lunes, 11 de agosto de 2025

Romanos 13:8-14 El Cumplimiento de la Ley

 

El Cumplimiento de la Ley

Romanos 13:8-14

Objetivo: Vestirnos del Señor Jesucristo en amor y luz (Fil. 2:14-15).

 

Versículos del objetivo: “Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo.”  Filipenses 2:14-15

 

Versículo a memorizar:El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor.”  Romanos 13:10

 

Introducción: Pablo enseñó que Dios ha establecido toda autoridad gubernamental y nos llamó a vivir en sujeción como testimonio de su fe. El sometimiento no es ideológico ni idolátrico, sino una expresión de obediencia a Dios, quien usa incluso gobiernos imperfectos para mantener el orden. La autoridad civil es presentada como siervo de Dios para el bien común, y como vengador que castiga al que hace lo malo. El creyente debemos obedecer no solo por temor al castigo, sino por conciencia delante de Dios. Se destaca la importancia de pagar tributos e impuestos con integridad, y de mostrar respeto y honra a las autoridades por el cargo que ocupan, no por sus méritos personales. Este testimonio contracultural glorifica a Dios y refleja el poder transformador del evangelio. Finalmente, lo mencionado por Pablo nos exhortó a vivir como ciudadanos responsables y fieles al Reino de Dios.

 

Desarrollo:

Vv. 8-10. La deuda de amor

8 No debáis a nadie nada, sino (salvo) el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley (lo que la ley ordena).

No debáis a nadie nada. La palabra ‘debáis’ viene del griego <opheilō> (Strong 3784), que significa “estar obligado”, “tener una deuda”. Pablo exhorta a no vivir endeudados de manera irresponsable. Un cristiano debe ser diligente, pagar lo que debe y vivir con sabiduría financiera para no quedar enlazado como dice Proverbios 22:7 El rico se enseñorea de los pobres, y el que toma prestado es siervo del que presta.

 

Sino el amaros unos a otros. Pablo va más allá de lo económico, ahora habla de algo más profundo, presenta la única deuda permanente del creyente: el amor mutuo (amor sacrificial <agápē> (Strong 26). A diferencia de una deuda monetaria que se puede pagar, nunca dejamos de deber amor al prójimo, porque Dios nos ha amado continuamente como dice 1 Juan 4:11 Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros.

 

 

Porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. La palabra ‘prójimo’ viene del griego <plēsíon> (Strong 4139), que significa “el cercano”, es decir, cualquier ser humano a tu alrededor, no solo los que nos agradan. Jesús resumió toda la ley en dos mandamientos: amar a Dios y al prójimo en Mateo 22:37-40 37Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. 38Este es el primero y grande mandamiento. 39Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 40De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. Pablo repite esta enseñanza en Gálatas 5:14 Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo; el amor verdadero no ama por obligación, sino que nace de un corazón regenerado.

 

Ese es exactamente el nuevo mandamiento que Jesús nos dejó en Juan 13:34-35 34Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. 35En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.

 

 

Los hijos de Dios debemos distinguirnos por amar como dice 1 Juan 3:10-11 10En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios. 11Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio: Que nos amemos unos a otros.

 

Aplicación práctica: ¿Entendemos que esta deuda de amor nunca se termina? Porque está fundamentada en el carácter de Cristo y cumple toda la ley, por lo que, aunque hayamos amado bien hoy, Dios mañana nos dará nuevas oportunidades de amar al prójimo. Recordemos que el amor no es solo emoción; es acción; escuchar, ayudar, perdonar, servir.

 

9 Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás (no robarás), no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume (quedan comprendidos en estas palabras): Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

Pablo cita mandamientos del Decálogo; es decir, los 10 mandamientos que se encuentran en Éxodo 20:13-17 y Deuteronomio 5:17-21.

 

·       No cometerás adulterio (7°): El amor protege la fidelidad conyugal.

 

·       No matarás (6°): El amor respeta y valora la vida del prójimo, no se trata solo de “no matar”, sino de no odiar (Mt. 5:21-22).

 

·       No hurtarás (8°): El amor respeta lo ajeno y busca el bien del otro.

 

·       No dirás falso testimonio (9°): El amor no engaña ni difama.

