después (al día siguiente), que él iba a la ciudad (pueblo) que se llama Naín, e iban con él muchos de sus discípulos, y una gran multitud.

Aconteció después. La expresión que usa Lucas en griego, coloca este relato inmediatamente después de la sanidad del siervo del centurión romano que aconteció en Capernaúm, y en enlaza los 2 (dos) relatos, el siervo moribundo, y el joven muerto de este pasaje.

 

Que él iba a la ciudad que se llama Naín. La ciudad de Naín se encuentra a 50 Km al suroeste de Capernaúm, a pocos kilómetros de la ciudad de Nazaret, esta es la única mención que se hace en la biblia de este poblado, se identifica actualmente con la ciudad de Nein en Israel. El recorrido caminando sería de alrededor de 8-10 horas, por lo que podemos asumir que salieron muy temprano de Capernaúm y llegaron a Naín al atardecer.

 

E iban con él muchos de sus discípulos, y una gran multitud. Los doce que había seleccionado de entre sus discípulos, y que eran también llamado apóstoles, seguramente iban con Él, ya que ese llamado era para que estuviesen permanentemente con Jesús (Mr 3:14), le seguirían también Sus otros discípulos, así como una multitud, de los que le buscaban para oírle y para ser sanados (Lc 6:17).

 

12 Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar a un difunto (muerto), hijo único de su madre, la cual era viuda; y había con ella mucha gente de la ciudad.

Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad. Las ciudades generalmente estaban encerradas en muros y había accesos principales a ellas por medio de puertas, que, por lo general, eran donde llevaban a cabo comercio con otros pueblos y de donde despachaban los asuntos internos de la ciudad.

 

He aquí. Es una forma de escribir de Lucas para invitarnos a poner toda nuestra atención en los detalles del relato.

 

Que llevaban a enterrar a un difunto. Así que, en ese acceso a la ciudad, se encuentran dos grupos, con Jesús vienen sus discípulos y una multitud que llegan con gozo, y probablemente escuchando sus enseñanzas y con mucha expectativa de lo que Jesús les mostraría, y enfrente viene un grupo llego de dolor y tristeza que va a enterrar a un muerto.

 

No parece una coincidencia, sino una providencia; es decir, un evento que Jesús planeó y preparó anticipadamente, de tal manera que ese día, en ese lugar y a esa hora, se diera el encuentro del “Autor de la vida” (Hech 3:15) con la muerte, de la misma manera que planeo el encuentro con la mujer samaritana como dice Juan 4:4 Y le era necesario pasar por Samaria, o cuando Abraham necesitaba un animal como sustituto de Isaac, y allí mismo se encontraba un carnero atorado con sus cuernos en un zarzal (Gn 22:13), o como cuando Rut, la moabita salió a juntar espigas a un campo y resultó que ese campo era de Booz (Rut 2:3), quien se convertiría en su esposo, entre muchos otros ejemplos bíblicos.

 

Según los historiadores, en el cortejo iba delante las plañideras, que eran mujeres que se contrataban para para llorar en los funerales, en seguida los flautistas que iban tocando música de funeral, y detrás de ellos los familiares cercanos, en este caso, solo la madre, en seguida, el fallecido envuelto en lienzos que iba siendo cargado por 4 (cuatro) personas en una especie de camilla, y al final, los familiares, amigos, o vecinos que se unían al dolor de la familia por su pérdida.

 

Hijo único de su madre. Lucas detalla la condición de esa madre que llevaba a enterrar a su hijo, menciona que era su único hijo, esa palabra “único” viene del griego Strong 3439 <monogénes> que significa, unigénito, único nacido, y aparece 9 (nueve) veces en el Nuevo testamento, 5 (cinco) de ellas refiriéndose a Jesús como el Unigénito del Padre (Jn 1:14, 1:28, 3:16. 3:18 y 1 Juan 4:9) y las otras 4 (cuatro) referencias como sigue:

 

Lucas 7:12. Este hijo de la viuda que es resucitado por Jesús y que se lo devuelve a su madre

Lucas 8:42. La hija de Jairo que fue resucitada por Jesús y se la entrega a sus padres

Lucas 9:38. El hijo endemoniado al que Jesús libera y se lo devuelve a su padre

Hebreos 11:7. En referencia de Abraham que ofreció a Isaac su hijo único, y que Dios suplió un carnero para el sacrificio, e Isaac pudo regresar con su padre.

