domingo, 15 de junio de 2025

Salmo 69 Un Clamor desde lo Profundo

 

Un Clamor desde lo Profundo

Salmo 69

Objetivo: Aprender a clamar a Dios en medio del dolor, confiando plenamente en su misericordia.

 

Introducción: El Salmo 69 es uno de los lamentos más intensos y conmovedores de las Escrituras. Escrito por David, combina un profundo sufrimiento personal, una preocupación intercesora por otros y una anticipación profética de las aflicciones de Cristo. Nos enseña que no solo es aceptable, sino también bíblico, clamar a Dios en medio de la angustia, fundamentados en Su misericordia y confiando en Su justicia soberana. Como creyentes, estamos llamados a adorar aun desde las profundidades, sabiendo que Dios está cerca de los humildes y de los quebrantados de corazón.

 

Desarrollo:

Vv. 1-12. Clamor desde el abismo

1 Sálvame, oh Dios, porque las aguas han entrado hasta el alma.

2 Estoy hundido en cieno (lodo) profundo, donde no puedo hacer pie; he venido a abismos (profundidades) de aguas, y la corriente me ha anegado (arrastrado).

3 Cansado estoy de llamar; mi garganta se ha enronquecido; han desfallecido (están cansados) mis ojos esperando a mi Dios.

Imagen de la Angustia: David describe su sufrimiento con un lenguaje visual profundamente angustiante. Se compara a alguien que se está ahogando en aguas profundas: “las aguas han entrado hasta el alma”. Esta expresión hebrea sugiere que el peligro no es solo externo, sino que su alma está al borde del colapso, sumergida bajo una ola de desesperación.

 

Luego dice: "Estoy hundido en cieno profundo, donde no hay donde hacer pie". El cieno (lodo espeso y pegajoso) representa un terreno inestable, que impide avanzar o sostenerse. David se siente sin dirección, sin estabilidad, sin control. Esta imagen ilustra la impotencia total ante circunstancias abrumadoras.

 

También dice: "He venido a abismos de aguas, y la corriente me ha anegado". Aquí expresa que la presión y la fuerza de su sufrimiento lo arrastran como una corriente, sin poder resistirse.

 

Finalmente añade: "Cansado estoy de llamar; mi garganta se ha enronquecido; han desfallecido mis ojos esperando a mi Dios" (v. 3). David ha clamado tanto, que su voz se ha agotado y sus ojos, llenos de lágrimas, ya no pueden ver. Este cuadro es una representación viva del alma quebrantada, del clamor que no cesa, aunque la respuesta parezca tardar.

 

Todo esto no es solo una forma poética de hablar del dolor. Es una forma bíblica, inspirada, de describir la angustia real que atraviesan los hijos de Dios. Este lenguaje nos enseña que Dios permite estos momentos para acercarnos más a Él y mostrarnos su fidelidad.

 

4 Se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza los que me aborrecen (odian) sin causa; se han hecho poderosos mis enemigos, los que me destruyen sin tener por qué. ¿Y he de pagar lo que no robé?

5 Dios, tú conoces mi insensatez (necedad), y mis pecados no te son ocultos.

Confesión y Humildad: A pesar de su sufrimiento, David no se justifica. Reconoce su pecado: “Dios, tú conoces mi insensatez, y mis pecados no te son ocultos” (v. 5). El dolor no lo lleva a la amargura, sino a la humillación. Nos enseña que, en tiempos de prueba, el creyente debe acercarse a Dios con arrepentimiento y transparencia.

 

6 No sean avergonzados por causa mía los que en ti confían, oh Señor Jehová de los ejércitos; no sean confundidos por mí los que te buscan, oh Dios de Israel.

7 Porque por amor de ti he sufrido afrenta (insultos); confusión ha cubierto mi rostro.

Preocupación por Otros: En medio de su dolor, David ora por los demás: “No sean avergonzados por causa mía los que en ti esperan... ni sean confundidos por mí los que te buscan, oh Dios de Israel” (v. 6). Nos muestra el corazón de un verdadero hombre espiritual: su piensa en cómo su sufrimiento podría afectar la fe de otros.

