Tuesday, January 30, 2024

Lucas 18:1-8 Hazme justicia de mi adversario

 

Hazme justicia de mi adversario

Lucas 18:1-8

 

Objetivo: Conocer la razón fundamental del clamor perseverante de los escogidos.

 

Versículo a memorizar: “Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?” Lucas 18:8

 

Introducción: Jesús viene de enseñar sobre su segunda venida y la implementación física del reino de Dios, pero lo más importante es que el reino de Dios llegue a los corazones de las personas, que estén dispuestas a perder la vida como este mundo ofrece, enfocados en las cosas temporales, y por el contrario, que tome su cruz cada día y siga a Cristo (Lc. 9:23), y es entonces que tendrá la vida eterna.

 

Desarrollo:

1 También les refirió Jesús una parábola (ejemplo, historia) sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar (sin desanimarse),

También. En el también podemos deducir que Lucas implica que Jesús no ha cambiado de lugar no de audiencia, que esta parábola viene como continuación de la respuesta de Jesús a los fariseos de cuando vendría el reino de Dios y de las instrucciones a sus discípulos de cómo sería su regreso.

 

Les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar. Entre la primera venida de Jesús; es decir de ahora que esta con ellos, y de la segunda vendida de las que recién les enseño, hay un tiempo. Jesús enseña que en ese tiempo tenemos una necesidad de orar sin caer en el desánimo por no ver una respuesta o por ver las circunstancias en las que vivimos, o al observar cómo el mundo nos empuja a no vivir de acuerdo a como Dios requiere, por lo que la oración debe ser persistente.

 

Jesús procederá a enseñar que esa persistente oración debe de ser el clamor por justicia, y lo hará por medio de una parábola (ilustración).

 

2 diciendo: Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre.

El primer personaje de la parábola que Jesús presenta es un juez de alguna ciudad judía, sin ser muy preciso de dónde. La función de un juez era impartir justicia en los casos civiles que le traían y aplicar las leyes vigentes para eso. Sin embargo, este juez no hacía eso, tenía un par de características que lo hacían injusto, no temía a Dios, es decir su comportamiento moral no estaba dirigido por lo que Dios había dicho, por lo tanto, quebrantaba la ley de Dios, y tampoco tenía un deseo de ayudar a las personas, por lo que no tenía moral ni empatía por aquellos a los que debería de hacerles justicia.

 

3 Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario (contrincante, enemigo).

Había también en aquella ciudad una viuda. El segundo personaje es una viuda, en aquella época, las viudas y los huérfanos eran las personas más indefensas en la sociedad, razón por la que Dios le había dicho a su pueblo en su Ley que tuvieran especial cuidado en proteger a esos grupos vulnerables y de no abusar de ellos (Ex. 22:21, Dt 10:18, 14:19, 24:17), de la misma manera se los recordó el profeta Isaías como dice Isaías1:17 aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda.

 

La cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario. En el relato, parece que había recibido una injusticia por parte de alguien, y al no tener esposo y quizá ningún familiar cercano que fuera hombre, ella misma era la que se daba valor y acudía al injusto juez para insistirle reiteradamente que interviniera en su caso, ella no está pidiendo venganza contra su ofensor, sino justicia, justicia que ese juez debía de hacer ya que ese era su trabajo.

 

4 Y él no quiso (se negó) por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí (pensó): Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre,

Ese injusto juez no quiso atender a la viuda por cierto tiempo, la escuchaba pero rechazaba o ignoraba sus peticiones, su actitud solo reflejaba lo que el mismo reconocía de su persona, que no tenía temor de Dios y no guardaba ningún respeto por alguna persona, quizá no la atendía solo por negligencia o quizá ese adversario de la viuda era una persona importante e influyente en la ciudad y el juez no se quería meter en problemas.

 

5 sin embargo, porque esta viuda me es molesta (no deja de molestarme), le haré justicia, no sea que viniendo de continuo (con sus visitas), me agote la paciencia.