 

·       No codiciarás (10°): El amor se goza con lo que el otro tiene; no lo envidia.

 

Luego añade:  "Y cualquier otro mandamiento..." Es decir, todo mandamiento moral que afecte la relación con los demás está contenido en este principio supremo: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, como dijo Dios en Levítico 19:18 No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová. Todo lo que Dios manda hacia el prójimo encuentra su raíz en amar como Cristo amó.

 

10 El amor no hace mal (perjudica) al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor.

El amor no hace mal al prójimo. Pablo resume por qué el amor es superior a cualquier otra norma externa: porque el amor no hace daño. Este es un principio absoluto: el amor genuino, el <agápē> (Strong 26), jamás puede causar daño al otro.

 

No se limita a no hacerle daño físico, sino tampoco emocional, espiritual o moral. En otras palabras, el que ama verdaderamente no adultera, no miente, no hiere, no desprecia, no manipula, no abusa ni se aprovecha del prójimo; por el contrario, buscará su bienestar y su edificación. Por eso, amar no es una opción, sino una deuda continua para el cristiano.

 

Amar es vivir buscando el bien del otro como prioridad, como lo hizo Cristo,  así lo expresó Pablo en Filipenses 2:3-5 3Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; 4no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. 5Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús.

 

Así que el cumplimiento de la ley es el amor. Esta frase sintetiza toda la enseñanza moral del Antiguo Testamento. El amor no elimina la ley moral, sino que la cumple plenamente, ya que el

amor es la esencia, el alma, el motor de cada mandamiento.

 

Así lo declaró Jesús en Mateo 22:37-40 37Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. 38Este es el primero y grande mandamiento. 39Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 40De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.

 

El amor no es algo pasivo que se limita a no hacer mal al prójimo, sino que es activo, buscando siempre el beneficio del prójimo, como fue el caso en la parábola del buen samaritano (Lc. 10:25-37).

 

Aplicación práctica: ¿Tienes actitudes egoístas que, aunque no parezcan “pecado”, son dañinas para otros? Recordemos que el amor siempre busca el bien del otro, no lo propio, como dice 1 Corintios 13:5-6 5no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; 6no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.

 

Vv. 11-14. El vestido de luz

11 Y esto (Y hagan esto), conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos (despertarse) del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos.

Y esto, conociendo el tiempo. Pablo introduce una urgencia espiritual. El amor cristiano debe vivirse a la luz del tiempo en que vivimos: días finales, cercanos al regreso de Cristo. La palabra ‘tiempo’ que usa Pablo aquí no es <chronos> (tiempo cronológico), sino <kairós> (Strong 2540), que significa un momento oportuno, decisivo, señalado por Dios.

 

Es un llamado de urgencia a vivir a la luz de la eternidad, como también le dijo Pablo a la Iglesia en Éfeso en Efesios 5:15-16 15Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, 16aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.

 

Que es ya hora de levantarnos del sueño. ‘Levantarnos’ del griego <egeírō> (Strong 1453), implica resucitar, despertar, activarse. El ‘sueño’ simboliza la pasividad espiritual, el letargo, la indiferencia, el conformismo.

 

Porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. Aunque ya somos salvos por fe (justificación), nuestra salvación final (glorificación) está más cerca cada día como dice Filipenses 3:20-21 20Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; 21el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.

 

Cada día que pasa, estamos más cerca de ver a Cristo cara a cara como dice 1 Juan 3:2-3 2Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. 3Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.

 

Aplicación práctica: ¿Estamos viviendo espiritualmente dormidos? ¿Hay pasividad, conformismo, distracción o pecado tolerado en nuestra vida? Si es así, es hora de volver al primer amor (Ap. 2:4-5).

 

12 La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos (Despojémonos), pues, las obras de las tinieblas (oscuridad), y vistámonos (pongámonos) las armas de la luz.

La noche está avanzada. Noche simboliza el presente siglo malo (Gál. 1:4), marcado por el pecado, la rebelión, el engaño de Satanás y la oscuridad moral. Está “avanzada”, indicando que la oscuridad del mundo está llegando a su fin.

 

Y se acerca el día.  El día representa la segunda venida de Cristo, el día de la redención final como dice 1 Tesalonicenses 5:4-8 4Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón. 5Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. 6Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios. 7Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan. 8Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo.