 

8 Extraño he sido para mis hermanos, y desconocido para los hijos de mi madre.

9 Porque me consumió el celo de tu casa; y los denuestos (las ofensas) de los que te vituperaban (insultan) cayeron sobre mí.

10 Lloré afligiendo (amargamente) con ayuno mi alma, y esto me ha sido por afrenta (insulto).

11 Puse además cilicio por mi vestido (me vestí de luto), y vine a serles por proverbio (burlas).

12 Hablaban contra mí los que se sentaban a la puerta, y me zaherían (me hacen burla pública) en sus canciones los bebedores (borrachos).

Rechazo y Burlas: David también enfrenta el desprecio de su propia familia: “Extraño he sido para mis hermanos, y desconocido para los hijos de mi madre” (v. 8), David es objeto de burla: “Me pusieron por proverbio los que se sentaban a la puerta, y era yo canción de los bebedores” (v. 12). Su dolor se volvió entretenimiento para los malvados.

Celo por Dios: El dolor de David es, en parte, por su pasión por Dios: “Porque me consumió el celo de tu casa” (v. 9). El sufrimiento por causa del nombre de Dios es honorable.

Vv. 13-21. Clamor confiando en su misericordia

13 Pero yo a ti oraba, oh Jehová, al tiempo de tu buena voluntad (tiempo favorable); oh Dios, por la abundancia de tu misericordia, por la verdad de tu salvación, escúchame.

Esperanza en Medio del Dolor: Aquí el salmo da un giro. David deja momentáneamente la descripción de su angustia y se vuelve con firmeza a la oración. Lo más notable es que su petición no se basa en sus propios méritos, sino en el carácter de Dios. Dice: "por la abundancia de tu misericordia, por la verdad de tu salvación". Esto nos enseña que el fundamento seguro para orar en medio del sufrimiento es la fidelidad de Dios a Su pacto.

El término hebreo para "misericordia" aquí es "jesed" (Strong H2617), que denota el amor fiel y constante de Dios hacia Su pueblo. La “verdad” de Su salvación muestra que Dios es coherente con Su carácter redentor. David apela a esta fidelidad, no a su propia justicia.

Tiempo Propicio: David ora “al tiempo de tu buena voluntad”. Este “tiempo favorable” no es cuando todo está bien, sino precisamente cuando todo parece estar mal. Es en ese momento donde Dios se glorifica al mostrar su favor inmerecido.

14 Sácame del lodo, y no sea yo sumergido; sea yo libertado de los que me aborrecen, y de lo profundo de las aguas.

15 No me anegue (arrastre) la corriente de las aguas, ni me trague el abismo, ni el pozo cierre sobre mí su boca.

16 Respóndeme, Jehová, porque benigna (buena) es tu misericordia; mírame conforme a la multitud de tus piedades (tu inmensa compasión).

17 No escondas de tu siervo tu rostro, porque estoy angustiado; apresúrate, óyeme.

18 Acércate a mi alma, redímela (sálvala); líbrame a causa de mis enemigos.

Persistencia en la Oración: David continúa clamando intensamente y retoma la imagen del ahogamiento, pero ahora como petición de rescate. Clama por liberación del lodo, del abismo, de la corriente, de los enemigos. Es un lenguaje cargado de intensidad espiritual. Aquí no hay rezos vacíos, sino clamor del alma que no se rinde, porque conoce el carácter de Dios.

 

David no exige; suplica con humildad, y se dirige a Dios con verbos intensos: respóndeme, sácame, líbrame, escúchame, no escondas tu rostro, acércate, redímeme, líbrame (vv. 16–18). Este torrente de ruegos nos muestra que orar con insistencia no es falta de fe, sino evidencia de dependencia.

 

19 Tú sabes mi afrenta (las ofensas), mi confusión y mi oprobio (vergüenza); delante de ti están todos mis adversarios (enemigos).

20 El escarnio (Los insultos) ha quebrantado mi corazón, y estoy acongojado (sin ánimo). Esperé quien se compadeciese de mí, y no lo hubo; y consoladores, y ninguno hallé.