Ese juez decidió atenderla solo por el hecho de que aquella insistencia de la mujer viuda le era molesto, y que al parecer esa insistencia continuaría por mucho tiempo si no le atendía su demanda. No cambio la condición del juez, no comenzó a temer a Dios y querer hacer lo correcto, ni tuvo empatía con la viuda, simplemente y de una manera egoísta, estaba actuando para su comodidad personal, para no sentir la molestia que le causaba aquella viuda y su paciencia se agotara.

 

6 Y dijo el Señor: Oíd (fíjense, tengan en cuenta) lo que dijo el juez injusto (malo).

Jesús llama la atención de sus oyentes a observar y meditar detenidamente sobre la respuesta de aquel juez, que el mismo Señor llamó “injusto”, o como dicen algunas otras traducciones, “el juez de la injusticia.”

 

7 ¿Y acaso Dios no hará justicia (defenderá) a sus escogidos, que claman (piden ayuda) a él día y noche? ¿Se tardará en responderles?

8 Os digo que pronto (de inmediato, sin demora) les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe (confianza en Dios) en la tierra?

Jesús concluye con tres preguntas retóricas, que las podemos resumir de la siguiente manera:

 

Si un juez injusto que era despreocupado de Dios y que no sentía ninguna empatía por aquella viuda, accedió después de un tiempo a ayudarla solo por su insistencia, mucha más lo hará Dios, que además de ser un Juez Justo, tiene un profundo amor por sus escogidos, el cuál escuchará el clamor continuo que hacen los suyos de día y de noche, y además no tardará en responderles, les hará justicia pronto.

 

Jesús termina preguntando si a su regreso, encontrará personas que oren insistentemente por justicia de sus adversarios en sus vidas.

 

Aplicación Práctica: La Palabra de Dios nos dice quiénes son nuestros tres adversarios:

 

1. El tentador (Ef. 6:12). Satanás mismo que usa el sistema del mundo para propiciar tropecemos en el camino de Dios.

2. El mundo (1Jn. 2:15-17). El sistema de valores de este mundo que es manipulado por Satanás para despertar en nosotros los deseos de los ojos, los deseos de la carne y la vanagloria de la vida, las cuales no provienen del Padre.

3. La carne (Gal. 5:16-17,19-21). Nuestra misma naturaleza humana que tiende a pecar; es decir, nuestras debilidades o pasiones desordenadas que fácilmente nos pueden alejar de Dios.

 

Nuestra continua oración, de día y de noche, debe ser que la justicia de Dios que es Cristo, sea establecida en nuestras vidas, y que nuestros adversarios; nuestra naturaleza pecadora, satanás y el mundo, sean quitados de nuestra vida, para que solo reine la justicia de Cristo en santidad.

 

Objetivo: Conocer la razón fundamental del clamor perseverante de los escogidos.

Thursday, January 25, 2024

Lucas 17:20-37 El reino de Dios, ¿Cuándo y Dónde?

 

El reino de Dios, ¿Cuándo y Dónde?

Lucas 17:20-37

 

Objetivo: Escuchar con limpio corazón las respuestas de Jesús, a fin de prepararnos para el reino de Dios.

 

Versículo a memorizar: “Todo el que procure salvar su vida, la perderá; y todo el que la pierda, la salvará.” Lucas 17:33

 

Introducción: Jesús viene de haber limpiado a 10 (diez) leprosos, y solo uno de ellos, que era Samaritano, regreso a Jesús alabando y dando gracias, mientras los 10 (diez) fueron sanados, solo ese ex-leproso que regresó a Jesús fue salvado por medio de la fe.

 

Desarrollo:

20 Preguntado por los fariseos, cuándo había de venir (llegar) el reino de Dios, les respondió y dijo: El reino de Dios no vendrá con advertencia (aviso),

21 ni dirán: Helo (mírenlo) aquí, o helo (mírenlo) allí; porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros.

Los fariseos que eran adversarios de Jesús, por lo que esa pregunta no la hacen con buena intención, más bien parece como una exigencia, como un amanera de desafiarlo, de mostrarle a los demás que si Jesús era el Mesías, ya debería de estar reinando, ya que los judíos en general y los fariseos en particular, esperaban la venida del Reino; es decir, que cuando el Mesías llegara se estableciera como rey de la nación de Israel y por consiguiente desplazara al imperio romano que los tenía subyugados.