 

El contraste entre “noche” y “día” representa el contraste entre el mundo presente dominado por el pecado y el reino venidero de Cristo.

 

Desechemos, pues, las obras de las tinieblas. La palabra ‘desechar’ viene del griego <apothéō> (Strong 659), que significa quitarse de encima, como ropa sucia. Mientas que ‘obras de las tinieblas’ representa los pecados que se hacen en secreto, ocultos, vergonzosos, impropios de la nueva vida en Cristo como dice Efesios 5:11-12 11Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas; 12porque vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en secreto, la misma idea la vemos en Santiago 1:21 Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.

 

Y vistámonos las armas de la luz. La palabra ‘vistámonos’ viene del griego <endýō> (Strong 1746), que significa ponerse una prenda, o revestirse de algo activamente. Mientras que ‘armas de luz’ representan la armadura de Dios para el combate espiritual como; la coraza de justicia, la el cinturón de la verdad, el escudo de fe, la espada que es la Palabra de Dios. (Ef. 6:10-18)

 

Aplicación práctica: ¿Estamos viviendo como si aún fuera de noche o como hijos del día? ¿Qué obras de tinieblas necesitamos desechar? Quizá mentira, envidia, fornicación, egoísmo, codicia, orgullo, entretenimiento inmoral.

 

13 Andemos como de día, honestamente (decentemente); no en glotonerías y borracheras, no en lujurias (inmoralidad sexual) y lascivias (desenfrenos), no en contiendas (desacuerdos) y envidia,

Andemos como de día, honestamente. ‘Andar’ del griego <peripatéō> (Strong 4043), que significa vivir, conducirse, comportarse habitualmente. Mientras ‘como de día’ significa con transparencia, sin nada que ocultar.

 

‘Honestamente’ del griego <euskhēmónōs> (Strong 2156), significa con decencia, dignidad, orden, decoro. Es vivir de manera apropiada a la luz del evangelio.

 

Jesús nos lo enseñó en Juan 11:9-10 9Respondió Jesús: ¿No tiene el día doce horas? El que anda de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; 10pero el que anda de noche, tropieza, porque no hay luz en él.

 

No en glotonerías y borracheras. ‘glotonerías’ significa banquete desenfrenado, fiestas con exceso y desenfreno. Implica indulgencia en placeres sensuales. ‘Borracheras’ implica intoxicación alcohólica, pero también puede implicar pérdida de dominio propio por cualquier tipo de exceso.

 

No en lujurias y lascivias. ‘Lujurias’ la palabra original en griego literalmente significa “cama”, es decir, relaciones sexuales ilícitas (fornicación, adulterio, impureza). ‘Lascivias’ son el desenfreno inmoral, conducta indecente sin vergüenza.

 

No en contiendas y envidia. ‘Contiendas’ implica rivalidad, peleas, pleitos, divisiones. Algo muy común incluso entre creyentes carnales como le escribió Pablo a la iglesia de Corinto en 1 Corintios 3:3 porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres? ‘Envidia’ del griego <zēlos> (Strong 2205), significa celos, resentimiento por el bien ajeno. Es una raíz de amargura que destruye el amor y la unidad.

 

14 sino (Más bien) vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis (no hagas provisión) para los deseos de la carne (naturaleza humana).

Sino vestíos del Señor Jesucristo. Ahora Pablo nos da el mandato central y en positivo. ‘Vestíos’ viene del griego <endýō> (Strong 1746), que significa “ponerse una prenda”, y en sentido figurado: adoptar el carácter y conducta de alguien.

 

No se trata solo de imitar a Jesús externamente, sino de revestirse completamente con Su vida, Su obediencia, Su humildad, Su compasión, Su santidad. Vestirse del Señor Jesucristo implica vivir rendidos a Su señorío, confiando en Su gracia, y dependiendo de Su Espíritu en todo.