El Consuelo del “Tú Sabes”: Este es uno de los versículos más conmovedores del salmo. David no dice simplemente “mira”, sino “Tú sabes”. El verbo hebreo es "yada" (Strong H3045), que implica conocimiento íntimo y profundo. En otras palabras: “Señor, tú no solo ves mi dolor; tú lo conoces como nadie más”. Esta es una gran verdad para el creyente: cuando nadie más entiende, Dios sí sabe.

 

Este versículo nos recuerda que, en el momento de mayor desamparo, la omnisciencia de Dios es nuestro refugio. Jesús también experimentó ese dolor sin consuelo humano: “Busqué quien me consolara, y no lo hallé” (v. 20).

 

21 Me pusieron además hiel (amargura) por comida, y en mi sed me dieron a beber vinagre.

Desprecio y Humillación: Estas imágenes intensas revelan el grado de desprecio y humillación que sufrió; no solo fue ignorado en su necesidad, sino que fue tratado con crueldad en su dolor. Su dolor físico y emocional fue agravado por la malicia de quienes lo rodeaban, dejando ver lo solo y quebrantado que se sentía en medio de su aflicción.

 

Vv. 22-28. El juicio sobre los impíos

22 Sea su convite (banquete) delante de ellos por lazo (trampa), y lo que es para bien, por tropiezo.

23 Sean oscurecidos sus ojos para que no vean, y haz temblar continuamente sus lomos (espaldas).

24 Derrama sobre ellos tu ira, y el furor de tu enojo los alcance.

Oración por justicia: David eleva un clamor por justicia de Dios contra sus enemigos. David clama: “Sea su convite por lazo… sean oscurecidos sus ojos… derrama sobre ellos tu indignación…” (vv. 22–24). Esto no es una reacción carnal, ni una expresión de odio personal, sino una invocación profética de justicia divina. David, ungido como rey por Dios, y escribiendo bajo inspiración, ruega que Dios haga justicia a los impíos que oprimen a los justos y rechazan al Señor.

 

Estos versículos nos recuerdan que Dios es amoroso, pero también es justo, y no dejará el pecado sin castigo.

 

No Venganza Personal: Es importante subrayar que este pasaje no justifica la venganza personal. De hecho, David no ejecuta esta justicia con sus propias manos, sino que la entrega a Dios en oración, en armonía con Romanos 12:19 No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Su oración no es un deseo egoísta de destrucción, sino un clamor por la gloria de Dios, que ha sido despreciada por los impíos.

 

25 Sea su palacio asolado (desolado/desierto); en sus tiendas no haya morador (habitante).

26 Porque persiguieron al que tú heriste, y cuentan (se burlan) del dolor de los que tú llagaste (heriste).

27 Pon maldad sobre su maldad, y no entren en tu justicia.

28 Sean raídos (borrados) del libro de los vivientes, y no sean escritos entre los justos.

Dios No Es Indiferente al Mal:  La frase “Añádales iniquidad sobre su iniquidad, Y no entren en tu justicia” (v. 27), declara una verdad solemne: llega un punto donde Dios entrega al pecador a su propio endurecimiento. Esta doctrina es confirmada por el apóstol Pablo en Romanos 1:24–28, cuando dice: “Dios los entregó…”

 

El salmo nos muestra que hay quienes, tras rechazar persistentemente a Dios, son cegados judicialmente. El juicio más severo no siempre es el castigo inmediato, sino el abandono de Dios a la dureza del corazón (Heb. 10:26–27).

 

La expresión “Sean raídos del libro de los vivientes, Y no sean escritos entre los justos” (v. 28), anticipa la exclusión eterna del impío. El “libro de los vivientes” es una imagen de aquellos que participan de la vida eterna (Ap. 3:5; 20:15). El salmista reconoce que no todos serán salvos, y que la justicia de Dios se manifestará eternamente.

 

Vv. 29-36. La esperanza para los humildes

29 Mas a mí, afligido (dolido) y miserable (pobre), tu salvación, oh Dios, me ponga en alto.

30 Alabaré yo el nombre de Dios con cántico, lo exaltaré con alabanza.

Alabanza desde el Dolor:  Después del clamor por juicio, el salmista vuelve su mirada al Señor, y lo hace con una actitud transformada. Aunque sigue diciendo que está “afligido y dolorido”, ya no clama por justicia sino por salvación, y esta petición desemboca en adoración.