 

Esa idea la obtenían de algunos pasajes que hablan del Mesías como el rey de un reino que no tendría fin como dice Daniel 7:14 Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido, o como dice Jeremías 23:5 He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra; sin embargo, no habían entendido que el Mesías primero vendría a sufrir y morir (como dice el Salmo 22), como sucedió en la primera venida, y después regresaría a reinar en su segunda venida.

 

Cuando ese reino espiritual se manifieste en lo físico, ya que ciertamente Jesús regresará a ejercer el dominio sin fin como profetizaron aquellos profetas (Daniel, Jeremías), va a implementarse sin ningún aviso o advertencia previa, no sería necesario que alguien dijera, que el reino de Dios esta por acá o por allá, ya que, de hecho, el reino de Dios ya estaba entre ellos.

 

Jesús les contesta que el reino de Dios no es un lugar en específico, sino es cualquier lugar donde el rey (Jesús) de ese reino se encuentra, por eso les dice que ya está entre ellos, el reino de Dios es Jesús mismo, lo tenían allí y no lo podían ver, ya que para ver el reino de Dios, que es espiritual (Jn. 18:36), se debe de nacer de nuevo (nacimiento espiritual) como Jesús le dijo a uno de esos fariseos llamado Nicodemo en Juan 3:3 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios, cuando creemos en Jesús como salvador, el Espíritu Santo nos sella y habita en nosotros, poniendo en nuestro corazón el reino de Dios que es espiritual (Col. 1:9-14)

 

22 Y dijo a sus discípulos: Tiempo vendrá (llegará el tiempo) cuando desearéis (anhelarán) ver uno de los días del Hijo del Hombre, y no lo veréis.

23 Y os dirán: Helo (mírenlo) aquí, o helo (mírenlo) allí. No vayáis, ni los sigáis.

24 Porque como el relámpago que al fulgurar (brillar) resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro, así también será el Hijo del Hombre en su día.

Jesús partiría de ellos en poco tiempo, sabiendo eso, ahora se dirige a sus discípulos para advertirles que cuando Él ya no esté, van a extrañar esos días cuando estuvo con ellos, pero que no se deben dejen engañar, que cuando escuchen del regreso del “Hijo del Hombre”, que es un título mesiánico (Dn 7:13) que Jesús lo aplicaba para si mismo, que cuando digan que está en algún lugar, no deben prestar oídos a esos engaños de falsos maestros o profetas, más bien deben saber que cuando ese día llegue, todas las personas de la tierra lo sabrán, será tan evidente como cuando un relámpago brilla y hace resplandecer todo el cielo y todos lo notan, como dijera el apóstol Juan en Apocalipsis 1:7 He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén.

 

25 Pero primero es necesario que padezca (sufra) mucho, y sea desechado (rechazado) por esta generación (la gente de este tiempo).

Jesús les insiste que antes de regresar a gobernar, era necesario que padeciera en la cruz para el beneficio de los pecadores como ya había dicho en Lucas 9:22 y diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre padezca muchas cosas, y sea desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y que sea muerto, y resucite al tercer día, que era necesario primero venir como el Mesías sufriente y después regresar como el Mesías reinante.

 

26 Como fue (pasó) en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre.

27 Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca, y vino el diluvio (inundación) y los destruyó a todos.

28 Asimismo como sucedió (pasó) en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban (sembraban), edificaban (construían);

29 mas (pero) el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos.

30 Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste (aparezca).

Cuando Jesús venga a reinar, habrá un juicio también, separará a las ovejas (los que creyeron) de los cabritos (los que no creyeron) como dice Mateo 25:32 y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos, y ese juicio tomará al mundo por sorpresa, de la misma manera que en los días de Noe (Gn. 6) la gente llevaba su vida normal, comiendo, bebiendo y casándose, e ignorando la advertencia que hacía Noe como pregonero de justicia (2 Pe. 2:5) les hacía que vendría un juicio de diluvio y no le creyeron, pero cuando llegó solo Noe y sus siete familiares se salvaron y los demás perecieron. De la misma manera sucedido con la gente de Sodoma y Gomorra, cuando los ángeles llegaron a rescatar a Lot y a su familia (Gn. 19) de una lluvia de fuego y azufre que Dios había determinado, la gente hacía su vida normal sin saber que el juicio estaba por llegar, hasta que ese juicio llego y perecieron sus habitantes.