 

Y no proveáis para los deseos de la carne. ‘Proveáis’ del griego <pronoéō> (Strong 4306), que significa prever, planear, anticiparse para satisfacer un deseo. No habla solo de pecar, sino de preparar el terreno para pecar, lo cual revela intención. Mientras que ‘deseos’ <epithumía> (Strong 1939), significa las pasiones o impulsos fuertes, muchas veces ilícitos. Y ‘la carne’ <sarx> (Strong 4561), habla de nuestra naturaleza pecaminosa que se opone a Dios.

 

Pablo no dice simplemente “resiste el pecado”, sino “no lo planees, no lo alimentes, no lo justifiques”. El que se ha vestido de Cristo no puede al mismo tiempo alimentar la carne como dice Gálatas 5:16 Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.

 

Aplicación práctica: ¿Estamos planeando, justificando o alimentando deseos pecaminosos en secreto? Apaguemos la chispa antes de que se convierta en fuego como dice Proverbios 6:27 ¿Tomará el hombre fuego en su seno sin que sus vestidos ardan? ¿Qué cosas debemos quitar de nuestra vida para no proveer a la carne? ¿Amistades tóxicas, redes sociales, contenido inmoral, hábitos ocultos?

 

El tiempo de jugar con el pecado ha terminado; ahora es tiempo de vivir como hijos del día. Pablo no dice solo “no caigas”, sino “no prepares el terreno”. Vestirse de Cristo significa tomar decisiones prácticas y anticipadas para caminar en santidad. Es cuidar no solo lo que haces, sino lo que te predispone a hacerlo.

 

Aplicación práctica: Vestirnos del Señor Jesucristo en amor y luz (Fil. 2:14-15).

miércoles, 6 de agosto de 2025

Romanos 13:1-7 El Sometimiento a las Autoridades

 

El Sometimiento a las Autoridades

Romanos 13:1-7

Objetivo: Conocer las razones y las características de nuestro (1 Pe. 2:9) sometimiento a las autoridades puestas por Dios.

 

Versículo del objetivo:Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.” 1 Pedro 2:9

 

Introducción: Pablo exhortó a los creyentes a vivir procurando lo bueno, venciendo el mal con el bien. Enseñó que no debemos pagar mal por mal, sino reflejar el carácter de Cristo respondiendo con gracia, aún ante la injusticia. La venganza no le corresponde al hombre, sino a Dios, quien juzga con perfecta justicia (Dt. 32:35). Se nos llama a vivir en paz con todos, en la medida de lo posible, sin comprometer la verdad. El amor cristiano va más allá: alimenta al enemigo, muestra compasión práctica, y así pone “ascuas de fuego” sobre su conciencia, despertando vergüenza y posible arrepentimiento. Pablo concluye que el creyente no debe ser vencido por el mal, sino conquistar con el bien, tal como lo hizo Jesús (1 Pe. 2:21-23). Esta vida contracultural testifica del poder transformador del evangelio y glorifica a Dios ante todos los hombres.

 

Ahora Pablo continúa hablándonos de las múltiples responsabilidades que tenemos como CUERPO DE CRISTO, para desarrollar en este mundo una vida de plenitud y libertad que nos permita llevar a cabo nuestra GRAN COMISIÓN: dar a conocer EL EVANGELIO de nuestro SEÑOR JESUCRISTO.

 

Ahora pasa a detallar más ampliamente la enseñanza de Jesús en Lucas 20:19-26, dándonos dos razones, para estar sometidos a las autoridades de gobierno, específicamente en lo que se refiere a nuestras responsabilidades económicas como ciudadanos de un país.

 

Es muy importante que entendamos perfectamente esta enseñanza, ya que no está hablando de un sometimiento IDEOLÓGICO. En ese caso, tenemos otro mandamiento: Hechos 5:27-42. Y mucho menos se refiere a adorar a ningún humano, aunque sea presidente, rey, emperador, etc.

 

Desarrollo:

1 Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino (que no provenga) de parte de Dios, y las que hay (existen), por Dios han sido establecidas.

 

Sométase toda persona. La palabra ‘someterse’ viene del griego Strong 5293 <hupotássō>, que significa “ponerse en orden bajo”, “obedecer una estructura”. Implica reconocer una autoridad legítima y vivir en sujeción consciente y voluntaria. No se trata de obediencia ciega, sino de respeto al orden establecido por Dios.