Este cambio nos muestra una verdad gloriosa: cuando confiamos en la salvación de Dios, aún en el valle del dolor podemos levantar una alabanza a Dios.

David no espera a que pasen las circunstancias para adorar. Adora en medio del quebranto. Esta es una señal de madurez espiritual. Como dice Habacuc 3:17–18 Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya fruto… con todo, yo me alegraré en Jehová.

31 Y agradará a Jehová más que sacrificio de buey (toro), o becerro (novillo) que tiene cuernos y pezuñas;

La Alabanza es Superior al Sacrificio Externo: Dios no busca ritos vacíos, sino corazones quebrantados. La alabanza que brota de un corazón contrito y humillado es más valiosa que cualquier sacrificio ritual. Esto también dice David en Salmo 51:17 Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.

 

32 Lo verán los oprimidos (afligidos), y se gozarán. Buscad a Dios, y vivirá vuestro corazón,

33 Porque Jehová oye a los menesterosos (necesitados), y no menosprecia a sus prisioneros.

Impacto en Otros: El testimonio del creyente que adora en la aflicción anima a otros a buscar a Dios. No hay predicación más poderosa que la del cristiano que sufre con esperanza.

David dice que “los oprimidos lo verán… y se gozarán” (v.32). El verbo ‘verán’ implica que nuestra adoración es visible, y Dios puede usarla para edificar y fortalecer la fe de los demás. En otras palabras, nuestra alabanza en la oscuridad puede ser una luz para otros (Mt. 5:16).

“Dios oye a los menesterosos, y no menosprecia a sus prisioneros“ (v. 32), esta declaración es de gran consuelo. Dios no es sordo al clamor del humilde. Aunque el mundo los ignore, Dios escucha a los que se acercan a Él quebrantados.

La palabra “prisioneros” puede referirse tanto a los que están literalmente encarcelados como a los que están atados por el dolor, la aflicción o la pobreza espiritual. Dios no desprecia al que se refugia en Él (Is. 57:15).

34 Alábenle los cielos y la tierra, los mares, y todo lo que se mueve en ellos.

35 Porque Dios salvará a Sion, y reedificará las ciudades de Judá; y habitarán allí, y la poseerán.

36 La descendencia de sus siervos la heredará, y los que aman su nombre habitarán en ella.

Visión de Restauración y Gloria Final: El salmo termina con una visión gloriosa: una restauración futura y eterna. Dios salvará, reedificará, y hará habitar a los que le aman. En sentido inmediato, esto hablaba del regreso de los exiliados y la restauración de Jerusalén.

 

Pero en el sentido más pleno y profético, apunta al Reino eterno de Cristo, donde habitarán los que aman su nombre (v. 36). Es decir, los redimidos por gracia, justificados por la fe, transformados por el Espíritu, como dice Apocalipsis 21:3 He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres… y él morará con ellos.

Esperanza Eterna: El salmo, que comenzó con angustia profunda, termina con esperanza y adoración. Esto es lo que hace la gracia: transforma el lamento en alabanza, y el quebranto en gloria. El sufrimiento no tiene la última palabra; la fidelidad de Dios sí.

El cumplimiento profético en Cristo. Muchos elementos del Salmo 69, aunque nacidos del dolor personal de David, anticipan y señalan proféticamente el sufrimiento de Jesucristo. Jesús fue aborrecido sin causa (v. 4; Jn. 15:25), rechazado incluso por sus propios hermanos (v. 8; Jn. 7:5), consumido por el celo de la casa de Dios (v. 9a; Jn. 2:17), objeto de afrenta y burla (vv. 10–12; Mt. 26:67–68), y en su agonía en la cruz se le dio vinagre para calmar su sed (v. 21; Mt. 27:34). Además, el apóstol Pablo cita partes de este salmo para explicar el endurecimiento de Israel (vv. 22–23; Rom. 11:9–10), y Pedro lo aplica al juicio sobre Judas Iscariote (v. 25; Hch. 1:20).

lunes, 9 de junio de 2025

Salmo 44 Un Clamor por Misericordia

 

Un Clamor por Misericordia

Salmo 44

Objetivo: Meditar en el clamor del corazón que busca al Señor en medio de gran prueba.