 

La cual era viuda. Eso significa que, esa mujer se había quedado sin el esposo con anterioridad y ahora con la pérdida del hijo, que quedaba sin alguien que pudiera sustentarla, además de que había perdido la posibilidad de perpetuar la línea familiar. En esa época y en esa región, una mujer viuda y sin hijos tendría muchas dificultades para poder sostenerse económicamente por si sola, además de que a partir de ese momento quedaría completamente sola.

 

Jesús se dirige a ese joven en el versículo 14 con la palabra griega Strong 3495 <neanískos>, que significa un joven adulto de menos de 40 años, por lo que no era un niño, ni un adolescente, se encontraba ya en su edad productiva, lo que confirma la idea de que la viuda había perdido el sostén de su casa, y su única protección.

 

Y había con ella mucha gente de la ciudad. Quizá esa familia era muy apreciada en el pueblo, o simplemente, la mucha gente de la ciudad que la acompañaba al entierro de su único hijo, lo hacía por entender la tragedia a la que se estaba enfrentando esta mujer.

 

13 Y cuando el Señor la vio, se compadeció (tuvo compasión) de ella, y le dijo: No llores.

Y cuando el Señor la vio. Esta es la primera vez que Lucas se describe a Jesús como “el Señor”, quizá porque en este relato, Jesús el Señor sobre la muerte.

 

De todo ese cortejo fúnebre, Jesús se fijó su mirada en aquella mujer, en su rostro lleno de dolor, casi con seguridad lleno de lágrimas que mostraban lo abatida que se encontraba su alma, y la tragedia a la que se estaba enfrentando.

 

Se compadeció de ella. La palabra compasión viene de la palabra griega Strong 4697 <splanjnízomai> que significa, sentir que las entrañas anhelan, sentir lástima por alguien de lo más profundo del ser, ese dolor puede producir el deseo de ser movido a misericordia, es decir; a hacer algo por esa persona para aliviar su dolor, y eso es lo que el corazón compasivo de Jesús tuvo por esa mujer y su situación, una profunda empatía por el dolor que esa mujer estaba experimentando y un anhelo de ayudarle en su miseria.

 

Bien dice el escritor de hebreos que Jesús, como Sumo Sacerdote, se compadece de nuestras debilidades, como dice Hebreos 4:15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado, y en este contexto de Lucas es cuando Jesús nos mandó a ser misericordiosos como nuestro Padre es misericordioso (Lc 6:36)

 

Y le dijo: No llores. Es probable que Jesús y sus seguidores se detuvieran a un costado del camino, para dejar pasar a el contingente fúnebre que venía de frente, pero llegó un momento donde la mujer quedo frente a Jesús, quien tomó la iniciativa hablarle y darle una palabra de autoridad, ya que el verbo está en imperativo, pero lleno de amor y compasión, que se puede traducir como “deja de llorar”, esas palabras han de haber confundido a la mujer, porque se le pedía que dejara de llorar, pero sus circunstancias en la que estaba no había cambiado nada, pero Jesús si sabía lo que estaba a punto de hacer.

 

V. 14 La Palabra de vida

14 Y acercándose, tocó el féretro (camilla); y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate.

Y acercándose, tocó el féretro. Jesús nuevamente toma la iniciativa, y Él es quien se acerca al féretro.

 

Tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Jesús tocó el féretro como una señal para que el cortejo fúnebre se detuviera y eso aconteció, la procesión de detuvo.

 

Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate. Ante la expectativa y sorpresa de los discípulos de Jesús, las multitudes que los seguían, el cortejo fúnebre que se había detenido y sobre todo la de la madre de ese joven, Jesús pronunció un mandato a ese joven, el de levantarse, que implica resucitar de entre los muertos. Pablo lo describió, no solamente alguien que tiene vida como Adán, sino alguien que da vida como dice 1 Corintios 15:45 Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante.

 

Notemos la soberanía de Dios en este relato, la mujer no le pidió a Jesús que resucitara a su hijo, ni siquiera se menciona que ella hubiera tenido fe, no hubo ancianos judíos que le rogaran a Jesús que hiciera algo por ellos como si lo hicieron con el siervo del centurión, por lo que dependió completamente de la voluntad de Jesús hacerlo, como dice Romanos 9:16 Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.

 

Ahora notemos la autoridad de Jesús sobre la muerte, autoridad para generar vida, ya que no se estaba dirigiendo a un cuerpo enfermo, sino a un cuerpo muerto, una persona que no tenía forma de reaccionar ante tal mandamiento, este joven solo podía obedecer tal mandato si viniera del que llama a las cosas que no son como si fueren como dice Romanos 4:17b … el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen.