 

Este mandato es universal: “toda persona”, es decir, todo ciudadano, cristiano o no, está llamado a reconocer la autoridad gubernamental.

 

A las autoridades superiores. Se refieren a los gobernantes civiles, sean presidentes, jueces, policías, alcaldes, etc. Pablo escribió esto bajo el imperio romano, un gobierno muchas veces hostil al cristianismo, lo cual resalta aún más la fuerza del mandamiento.

 

Porque no hay autoridad sino de parte de Dios. Pablo aquí declara la soberanía absoluta de Dios sobre las naciones. Él es quien permite y ordena todo gobierno como dice Daniel 2:21a Él muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes, incluso los gobiernos injustos están bajo Su control, como instrumento de juicio o disciplina como revela Habacuc 1:6 Porque he aquí, yo levanto a los caldeos, nación cruel y presurosa, que camina por la anchura de la tierra para poseer las moradas ajenas.

 

Y las que hay, por Dios han sido establecidas. Pablo reafirma que Dios es el origen de toda estructura de autoridad. Nada sucede fuera de Su voluntad.

 

Este mismo principio lo encontramos también en 1 Pedro 2:13-14 13Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior, 14ya a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien.

 

Someterse a las autoridades no es idolatría ni sumisión ciega, sino una expresión de obediencia y confianza en la soberanía de Dios, quien establece los reinos y los gobierna para Su gloria. La iglesia debe ser luz también en cómo se relaciona con el gobierno: con respeto, integridad y fidelidad a la verdad.

 

2 De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten (se rebelan), acarrean condenación (castigo) para sí mismos.

 

De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste. ‘oponerse’ significa ponerse en contra, rebelarse activamente, resistir una estructura legítima de autoridad. Pablo enseña que las estructuras de gobierno, aunque imperfectas, son instrumentos del orden de Dios. Al resistirlas sin causa justa (como sería una ley anticristiana), uno resiste a la misma voluntad de Dios.

 

Y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. Pablo da una advertencia solemne: quienes desafían la autoridad establecida están atrayendo juicio. Esta condenación puede entenderse tanto en el nivel terrenal (Legal) y tener consecuencias civiles (multas, cárcel, pérdida de derechos); así como en el nivel espiritual y tener una falta delante de Dios, quien ve el corazón rebelde que no acepta Su soberanía.

 

Pablo no está hablando de dictaduras o gobiernos impíos que obligan al pecado (Hechos 5:29), sino de la autoridad legítima en sus funciones generales de justicia y orden social.

 

Como ejemplo bíblico tenemos la rebelión de Coré contra Moisés (Nm. 16:1-35), esa rebelión de Coré no fue contra el líder humano (Moisés), sino contra Dios mismo.

 

La sumisión a la autoridad civil es una prueba de nuestro reconocimiento del señorío de Dios sobre nuestras vidas. Rebelarse sin causa justa es rebelarse contra Dios. Como discípulos de Cristo, nuestra obediencia civil es parte de nuestro testimonio cristiano, y debe estar motivada por amor, no por temor, y por fidelidad, no por conveniencia.

 

3 Porque los magistrados (gobernantes) no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza (aprobación) de ella;

Porque los magistrados. La palabra “magistrados’ <árjōn> en Griego (Strong 758), significa primero en rango o poder. Se traduce como: principal, príncipe, soberano, gobernante, hombre principal, magistrado, autoridad.

 

No están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. Pablo se refiere a autoridades gubernamentales o jueces. Su función, según Pablo, no es asustar ni amenazar al ciudadano honesto, sino protegerlo. El temor que generan debe ser una barrera contra la maldad, no una opresión al justo.

 

Los gobiernos tienen el deber de ejercer justicia. El temor que la autoridad impone debe ser una herramienta para frenar la maldad, no para abusar del inocente. Cuando un sistema judicial funciona correctamente, los criminales tiemblan y los inocentes están seguros. Cuando los gobiernos castigan el mal, cumplen con el propósito moral que Dios les asignó.

 

¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno. Pablo hace una exhortación lógica: si quieres vivir tranquilo, vive correctamente. No habrá motivo de temor si tu conducta es conforme a la ley y a la voluntad de Dios.

