martes, 15 de julio de 2025

Romanos 12:9-10 El Amor no Fingido

 

El Amor no Fingido

Romanos 12:9-10

Objetivo: Aferrarnos cada día al único amor que es capaz de producir en nosotros un amor no fingido.

 

Versículo para memorizar: “El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno.” Romanos 12:9

 

Introducción: Pablo enseñó que, como miembros del cuerpo de Cristo, hemos recibido dones por gracia para edificar la iglesia y no para engrandecernos. Pablo nos exhortó a cada creyente a pensar con sensatez, evitando el orgullo y recordando que todo lo que tenemos proviene de Dios. Cada uno tiene una función única pero complementaria, como partes de un mismo cuerpo donde Cristo es la cabeza. Los dones mencionados incluyen profecía, servicio, enseñanza, exhortación, generosidad, liderazgo y misericordia, los cuales deben ejercerse con humildad, diligencia y alegría. La transformación cristiana genuina se refleja en el uso de estos dones para servir a otros y glorificar a Dios, no en competencia ni comparación. Esto nos llama a vivir en unidad y dependencia mutua, recordando que sin Cristo no hay vida ni fruto.

 

Desarrollo:

V. 9. Agápē

9 El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno.

El amor sea sin fingimiento. La palabra ‘Amor’ <agápē>, (Strong 26), significa amor sacrificial, divino, centrado en el bienestar del otro.

 

La frase ‘sin fingimiento’, viene de una sola palabra griega <anypokritos> (Strong 505), que literalmente significa “no hipócrita”, “no actuado”, “genuino”.

 

En el NT se usa <agápē> para describir el amor de Dios, un amor incondicional, sacrificial y perfecto. Este amor no surge de los afectos naturales del hombre caído,  como enseña Romanos 5:5 Y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. El amor ágape viene de Dios y es obra del Espíritu Santo en el creyente. Por naturaleza, el hombre está muerto en delitos y pecados (Ef. 2:1), y sus afectos están torcidos (Jer. 17:9); por tanto, no puede producir un amor que busca el bien supremo de otro sin esperar nada a cambio.

 

Dios es la fuente del amor <agápē> como lo dice el apóstol Juan en 1 Juan 4:8 El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. Aquí, el verbo “es” indica que el amor no es solo una cualidad de Dios, sino su esencia misma. Él no simplemente “tiene” amor; Él es amor.

 

El amor <agápē> se manifiesta supremamente en Cristo como dijo Pablo en Romanos 5:8 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.

 

Pablo exhorta a la Iglesia que se profesen amor, pero que no sea superficial y mucho menos ni motivado por algún interés personal, es el mismo llamado que hizo el apóstol Pedro en 1 Pedro 1:22 Amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro, y el apóstol Juan en 1 Juan 3:18 No amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad. Dios en estos pasajes nos llama a amar como Él nos amó, aun cuando sea incómodo o no correspondido.

 

Aborreced lo malo. La palabra ‘Aborreced’ <apostygéō> (Strong 655), es una palabra fuerte, ya que significa odiar intensamente, apartarse con repulsión. Dios nos llama a odiar el pecado como Él lo hace; la frase ‘lo malo’ <ponēros>, (Strong 4190), sigficica lo que es malvado en esencia y efecto. Este mismo llamado lo hace el salmista en el Salmo 97:10 Los que amáis a Jehová, aborreced el mal.

 

Seguid lo bueno. La palabra ‘Seguid’ <kolláō> (Strong 2853) significa pegarse, unirse como pegamento, aferrarse. Dios nos llama estar pegados a ‘lo bueno’ <agathos> (Strong 18), que es aquello que refleja el carácter de Dios.

 

Antes de desarrollar una relación genuina con nuestros hermanos (miembros del cuerpo de Cristo) como la que se describe en los versículos 10 al 17, necesitamos aferrarnos cada día al amor de Dios, recibido mediante Jesucristo nuestro Señor (1 Jn. 4:7-21). Solo al aferrarnos en Cristo podemos amar con <agápē> como dijo Jesús en Juan 15:5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.

 

El fruto del Espíritu es el amor <agápē>  (Gál. 5:22), este no es un esfuerzo humano, sino el resultado de una vida conectada a Cristo; por eso, el mandamiento de amar como Cristo amó (Jn. 13:34) sería imposible si no fuera acompañado por la regeneración y el poder del Espíritu Santo.

 

Aplicación práctica. Debemos reconocer nuestra incapacidad natural para amar con el amor <agápē>. Sin embargo, al mismo tiempo, debemos vivir en comunión con Su Palabra y obedecerla, además de pedir a Dios en oración que Su amor sea derramado continuamente en nuestros corazones, para que podamos amar como Él nos amó.

 

V. 10. Philéō

10 Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros.

Amaos los unos a los otros con amor fraternal.  La palabra ‘Amaos’ <philóstorgos> (Strong 5387), significa afecto tierno, propio de familia, mientras que ‘Amor fraternal’ <philadelphia> (Strong 5360), significa cariño entre hermanos, como el que pide el escritor de Hebreos en Hebreos 13:1 Permanezca el amor fraternal.

 

La iglesia es una familia espiritual. Debemos cultivar afecto sincero, mostrando ternura no solo con palabras y sino también con hechos.

 

Este amor fraternal nos recuerda Juan 21, donde vemos el uso de estas palabras de amor sacrificial y amor fraternal, Juan 21:15-17 15Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas <agapáō> más que estos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo <phileō>. Él le dijo: Apacienta mis corderos. 16Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas <agapáō>? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo  <phileō>. Le dijo: Pastorea mis ovejas. 17Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas <phileō>? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo <phileō>. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.

 

Jesús confronta amorosamente a Pedro, quien lo había negado tres veces. Jesús le pregunta tres veces: “Simón, hijo de Jonás, ¿me amas?”

 

Las primeras dos veces dos veces, para la palabra ‘amor’ Jesús usa la palabra griega <agapáō>, pero en la tercera vez, Jesús usa <phileō>.

 

Pedro responde con <phileō> cada vez, reconociendo humildemente sus límites, que no lo puede amar con amor <agápē>, y observamos como las tres veces Jesús le responde con un mandato pastoral en cada ocasión; “Apacienta mis corderos” (v.15), “Pastorea mis ovejas” (v.16), “Apacienta mis ovejas” (v.17), indicando que mientras se produce el amor <agápē> en Pedro aferrándose a Dios, el amor <philéō> es suficiente para integrarnos al cuerpo de Cristo y servir a nuestros hermanos,

 

En cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros.  La palabra ‘Honra’ <timē> (Strong 5092) que significa valorar, dar respeto y reconocimiento. Mientras que ‘Prefiriéndoos’ <proēgéomai>  (Strong 4285) significa adelantarse, tomar la iniciativa en honrar.

 

No debemos esperar ser honrado para honrar a los demás, debemos ser proactivo en reconocer a otros, no como adulación, sino como expresión de amor humilde, ya que, para poder hacerlo, es necesaria la humildad, a la cual nos hace también un llamado Pablo en Filipenses 2:3 Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo, y Pedro en 1 Pedro 5:5: Revestíos todos de humildad en vuestro trato mutuo.

 

Aplicaciones prácticas finales: Un amor genuino (sin fingimiento) se manifiesta en acciones concretas:

 

    Busca el bien de los demás.

    Honra a los demás, tomando la iniciativa en el reconocimiento.

    Se muestra en un servicio sacrificial.

    Implica aborrecer activamente el mal y adherirse a lo bueno.

    Depende de la fuente divina del amor de Dios.

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