 

Versículo a memorizar: “En Dios nos gloriaremos en todo tiempo, y para siempre alabaremos tu nombre.” Salmo 44:8

 

Introducción: El Salmo 44, escrito por los hijos de Core, levitas que participaban en la alabanza del templo, fue escrito probablemente posterior a la conquista asiria. Es un salmo de “lamentación nacional” que busca la meditación en el corazón que clama a Dios en medio de grandes pruebas. Este salmo narra un profundo dolor y padecimiento. Sin embargo, a pesar de la adversidad, el salmista en medio de la prueba, afirma que “En Dios nos gloriaremos en todo tiempo, y para siempre alabaremos tu nombre(Salmo 44:8).

 

Pablo cita el Salmo 44 en Romanos 8, específicamente el versículo 22, para contextualizar las aflicciones que los creyentes pueden experimentar. Romanos 8 enfatiza que "ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne sino conforme el espíritu." Las aflicciones son inherentes a la vida en un mundo caído, que incluyen el padecer por causa de Cristo, vivir en un mundo bajo la potestad del maligno, y por las consecuencias del propio pecado. En este contexto, el Salmo 44 responde a las preguntas retóricas de Pablo en Romanos 8:33-35: "¿Quién acusará a los escogidos de Dios?", "¿Quién es el que condenará?", "¿Quién nos separará del amor de Dios?" La respuesta es contundente, Salmo 44:22 Por causa de ti somos muertos todo el tiempo, somos contados como ovejas de matadero.

 

Desarrollo:

Vv. 1-3. Recordando las proezas de Dios

1 Oh Dios, con nuestros oídos hemos oído, nuestros padres nos han contado, la obra que hiciste en sus días, en los tiempos antiguos.

2 Tú con tu mano echaste las naciones, y los plantaste a ellos; afligiste (aplastaste) a los pueblos, y los arrojaste.

3 Porque no se apoderaron de la tierra por su espada, ni su brazo los libró; sino tu diestra (mano derecha), y tu brazo, y la luz de tu rostro, porque te complaciste en ellos (los favoreciste).

El salmista inicia el salmo recordando las obras poderosas de Dios en tiempos antiguos, aprendidas de sus "padres". Esta memoria colectiva es fundamental para la fe.

 

Fundamento del conocimiento: El salmista recuerda las grandes obras de Dios en el pasado, transmitidas por sus padres. Esto es crucial en medio de la prueba: "Oh Dios con nuestros oídos hemos oído nuestros padres nos han contado la obra que hiciste en sus días en los tiempos antiguos."

Intervención Divina: Israel no conquistó la tierra por su propia fuerza, sino por la mano de Dios: "Tú con tu mano echaste a las naciones y los plantaste a ellos afligiste a los pueblos y los arrojaste porque no se apoderaron de la tierra por su espada ni su brazo los libró sino tu diestra y tu brazo y la luz de tu rostro porque te complaciste en ellos."

Importancia de la Enseñanza Generacional: Que importante es la responsabilidad de los padres de contar a sus hijos las obras de Dios, tal como se enseña en Deuteronomio 6:4-7. La fe debe ser transmitida y recordada continuamente, especialmente en tiempos difíciles.

 

Vv. 4-8 Sometidos al señorío de Dios

4 Tú, oh Dios, eres mi rey; manda salvación (liberación, victoria) a Jacob (Israel).

5 Por medio de ti sacudiremos (derrotamos) a nuestros enemigos; en tu nombre hollaremos (pisotearemos) a nuestros adversarios.

6 Porque no confiaré en mi arco, ni mi espada me salvará (dará la victoria);

7 Pues tú nos has guardado (librado) de nuestros enemigos, y has avergonzado a los que nos aborrecían.

8 En Dios nos gloriaremos todo el tiempo, y para siempre alabaremos tu nombre. Selah

A pesar de la prueba, el salmista reafirma la soberanía de Dios y su absoluta confianza en Él.