 

 

De la misma manera dice Jesús, que será el día de su manifestación (segunda venida), la gente sin Cristo estará haciendo su vida normal, y sin ninguna advertencia para ellos, se van a encontrar con un juicio de Dios.

 

En ambos casos de Noe y Lot (y sus familias), los escogidos de Dios fueron salvados antes de la destrucción de todos, y es misma es nuestra esperanza para aquellos que hemos puesto nuestra confianza en Jesús como Señor y Salvador.

 

 

 

31 En aquel día, el que esté en la azotea, y sus bienes en casa, no descienda a tomarlos; y el que en el campo, asimismo no vuelva atrás (no regrese a casa).

32 Acordaos de la mujer de Lot.

En la época de Jesús, los techos de las casas eran planos. La gente subía por una escalera construida en la parte de afuera y en las noches de mucho calor, la gente prefería dormir en el techo de sus casas; entendiendo eso, Jesús dice que si cuando llegue ese día de Juicio y alguien se encuentre allí, que no entre a su casa en busca de sus bienes, eso solo mostraría que la persona tiene un apego a las cosas de este mundo, de la misma manera que lo mostró la esposa de Lot cuando volteo a Sodoma mostrando un aprecio a lo que estaba dejando y se convirtió en un pila de sal (Los ángeles ya les habían advertido que no voltearan), de allí la advertencia de Jesús de que debemos acordarnos de la mujer de Lot, que anhelando las cosas de este mundo, no se salvó del juicio de Dios.

 

Por eso decía el apóstol Juan en su primera carta lo siguiente; 1 Juan 2:15-17 15No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 16Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. 17Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.

 

33 Todo el que procure (trate) salvar su vida, la perderá; y todo el que la pierda, la salvará (conservará).

Jesús concluye esta parte de su enseñanza a sus discípulos diciendo que el que quiera salvar su vida presente y temporal, perderá la espiritual y eterna. Querer mantener la vida como este mundo la ofrece, termina perdiendo lo que Dios tiene pare él/ella, pero aquel que esté dispuesto a perder la vida como este mundo dicta, y por el contrario, que tome su cruz cada día y siga a Cristo (Lc. 9:23), son los que tendrán la vida eterna.

 

34 Os digo que en aquella noche estarán dos en una cama; el uno será tomado (llevado), y el otro será dejado.

35 Dos mujeres estarán moliendo juntas; la una será tomada (llevada), y la otra dejada.

36 Dos estarán en el campo; el uno será tomado (llevado), y el otro dejado.

Jesús extiende con estos ejemplos lo que le sucedió a la esposa de Lot, que a pesar de estar casa con el justo Lot (2 Pe. 2:7), y a pesar de haber oído de los mismos ángeles la destrucción que vendría a Sodoma, que hospedó a esos ángeles en su casa, y que ellos les ayudaron a salir de prisa de Sodoma aun tomándoles de la mano, a Lot, a ella y a sus hijas, no se salvó, ya que la salvación es individual y no grupal, que no es suficiente con estar cerca de las personas de fe o asistir regularmente a la iglesia, sino que es necesaria una verdadera conversión del corazón.

 

37 Y respondiendo, le dijeron: ¿Dónde, Señor? Él les dijo: Donde estuviere el cuerpo (cadáver), allí se juntarán también las águilas (buitres).

Los discípulos querían saber dónde tendrían lugar los acontecimientos mencionados, pero Jesús les contesta con un proverbio (un dicho hebreo): “donde el cuerpo, los buitres”, simplemente para decir que será algo muy evidente, que no necesitan saber dónde, que para todos será muy claro, tan evidente como ver a unos buitres, que son aves rapaces que se alimentan principalmente de animales muerto, volando en círculos, el hecho solo de verlos se deduce que debajo de esos círculos que hacen en el aire, están un animal muerto o por morir.