 

Notemos el poder de Jesús en las 3 (tres) resurrecciones registradas en la Escritura, a la hija de Jairo que había muerto le dijo “Talita cumi; que traducido es: Niña, a ti te digo, levántate” (Mr 5:41), a su amigo Lázaro que llevaba tres días muerto le dijo “¡Lázaro, ven fuera!” (Jn 11:43) y a este joven le dijo “Joven, a ti te digo, levántate”, en todas las veces Jesús tuvo que limitar su mandato solamente a la persona que quería resucitar, y es que el poder de su Palabra es tan grande, que sí solo hubiera dicho, levántate o resucita, todos los muertos, de todos los tiempos resucitarían al instante, lo que si sucederá más adelante como dice Apocalipsis 20:12 Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras.

 

Y por último, notemos la deidad de Jesús, para resucitar a este joven, no oró al Padre, como si lo tuvo que hacer el profeta Elías para resucitar al hijo de la viuda de Sarepta (1 Rey 17:17-24), como lo tuvo que hacer el profeta Eliseo cuando resucitó al hijo de la sunamita (2 Rey 4:18-37) o como lo tuvo que hacer el apóstol Pedro cuando Dios resucitó a Dorcas en Jope (Hech 9:36-43),  ni se echó sobre el cuerpo del joven como hizo apóstol Pablo al resucitar e Eutico en Troas (Hech 20:7-12). La sola Palabra de Jesús bastó para darle vida a un muerto, mostrando que Jesús es la vida misma como dice Juan 1:3-5 3Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. 4En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. 5La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.

 

Vs. 15-17 Las reacciones

15 Entonces se incorporó (se sentó) que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio (entregó) a su madre.

Entonces se incorporó que había muerto, y comenzó a hablar. El joven resucitó, regresó a la vida, y lo mostró incorporándose y hablando, ya no había una razón por la que el joven estuviera distante de su madre, así que Jesús personalmente se lo entregó a su madre.

 

Y lo dio a su madre. Jesús tenía el derecho de propiedad sobre la vida de ese joven, ya que Él lo había regresado de entre los muertos, y ahora se lo regala a su madre.

 

Ya no se nos dice nada de la madre, pero podemos imaginar cómo pasó del dolor y la angustia, al gozo y agradecimiento.

 

16 Y todos tuvieron miedo, y glorificaban (alababan) a Dios, diciendo: Un gran profeta se ha levantado entre nosotros; y: Dios ha visitado (venido en ayuda) a su pueblo.

Y todos tuvieron miedo. Este milagro produjo un temor reverente, ya que se dieron cuenta que estaban frente al dador de vida, todos tuvieron miedo; es decir, los 3 (tres) grupos, los discípulos, las multitudes que seguían al Señor, y el cortejo fúnebre que se vio interrumpido por este prodigio.

 

Y glorificaban a Dios. Ese temor reverente se convirtió rápidamente en una explosión de alabanza a Dios, manifestando la alegría que les produjo ser testigos oculares de aquel tan relevante hecho.

 

Diciendo: Un gran profeta se ha levantado entre nosotros; y: Dios ha visitado a su pueblo. La alabanza a Dios era producto de que entendían dos cosas; que Jesús era un profeta de Dios, y que Dios había manifestado Su presencia divina en ese milagro, sin embargo, no alcanzaron a comprender que el Mesías (ungido) que tanto esperaban, estaban frente a ellos.

 

17 Y se extendió la fama de él por toda Judea, y por toda la región de alrededor.

Este milagro de resurrección que realizó Jesús, se difundió rápidamente por todas las regiones de Israel, e incluso, a las regiones circunvecinas que no eran parte de Israel; es decir, con los gentiles.

 

Resumen del Objetivo: Observar la soberanía de Jesús, que sin haberle pedido su intervención y sin que alguien mostrara algún tipo de fe, intervino para resucitar al joven muerto, vemos también su absoluta la autoridad, aun sore la muerte quien era el último enemigo a vencer, además de observar cómo tuvo que limitar su poder para que solo ese joven resucitara y por último, vemos claramente su deidad, al no tener que orar al padre, sino, solo decir dar instrucciones de vida al joven para que se levantara de entre los muertos.

 

 

 

Lucas 21:1-6 Levantando los ojos

  Levantando los ojos Lucas 21:1-6 Objetivo: Aprender a poner los ojos en Aquel que ha puest...