 

Reconocimiento de la Soberanía: El salmista declara firmemente: "Tú, oh Dios, eres mi rey." Este reconocimiento es fundamental, independientemente de las circunstancias.

 

Fuente de Victoria: La confianza en Dios se traduce en certeza de victoria: "Por medio de ti sacudiremos a nuestros enemigos en tu nombre hollaremos a nuestros adversarios." El concepto de "en tu nombre" no es una fórmula mágica, sino una identificación profunda con Cristo, como se explica en Romanos 10:13 todo aquel que invocare el nombre del Señor será salvo. Esta confianza anticipa el principio neotestamentario de la fe en el Nombre de Cristo como fuente de salvación (Hech. 4:12).

 

Alabanza Constante: Aún en la adversidad más profunda, el salmista puede afirmar: "En Dios nos gloriaremos en todo tiempo, y para siempre alabaremos tu nombre." La alabanza no debe cesar en la prueba, ya que es un reflejo de la fe en la soberanía de Dios. Se ejemplifica con la experiencia de alabanza en momentos de dificultad personal, subrayando que la alabanza cambia la perspectiva.

 

Vv. 9-16. Padeciendo por alejarse de Dios

9 Pero (Sin embargo) nos has desechado, y nos has hecho avergonzar; y no sales con nuestros ejércitos.

10 Nos hiciste retroceder delante del enemigo, y nos saquean para sí los que nos aborrecen.

11 Nos entregas como ovejas al matadero (para el consumo), y nos has esparcido entre las naciones.

12 Has vendido a tu pueblo de balde (gratis); no exigiste (no has ganado) ningún precio.

13 Nos pones por afrenta (Nos has dejado en ridículo) de nuestros vecinos, por escarnio y por burla de los que nos rodean.

14 Nos pusiste por proverbio (refrán) entre las naciones; todos al vernos menean la cabeza.

15 Cada día mi vergüenza está delante de mí, y la confusión de mi rostro me cubre,

16 Por la voz del que me vitupera (insulta) y deshonra (ofende), por razón del enemigo y del vengativo.

Esta sección describe el sufrimiento que Israel experimentó como consecuencia directa de su desobediencia y alejamiento de Dios. La palabra clave es "desechado" (H2186) (v.9), que también aparece como "alejarse" (v.23). Describe el acto de Dios de “desechar” o “rechazar” a Su pueblo cuando persiste en la idolatría y la incredulidad, o bien el clamor del creyente por haberse alejado.

 

Consecuencias de la Desobediencia: Dios "les ha desechado," lo que implica vergüenza, falta de apoyo divino en la batalla, retroceso ante el enemigo, saqueo y dispersión entre las naciones ("nos entregas como ovejas al matadero y nos has esparcido entre las naciones").

 

Pérdida de valor: El pueblo fue "Has vendido a tu pueblo de balde no exigiste ningún precio." Dios no pierde valor por su pueblo, pero permite que sean humillados para llevarlos al arrepentimiento (Heb. 12:5-11).

 

Oprobio y burla: Israel fue objeto de "afrenta de nuestros vecinos, por escarnio y por burla de los que nos rodean," siendo un "proverbio entre las naciones," con todos "meneaban la cabeza."

 

Ejemplos Bíblicos de este rechazo y sus consecuencias incluyen:

  • 1 Samuel 15:23: Saúl es desechado por desobedecer la palabra de Jehová.
  • 2 Reyes 17:19-20: Israel es entregado en manos de saqueadores por desobedecer los mandamientos de Dios.
  • Jeremías 24:9: Dios entrega a su pueblo "por escarnio por burla y por mal a todos los reinos de la tierra."
  • Oseas 4:6: El pueblo es destruido por falta de conocimiento y por desecharlo "por cuanto desechaste el conocimiento yo te echaré del sacerdocio".
  • Levítico 26:14-17, 33: Advierte sobre las consecuencias de la desobediencia, incluyendo terror, derrota y dispersión.

Vv. 17-22. Padeciendo por causa de Dios

17 Todo esto nos ha venido, y no nos hemos olvidado de ti, y no hemos faltado a tu pacto.

18 No se ha vuelto atrás nuestro corazón, ni se han apartado de tus caminos nuestros pasos,

19 Para que nos quebrantases (arrojaras) en el lugar de chacales, y nos cubrieses con sombra de muerte (densa oscuridad).