 

Esto no significa que todo gobierno actúe siempre con justicia perfecta, pero en principio, el creyente debe vivir de manera irreprensible, como dice Filipenses 2:15 para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo.

 

Y tendrás alabanza de ella. La autoridad debe reconocer y recompensar el bien. Esto puede implicar respeto, confianza, o beneficios sociales. Aunque no siempre sucede en gobiernos corruptos, este es el diseño original de Dios para el orden civil.

 

4 porque es servidor (están al servicio) de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador (impartidor de justicia) para castigar al que hace lo malo.

Porque es servidor de Dios para tu bien. La palabra griega para ‘servidor’ es <diákonos> (Strong 1249), de donde viene la palabra “diácono”, que es un ministro o asistente. Aquí, sorprendentemente, Pablo llama al gobernante un servidor de Dios, no de manera espiritual como en la iglesia, sino en su rol civil; el de proteger, ordenar, y hacer justicia.

 

Esto enseña que el gobierno, aún sin ser cristiano, está cumpliendo un propósito divino cuando obra en favor del orden, la paz y la justicia. Es parte de la gracia común de Dios para todos los hombres.

 

Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada. Pablo se dirige al ciudadano desobediente. Si haces el mal, no esperes impunidad. La autoridad no es decorativa, sino que tiene poder real delegado por Dios para castigar el mal. Esto implica que el miedo que genera la autoridad es legítimo cuando se ha hecho lo malo. Este temor es parte del freno al pecado en una sociedad caída.

 

La espada representa autoridad para castigar, incluso con fuerza o pena capital. En el mundo romano, solo los magistrados tenían derecho a portar la espada como símbolo de su autoridad legal.

 

Pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. Aquí aparece de nuevo la palabra ‘servidor’, pero ahora es la palabra griega <leitourgos> (Strong 3011), que también se usaba para describir a los sacerdotes y ministros públicos. Esto enfatiza que el gobernante tiene un rol sagrado de impartir justicia.

 

También aparece el término ‘vengador’ del griego <ekdikos> (Strong #1558), que significa ejecutor de justicia, no por ira personal, sino como representante de Dios.

 

Dios ve tanto el servicio humilde y cotidiano como el ministerio solemne y representativo como parte de Su obra. Pablo usa <diákonos> para enfatizar que el gobierno sirve para el bien común, y <leitourgos> para afirmar que esa labor es una función pública dada por Dios con autoridad y responsabilidad ante Él.

 

5 Por lo cual es necesario estarle sujetos (sometidos), no solamente por razón del (para evitar el) castigo, sino también por causa de la conciencia.

Por lo cual es necesario estarle sujetos. La palabra ‘sujetos’ es del griego <hupotássō> (Strong 5293), que implica ponerse bajo autoridad voluntariamente, en obediencia ordenada. Este mandato no es opcional ni negociable, sino que “es necesario”, es decir, es una exigencia moral.

 

Pablo viene de argumentar que las autoridades son establecidas por Dios (v.1) y que castigan al malhechor (v.4), por lo tanto, la única respuesta correcta del creyente es la sujeción.

 

No solamente por razón del castigo. Pablo reconoce una razón externa para obedecer: es la de evitar sanciones legales, pero esta no debe ser la motivación principal. Obedecer solo por miedo a la ley es una obediencia superficial e interesada. El cristiano no vive motivado por el temor al castigo, sino por honrar a Dios.

 

Sino también por causa de la conciencia. La conciencia es la capacidad que Dios nos ha dado para discernir entre el bien y el mal a la luz de Su Palabra. En el creyente, esta conciencia ha sido regenerada y educada por la verdad de Dios, por lo que se somete a la autoridad por fidelidad a Dios. Así glorificamos a Dios y mostramos al mundo que nuestra lealtad primera es al Reino de los Cielos, y por eso somos los mejores ciudadanos de la tierra.

 

6 Pues por esto pagáis también los tributos (impuestos), porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo (a gobernar).

Pues por esto pagáis también los tributos. La palabra griega para ‘tributos’ es <phóros> (Strong 5411), que se refiere a impuestos sobre propiedades o bienes. Eran contribuciones regulares que los ciudadanos pagaban al gobierno.