 

Aplicación Práctica: Escuchar con limpio corazón las respuestas de Jesús, a fin de prepararnos para el reino de Dios.

 

 

Monday, January 15, 2024

Lucas 17:11-19 Y los nueve, ¿dónde están?

 

Y los nueve, ¿dónde están?

Lucas 17:11-19

 

Objetivo: Comprender la importancia del necesario agradecimiento en respuesta al milagro de Dios en nuestras vidas como evidencia de una fe genuina.

 

Versículo a memorizar: Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están?” Lucas 17:17

 

Introducción: Jesús vienen de enseñarle a sus discípulos que inevitable que haya tropiezos en la vida cristiana ya que sin duda en algún momento nos encontremos desobedeciendo a Dios, pero que le iría muy mal a aquellas personas que estuvieran tropezando a otros en su fe, también les que deberían de perdonar siempre las ofensas de otros, y que para eso no necesitaban mucha fe, sino una pequeña como un grano de mostaza pero puesta en el gran Dios que tenemos, y concluyó al enseñanza mostrándoles a sus discípulos la privilegiada posición de siervos (esclavos) que tenemos delante de nuestro Dios, que todas nuestras fuerzas deben emplearse al servicio a Cristo, recordando nuestra condición de siervos, y cuando hayamos hecho lo que se nos mandó hacer, debemos decir “siervos inútiles somos” (Lc. 17:10).

 

Desarrollo:

11 Yendo (En camino) Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea.

Lucas vuelve a mencionar a Jerusalén como el destino final de Jesús, donde el mismo dijo que iba padecer y a morir y a resucitar al tercer día (Lc. 9:22) y hacía a donde había afirmado su rostro (Lc. 9:51), pero Lucas ahora es más específico en geografía donde este evento se llevó a cabo, un lugar entre la frontera entre Samaria y Galilea, este dato es importante ya que veremos que hay una convivencia entre leprosos judíos con un leproso samaritano.

 

Los judíos (de Judea o de Galilea) no se llevaban entre con los Samaritanos (Jn. 4:9), de hecho estaban enemistados, los judíos los consideraban como israelitas mestizos (mezclados); por lo tanto, de menor clase, desde que el reino del norte se volvió a la idolatría y fue conquistado por el imperio Asirio, quienes trajeron extranjeros con los que se casaron y se mezclaron, los samaritanos usaban solo el pentateuco (los primeros 5 libros de la Biblia), más otros libros y tradiciones adoptadas de las religiones paganas, tenían su propio templo, sus festividades en fechas diferentes a los judíos y la adoración en el monte Gerazín y no en Jerusalén como los judíos (2 Rey 17). Es enemistad empeoró cuando los judíos trataban de restaurar Jerusalén y el templo y los samaritanos los saboteaban para que eso no ocurriera (Es. 3), por todo eso se habían hecho grandes enemigos unos de los otros.

 

12 Y al entrar en una aldea (pueblo), le salieron al encuentro diez hombres leprosos (enfermos de la piel), los cuales se pararon de lejos

Jesús, sus discípulos y casi con seguridad alguna multitud que le seguía estaban entrando a alguna aldea judía de la región, y le salieron al encuentro 10 (diez) leprosos que por la enfermedad que tenían no podían habitar dentro de la aldea, sino que vivián en cuevas o enramadas que ellos mismos levantaban para refugiarse de la intemperie, lo que los mantenía lejos de su familia, de sus amigos, del templo y de las sinagogas, además al no poder trabajar, dependían de que se les acercara comida y sustento para vivir fuera del pueblo.

 

La lepra es una enfermedad infecciosa crónica producida por una bacteria que afecta especialmente al sistema nervioso, a la piel y los ojos, de la que en ese tiempo no había cura. El tiempo de incubación era largo, podía ser hasta de 8 (ocho) años, y causaba lesiones en la piel y en los nervios, de tal forma que la imagen de la persona se deterioraba mucho por las llagas y por la falta de irrigación en la sangre, y se volvían insensibles al dolor, por esta razón, a los enfermos sacaban de la ciudad y lo mandaban a vivir en lugares solitarios (Nm. 5:2), para evitar que las demás personas se contagiaran y solo podían convivir con otros leprosos.