20 Si nos hubiésemos olvidado del nombre de nuestro Dios, o alzado nuestras manos a dios ajeno (extraño),

21 ¿No demandaría (descubriría) Dios esto? porque él conoce los secretos del corazón.

22 Pero por causa de ti nos matan cada día; somos contados (tratados) como ovejas para el matadero (consumo).

En contraste con el padecimiento por alejarse de Dios, esta sección describe el sufrimiento del remanente fiel que padece por causa de Dios.

 

Remanente Fiel: A pesar de la prueba abrumadora, el salmista (representando un remanente fiel) afirma: "Todo esto nos ha venido, y no nos hemos olvidado de ti, y no hemos faltado a tu pacto. No se ha vuelto atrás nuestro corazón, ni se han apartado de tus caminos nuestros pasos." Este remanente anticipa a Cristo, el Justo que sufrió sin pecado. Pablo retoma esto en Romanos 8 para mostrar que el sufrimiento del justo no es señal de condenación, sino identificación con Cristo.

 

La Prueba del Corazón: Dios "conoce los secretos del corazón" (v. 21). El sufrimiento en este caso no se debe al pecado o la desobediencia del remanente, sino que es por causa de Dios.

 

Sufrimiento por Fidelidad: El versículo clave, la razón de su padecimiento no es la desobediencia, este es el versículo citado por Pablo en Romanos 8:36 Pero por causa de ti nos matan cada día; somos contados como ovejas para el matadero.

 

Jeremías como Ejemplo: La vida de Jeremías ilustra perfectamente este tipo de sufrimiento. Profetizó la destrucción de Judá por su pecado, siendo rechazado y perseguido por decir la verdad de Dios, incluso mientras la nación padecía por su propia desobediencia (Jeremías 18:15-18; 26:11; 38:4).

 

Vv. 23-26. Clamando a Dios por misericordia

23 Despierta; ¿por qué duermes, Señor? Despierta, no te alejes para siempre.

24 ¿Por qué escondes tu rostro, y te olvidas de nuestra aflicción (sufrimiento), y de la opresión nuestra?

25 Porque nuestra alma está agobiada (abatida) hasta el polvo, y nuestro cuerpo está postrado (tirado) hasta la tierra.

26 Levántate para ayudarnos, y redímenos (rescátanos) por causa de tu misericordia.

A pesar de la aparente demora de Dios, el salmista no se queja, sino que clama por misericordia.

Un Clamor figurado: Las expresiones "Despierta ¿por qué duermes Señor? Despierta no te alejes para siempre" son un sentido figurado para describir la aparente demora del Señor en contestar. No significa que Dios duerma, sino que es un ‘llamado a la acción.’ Ejemplos incluyen Jueces 5:12 e Isaías 51:9. El “clamor figurado” no cuestiona el poder de Dios, sino que refleja una profunda confianza en que Él responderá en su tiempo perfecto como dice el Salmo 121:4 He aquí, no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel.

Reconocimiento de la Humillación: El salmista describe su estado de desolación: "Porque nuestra alma está agobiada hasta el polvo; nuestro cuerpo está postrado hasta la tierra." (v. 25).

 

Petición Final: El clamor culmina en una súplica por ayuda y redención, fundamentada en la misericordia de Dios: "Levántate para ayudarnos, y redímenos por causa de tu misericordia." (v. 26). Este clamor viene de un corazón que, a pesar de la prueba, recuerda las obras de Dios, se somete a su señorío, le alaba en todo tiempo y permanece firme.

Conclusión: Este salmo nos recuerda que, aunque no siempre comprendamos el silencio de Dios en medio de la prueba, podemos clamar a Él con confianza, pues Él ha sido fiel en el pasado y lo será otra vez. Nos llama a recordar, rendirnos, alabar y esperar. Cristo mismo fue “contado como oveja al matadero” para asegurarnos que, aunque seamos abatidos, nunca seremos separados de Su amor (Rom. 8:36-39).

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