 

Pablo no habla solo del deber civil, sino de una razón espiritual, la frase “por esto” es porque las autoridades son siervos de Dios (v.4-5).

 

El cristiano no evade impuestos, no hace trampa en declaraciones fiscales, ni apoya la corrupción. Paga con conciencia, sabiendo que está honrando a Dios al sostener el orden. Esta misma idea la enseñó Jesús en Mateo 22:21 Le dijeron: De César. Y les dijo: Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.

 

Porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo. Los gobernantes no son solo administradores humanos, sino ministros públicos ante Dios. Así como un levita tenía su sostén del templo, el funcionario civil debe ser sostenido para cumplir su función de justicia y orden. El gobierno legítimo, cuando cumple su propósito divino, trabaja constantemente en pro del orden, la justicia y la paz social. Esto requiere tiempo, recursos y dedicación. Por lo tanto, es justo que reciba un apoyo económico legítimo.

 

Dios ha dispuesto que los creyentes no solo se sometan a las autoridades, sino que las sostengan económicamente, reconociendo su función como servidores de Su justicia. Así como sostenemos a los ministros espirituales, también sostenemos a los ministros civiles, entendiendo que todo orden y paz proviene de Dios. Esta obediencia, cuando se hace por conciencia, es parte de nuestra adoración y testimonio ante el mundo.

 

7 Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra (estima), honra (estima).

Pagad a todos lo que debéis. La palabra ‘pagad’ implica un deber moral y legal. En griego, <apodídōmi> (Strong 591), significa “dar lo que corresponde, devolver, cumplir con lo debido”. Por lo que no se trata solo de dinero. La idea central es: cumple con lo justo según lo que cada uno merece.

 

Al que tributo, tributo. Impuestos sobre propiedades o bienes, pagados regularmente, como puede ser el impuesto predial, tenencia de automóviles, etc.

 

El cristiano no evade impuestos ni busca atajos ilegales. Los tributos sostienen el funcionamiento general del gobierno.

 

Al que impuesto, impuesto. Impuesto por salarios, por servicios, derechos aduanales o tarifas especiales.

 

No se trata solo de grandes cantidades, sino de una actitud honesta. Incluso cuando los gobiernos no administran bien, nuestra responsabilidad delante de Dios es cumplir con lo que nos corresponde.

 

Al que respeto, respeto.  ‘respeto’ del griego <phóbos> (Strong #5401), que aquí significa reverencia, reconocimiento de autoridad legítima. Esto implica reconocer el rol de las autoridades, aun si no estás de acuerdo con ellas. Pablo escribió esto bajo el Imperio Romano, donde muchos gobernantes eran impíos.

 

El creyente no usa lenguaje despectivo ni se burla de los gobernantes. Su respeto nace del temor de Dios, no de afinidades políticas.

 

Al que honra, honra.  ‘honra’ del griego <timḗ> (Strong 5092), que significa dignidad, reconocimiento del valor de la persona y su función. Este principio se aplica a toda figura de autoridad, ya sea en el gobierno, la iglesia, la escuela o la familia.

 

Honramos a quienes Dios ha puesto en autoridad, no porque lo merezcan por su carácter, sino por el cargo que ocupan y que ha sido permitido por Dios (Romanos 13:1).

 

Aplicaciones prácticas en Resumen:

Haz el bien como ciudadano (Rom. 13:3), cumpliendo tus deberes con honestidad y dando buen testimonio del evangelio ante la sociedad.

Paga tus impuestos y contribuciones con integridad (Rom. 13:6-7), entendiendo que las autoridades son servidores de Dios dedicados al orden público.

Respeta y honra a quienes ocupan cargos públicos (Rom.13:7), no por sus méritos personales, sino por la posición de autoridad que Dios les ha permitido ocupar.

Sujétate no solo por miedo al castigo, sino por causa de la conciencia (Rom. 13:5), obedeciendo con sinceridad y convicción espiritual, no por obligación externa.

Aplicación práctica: Conocer las razones y las características de nuestro (1 Pe. 2:9) sometimiento a las autoridades puestas por Dios.

Romanos 13:8-14 El Cumplimiento de la Ley

  El Cumplimiento de la Ley Romanos 13:8-14 Objetivo: Vestirnos...