 

Lo sacerdotes eran las personas asignadas para diagnosticar la lepra, ya que había otras enfermedades de la piel que podrían parecerse, pero una vez que las personas eran diagnosticadas con lepra, tenía que rasgar sus vestidos, llevar su cabeza y boca cubiertas e ir gritando  “¡Inmundo! ¡Inmundo!” como dice Levítico 13:44-46 44leproso es, es inmundo, y el sacerdote lo declarará luego inmundo; en su cabeza tiene la llaga. 45Y el leproso en quien hubiere llaga llevará vestidos rasgados y su cabeza descubierta, y embozado pregonará: ¡Inmundo! ¡Inmundo! 46Todo el tiempo que la llaga estuviere en él, será inmundo; estará impuro, y habitará solo; fuera del campamento será su morada.

 

Esa es la razón por la que esos leprosos se pararon lejos, para guardar cierta distancia entre ellos y Jesús con sus acompañantes.

 

13 y alzaron la voz (gritaron), diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia (compasión) de nosotros!

Y alzaron la voz. Por la distancia y por la desesperación en la que se encontraban, comenzaron a dar grandes gritos para ser escuchados y con más razón si Jesús iba en medio de una multitud.

 

Diciendo: ¡Jesús, Maestro! La forma en la que llaman a Jesús por nombre y se refieren a él como “maestro” que viene de la palabra griega Strong 1988 <epistátes> que significa alguien que es nombrado sobre otro, alguien que está por encima, como un comandante; es claro que le conocían, o por lo menos habían escuchado de Él, nadie más en esa época iba rodeado de multitudes, quizá habían escuchado de la sanidad de un leproso en una de las ciudades cercanas de Galilea (Lc. 5:12-13) a quien Jesús tocó y le dijo que fuera limpio y al instante la lepra se fue de él; o incluso, es muy probable que cuando sucede este encuentro con Jesús, ya había resucitado a Lázaro (Jn. 11:43), noticia que se ha de haber difundido por toda aquella región.

 

¡Ten misericordia de nosotros! Ellos entendieron que esa era su oportunidad para recibir la gracia y misericordia de Dios para ser sanados de su aflicción física y tener la posibilidad de reincorporarse a la sociedad. No le ruegan que los sane, simplemente que tenga compasión de ellos.

 

Y es que es la misericordia de Dios que se renueva cada mañana por la que no somos consumidos como dice el profeta Jeremías en Lamentaciones 3:22 Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias, que bendición es saber que nuestro Dios es abundante en misericordia como dice Efesios 2:4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó.

 

14 Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos (preséntense) a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados (sanados).

Cuando él los vio. Un solo grito bastó para que los oídos de misericordia hicieran que la mirada de gracia fuera sobre ellos, y entonces su boca llena de compasión les hablara.

 

Les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Jesús en esta ocasión no les toca, no se acerca a ellos, no les declara sanidad inmediata, no les da una palabra de esperanza, simplemente les da una instrucción, que fueran a presentarse delante de los sacerdotes, ya que ellos eran los encargados de revisar y declarar si un leproso estaba limpio o no. En las ciudades judías podría encontrarse sacerdotes, por lo que no era necesario ir hasta el templo en Jerusalén.

 

Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados. La fe de ellos fue puesta a prueba, las llagas en su cuerpo aún estaban allí, la enfermedad no se había ido; pero tenían que creer que lo que Jesús les mandaba hacer, les beneficiaba, además era algo que si podían hacer, no les pidió hacer algo imposible.

 

De la misma manera que Dios le dijo a Josué que cruzara el Jordán rumbo a la tierra prometida cuando el rio estaba muy caudaloso y no querían pasar, pero no fue sino hasta que las plantas de los pies de los sacerdotes que iban cargando el acra tocaron el rio es que el rio Jordán se abrió y pudo pasar todo el pueblo en seco (Jos. 3:13); es decir, hasta que obedecieron vieron el milagro ocurrir.

 

O cuando el profeta Eliseo mando a Naamán el General sirio que estaba leproso a lavarse 7 (siete) veces en el rio Jordán para ser limpio de la lepra (2 Rey. 5:10), y Naamán enfurecido no quería ir y decía que el conocía mejores ríos que el de Israel, hasta que sus siervos le hicieron ver que lo que el profeta había mandado no era algo difícil, Naamán fue lo hizo y quedo limpio de la lepra y quedo convencido de dijo que en toda la tierra no había Dios, sino sólo en Israel (2 Rey. 5 15).

 

De la misma manera estos 10 (diez) leprosos, mientras obedecían e iban en busca del sacerdote, es que fueron quedando limpios.

 

Los líderes religiosos incluidos los sacerdotes negaban que Jesús era el Mesías esperado, el que llegaran con ellos tantos leprosos limpiados al mismo tiempo, esa una señal de amor para ellos también, los ex-leprosos harían una ceremonia que duraba 8 días, incluyendo presentar un sacrificio el templo, los sacerdotes haría un ritual muy parecido a cuando los sacerdotes eran nombrados para el sacerdocio. Esa ceremonia de purificación de leprosos nunca la habían hecho, estaba en la ley de Moisés, específicamente en Levítico 14, la conocían, la habían estudiado, pero nunca la habían hecho, ellos sabían que solo Dios podía limpiar la lepra, como fue el caso de Naamán el Sirio (2 Rey. 5) y de María la hermana de Moisés (Nm. 12), así que cuando llegaran esos ex-leprosos a los sacerdotes del templo, sería de testimonio para ellos, de que Jesús si era el Mesías (Ungido) que había estado esperando.

 

Aplicación Práctica: El obedecer a Dios siempre tiene bendiciones, muchas veces queremos que nuestros problemas matrimoniales, familiares, laborales, etc. se resuelvan de inmediato, pero muchas veces esas soluciones vendrán como resultado de obedecer a Dios en lo poco, en hacer el devocional diario, es asistir constantemente a la Iglesia, simplemente en hacer lo que Dios nos manda cuando Él lo manda.

 

15 Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando (alabando) a Dios a gran voz,

En su camino de obediencia es que fueron limpiados los 10 (diez) (Lc. 17:17), sin duda todos notaron el milagro es sus cuerpos, pero uno de ellos, al verse limpiado de la lepra, puso en pausa su camino en busca del sacerdote y regreso a donde Jesús se encontraba, volvía al Salvador y lo hacía gritando alabanza a Dios, sin importar lo que las personas pensaran de él. Así como grito por misericordia, de la misma manera grito alabanzas a Dios a su regreso.

 

Los presentes pudieron ser testigos de otro milagro de Jesús, y de como aquel hombre reconocía que la misericordia de Dios le había llegado por medio de Jesús.

 

16 y se postró rostro en tierra (se arrodilló) a sus pies, dándole gracias; y este era samaritano.

Y se postró rostro en tierra a sus pies. Cuando el ex-leproso estuvo frente a Jesús, cayó sobre su rostro a los pies de Jesús, en un claro acto de reconocimiento de la deidad de Jesús, el estar arrodillado ante Jesús era una clara expresión de adoración que Jesús no se la impidió.

 

Dándole gracias. El ex-leproso reconoce a Jesús como su sanador y le da gracias a Él, si ese milagro solo podía venir de parte de Dios, el concluyó que Jesús era Dios y el que debía recibir su adoración y agradecimiento.

 

Y este era samaritano. Para los judíos los samaritanos no tenían ningún derecho de ser atendidos por Dios, recordemos que, durante el viaje de Jesús a Jerusalén, una ciudad de samaritanos había rechazado recibir a Jesús (Lc. 9:53), pero ahora uno de ellos viene a rendirse a los pies de Cristo.

 

17 Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados (sanados)? Y los nueve, ¿dónde están?

18 ¿No hubo quien volviese y diese gloria (alabanza) a Dios sino este extranjero?

Jesús ahora dirige sus palabras a todos los presentes que pudieran escucharle, haciendo notar que ninguno de los 9 (nueve) judíos sanados regresaron a agradecer a Jesús, sino solo el extranjero (samaritano). Los judíos en general eran herederos de las bendiciones de Dios, de los pactos y de las promesas, pero rechazaron adorar a quien es la base de esas bendiciones, de esos pactos y de esas promesas a Jesús.

 

19 Y le dijo: Levántate, vete; tu fe (confianza en mí) te ha salvado.

Jesús ahora se dirige al extranjero samaritano agradecido que esta arrodillado delante de Él, le pide que se levante y le expresa que su fe puesta en Jesús, agradeciendo y adorándolo, le ha hecho salvo, la palabra “salvado” viene de la palabra griega Strong 4982 <sózo> que es la raíz de <Sóter> (Salvador), <sózo> significa poner a alguien fuera del peligro y a salvo, principalmente usada en la Escritura para referirse a los creyentes de ser rescatados de poder y consecuencias del pecado, algunas traducciones ponen “te ha sanado”, como también esa palabra puede traducirse, pero no parece ser la mejor traducción en este pasaje, ya que los 10 (diez) fueron sanados, y solo el que regresó reconociendo a Jesús como Señor fue salvo.

 

<Sozó>, es la misma palabra que le dice Jesús a la mujer de flujo de sangre, que ya que había sido sanada y después confesó que había sido ella la que tocó el manto de Jesús y el Señor le respondió “Hija, tu fe te ha salvado; ve en paz” (Lc. 8:48) o cuando Jesús haciendo referencia a la salvación (y no a la sanidad) dijo en Mateo 24:13 Mas el que persevere hasta el fin, este será salvo.

 

Este Samaritano ahora no solo fue sano de su enfermedad y podrá incorporarse a la sociedad, sino que también es salvo de su pecado, y heredará por gracia la vida eterna, aun no siendo judío, sino extranjero, en su obediencia fue sano, pero en su volver a los pies de Cristo fue salvo, este es el más grande milagro de este pasaje.

 

Aplicación Práctica: Si estás buscando a Jesús para que te mejore esta vida temporal (que te arregle tu matrimonio, que tengas una buena relación con tus hijos, que tengas un mejor trabajo), quizá lo consigas, pero te estarías perdiendo la eternidad, que es la razón por la que Cristo vino a la tierra en forma de siervo.

 

Y los nueve, ¿dónde están?, fue solo uno, el samaritano que tuvo obediencia y gratitud con adoración, los otros 9 (nueve) solo tuvieron obediencia, a ellos la obediencia les permitió ser sanados e incorporarse a la sociedad, pero la ingratitud de un corazón arrogante y el no reconocer a Jesús como Dios, les impidió ser salvados.

 

La ingratitud a Dios enorgullece al hombre y oscurece su corazón como dijo Pablo en Romanos 1:21-23 21Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. 22Profesando ser sabios, se hicieron necios, 23y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.

 

El merecimiento, el creer que merecemos algún favor de Dios, lleva al hombre a ser malagradecido y alejarse de Dios o por lo menos a quejarse de lo que Dios hace, como el pueblo de Israel, que era provisto diariamente de parte de Dios del maná que descendía del cielo y se quejaban de la provisión de Dios diciendo Números 11:4b-64b¡Quién nos diera a comer carne! 5Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde (gratis), de los pepinos, los melones, los puerros (cebolla larga), las cebollas y los ajos; 6y ahora nuestra alma se seca; pues nada sino este maná ven nuestros ojos.

 

Debemos dar gracias a Dios en todo porque esa es Su voluntad como dice 1 Tesalonicenses 5:18 Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús, démosle gracias a Dios por nuestra familia, por la iglesia que te sembró, por los alimentos que puedes disfrutar, por los dones que te ha dado con los que le puedes servir, y por el crecimiento espiritual que nos da como Iglesia, de la misma manera que agradecía Pablo a Dios en 1 Corintios 1:4-9 4Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; 5porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; 6así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, 7de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; 8el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. 9Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor.

 

Aplicación Práctica: Comprender la importancia del necesario agradecimiento en respuesta al milagro de Dios en nuestras vidas como evidencia de una fe genuina.

 

 

 

Lucas 21:1-6 Levantando los ojos

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